Jarrin DC, McGrath JJ, Drake CL. Beyond sleep duration: distinct sleep dimensions are associated with obesity in children and adolescents. Int J Obes (Lond). 2013 Feb 19. doi: 10.1038/ijo.2013.4.

Objetivo. La escasa duración del sueño es reconocido como un importante factor de riesgo de la obesidad infantil, sin embargo, la cuestión de cómo el sueño contribuye al desarrollo de la obesidad sigue siendo en gran parte desconocida. La mayoría de los estudios pediátricos se han basado en la duración del sueño como la medida exclusiva de sueño; este enfoque insular puede ser engañoso dado que el sueño es una construcción dinámica multidimensional más allá de la duración del sueño, incluyendo trastornos del sueño y sus patrones. Aunque estas dimensiones de sueño se solapan parcialmente, es necesario determinar su relación independiente con la obesidad, lo que a su vez, puede llevarnos a un entendimiento más amplio de supuestos mecanismos fisiopatológicos que unen sueño y la obesidad.
Objetivo. El objetivo del presente estudio fue investigar si las dimensiones del sueño, incluyendo la duración del sueño, sus patrones y sus transtrornos se asocian individualmente con la obesidad, independiente de múltiples covariables. El segundo objetivo fue examinar si los patrones y las alteraciones del sueño se asociaron independientemente con la obesidad, después de ajustar la duración del sueño
Material y métodos. Los participantes incluyeron a 240 niños y adolescentes sanos (Edad media de 12.60, SD = 1,98; 45,8% mujeres). La medidas antropométricas incluyeron el perímetro de la circunferencia de cintura, el valor z del índice de masa corporal Z-y el porcentaje de grasa corporal. Las medidas del sueño incluyeron su duración, los trastornos del sueño, la calidad del sueño y los patrones de sueño según encuestas recogidas a los propios niños y a sus padres.
Resultados. Los niños con mayor adiposidad y con mayor IMC informaron de una menor calidad del sueño (β (promedio) = -0,14, p <0,01), más alteraciones del sueño (β (promedio) = 0,13, P <0,05), y mostraron un patrón con un retraso de fase de sueño (β (promedio) = 0,15, P <0,05), independientemente de la edad, sexo, estado puberal, actividad física, el tiempo de pantallas, el estatus socioeconómico y la duración del sueño. Una menor duración del sueño se asoció significativamente con la obesidad, sin embargo, esta relación se atenuó después del ajuste de covariables.
Conclusiones. Los resultados sugieren que ciertas medidas de sueño más allá de su duración pueden captar con mayor precisión las influencias que impulsan la asociación negativa entre el sueño y la obesidad, y por lo tanto, producir más asociaciones sólidas. Por lo tanto, son necesarios futuros estudios para comprender mejor cómo distintas cuestiones y variables del sueño suponen riesgo para la infancia.