Brandy M. Roane, Daniel J. Taylor. Adolescent Insomnia as a risk factor for early adult depression and substance abuse. Sleep.2008;31,10:1351-1356.

Las hipótesis del estudio son:
1. Los adolescentes con sintomatología de insomnio tienen una mayor prevalencia de alteraciones de salud mental que los adolescentes sin sintomatología de insomnio.
2. Los adolescentes con síntomas de insomnio tienen mayor probabilidad de desarrollar problemas de salud mental 6 -7 años más tarde.
Se estudió una población basal de 4494 adolescentes (52,4% mujeres) de edad media de 15.83 años de los que 3582 (54.4% mujeres) se volvieron a evaluar 6 -7 años después con una edad media de 21.25 años.
De los 4.494 iniciales el 9.4 % reunían los criterios de insomnio según fue definido por los autores.
Los análisis estadísticos revelaron que la prevalencia de sintomatología de insomnio estaba significativamente relacionada con el sexo ( más mujeres que hombres- 10.4% vs 8.3%) y no con la raza y la edad.
En la serie basal los adolescentes con insomnio tenían más probabilidades de ingesta de alcohol y cannabis así como ideas suicidas (p<0.001) que los no insomnes.
Así mismo, las mujeres con insomnio presentaron una OR de 2.31 – 5.5 de haber tenido un intento de suicidio el año anterior que las mujeres sin insomnio ( p< 0.001).
En la serie de seguimiento (en ella los datos se excluían si el sujeto presentaba basalmente alguna variable dependiente ( alcohol, depresion,ideación suicida o intento…) el grupo de insomnes tuvo una OR de 1.54 – 3.01 de desarrollar depresión (p<0.001) y una OR de 1.24-6.55 de intento de suicidio (p:0.014) que el grupo no insomne. Su OR de presentar depresión fue de 1,34-3,58 (p:0,002).
De manera que el grupo de insomnes tuvo un mayor riesgo de padecer depresión e intento de suicidio una vez se excluyeron los participantes que lo padecían en la serie basal . Existieron diferencias de género en cuanto a la evolución del uso de alcohol,cannabis y depresión.
Estos datos sugieren que la presencia de insomnio no sólo puede aumentar la incidencia de problemas mentales sino incrementar también su gravedad.
El estudio presenta algunas limitaciones:
- No se tienen en cuenta la presencia de problemas del sueño ocultos o diagnósticos alternativos al insomnio como el retraso de fase tan frecuente a estas edades.
- No se valoran posibles comorbilidades médicas que pueden favorecer la presencia de problemas de salud mental.
- Existe una inequívoca relación reciproca entre alteraciones del sueño y enfermedades mentales que podría alterar los resultados.