Bibliografía de 2022

Actualidad bibliográfica diciembre 2022

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La resistencia a antibióticos supone una amenaza para la salud pública a nivel mundial. Su estrecha relación con el consumo de antibióticos hace necesaria la adopción de medidas para optimizar su uso. Los programas de optimización del uso de antibióticos (PROA) se diseñan para mejorar los resultados clínicos de los pacientes con infecciones, minimizar los efectos adversos asociados a su uso y garantizar la administración de tratamientos costo-eficientes. En la práctica clínica pediátrica el uso inadecuado de antibióticos es una realidad. Es por ello que los PROA deben incluir objetivos y estrategias específicos dirigidos a familias y pediatras. La implementación de estos programas requiere la implicación de instituciones, profesionales y población, adaptándolos a las características de cada ámbito asistencial. La atención primaria (AP) pediátrica presenta unas peculiaridades organizativas y asistenciales (hiperdemanda e inmediatez, escasos recursos profesionales especializados, dificultades en el acceso a la formación continuada y a la retroalimentación informativa) que exigen el diseño de medidas y estrategias propias para conseguir los objetivos fijados, que incluyan medidas estructurales, organizativas, de flujo de información y de formación continuada. Es necesario que estos programas alcancen a todos los profesionales, abordando la formación continuada, las herramientas de apoyo a la prescripción y el acceso a pruebas diagnósticas, con la adecuada coordinación interniveles. Se debe evaluar periódicamente el impacto de las distintas acciones en los objetivos planteados. La información generada debe revertir a los profesionales para que puedan adaptar su práctica clínica a la consecución óptima de los objetivos.

Este estudio tuvo como objetivo evaluar las recetas de antibióticos para niños con otitis media (OM) en una gran red nacional de clínicas privadas entre 2014 y 2020. Se prestó especial atención a las recetas de amoxicilina y amoxicilina-ácido clavulánico, que las guías nacionales recomiendan como tratamiento de primera línea. También nos enfocamos en los macrólidos, que comúnmente se prescriben para las infecciones del tracto respiratorio en los niños pero no son apropiados para los casos OM.

Métodos: Los datos se obtuvieron de las historias clínicas electrónicas de unas 250.000 visitas anuales en menores de 18 años. Las variables recolectadas fueron todos los diagnósticos, edad, año de consulta, especialidad del médico y antibióticos prescritos. Se incluyeron niños con OM e infecciones del tracto respiratorio superior, pero se excluyeron aquellos con infecciones del tracto respiratorio inferior.

Resultados: El número de niños con OM fue de 357.390 (55,2% niños). Se prescribieron antibióticos en el 44,8% de los casos, siendo la proporción más baja (44,1%) en niños < 2 años. La tasa de prescripción global disminuyó del 48,3% en 2014 al 41,4% en 2020. Las tasas fueron del 19,3% y 18,1% para amoxicilina y del 12,6% y 13,2% para amoxicilina-ácido clavulánico, respectivamente. Las prescripciones de macrólidos se redujeron del 7,5% al ​​3,5%. Los pediatras prescribieron antibióticos al 38,8%, los médicos generales al 54,0% y los otorrinolaringólogos al 39,8% de los niños con OM.

Conclusión: La selección de antibióticos para la MO, cuando se prescribió, fue según las recomendaciones (amoxicilina o amoxicilina-clavulánico) en el 80,1% de los pediatras, el 67,0% de los médicos generales y el 55,1% de los otorrinolaringólogos.

Objetivos.

El objetivo del estudio fue comparar el fracaso del tratamiento antibiótico y las tasas de recurrencia entre agentes antibióticos (amoxicilina, amoxicilina-clavulanato, cefdinir y azitromicina) para niños con otitis media aguda (OMA) no complicada.

Diseño del estudio. Completamos un estudio de cohortes retrospectivo de niños de 6 meses a 12 años de edad con OMA no complicada identificada en una base de datos de reclamos a nivel nacional. La exposición primaria fue el agente antibiótico y los resultados primarios fueron el fracaso del tratamiento y la recurrencia. Se utilizó la regresión logística para estimar los OR y los análisis se estratificaron por exposición primaria, edad del paciente y duración del antibiótico.

Resultados. Entre los 1 051 007 niños incluidos en el análisis, al 56,6 % se les recetó amoxicilina, al 13,5 % se les recetó amoxicilina-clavulánico, al 20,6 % se les recetó cefdinir y al 9,3 % se les recetó azitromicina. La mayoría de las recetas (93 %) eran para 10 días y el 98 % se surtieron en el plazo de 1 día desde el encuentro médico. El fracaso del tratamiento y la recurrencia ocurrieron en el 2,2 % (IC del 95 %: 2,1, 2,2) y el 3,3 % (3,2, 3,3) de los niños, respectivamente. Las tasas combinadas de fracaso y recurrencia fueron bajas para todos los agentes, incluida la amoxicilina (1,7%; 1,7, 1,8), amoxicilina-clavulánico (11,3%; 11,1, 11,5), cefdinir (10,0%; 9,8, 10,1) y azitromicina (9,8%; 9,6 , 10.0).

Conclusiones. A pesar de los cambios microbiológicos en la etiología de la OMA, el fracaso del tratamiento y la recurrencia fueron poco comunes para todos los agentes antibióticos y fueron menores para la amoxicilina que para otros agentes. Estos hallazgos respaldan el uso continuado de amoxicilina como agente de primera línea para la OMA cuando se prescriben antibióticos.

Objetivo: Determinar la tasa y la adecuación de la prescripción de antibióticos para niños con enfermedades agudas en atención ambulatoria en países de ingresos altos.

Diseño: El 10 de febrero de 2021, buscamos sistemáticamente artículos publicados desde 2000 en MEDLINE, Embase, CENTRAL, Web Of Science y bases de datos de literatura gris. Se incluyeron estudios transversales y longitudinales, análisis de series temporales, ensayos controlados aleatorios y estudios no aleatorios de intervenciones con niños gravemente enfermos hasta los 12 años de edad inclusive en ámbitos de atención ambulatoria en países de ingresos altos. Las tasas agrupadas de prescripción y adecuación de antibióticos se calcularon mediante modelos de efectos aleatorios. Se realizó una metarregresión para describir la relación entre la tasa de prescripción de antibióticos y las covariables a nivel de estudio.

Resultados: Se incluyeron 86 estudios con 11 114 863 niños. Se encontró una tasa combinada de prescripción de antibióticos del 45,4 % (IC del 95 %: 38,2 % a 52,8 %) para todos los niños con enfermedades agudas y del 85,6 % (IC del 95 %: 73,3 % a 92,9 %) para la otitis media aguda, 37,4 % (IC del 95 % 30,9% a 44,3%) para infecciones del tracto respiratorio y 40,4% (IC 95% 29,9% a 51,9%) para otros diagnósticos. La heterogeneidad considerable sólo puede explicarse en parte por las diferencias en los diagnósticos. La tasa general de adecuación combinada es del 68,5 % (IC del 95 %: 55,8 % a 78,9 %, I²=99,8 %; 19 estudios, 119 995 participantes). El 38,3% de todos los antibióticos prescritos fueron aminopenicilinas.

Conclusiones: Las tasas de prescripción de antibióticos para niños con enfermedades agudas en atención ambulatoria en países de altos ingresos siguen siendo altas. Las grandes diferencias en las tasas de prescripción entre los estudios solo pueden explicarse en parte por las diferencias en los diagnósticos. Se necesita un mejor registro y más investigación para investigar los datos a nivel de paciente sobre el diagnóstico y la idoneidad.

Objetivo: Informar la precisión de la prueba diagnóstica del análisis de orina con tira reactiva para la detección de infecciones del tracto urinario (ITU) en lactantes febriles de 90 días o menos que acuden al servicio de urgencias (SU).

Diseño: Estudio de cohorte retrospectivo.

Pacientes: Lactantes febriles de 90 días o menos atendidos entre el 31 de agosto de 2018 y el 1 de septiembre de 2019.

Principales medidas de resultado: La sensibilidad, la especificidad y los valores predictivos del análisis de orina con tira reactiva para detectar infecciones urinarias definidas como un crecimiento de ≥100 000 ufc/mL de un solo organismo y la presencia de piuria (>5 glóbulos blancos por campo de alta potencia gran aumento).

Ámbito: Ocho SU pediátricos en el Reino Unido/Irlanda.

Resultados: Se incluyeron un total de 275 en el análisis final. Hubo 252 (92%) muestras de orina de captura limpia y 23 (8%) fueron muestras de sonda vesical transuretral. La mediana de edad fue de 51 días (IQR 35-68,5, rango 1-90) y hubo 151/275 participantes masculinos (54,9%). En total, 38 (13,8%) participantes tenían una ITU confirmada. La prueba de tira reactiva individual más sensible para ITU fue la presencia de leucocitos. La inclusión de "trazas" como positivo resultó en una sensibilidad de 0,87 (IC del 95%: 0,69 a 0,94) y una especificidad de 0,73 (IC del 95%: 0,67 a 0,79). La prueba de tira reactiva individual más específica para ITU fue la presencia de nitritos. La inclusión de trazas como positivas dio como resultado una especificidad de 0,91 (IC del 95 %: 0,86 a 0,94) y una sensibilidad de 0,42 (IC del 95 %: 0,26 a 0,59).

Conclusión: El análisis de orina en el punto de atención es moderadamente sensible y muy específico para el diagnóstico de ITU en lactantes febriles. El punto de corte óptimo para excluir ITU fue leucocitos (1+), y el punto de corte óptimo para confirmar ITU fue nitritos (trazas).

La viruela del mono es una enfermedad zoonótica que se presenta con fiebre, linfadenopatía y lesiones cutáneas vesiculo-pustulosas, que históricamente rara vez se ha informado fuera de las regiones endémicas de África central y occidental. Anteriormente se pensaba que la transmisión de persona a persona era demasiado baja para sostener la propagación. Durante 2022, el número de casos de viruela símica, causada por el clado II, aumentó rápidamente a nivel mundial, predominantemente entre hombres que tienen sexo con hombres. En brotes anteriores con viruela del simio clado I en áreas endémicas, los niños se vieron desproporcionadamente más afectados con mayor morbilidad y mortalidad. No está claro si los niños corren un riesgo similarmente mayor de viruela del simio clado II. No obstante, los niños y las mujeres embarazadas se consideran grupos de alto riesgo y se debe considerar el tratamiento antiviral para los afectados. Si bien la vacunación contra la viruela ofrece una buena protección contra la viruela del simio, se desconoce la duración de la protección y la infección ocurre en individuos vacunados. En caso de que el brote actual se propague a los niños, las autoridades deben estar preparadas para implementar rápidamente la vacunación de los niños. En esta revisión, resumimos las características epidemiológicas y clínicas, así como la patogenia, el tratamiento y las opciones de prevención de la viruela del simio, centrándonos en las consideraciones para los niños.

El 23 de julio de 2022, la OMS declaró el actual brote global de viruela del simio como una emergencia de salud pública de importancia internacional, su nivel más alto de alerta. La viruela del mono es endémica en África central y occidental, donde se han notificado la mayoría de los casos y muertes debido a la enfermedad de la viruela del mono desde que se identificaron los primeros casos humanos hace más de 50 años. En países no endémicos, los casos y brotes de viruela del simio, hasta hace poco, involucraron a personas que viajaban desde países endémicos, ocasionalmente con la subsiguiente propagación de persona a persona. Estos se han contenido rápidamente con diagnóstico temprano, rastreo de contactos y aislamiento de casos y sus contactos cercanos. Sin embargo, el brote global actual carece de vínculos epidemiológicos con países endémicos. Al 22 de julio de 2022, más de 16 000 personas fueron diagnosticadas con la enfermedad de la viruela del simio en 74 países.1 que afecta predominantemente a hombres que se identifican como homosexuales, bisexuales u otros hombres que tienen sexo con hombres. 2 Todavía hay poca evidencia de que el brote se haya movido fuera de esta red de alto riesgo. En el Reino Unido, de 2218 casos confirmados el 21 de julio de 2022, solo 15 eran mujeres. 3 Hasta el momento, se sabe que solo un niño ha desarrollado la enfermedad de viruela del simio en el Reino Unido y 72 casos en niños y jóvenes (CYP) menores de 18 años en todo el mundo. Si bien es tranquilizador, el aumento de casos en adultos conducirá inevitablemente a que los niños estén expuestos en el hogar, la escuela u otros entornos similares. Algunos también pueden estar expuestos a través del contacto sexual, mientras que los recién nacidos pueden estar expuestos prenatal o perinatalmente.

La meningitis bacteriana aguda se caracteriza por infección e inflamación dentro del espacio subaracnoideo y causa una morbilidad y mortalidad significativas a nivel mundial, particularmente en los lactantes. 1–3 Su incidencia y prevalencia varían según la región geográfica ya lo largo del tiempo. 4 , 5 El cinturón africano de la meningitis, que abarca la región subsahariana con 26 países y se extiende desde Senegal hasta Etiopía, presenta la mayor incidencia de meningitis, con un estimado de 80 000 casos sospechosos que resultaron en más de 4000 muertes en 2009, por ejemplo. 2

Las revisiones sistemáticas de los estudios sobre la meningitis bacteriana, que incluyeron países de ingresos bajos, medianos y altos, informaron tasas de letalidad variables que oscilaron entre el 5 % y el 30 % de los casos, lo que se atribuyó principalmente a la gran variación en la presentación a los servicios médicos, acceso a la atención médica y los recursos médicos. 6 , 7 Además, los supervivientes de la meningitis bacteriana pueden desarrollar una serie de secuelas, como pérdida de la audición, retraso en el desarrollo y bajo rendimiento escolar, según la edad del paciente y el organismo infeccioso. 6 , 7

Un metanálisis de 61 estudios evaluables publicados entre 2012 y 2017 evaluó la prevalencia de la meningitis bacteriana en varias regiones geográficas y grupos de edad. Mostró que los agentes etiológicos más comunes de la meningitis bacteriana eran Neisseria meningitidis y Streptococcus pneumoniae con medias ponderadas de frecuencia en regiones geográficas y grupos de edad que oscilaban entre 3,2 % y 47,0 % y entre 9,6 % y 75,2 %, respectivamente. Las medias ponderadas de la frecuencia de Haemophilus influenzae en las regiones geográficas, estratificadas por edad, oscilaron entre el 0,2 % y el 15,5 %. 

Effect of Point-of-Care Testing for Respiratory Pathogens on Antibiotic Use in Children: A Randomized Clinical Trial. JAMA Netw Open. 2022;5:e2216162.

Pregunta

Entre los niños que acuden al departamento de emergencias (ED) con síntomas respiratorios, ¿cuál es la eficacia clínica de la PCR múltiplex para patógenos respiratorios (RPP) en el punto de atención (POC), en comparación con ninguna prueba, en la prescripción de antibióticos?

Diseño

Ensayo controlado aleatorizado no ciego.

Entorno

El servicio de urgencias pediátricas del Hospital Universitario de Oulu, Finlandia.

Participantes

≤17 años con fiebre y/o signos o síntomas respiratorios.

Intervención

POC RPP frente a la atención habitual en el servicio de urgencias.

Resultados

Prescripción de antibióticos.

Resultados principales

La prueba de RPP múltiplex POC no afectó la prescripción de antibióticos en el DE: cociente de riesgos, 0,96 (IC del 95 %, 0,79-1,16).

Conclusiones

La prueba POC RPP no afectó el comportamiento de decisión de antibióticos.

Comentario

Con la disponibilidad ampliada de diagnósticos moleculares multiplex para patógenos respiratorios, ha habido mucho entusiasmo sobre su potencial para mejorar la administración antimicrobiana. Hasta la fecha, este impacto no se ha establecido definitivamente.

En este ensayo aleatorizado bien diseñado realizado antes de la pandemia del SARS-CoV-2, los autores no encontraron diferencias en las recetas de antibióticos o la utilización de la atención médica entre los participantes que se sometieron a la prueba POC RPP y los que recibieron atención estándar. Las advertencias clave incluyen a) el uso frecuente de proteína C reactiva POC, que puede informar las decisiones de tratamiento con antibióticos según las pautas finlandesas; b) baja tasa inicial de prescripción de antibióticos; y c) uso frecuente de multiplex RPP entre los controles. De todos modos, los hallazgos del estudio son importantes porque sugieren que la implementación POC de pruebas multiplex RPP en el ED no es rentable. Es posible que los resultados de la prueba no brinden ningún beneficio incremental para la toma de decisiones del proveedor cuando ya están respaldados por pruebas rápidas de influenza y RSV (y, más recientemente, SARS-CoV-2). Sin embargo, si bien la prueba POC multiplex RPP no parece beneficiosa cuando se usa en el servicio de urgencias pediátrico, se debe tener cuidado al extrapolar estos hallazgos a otros escenarios clínicos, ya que los ensayos aún pueden ser útiles para la administración de antimicrobianos, el control de infecciones o fines de salud pública.

Watchful Waiting for Acute Otitis Media. Pediatrics. 2022;150:e2021055613.

Pregunta

¿Cuáles son las tasas de prescripción de antibióticos para la otitis media aguda pediátrica (OMA), a la luz de las pautas de diagnóstico y manejo de la OMA de la Academia Estadounidense de Pediatría (AAP) de 2013 (revisadas), que recomiendan un enfoque de espera vigilante (WW) en la mayoría de los casos leves a moderados? ?

Diseño

Estudio de cohorte retrospectivo, 2005-2019.

Entorno

Base de datos de seguros privados nacionales de EE. UU.: IBM MarketScan Commercial Claims Research Databases.

Participantes

Niños de 1 a 12 años con OMA no complicada.

Intervención

Adopción de las pautas de tratamiento con antibióticos de AAP AOM.

Resultados

WW vs tratamiento inmediato (dentro de los 3 días del diagnóstico).

Resultados principales

De los 2.176.617 episodios de OMA analizados, el 77,8% requirieron tratamiento inmediato. Los predictores más fuertes para adoptar un enfoque de WW fueron la tendencia a la prescripción (gran volumen, ≥80 % de episodios de OMA tratados con antibióticos frente a bajo volumen, ≤20 % de OMA tratados) y la especialidad del médico. Los prescriptores de bajo volumen tenían más probabilidades de elegir WW, OR 11,61 (IC del 95%, 10,66-12,64). Los otorrinolaringólogos tenían menos probabilidades de recetar antibióticos y más probabilidades de adoptar un enfoque de WW que los pediatras, asignando el 72 % a WW. Solo una pequeña parte del grupo WW obtuvo una receta de antibióticos después de 3 días. El tratamiento con antibióticos demostró estacionalidad: menor durante los meses más cálidos, siendo más probable que los meses de verano provoquen WW.

Conclusiones

Las tasas de prescripción de antibióticos se mantuvieron altas a pesar de las recomendaciones de la AAP.

Comentario

La OMA es una de las razones más comunes para la prescripción de antibióticos en niños. Dado que muchos casos se resuelven espontáneamente, la AAP y la Academia Estadounidense de Médicos de Familia respaldaron un enfoque de WW para casos de OMA no graves en sus pautas profesionales, publicadas por primera vez en 2004 y luego revisadas en 2013.y también por muchas otras pautas nacionales de AOM en todo el mundo. Este enfoque pretende prevenir las reacciones adversas y abordar los problemas de aumento de la resistencia a los antibióticos. Sin embargo, muchos estudios han demostrado que los antibióticos se recetan hasta en el 85% de los casos. Recientemente informamos que el 73,6 % de los episodios de OMA en Israel también se asociaron con recetas de antibióticos, y no se observaron cambios sustanciales en los patrones de prescripción siguiendo las últimas pautas locales publicadas en 2013.

Smolinski et al. encontraron altas tasas de prescripción de antibióticos para casos de OMA sin complicaciones, a pesar de las pautas que piden reducir los antibióticos innecesarios. La gran mayoría de los episodios de OMA que terminaron con una prescripción de antibióticos fueron comunes entre los médicos que tienden a recetar antibióticos en su práctica. Mirando el panorama general, existe la necesidad de educación, distribución de pautas y orientación para estudiantes, residentes y médicos para reducir aún más el uso innecesario de antibióticos.

CASOS CLÍNICOS

Un bebé varón de 4 semanas de edad se presentó con 5 días de erupción facial con costra de miel ( Figura , A). Fue ingresado en un hospital infantil local para iniciar la terapia. Los intentos iniciales de colocación de una línea vía intravenosa desencadenaron el signo de Nikolsky, con exfoliación de la piel en los sitios de presión lateral en los pies del paciente ( Figura , B). Durante los siguientes 2 días, la descamación de la piel avanzó sobre las piernas y el torso. Un frotis facial arrojó abundante Staphylococcus aureus sensible a la meticilina (MSSA), lo que respalda el diagnóstico de impétigo neonatorum local con síndrome de piel escaldada por estafilococos diseminado, mediado por toxinas (SSSS). La terapia dirigida MSSA se inició con oxacilina. El bebé completó un curso de 10 días de antibióticos con resolución completa de los síntomas.

Este caso ilustra el vínculo entre la infección localizada por Staphylococcus aureus (impétigo) y SSSS, que resulta de los efectos sistémicos de las toxinas exfoliativas A o B. Las lesiones con costra de miel, especialmente las lesiones periorales, son un sello distintivo del impétigo neonatorum, que resulta de la infección localizada y producción de toxinas por S. aureus .

Las toxinas exfoliativas A y B producidas por S. aureus pueden luego viajar a través del torrente sanguíneo a sitios distantes que conducen a la exfoliación de la piel como se ve en SSSS.

Las toxinas estafilocócicas estuvieron implicadas en la fisiopatología de SSSS ya en 1970, cuando se demostró que los estafilococos cumplían con los postulados de Koch en un modelo murino neonatal de SSSS.

Estas toxinas son serina proteasas que escinden la desmogleína-1, una proteína necesaria para la adhesión de queratinocitos a queratinocitos en el estrato granuloso de la piel. La interrupción de la desmogleína-1 da como resultado grandes parches de piel que se desprende y la presencia del signo de Nikolsky, en el que una fuerza de corte provoca la separación de la epidermis y la creación de una erosión.

MSSA está implicado en la mayoría de los casos de SSSS probados por cultivo en los EE. UU., con una pequeña minoría de casos de MRSA.

Un niño de 18 meses visitó nuestro departamento con una erupción cutánea que se extendía desde la parte superior del brazo izquierdo hasta el pulgar. Era un niño inmunocompetente que no tenía antecedentes de varicela ni ningún contacto con ningún paciente de varicela o herpes zoster. Nueve días antes de la aparición de la erupción, había recibido una primera dosis de vacuna viva atenuada contra la varicela (vacuna Oka; vOka) en la parte superior del brazo izquierdo. El examen físico reveló múltiples vesículas con eritema desde la parte superior del brazo izquierdo hasta el pulgar, distribuidas a lo largo del dermatoma C6 ( Figura, A y B ). No había fiebre ni exantema generalizado. La prueba inmunocromatográfica rápida del antígeno del virus de la varicela-zoster (Derma-quick, Maruho) de las ampollas fue positiva. Se diagnosticó erupción cutánea tipo zóster inducida por la vacuna contra la varicela. El aciclovir oral 750 mg/día mejoró rápidamente la erupción cutánea en 4 días.

Una niña de 18 años previamente sana acudió a la consulta ambulatoria de pediatría con antecedentes agudos de erupción cutánea en las extremidades inferiores de las piernas, los tobillos y los pies, con extensión reciente a los brazos. Luego desarrolló dolor abdominal significativo, dolor en las articulaciones y hematuria. Los hallazgos del examen físico mostraron una discreta erupción purpúrica palpable que no palidece en la parte superior bilateral ( Figura 1 ) e inferior ( Figura 2 )) extremidades, con múltiples lesiones vesiculoampollosas hemorrágicas intactas y rotas en piernas y tobillos. Se sospechó vasculitis por inmunoglobulina A (IgAV; anteriormente púrpura de Henoch Schönlein), pero la apariencia ampollosa significativa condujo a confusión clínica. Se obtuvo una biopsia de piel que demostró depósito de IgA capilar, lo que confirmó el diagnóstico. Se inició prednisona 80 mg/día para los síntomas graves y todos los síntomas se resolvieron por completo en 1 mes sin recurrencia ni complicaciones a largo plazo durante los meses siguientes.

IgAV es la vasculitis infantil sistémica más común. Se estima que la incidencia mundial anual es de 10 a 20 casos por cada 100 000 niños. Puede verse a cualquier edad, incluida la edad adulta, pero es más frecuente en la infancia, con una incidencia máxima entre los 4 y los 7 años.

La presentación generalmente es aguda y el diagnóstico debe basarse en el hallazgo de púrpura palpable en presencia de una tríada clásica de dolor abdominal, artritis o artralgia y compromiso renal. La erupción purpúrica palpable no trombocitopénica comienza casi exclusivamente en las extremidades inferiores y las nalgas ( Figura 3 ). En raras ocasiones, la erupción puede progresar hasta afectar las extremidades superiores o evolucionar hacia lesiones ampollosas hemorrágicas.

En pacientes con presentación inusual o incompleta, la biopsia del órgano afectado puede confirmar el depósito histológico de IgA. La mayoría de los casos de IgAV son autolimitados, con un pronóstico excelente dentro del primer mes, pero pueden ocurrir episodios recurrentes en alrededor del 25% de los pacientes.

Puede ser necesario el tratamiento durante la fase aguda de las secuelas graves de vasculitis gastrointestinal o renal. La afectación renal con nefritis por IgAV es la complicación más grave y está relacionada con la morbilidad y la mortalidad a largo plazo, lo que representa ~1%-2% de todas las enfermedades renales infantiles en etapa terminal.

Por lo tanto, todos los pacientes con IgAV deben someterse a un control renal activo durante al menos 6 a 12 meses después del episodio agudo con análisis de orina y controles de presión arterial de rutina.

Es de destacar que la presencia de lesiones ampollosas no parece estar asociada con una enfermedad extracutánea más grave.

El granuloma aséptico facial idiopático (GAIA) se caracteriza por la aparición de un nódulo rojizo indoloro en la región facial y es exclusivo de niños. Por lo general, se encuentra en la mejilla. La resolución de estas lesiones suele ser espontánea en meses y curan sin dejar cicatriz o con mínima cicatrización. Su etiología es desconocida. El diagnóstico es fundamentalmente clínico, aunque en ocasiones se pueden utilizar pruebas complementarias como la ecografía. Esta patología presenta un curso clínico crónico pero benigno con resolución espontánea, por lo que en estos casos se prefiere un abordaje expectante.

El botulismo del lactante es una enfermedad causada por potentes neurotoxinas proteicas producidas por la bacteria Clostridium botulinum, las cuales interfieren en la liberación presináptica de acetilcolina a nivel de la unión neuromuscular. Es frecuente en lactantes y puede causar dolor abdominal, vómitos, parálisis aguda —incluyendo parálisis respiratoria—, diplopía y visión borrosa. El tratamiento con inmunoglobulina humana específica evita la evolución del cuadro clínico que puede ocasionar el fallecimiento. A continuación, presentamos un caso de botulismo diagnosticado en un centro de salud.

La enfermedad de Kawasaki es una vasculitis sistémica y autolimitada que constituye la causa más frecuente de cardiopatía adquirida en la edad pediátrica. Su diagnóstico se basa en una serie de criterios clínicos que en muchas ocasiones no están presentes o asocian otros más inespecíficos que hacen demorar su diagnóstico.

Se presenta el caso de una paciente de 6 años con enfermedad de Kawasaki que debutó como posible adenitis infecciosa y cuya evolución y reanamnesis dieron la clave del diagnóstico de Kawasaki incompleto.

De ahí, la importancia del diagnóstico precoz de esta enfermedad, recordando que existen otros síntomas más inespecíficos que pueden acompañarla, requiriendo un elevado nivel de sospecha para instaurar su tratamiento precozmente y evitar las lesiones coronarias.

La linfadenitis cervical es la infección por micobacterias no tuberculosas (MNT) más frecuente en niños inmunocompetentes menores de 5 años. La mayoría de los casos a nivel mundial se debe a Mycobacterium avium complex (MAC). Mycobacterium lentiflavum (M. lentiflavum) se ha considerado una causa rara de MNT causante de linfadenitis. Presentamos dos casos de linfadenitis cervical y preauricular atendidos en un centro de salud de Madrid durante los años 2019-2020, que persisten a pesar de tratamiento antibiótico. Se realizaron test sanguíneos, serología, así como radiografía de tórax y prueba de tuberculina. Con la sospecha diagnóstica de MNT, los pacientes fueron derivados a un hospital terciario, donde se aisló M. lentiflavum. Aunque la actual evidencia acerca del tratamiento para la resolución de la linfadenitis es la escisión quirúrgica completa, en este caso fue descartada por la localización de los nódulos y el riesgo de dañar el nervio facial y la glándula parótida. Debido a que M. lentiflavum es resistente a la mayoría de los fármacos antituberculosos, se decidió, de acuerdo con los padres, un tratamiento conservador. Concluimos que M. lentiflavum debe ser considerado un importante patógeno emergente causante de linfadenitis y debe sospecharse en un paciente con una única linfadenitis cervical o preauricular que persiste a pesar de tratamiento antibiótico.

Un niño de 2 años se presenta con una historia de 8 semanas de aumento de tamaño de los ganglios linfáticos cervicales del lado derecho. Está afebril y por lo demás sistémicamente bien. Una biopsia con aguja fina reveló Mycobacterium avium complex (MAC), y el equipo quirúrgico local consideró que el manejo mediante escisión completa no era adecuado. Su linfadenopatía siguió siendo importante durante muchas semanas después de su legrado y cree que los antibióticos pueden tener un papel en el tratamiento de su infección; sin embargo, se pregunta sobre la elección, la dosis y la duración de la terapia.

Pregunta clínica estructurada.

En un niño con linfadenitis por micobacterias no tuberculosas (MNT) en el que no se considera adecuada la cirugía, ¿qué antibióticos son los más efectivos, tolerables y seguros?

Buscar

Dos autores realizaron una búsqueda bibliográfica utilizando las bases de datos Cochrane Library, PubMed y Embase (desde 1974 hasta el presente) con las palabras clave “nontuberculous Mycobacteria” AND “lymphadenitis”. La búsqueda se limitó a niños (desde el nacimiento hasta los 18 años de edad) e incluyó todos los datos relacionados con tratamientos médicos, quirúrgicos o de espera para evitar perder documentos relevantes. Después de eliminar los duplicados, quedaron 299 artículos que ambos autores examinaron de forma independiente. Finalmente, ocho artículos cumplieron con los criterios de inclusión. Se excluyeron los estudios si no estaban disponibles en inglés o en texto completo, no contenían detalles adecuados con respecto a la dosis y la duración del tratamiento antimicrobiano o se referían a infecciones por MNT más allá de la linfadenopatía.

Comentario

La linfadenitis crónica causada por NTM en niños inmunocompetentes es relativamente rara, pero puede causar una enfermedad prolongada y desfigurante que es difícil de tratar. 1 2 La infección se localiza predominantemente en el área cervicofacial y ocurre principalmente en niños pequeños (<5 años de edad), con tasas de incidencia reportadas que van desde.

Teniendo en cuenta los principales brotes de viruela del simio informados en áreas no endémicas, así como la epidemiología cambiante, es necesario resaltar las dificultades para diagnosticar la infección por viruela del simio en niños, dado el bajo índice actual de sospecha.

La viruela del mono es una enfermedad zoonótica descrita en 1970 como endémica en los países de África centro-occidental. 1 Sin embargo, desde mayo de 2022 en adelante, los brotes más altos se han notificado en países no endémicos. Actualmente, España es el país más afectado de Europa. 2

Actualmente existen pocas publicaciones sobre casos pediátricos en países no endémicos, y menos aún sin antecedentes epidemiológicos claros. La alerta de salud actual se enfoca en la transmisión relacionada con el sexo, pero la transmisión puede ocurrir a través de gotitas respiratorias, contacto con fluidos o lesiones no relacionadas con el sexo y a través de fómites. 3 , 4

Se han descrito síntomas prodrómicos, seguidos de lesiones cutáneas características. La afectación parece ser más grave en niños menores de 10 años. La tasa de mortalidad descrita en los países africanos oscila entre el 3% y el 10%. 1 , 3

Esta carta se escribe para describir un caso que supuso un reto diagnóstico en nuestro centro, ya que no refería antecedentes epidemiológicos compatibles. Un niño de 13 meses acudió a urgencias pediátricas por presentar vómitos, diarrea y fiebre de 48 horas de evolución. Presentaba lesión ampollosa purulenta en un dedo de la mano y lesiones costrosas en el cuero cabelludo y en un dedo del pie. Los familiares cercanos no reportaron síntomas ni viajaron al exterior en los últimos meses.

Exponemos el caso de una niña de 3 años de edad que consulta por observación de lesiones cutáneas, sin fiebre, prurito ni otros síntomas. En la exploración física destacan lesiones cutáneas polimorfas localizadas en los glúteos, con elementos papulares, vesiculares y pustulosos umbilicados de 3mm de diámetro máximo (figs. 1 y 2). No hay evidencia de lesiones orales, perianales ni genitales. Tampoco adenopatías significativas ni visceromegalias, siendo el resto de la exploración normal. El padre obtuvo confirmación pocas horas antes de infección por virus de la viruela del mono (MPXV). No tiene antecedentes de viajes ni contacto con animales. Se realiza frotis de líquido vesicular de las lesiones, que resulta positivo para MPXV (técnica PCR en tiempo real). Se indica aislamiento de contacto y secreciones respiratorias (aérea y gotas) en el domicilio hasta la curación completa de las lesiones cutáneas (a los 10 días de evolución). No hubo complicaciones ni nuevas lesiones en el seguimiento a 2 meses. Por otro lado, tampoco se detectaron nuevos casos en contactos del centro escolar.

El ectima gangrenoso (EG) es una lesión cutánea frecuentemente asociada a la infección por Pseudomonas aeruginosa1. Suele afectar a pacientes inmunocomprometidos, aunque es infrecuente su presentación en el momento de diagnóstico de una leucemia linfoblástica aguda (LLA)2. A continuación presentamos 2casos de EG como manifestación inicial de LLA.

En la patogenia del daño hepático agudo relacionado con la infección por SARS-CoV-2 se han realizado varias hipótesis: hepatotoxicidad de los fármacos en el tratamiento de la COVID-19; tormenta de citoquinas e hiperactivación inmune; daño hepático secundario a una situación de shock e hipoperfusión; y efecto citopático directo del virus.

Se presenta el caso de un niño de 10 años, previamente sano, que desarrolló una hepatitis aguda con patrón citolítico (ALT 1823 U/l y AST 1092 U/l), sin asociar aumento de otros parámetros de colestasis, y que, tras el estudio, únicamente se pudo atribuir a la COVID-19, dado que no recibió fármacos que pudiesen lesionar el hígado, ni presentó inestabilidad hemodinámica ni afectación de otros órganos o multiinflamatoria. El diagnóstico se pudo realizar tras exclusión de otras causas microbiológicas y gracias a la detección del virus tanto en el tracto respiratorio como en heces. Se realiza una discusión acerca del posible efecto citotóxico directo del virus y la bibliografía actual que respalda dicha hipótesis, así como de la practicidad de la detección por PCR del SARS-CoV-2 en heces para el diagnóstico de COVID-19 con afectación gastrointestinal o de predominio hepático.

Resumen. La dirofilariasis es una infección rara causada por un nematodo transmitido por vectores que puede transmitirse accidentalmente a los humanos. Presentamos el caso de un niño de 11 años con un quiste escrotal indoloro causado por Dirofilaria repens , inicialmente sospechado por ecografía y posteriormente confirmado por examen histopatológico.

REPORTE DE UN CASO. Un niño caucásico de 11 años fue remitido a nuestra institución en diciembre de 2021 con una historia de 4 meses de masa nodular en el escroto derecho. El nódulo, descubierto por casualidad, era indoloro y no se asociaba a ningún otro síntoma o molestia testicular. El examen clínico reveló una masa en el escroto derecho de aproximadamente 1 cm, la piel por encima y alrededor del nódulo no presentaba signos de inflamación. Un examen urológico fue negativo para hidrocele, varicocele, anomalías testiculares o del epidídimo, linfedema periférico y adenopatía. Su historial médico pasado era normal. No se detectó fiebre ni signos de infección sistémica. Durante las semanas anteriores, el niño no presentaba signos ni síntomas de enfermedades infecciosas ni había tomado ningún medicamento. Además, no se informaron viajes previos a regiones endémicas de filariasis, y no se refirió contacto con animales ni picaduras de garrapatas; no se encontraron parásitos en las heces.

Para ampliar

Objetivos. Evaluar la frecuencia y la gravedad de los nuevos casos de diabetes tipo 2 de inicio en la juventud en los EE. UU. durante el primer año de la pandemia en comparación con la media de los 2 años anteriores.

Diseño del estudio. Multicéntrico (n = 24 centros), basado en el hospital, revisión retrospectiva de historias clínicas. Se incluyeron jóvenes de ≤21 años con diagnóstico reciente de diabetes tipo 2 entre marzo de 2018 y febrero de 2021, índice de masa corporal ≥percentil 85 y autoanticuerpos pancreáticos negativos. Los datos demográficos y clínicos, incluidos los números de casos y la frecuencia de descompensación metabólica, se compararon entre los grupos.

Resultados. Se evaluó un total de 3113 jóvenes (media [DE] 14,4 [2,4] años, 50,5 % mujeres, 40,4 % hispanos, 32,7 % negros, 14,5 % blancos no hispanos). Los nuevos casos de diabetes tipo 2 aumentaron un 77,2 % en el año de la pandemia (n = 1463) en comparación con la media de los 2 años anteriores, 2019 (n = 886) y 2018 (n = 765). La probabilidad de presentar descompensación metabólica y cetoacidosis diabética severa también aumentó significativamente durante la pandemia.

Conclusiones. La carga de la diabetes tipo 2 de inicio en la juventud recién diagnosticada aumentó significativamente durante la pandemia de la enfermedad por coronavirus de 2019, lo que resultó en una enorme presión para los proveedores de atención médica, los pacientes y las familias de la diabetes pediátrica. No está claro si el aumento fue causado por la infección por la enfermedad del coronavirus 2019 o simplemente se asoció con cambios ambientales y factores estresantes durante la pandemia. Se necesitan más estudios para determinar si este aumento se limita a los EE. UU. y si persistirá en el tiempo.

Introducción. El tratamiento antibiótico clásico de la faringoamigdalitis aguda estreptocócica es una pauta de 10 días; sin embargo, la aparición de resistencias antibióticas induce a explorar pautas más cortas.

Material y métodos. Seleccionamos a aquellos pacientes diagnosticados de faringoamigdalitis aguda estreptocócica en 2 cupos de pediatría de un centro de salud entre junio de 2016 y abril de 2020. Se compararon los resultados de aquellos que recibieron tratamiento 8-10 días con el de aquellos que lo recibieron 5-7 días.

Resultados. Se analizaron 350 episodios (252 pacientes). El 64% recibieron tratamiento durante 8-10 días (grupo 1) y el 36% durante 5-7 días (grupo 2). No se observaron diferencias significativas en la aparición de faringoamigdalitis aguda estreptocócica o escarlatina los 3 meses posteriores (OR 0,97; IC 95%: 0,46-2,03), con una proporción similar en ambos grupos (9,8 vs. 9,5%). Sin diferenciar el tipo de infección (faringoamigdalitis aguda estreptocócica, escarlatina u otro tipo de infección estreptocócica), se observaron resultados similares (OR 0,81; IC 95%: 0,41-1,59) con el 13,4% en el grupo 1 y el 11,1% en el 2. Respecto a la aparición de reacciones adversas medicamentosas recogidas en la historia clínica, fue de 2,7% en el grupo 1 y 0,8% en el 2 (OR 0,29; IC 95%: 0,04-2,44).

Conclusiones. Según nuestra experiencia, la pauta antibiótica corta (5-7 días) en faringoamigdalitis aguda estreptocócica no es menos efectiva ni más insegura que la clásica pauta de 10 días.

Brote de sarampión en el área sanitaria de Guadalajara (España): dificultad en el diagnóstico microbiológico en la era de su eliminación

Resumen

Introducción

En España, al igual que en otros países donde el sarampión endémico ha sido eliminado, es necesario utilizar de forma rutinaria las herramientas diagnósticas que confirmen los casos para su prevención y control de la diseminación. Se describen los diferentes ensayos microbiológicos utilizados para su diagnóstico durante un brote de sarampión en 2019 en la provincia de Guadalajara (España).

Métodos

Las pruebas serológicas y moleculares se realizaron en el laboratorio de Microbiología del Hospital Universitario de Guadalajara y en el Centro Nacional de Microbiología del Instituto de Salud Carlos III (Majadahonda, España). Los datos de los pacientes se obtuvieron del sistema epidemiológico de vigilancia.

Resultados

Se diagnosticaron de sarampión un total de 43 pacientes por métodos microbiológicos: 29 casos por PCR (exudado faríngeo u orina) junto con IgM específica positiva, 11 pacientes solamente por PCR, y 3 pacientes exclusivamente por presencia de IgM. El genotipo D8 fue identificado en 35 pacientes y el genotipo A en 2 casos descartados como postvacunal. La PCR en suero fue positiva en 11 de 14 pacientes con ausencia de IgM en su primera muestra recogida de suero. Once casos confirmados habían recibido una o 2 dosis de la vacuna. Doce adultos fueron ingresados, todos diagnosticados de hepatitis.

Conclusiones

La combinación de pruebas moleculares y la presencia de IgG e IgM específicas son necesarias para un diagnóstico correcto y la clasificación de los pacientes como fallo vacunal (primario o secundario). El genotipado es una herramienta fundamental para la correcta clasificación de los pacientes en el contexto de un programa de eliminación del sarampión.

Rev Esp Quimioter 2022; 35(6): 587-588

Estimado Editor: Actualmente las vacunas autorizadas en España para la vacunación frente a varicela, Varivax®, Varilrix® y Proquad®, se componen del virus atenuado de la varicela cepa Oka con ≥1.350 unidades formadoras de placa (UFP), ≥103,3 UFP y ≥3,99 log10 UFP respectivamente. Además, existen dos vacunas para prevenir el herpes zóster (HZ) y la neuralgia postherpética (NPH): una vacuna atenuada (Zostavax®) compuesta por ≥19.400 UFP de cepa Oka, aprobada por la Agencia Europea del Medicamento (EMA) en 2006, que ha estado disponible en España desde entonces, aunque en agosto de 2022 cesó su comercialización en nuestro país; y otra recombinante de subunidades compuesta por la glicoproteína E y el adyuvante AS01B (Hz/su, Shingrix®), aprobada por la EMA en 2018 y disponible en España recientemente. Tanto Shingrix® como Zostavax® han sido autorizadas para la prevención del HZ y NPH en personas de ≥50 años; y Shingrix®, además, en ≥18 años con factores de riesgo de HZ [1]. Sin embargo, ni Zostavax® ni Shingrix® han sido autorizadas para la vacunación frente a varicela. Se describe un caso de un paciente candidato a trasplante renal que, tras completar primovacunación frente a varicela con vacuna atenuada, no generó niveles protectores de IgG anti virus varicela zoster (VVZ). Si bien, posteriormente, tras completar primovacunación con vacuna recombinante frente a HZ alcanzó niveles considerados como protectores.

Resumen

Introducción La amigdalectomía ahora solo está indicada en el Reino Unido cuando se cumplen criterios específicos, según lo establecido por la Red de Pautas Intercolegiales Escocesas (SIGN) y el Instituto Nacional para la Excelencia en Salud y Atención (NICE). Como resultado, se realizan menos amigdalectomías. La amigdalectomía es el tratamiento primario para la amigdalitis recurrente; por lo tanto, planteamos la hipótesis de que los ingresos hospitalarios agudos por amigdalitis y complicaciones infecciosas habrán aumentado desde que se introdujeron los criterios. Nuestro objetivo fue evaluar las tasas de ingresos hospitalarios agudos con amigdalitis en niños y los factores asociados con esto.

Métodos Los datos fueron proporcionados por la División de Servicios de Información para todos los menores de 16 años en Escocia entre 1996/1997 y 2016/2017. Los antecedentes socioeconómicos se determinaron a partir de la puntuación del Índice Escocés de Privación Múltiple (SIMD). Se utilizó el análisis de regresión de Poisson para modelar los predictores de cirugía y el análisis de correlación para estudiar la relación entre la amigdalitis y otros factores.

Resultados Se realizaron 60 456 amigdalectomías. El número de amigdalectomías disminuyó significativamente luego de la introducción de las pautas SIGN y las tasas de amigdalitis aumentaron; sin embargo, las admisiones con amigdalitis ya estaban en una trayectoria ascendente. Los niños de las áreas más desfavorecidas tenían un 72,0 % (IC del 95 %: 60 % a 85 %, p<0,001) más propensos a recibir amigdalectomía y también tenían más probabilidades de ser admitidos con amigdalitis que los de las áreas menos desfavorecidas.

Conclusión Las tasas de amigdalectomía y amigdalitis son más altas en los más desfavorecidos; Las razones postuladas incluyen la administración de antibióticos y la dificultad para acceder a la atención primaria. Las pautas actuales sobre amigdalectomía pueden ser desproporcionadamente dañinas en niños de hogares desfavorecidos.

Se han notificado lesiones hepatocelulares con frecuencia en adultos tratados con tuberculosis resistente a rifampicina y resistente a múltiples fármacos (TB-RR/MDR). Sin embargo, hay datos limitados en niños.

Métodos: Se realizaron dos estudios farmacocinéticos de niños (de 0 a 17 años) tratados de forma rutinaria para la TB-RR/MDR en Ciudad del Cabo, Sudáfrica, entre octubre de 2011 y febrero de 2020. Eventos adversos de lesión hepatocelular (AE; definidos como alanina aminotransferasa [ALT] elevada) fueron documentados en serie. Los datos se analizaron para determinar la incidencia, la etiología, los factores de riesgo, el tratamiento y el resultado de la elevación de la ALT.

Resultados: Se incluyeron un total de 217 niños, con una mediana de edad de 3,6 años (rango intercuartílico, 1,7–7,1 años) en el momento de la inscripción. La mediana del tiempo de seguimiento fue de 14,0 meses (rango intercuartílico, 9,8-17,2 meses). Cincuenta y cinco (25,3%) pacientes desarrollaron un EA ALT. De estos, 43 de 55 (78 %) pacientes tuvieron 54 eventos adversos de ALT atribuidos a su tratamiento de TB-RR/MDR. La tasa de incidencia de AA ALT relacionados con el tratamiento de la TB-RR fue de 22,4 por 100 años-persona. El estado de VIH positivo y tener una ALT elevada en el momento de la inscripción se asociaron con el tiempo hasta la ALT AE atribuidos al tratamiento de la TB-RR/MDR, con valores de P 0,0427 y P < 0,0001, respectivamente. La hepatitis A IgM fue positiva en 11 de 14 (78,6%) casos graves (grado ≥3) de EA de ALT. En 8 de 14 (57 %) AA graves de ALT, los fármacos hepatotóxicos se suspendieron o se interrumpieron temporalmente. Ninguno tuvo un desenlace fatal o no resuelto.

Conclusiones: La lesión hepatocelular en los niños que reciben tratamiento para la TB-RR/MDR es frecuente, aunque suele ser leve; tener ALT elevada al principio del tratamiento y ser seropositivo son posibles factores de riesgo. La hepatitis A fue una etiología común de EA ALT grave en niños tratados por TB-RR/MDR.

La inequidad de las vacunas nunca antes había estado en el ojo público como lo ha estado en los últimos meses. Las profundas desigualdades en el suministro de vacunas contra el COVID-19 que se han permitido desarrollar, impulsadas en gran medida por el interés propio nacional percibido, llegaron al escenario mundial en la reunión del G7 en junio. A pesar de esto, menos del 2 % de la población de muchos países africanos de bajos ingresos se ha vacunado contra la COVID-19, mientras que más de la mitad de las personas que viven en la mayoría de los entornos de ingresos altos han recibido al menos una, y en muchos casos dos dosis. Un número cada vez mayor de países están vacunando ahora a niños a partir de los 12 años, a pesar de que el análisis de riesgo-beneficio es menos seguro, y están acumulando vacunas para vacunas de refuerzo, en ausencia de indicación de que se requerirán de forma generalizada.

Los principales argumentos que se han presentado para abordar estas desigualdades se han centrado en la autoprotección ("Nadie está a salvo hasta que todos estén a salvo") y en garantizar la recuperación económica mundial. La expectativa de que los condados donen las vacunas 'excedentes' también ha reemplazado en gran medida la premisa de la equidad de las vacunas. Aunque puede ser que solo los argumentos que apelan en última instancia al interés propio nacional tengan la tracción necesaria, son en gran medida específicos de la vacunación contra la pandemia de COVID-19, por lo que no sitúan las desigualdades actuales en su contexto más amplio. Dicho contexto es esencial, dado que el objetivo final seguramente debe ser minimizar todas las muertes prevenibles por vacunación en exceso debido a la pandemia, en lugar de solo aquellas muertes directamente atribuibles a la infección por SARS-CoV-2. OK

El objetivo de este estudio de cohorte de un solo centro fue caracterizar la frecuencia, las características clínicas y la epidemiología molecular de la infección pediátrica por coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo severo (SARS-CoV-2) después de la vacunación. Entre el 15 de mayo de 2021 y el 1 de enero de 2022, 171 niños experimentaron infección por SARS-CoV-2 después de la vacunación, 146 (86 %) después del predominio de la variante Omicron. Los resultados fueron generalmente leves y comparables antes y después del predominio de Omicron.

En resumen, es cada vez más probable que se produzcan casos de COVID-19 tras la finalización de una serie de vacunación primaria contra el SARS-CoV-2, debido a la disminución de la inmunidad y a la aparición de VOC con escape vacunal. No obstante, nuestros datos sugieren que las vacunas son una herramienta eficaz y vital para reducir los reducir los resultados graves, ya que la gran mayoría de los casos de COVID-19 después de la vacunación en nuestro estudio fueron leves. A medida que surjan nuevas VOC, será necesario investigar sus características de evasión de las vacunas para supervisar e identificar rápidamente cuándo deben utilizarse herramientas de mitigación del riesgo no farmacológicas.

Después de la infección aguda inicial con el coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo severo (SARS-CoV-2), las personas pueden experimentar síntomas posagudos persistentes, que pueden durar muchos meses. 1 Comúnmente conocido como "COVID largo persistente", los síntomas persistentes después de la infección por SARS-CoV-2 pueden afectar múltiples órganos y sistemas del cuerpo, incluidos el corazón, los pulmones y el sistema inmunitario, y varían en gravedad desde anosmia persistente, dolores de cabeza y fatiga hasta reducción función pulmonar e inflamación del miocardio. 2–4 Se han informado síntomas persistentes en pacientes con infección grave 5–6 y aguda leve por SARS-CoV-2. 7En comparación con los adultos, los niños se han visto mucho menos afectados por la enfermedad COVID-19; en Europa, el 1,7 % de los ingresos hospitalarios por COVID-19 durante 2020 (antes de que se implementaran los programas de vacunación) fueron niños. 8 No está claro en qué medida los niños se ven afectados por síntomas persistentes relacionados con el SARS-CoV-2. 9


 

Las variaciones del SARS-CoV-2, así como la protección inmunológica después de infecciones previas y/o vacunas, pueden haber alterado la incidencia del síndrome inflamatorio multisistémico en niños (MIS-C). Nuestro objetivo fue informar un análisis de serie temporal internacional de la incidencia de MIS-C para determinar si hubo un cambio en las regiones o países incluidos en el estudio.

Métodos: Se trata de un estudio multicéntrico, internacional, transversal. Recolectamos la incidencia de MIS-C de las regiones y países participantes para el período de julio de 2020 a noviembre de 2021. Evaluamos la proporción entre los casos de MIS-C y los casos pediátricos de COVID-19 en niños <18 años diagnosticados 4 semanas antes (tiempo promedio para la asociación temporal observada en esta enfermedad) para el período de estudio. Realizamos un análisis de regresión binomial para 8 sitios participantes [Bogotá (Colombia), Chile, Costa Rica, Lacio (Italia), México DF, Panamá, Países Bajos y Cataluña (España)].

Resultados: Se incluyeron 904 casos de MIS-C, entre una población de referencia de 17.906.432 niños. Estimamos una relación de tendencia de disminución significativa global en casos MIS-C/casos diagnosticados de COVID-19 en el mes anterior ( P < 0,001). Al analizar por separado cada uno de los sitios, Chile y Holanda mantuvieron una tendencia decreciente significativa ( P < 0.001), pero esta relación no fue estadísticamente significativa para el resto de sitios.

Conclusiones: Hasta donde sabemos, este es el primer estudio internacional que describe una reducción global en la tendencia de la incidencia de MIS-C durante la pandemia. La vacunación contra el COVID-19 y otros factores posiblemente relacionados con el virus mismo y/o la transmisión comunitaria pueden haber jugado un papel en la prevención de nuevos casos de MIS-C.

Se desconocen los efectos de las variantes del SARS-CoV-2 sobre el fenotipo de la enfermedad y la gravedad del síndrome inflamatorio multisistémico en niños (MIS-C). Comparamos el fenotipo clínico de MIS-C en 129 niños sudafricanos en cuatro oleadas distintas (tipo ancestral, Beta, Delta y Omicron) impulsadas por variantes y descubrimos que MIS-C sigue siendo una enfermedad grave con una presentación clínica estable, independientemente de variante.

Aunque las secuelas post-agudas de COVID-19 entre los sobrevivientes adultos han ganado una atención significativa, los datos en niños hospitalizados por síndrome respiratorio agudo severo coronavirus 2 son limitados. Este estudio de niños estadounidenses asegurados comercialmente muestra que los hospitalizados con COVID-19 o síndrome inflamatorio multisistémico en niños tienen una carga sustancial de secuelas del coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo severo y visitas de atención médica asociadas después del alta.

La pandemia de la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19) y sus bloqueos asociados, el aislamiento social y otras intervenciones llevaron a una gran disminución de las infecciones respiratorias, incluida la enfermedad neumocócica invasiva (IPD). En Inglaterra, los casos de ENI disminuyeron un 30 % después del primer confinamiento en marzo de 2020 y se mantuvieron bajos durante el invierno posterior hasta febrero de 2021, cuando los casos aumentaron un 8 % por encima de la incidencia media previa a la pandemia de 3 años para febrero. Cuando el país finalizó su tercer confinamiento nacional en marzo de 2021, tras la aparición de la variante alfa del coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo severo (SARS-CoV-2), los casos de ENI comenzaron a aumentar gradualmente. Para junio de 2021, el número de casos seguía siendo un 25 % más bajo que los niveles previos a la pandemia, pero se observó un aumento proporcionalmente mayor en los casos entre niños menores de 15 años. Tendencias de IPD durante julio-diciembre de 2021,

Los casos de ENI durante julio-diciembre de 2021 se compararon con julio-diciembre de 2020 y julio-diciembre en 3 años previos a la pandemia (2017-2019) mediante el uso de datos de vigilancia nacional mejorados para Inglaterra

Se quiso averiguar la eficacia de cada vacuna para reducir la infección por SARS-CoV-2, la enfermedad por covid-19 con síntomas, la covid-19 grave y el número total de muertes (incluyendo cualquier muerte, no solo las relacionadas con la covid-19).

Se quisieron conocer los episodios adversos graves que pudieran requerir hospitalización, poner en peligro la vida o ambas cosas, los episodios de reactogenia sistémica (reacciones inmediatas a corto plazo a las vacunas debidas principalmente a respuestas inmunológicas; p. ej., fiebre, dolor de cabeza, dolores corporales, cansancio) y cualquier episodio adverso (incluyendo episodios adversos no graves).

Se encontraron 41 estudios de todo el mundo, en los que participaron 433 838 personas, que evaluaron 12 vacunas diferentes. Treinta y cinco estudios incluyeron solo a personas sanas que nunca habían tenido covid-19. Treinta y seis estudios incluyeron solo a adultos, dos solo a adolescentes, dos a niños y adolescentes, y uno incluyó a adolescentes y adultos. Tres estudiaron a personas con sistemas inmunitarios debilitados y ninguno a embarazadas.

La mayoría de los casos evaluó los resultados menos de seis meses después de la vacunación primaria. La mayoría recibió cofinanciación de instituciones académicas y compañías farmacéuticas. La mayoría de los estudios comparó la vacuna de la covid-19 con un placebo. Cinco evaluaron añadir una dosis de refuerzo "mixta".

Conclusiones de los autores: 

En comparación con el placebo, la mayoría de las vacunas reducen, o probablemente reducen, la proporción de participantes con covid-19 sintomática confirmada, y para algunas de ellas, existe evidencia de certeza alta de que reducen la enfermedad grave o crítica. Es probable que haya poca o ninguna diferencia entre la mayoría de las vacunas y el placebo en cuanto a los efectos adversos graves. Más de 300 ECA registrados están evaluando la eficacia de las vacunas de la covid-19, y esta revisión se actualiza periódicamente en la plataforma COVID-NMA (covid-nma.com).

Implicaciones para la práctica

Debido a las exclusiones de los ensayos, estos resultados no pueden extrapolarse a embarazadas, personas con antecedentes de infección por SARS-CoV-2 ni personas inmunodeprimidas. La mayoría de los ensayos tuvieron un seguimiento corto y se llevaron a cabo antes de la aparición de variantes preocupantes.

Implicaciones para la investigación

Las investigaciones futuras deberían evaluar el efecto a largo plazo de las vacunas, comparar diferentes vacunas y programas de vacunación, evaluar la eficacia y seguridad de las vacunas en poblaciones específicas e incluir desenlaces como la prevención de la covid-19 persistente. También es fundamental mantener una evaluación continua de la eficacia y efectividad de las vacunas frente a las nuevas variantes preocupantes.

Contexto: La no adherencia a tratamientos antibióticos de pauta corta en niños puede conllevar el fracaso terapéutico y el desarrollo de microorganismos multirresistentes. Nuestro objetivo es proporcionar una estimación fiable sobre la adherencia al tratamiento en esta población. 

Métodos: Estudio observacional prospectivo, simple ciego, monitorizado electrónicamente, entre enero de 2018 y octubre de 2021. Se incluyeron pacientes de edad comprendida entre los 2 meses y los 5 años diagnosticados de infección bacteriana aguda que requerían una pauta corta (5-10 días) de antibiótico oral en monoterapia; y se les proporcionó un frasco de medicación monitorizado electrónicamente, que registra cada manipulación de la tapa. Los eventos principales a estudio fueron la adherencia, predefinida como la administración de >75% de las dosis prescritas; y la adecuada temporalidad de la adherencia, definida como la administración de >75% de las dosis prescritas en un +/-20% del periodo de tiempo establecido por la prescripción. 

Resultados: 100 niños (49 varones, edad media 1.87 años [0.2-5.1]) fueron incluidos en el análisis final. Únicamente 11 participantes recibieron todas las dosis recomendadas. La adherencia global fue de un 62%, mientras que la adecuada temporalidad de la adherencia fue 21%. Tras la aplicación de un modelo de regresión logística, el único factor con asociación significativa a la no adherencia fue el ser un padre soltero (odds ratio = 5.7; 95% intervalo de confianza [1.07-30.3]). Los facultativos que prescribieron el tratamiento sobreestimaron la adherencia, declarando que 49 de 62 (77.7%) de los participantes tendrían probablemente una buena adherencia. Los pacientes que predijeron tener una buena adherencia no resultaron tenerla con mayor probabilidad que aquellos que predijeron tener una mala adherencia (31/47 adherencia real en el grupo que predijo tener una buena adherencia vs 6/16, p =0.77).

Conclusiones: La adherencia a las pautas cortas de tratamiento antibiótico en infecciones bacterianas agudas es subóptima. Los médicos que prescribieron el tratamiento no fueron capaces de predecir la adherencia de sus pacientes. Estos datos son importantes a la hora de plantear las recomendaciones de duración de los tratamientos y de desarrollar programas de intervención para aumentar la adherencia. 


Contexto: Se han reportado asociaciones temporales entre la Enfermedad de Kawasaki (EK) y las vacunas en la infancia. Los datos que están disponibles sobre la EK tras las vacunas neumocócica 13-valente conjugada (PCV13) y del rotavirus son limitados. 

Métodos: Llevamos a cabo un estudio con modelo SCRI (Self-Controlled Risk Interval) usando el registro electrónico de datos de Vaccine Safety Datalink para investigar el riesgo de EK tras las vacunas PCV13 y del rotavirus en niños < 2 años nacidos entre los años 2006 y 2017. Los datos de todos los casos de hospitalización por EK, identificados mediante los códigos diagnósticos de la International Classification of Diseases, que presentaron el intervalo de riesgo predefinido (días +1-28 post-vacunación) o el de control (días +29-56 para la 1ª y 2ª dosis, y días +43-70 para la 3ª y 4ª dosis) fueron confirmados manualmente mediante la revisión de las tablas de datos. 


Resultados: Durante el periodo de estudio, se identificaron 655 casos de EK mediante los códigos diagnósticos de la International Classification of Diseases. De estos, se comprobó en las tablas de datos que 97 cumplían el intervalo de riesgo o el de control. En los análisis, el riesgo ajustado por edad de presentar EK tras cualquier dosis de PCV13 fue 0.75 (95% intervalo de confianza, 0.47-1.21). De la misma manera, el riesgo relativo ajustado por edad de presentar EK tras cualquier dosis de vacuna contra rotavirus fue 0.66 (95% IC, 0.40-1.09). Globalmente, no existe evidencia de que haya un riesgo mayor de EK tras una dosis de las vacunas PCV13 o del rotavirus. Además, no se identificó una agrupación de casos de EK estadísticamente significativa durante los días 1 a 70 post-vacunación. 


Conclusiones: La vacunación de PCV13 y rotavirus no se asociaron a un mayor riesgo de padecer EK en niños < 2 años. Nuestros resultados proporcionan evidencia adicional sobre la seguridad de estas vacunas. 

Introducción

La epidemia de bronquiolitis de otoño e invierno prácticamente desapareció durante el primer año de la pandemia de COVID-19.

Nuestros objetivos eran caracterizar la bronquiolitis durante el cuarto trimestre de 2020 y determinar el papel desempeñado por el virus SARS-CoV-2.

Métodos

Estudio multicéntrico prospectivo realizado en Madrid (España) entre los meses de octubre y diciembre de 2020, que incluyó a todos los niños ingresados con bronquiolitis aguda. Se recogieron los datos clínicos y se realizó una PCR múltiple para virus respiratorios.

Resultados

Se hospitalizó a treinta y tres pacientes con bronquiolitis durante el periodo del estudio: 28 correspondieron a rinovirus, 4 a SARS-CoV-2 y uno presentaba ambos tipos de infección. Las bronquiolitis por SAR-CoV-2 fueron comparables a las bronquiolitis por rinovirus, salvo por una estancia hospitalaria más corta. Se detectó una reducción significativa en la tasa de ingresos por bronquiolitis y no se aisló VSR.

Conclusión

 

Es raro que la infección por SARS-CoV-2 cause bronquiolitis aguda y no se asocia a una evolución clínica grave. Durante la pandemia de COVID-19 se produjo un descenso pronunciado de los casos de bronquiolitis.

 

Bibliografía Noviembre 2022

TOP Ten

Estimar el riesgo de recurrencia de eventos adversos posteriores a la inmunización (AEFI) tras la revacunación y determinar entre los pacientes con sospecha de alergia a la vacuna si la positividad de la prueba cutánea de alergia se asoció con la recurrencia de AEFI.

Diseño del estudio Este estudio observacional prospectivo incluyó pacientes evaluados en la Red Canadiense de Clínicas Especiales de Inmunización de 2013 a 2019 con AEFI que requirieron revacunación con la vacuna temporalmente asociada con su AEFI. Los participantes se sometieron a una evaluación y recopilación de datos estandarizada. Los médicos de la Clínica Especial de Inmunización utilizaron directrices para informar sus recomendaciones. Se realizó un seguimiento de los participantes después de la revacunación para detectar recidivas de la AEFI. Los datos se transfirieron a una base de datos central para su análisis descriptivo.

Resultados En total, se evaluaron 528 participantes con 627 AEFI; 570 (91%) AEFI se produjeron en niños menores de 18 años. Las IEAF incluyeron hipersensibilidad inmediata (130/627; 21%), reacciones locales importantes (110/627; 18%), erupción cutánea no urticarial (51/627; 8%), convulsiones (26/627; 4%) y trombocitopenia (11/627; 2%). Se recomendó la revacunación a 513 de 588 (87%) participantes. Entre los participantes a los que se recomendó y debía revacunarse durante el periodo de estudio, se revacunó al 63% (299/477). La recurrencia de AEFI fue del 10% (31/299) en general, del 31% (15/49) en el caso de reacciones locales importantes y del 7% (5/66) en el caso de hipersensibilidad inmediata. Ninguna recurrencia fue grave. Entre los 92 participantes con sospecha de alergia a la vacuna que se sometieron a pruebas cutáneas y fueron revacunados, el valor predictivo negativo de las pruebas cutáneas para la recurrencia de IEAF fue del 96% (IC del 95%: 92,5%-99,5%).

Conclusiones La mayoría de las personas con IEAF fueron revacunadas de forma segura. Entre aquellos con sospecha de alergia a la vacuna, las pruebas cutáneas pueden ayudar a determinar la seguridad de la revacunación.

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Objetivos: El objetivo del estudio fue comparar el fracaso del tratamiento antibiótico y las tasas de recurrencia entre agentes antibióticos (amoxicilina, amoxicilina-clavulanato, cefdinir y azitromicina) para niños con otitis media aguda (OMA) no complicada.

Diseño del estudio: completamos un estudio de cohorte retrospectivo de niños de 6 meses a 12 años de edad con OMA no complicada identificada en una base de datos de reclamos a nivel nacional. La exposición primaria fue el agente antibiótico y los resultados primarios fueron el fracaso del tratamiento y la recurrencia. Se utilizó la regresión logística para estimar los OR y los análisis se estratificaron por exposición primaria, edad del paciente y duración del antibiótico.

Resultados: De los 1 051 007 niños incluidos en el análisis, al 56,6% se les prescribió amoxicilina, al 13,5% amoxicilina-clavulánico, al 20,6% cefdinir y al 9,3% azitromicina. La mayoría de las recetas (93 %) eran para 10 días y el 98 % se surtieron en el plazo de 1 día desde el encuentro médico. El fracaso del tratamiento y la recurrencia ocurrieron en el 2,2 % (IC del 95 %: 2,1, 2,2) y el 3,3 % (3,2, 3,3) de los niños, respectivamente. Las tasas combinadas de fracaso y recurrencia fueron bajas para todos los agentes, incluida la amoxicilina (1,7%; 1,7, 1,8), amoxicilina-clavulánico (11,3%; 11,1, 11,5), cefdinir (10,0%; 9,8, 10,1) y azitromicina (9,8%; 9,6). , 10.0).

Conclusiones: A pesar de los cambios microbiológicos en la etiología de la OMA, el fracaso del tratamiento y la recurrencia fueron poco comunes para todos los agentes antibióticos y fueron menores para la amoxicilina que para otros agentes. Estos hallazgos respaldan el uso continuado de amoxicilina como agente de primera línea para la OMA cuando se recetan antibióticos.

En conclusión, las POCT pueden integrarse en el diagnóstico rutinario en los SU pediátricos, donde deben tomarse decisiones clínicas rápidas. Sin embargo, debe evitarse la realización de procedimientos diagnósticos que en última instancia no influyen en la toma de decisiones clínicas. Además de su impacto en términos de precisión diagnóstica, tanto las pruebas de patógenos como los biomarcadores tienen el potencial de afectar positivamente a resultados como la duración de la estancia o el tratamiento antibiótico, contribuyendo así a los esfuerzos de uso racional de antimicrobianos. Sigue habiendo una necesidad sustancial de más estudios prospectivos y controlados, especialmente sobre los biomarcadores del huésped y su impacto en los resultados clínicamente relevantes en los SU pediátricos, tanto en entornos de altos como de bajos recursos.

Effect of Point-of-Care Testing for Respiratory Pathogens on Antibiotic Use in Children: A Randomized Clinical Trial. JAMA Netw Open. 2022;5:e2216162.

Pregunta

Entre los niños que acuden al departamento de emergencias (ED) con síntomas respiratorios, ¿cuál es la eficacia clínica de la PCR múltiplex para patógenos respiratorios (RPP) en el punto de atención (POC), en comparación con ninguna prueba, en la prescripción de antibióticos?

Diseño

Ensayo controlado aleatorizado no ciego.

Ajuste

El servicio de urgencias pediátricas del Hospital Universitario de Oulu, Finlandia.

Participantes

≤17 años con fiebre y/o signos o síntomas respiratorios.

Intervención

POC RPP frente a la atención habitual en el servicio de urgencias.

Resultados

Prescripción de antibióticos.

Resultados principales

La prueba de RPP múltiplex POC no afectó la prescripción de antibióticos en el DE: cociente de riesgos, 0,96 (IC del 95 %, 0,79-1,16).

Conclusiones

La prueba POC RPP no afectó el comportamiento de decisión de antibióticos.

Comentario

Con la disponibilidad ampliada de diagnósticos moleculares multiplex para patógenos respiratorios, ha habido mucho entusiasmo sobre su potencial para mejorar la administración antimicrobiana. Hasta la fecha, este impacto no se ha establecido definitivamente.1,2En este ensayo aleatorizado bien diseñado realizado antes de la pandemia del SARS-CoV-2, los autores no encontraron diferencias en las recetas de antibióticos o la utilización de la atención médica entre los participantes que se sometieron a la prueba POC RPP y los que recibieron atención estándar. Las advertencias clave incluyen a) el uso frecuente de proteína C reactiva POC, que puede informar las decisiones de tratamiento con antibióticos según las pautas finlandesas3; b) baja tasa inicial de prescripción de antibióticos; yc) uso frecuente de multiplex RPP entre los controles. De todos modos, los hallazgos del estudio son importantes porque sugieren que la implementación POC de pruebas multiplex RPP en el ED no es rentable. Es posible que los resultados de la prueba no brinden ningún beneficio incremental para la toma de decisiones del proveedor cuando ya están respaldados por pruebas rápidas de influenza y RSV (y, más recientemente, SARS-CoV-2). Sin embargo, si bien la prueba POC multiplex RPP no parece beneficiosa cuando se usa en el servicio de urgencias pediátrico, se debe tener cuidado al extrapolar estos hallazgos a otros escenarios clínicos, ya que los ensayos aún pueden ser útiles para la administración de antimicrobianos, el control de infecciones o fines de salud pública.

La tos ferina es un problema de salud pública mundial. Muchos países han informado sobre una emergencia de enfermedad a pesar de los programas de vacunación bien establecidos. 1 Este aumento de la incidencia se ha atribuido a varios factores como una disminución de la inmunidad a lo largo del tiempo, un aumento de la detección al introducir las pruebas PCR en el diagnóstico, cambios antigénicos en Bordetella pertussis que permitirían escapar de la inmunidad vacunal y un cambio en la vacunación programas desde la vacuna de células enteras hasta la vacuna acelular. 2

En España la vacunación contra la tos ferina se introdujo en la década de 1960. De acuerdo con la epidemiología de la enfermedad y la disponibilidad de vacunas se han ido introduciendo algunos cambios en el calendario a lo largo del tiempo. En 1998, la vacuna acelular comenzó a reemplazar a la vacuna contra la tos ferina de células enteras y en 2005 la vacuna acelular la reemplazó por completo. Desde 2017, el calendario del programa de vacunación contra la tos ferina incluye dos dosis primarias a los 2 y 4 meses de edad, un primer refuerzo a los 11 meses y un segundo refuerzo a los 6 años con vacuna tetravalente (DTPa-IPV). 3

En España, las coberturas de vacunación contra la tos ferina se han mantenido muy altas en las últimas décadas, por encima del 95% para las dosis primarias y entre el 93% y el 95% para el primer refuerzo. 4 Sin embargo, los informes muestran un aumento constante en la incidencia de la tos ferina durante los cuatro períodos epidémicos descritos en los últimos veinte años (2002–2005; 2006–2009; 2010–2013; 2014–2019). Desde la tasa de incidencia más baja jamás registrada (alrededor de 1 caso por 100.000 habitantes) en 2002-2005, la tos ferina experimentó un fuerte aumento, alcanzando 7,3 casos por 100.000 habitantes en el período 2010-2013 y alcanzando hasta 19,9 casos por 100.000 habitantes en 2015 ( período epidémico 2014-2019). 5 , 6

Las hospitalizaciones por tos ferina muestran un patrón epidémico similar al de incidencia pero más estable. Los niños menores de un año, especialmente los menores de 2 meses, tienen las tasas más altas de hospitalización por tos ferina y también han experimentado un aumento constante en las últimas dos décadas. La tasa anual de hospitalizaciones por tos ferina en lactantes menores de 3 meses fue de 615 por 100 000 habitantes en el período epidémico 2010-2013, y alcanzó un máximo de 880 hospitalizaciones por 100 000 habitantes en 2015 (período epidémico 2014-2019). 6

Un estudio en Cataluña y Navarra encontró que el 14,9% de los casos de tos ferina fueron hospitalizados, de los cuales el 91% tenían < 6 meses. 7 En España el 59,5% de las hospitalizaciones por tos ferina, corresponden a menores de 3 meses, y el 91,7% a menores de un año de vida. 6 Los contactos del hogar, especialmente madres y hermanos, fueron la fuente de infección en la mayoría de los casos. 8 Entre 2000 y 2006 el promedio nacional de muerte por tos ferina fue de 1 muerte por año; entre 2007 y 2015 las defunciones ascendieron a 5,1 por año, mientras que en el período 2016-2019 las defunciones anuales por tos ferina descendieron a 2,5, todas ellas en recién nacidos menores de 3 meses. 6 , 9

En respuesta a este aumento de la tos ferina, en 2015, el Consejo del Sistema Nacional de Salud recomendó una dosis única de vacuna contra la tos ferina acelular (dTpa en cada embarazo) en mujeres embarazadas entre 27 y 36 semanas de gestación para proteger a los recién nacidos 10 siguiendo recomendaciones similares en los Estados Unidos y el Reino Unido. 11 regiones españolas comenzaron a implantar la vacunación en el embarazo a lo largo de 2014 y 2015 de manera que a principios de 2016 todas las regiones tenían disponible la vacunación contra la tos ferina en el embarazo. 9 La cobertura nacional de vacunación en el embarazo es alta, oscilando entre 80,1 % y 83,6 % en 2016-2019. 4

La base de esta intervención se basa en la evidencia de la transferencia transplacentaria de anticuerpos maternos. 12 Una dosis de vacuna contra la tos ferina durante el embarazo mejora los niveles de anticuerpos maternos y, por lo tanto, debe ofrecer protección pasiva al recién nacido en las primeras semanas de vida, antes de iniciar el calendario de vacunación primaria infantil a los 2 meses de edad. 12 La estrategia brinda el beneficio adicional de proteger a la madre contra la infección por tos ferina, lo cual es importante ya que las madres pueden ser una fuente de infección para los bebés. 13La recomendación de vacunación durante el embarazo se hizo con evidencia limitada y, aunque algunos estudios sugirieron una alta efectividad de la vacunación contra la tos ferina durante el embarazo, se recomiendan estudios posteriores a la implementación para evaluar la efectividad y el éxito a largo plazo de la estrategia. 14

Estudios recientes en España, incluidos los estudios publicados en este número de EIMC 15 , 16 , muestran un alto impacto de la vacunación materna contra la tos ferina en la tasa de hospitalización por tos ferina en lactantes. El artículo de Botia et al. 15 muestra una importante reducción del riesgo de hospitalización en niños menores de 2 meses y el estudio de Leon-Morillo et al. dieciséissugiere una reducción de los casos y la gravedad de la tos ferina en niños menores de 6 meses. La tasa nacional de hospitalización entre los bebés menores de 3 meses se redujo de manera drástica y constante a lo largo del período posterior a la vacunación (2016-2019): en 2019, la tasa de hospitalización (161 por cada 100 000 habitantes) fue más de cinco veces menor que la tasa de hospitalización ( 880 por 100.000) alcanzado en 2015.6

Otros estudios epidemiológicos habían demostrado una alta eficacia vacunal (VE) de la vacunación materna para reducir el riesgo de tos ferina en los dos primeros meses de vida. Amirthalingam et al. 17 con el método de tamizaje encontraron una VE del 90% en menores de 2 meses. Utilizando un diseño de estudio de casos y controles, Bellido et al. 18 y Godoy et al. 19 encontraron una VE estimada de 90,9%, de 88,0% respectivamente.

Revisiones sistemáticas recientes sobre la seguridad y la eficacia de la vacunación contra la tos ferina acelular durante el embarazo concluyen que la vacunación materna tiene una relación riesgo-beneficio positiva en general. 20 La eficacia en la prevención de la tos ferina en lactantes de <2–3 meses de edad fue consistentemente alta (69–93 %): alrededor del 70–90 % de la enfermedad de tos ferina y hasta el 90,5 % de las hospitalizaciones por tos ferina en lactantes menores de 3 meses de edad pueden evitado 21

En cuanto al momento ideal de la vacunación materna, algunos estudios han reportado una disminución de la VE con el aumento de las semanas de gestación al momento de la vacunación y una mayor concentración de anticuerpos en hijos de madres vacunadas en la primera parte del tercer trimestre. Se han observado concentraciones más altas y mayor avidez de anticuerpos en el suero de cordón de recién nacidos de madres vacunadas entre las 27-30 semanas de gestación en comparación con madres vacunadas después de las 30 semanas de gestación. 22

A la luz de estos hallazgos se adelantó en España el momento de la vacunación en el embarazo; desde 2020 se recomienda administrar una dosis de dTpa a partir de la semana 27 y preferentemente en la semana 27 o 28 3 , 10

El efecto de la vacunación materna en la reducción de la transmisión en el hogar también es consistente con estudios que indican que la transmisión de la tos ferina ocurre principalmente en el hogar 8 y que la madre y los hermanos son una fuente potencial de infección para los recién nacidos. 13 Además, un estudio reciente en España muestra que tener una madre inmigrante y tener un hermano en edad escolar aumenta el riesgo de tos ferina. 19Tener una madre inmigrante puede ser un marcador de riesgo en comunidades con mayor riesgo de tos ferina, debido a la menor cobertura de vacunación en el embarazo y la exposición a casos de tos ferina. Los informes han asociado tener un hermano en edad escolar con la transmisión en el hogar. En un estudio sobre el riesgo de tos ferina en el hogar, los hermanos de los casos de tos ferina fueron identificados como los convivientes con mayor riesgo. 8

Todos estos estudios brindan evidencia sólida para ayudar a las madres embarazadas y a los profesionales de la salud a tomar decisiones informadas sobre la conveniencia de la vacunación durante el embarazo, lo cual es importante porque se ha demostrado que el asesoramiento de los profesionales de la salud sobre la vacunación materna durante el embarazo es el factor más importante para mejorar la vacunación. coberturas 23

Las medidas no farmacológicas tomadas para reducir la transmisión durante la pandemia de COVID-19 pueden haber tenido un impacto significativo en la reducción de infecciones respiratorias por virus y bacterias. En el estudio de Leon-Morillo et al. 16 , no se observaron casos de tos ferina durante el primer año de pandemia y sugiere la potencial utilidad de estas medidas para prevenir casos en el hogar, especialmente si hay recién nacidos con riesgo de desarrollar tos ferina. Este tema alentaría estudios más detallados en el futuro.

En conclusión, la mayoría de los estudios muestran una alta VE de la vacunación materna contra la tos ferina para proteger a los niños menores de 2 meses. Vivir con hermanos en edad escolar es un factor de riesgo para la tos ferina en niños menores de 2 meses. Las vacunas tienen buena aceptación por parte de la población en España, pero todavía hay margen de mejora en la cobertura de la vacunación dTpa durante el embarazo. Las vacunas contra la tos ferina son seguras y protectoras; las mujeres embarazadas, los lactantes y los niños deben recibir oportunamente las dosis programadas para prevenir la tos ferina grave entre los recién nacidos. Debe promoverse el desarrollo de nuevas vacunas con una protección más duradera.

La recomendación de la vacunación frente a la tosferina en embarazadas se instauró en Cataluña en febrero del 2014. El objetivo del presente estudio fue comparar la tasa de hospitalización por tosferina en niños menores de un año de edad antes y después de la implantación del programa de vacunación.

Métodos. Estudio observacional y retrospectivo de pacientes menores de un año ingresados con diagnóstico de tosferina. Se comparó la tasa de hospitalización del periodo previo al programa de vacunación (2008-2013) con la del periodo con programa de vacunación (2014-2019) en el total de menores de un año y en 2subgrupos: en menores de 3 meses y en lactantes de 3 a 11 meses.

Resultados. La tasa de hospitalización fue significativamente menor en el periodo con programa de vacunación en menores de un año y en menores de 3 meses (2,43 vs. 4,72 por 1.000 personas-año y 6,47 vs. 13,11 por 1.000 personas-año, respectivamente). Las razones de tasas entre períodos fueron: 0,51 (IC del 95%, 0,36-0,73) para los menores de un año; 0,49 (IC del 95%, 0,32-0,75) para los menores de 3 meses y 0,56 (IC del 95%, 0,30-1,03) para los de 3-11 meses. No se observaron diferencias estadísticamente significativas en la gravedad de los cuadros clínicos de los pacientes entre ambos periodos.

Conclusión. La instauración del programa de vacunación contra la tosferina en embarazadas se ha asociado a una menor tasa de hospitalización por tosferina de forma global en los menores de un año de edad y específicamente en los menores de 3 meses.

La tosferina ha aumentado su incidencia y severidad especialmente en lactantes, por lo que la vacunación de la embarazada se ha introducido como estrategia preventiva. La pandemia de la COVID-19 parece haber disminuido la incidencia de distintas enfermedades respiratorias.

Métodos. Estudio retrospectivo entre 2012-2021, analizando la influencia de la vacunación de la embarazada y del primer año de la pandemia de la COVID-19 en los casos de tosferina.

Resultados. Se incluyeron 960 pacientes de atención primaria y hospitalaria con sospecha de tosferina, con 130 casos diagnosticados (104 niños y 26 adultos). En el periodo posvacunal, se observó una disminución de casos y de severidad de la tosferina en niños menores de 6 meses y de los diagnósticos en mujeres adultas. No se detectó ningún paciente con tosferina durante el periodo de la COVID-19.

Conclusión. Tanto la vacunación de la embarazada como el primer año de la pandemia de la COVID-19 han disminuido significativamente los casos de tosferina.

Durante los últimos años ha habido un aumento en la aparición de resistencias antimicrobianas, lo cual supone un grave problema de salud pública. El mal uso de antimicrobianos es un factor determinante en su desarrollo. La población pediátrica no queda exenta de dicha problemática ya que la prescripción de antibióticos en pediatría es elevada, y en muchas ocasiones inadecuada.

La incorporación de los programas de optimización de uso de antimicrobianos (PROA) ha resultado ser una medida crucial para disminuir el riesgo en la aparición de resistencias antibióticas. A nivel internacional se reconoce la necesidad de crear PROA específicos en pediatría (PROA-P) debido a las diferencias existentes entre pacientes adultos y pediátricos en referencia a las infecciones, así como al abordaje tanto diagnóstico como terapéutico de las mismas. Por esta misma razón, los PROA-P deben ser programas multidisciplinares liderados por especialistas en infecciones pediátricas y trabajar con indicadores específicos pediátricos (DOT, patrones de sensibilidad antibiótica de población pediátrica, indicadores clínicos…), que permitan detectar puntos de mejora y establecer estrategias dirigidas eficaces. Por otro lado, es imprescindible el apoyo y liderazgo por parte de las distintas sociedades científicas implicadas.

El objetivo de este documento es dar a conocer el posicionamiento de la Sociedad Española de Infectología Pediátrica (SEIP) sobre la implementación de los PROA pediátricos hospitalarios en nuestro territorio, así como aportar herramientas que ayuden en la aplicación de dichos programas en los diferentes hospitales de las distintas regiones sanitarias del país.

 

Casos clínicos

Un niño sano de 4 años presentó una lesión anular, eritematosa, escamosa y seca en la cara. La lesión estaba bien delimitada, con pústulas superficiales en un borde externo elevado y un centro pálido (Figura 1). Había antecedentes de contacto estrecho con perros y gatos. El niño había sido diagnosticado de eczema y recibía glucocorticoides tópicos, que agravaron la lesión y provocaron la formación de pústulas observadas en la dermatoscopia (figura 2). El examen microscópico directo de los raspados de la cara reveló numerosas hifas septadas endothrix bajo tinción con blanco de calcoflúor (Figura 3). El cultivo de hongos fue positivo para Trichophyton mentagrophyte. Las lesiones se resolvieron completamente tras 4 semanas de tratamiento con terbinafina oral 125 mg/día.

Un lactante varón de 4 semanas de edad presentó 5 días de erupción facial con costras de miel (figura A). Fue ingresado en un hospital infantil local para iniciar tratamiento. Los intentos iniciales de colocación de vías intravenosas desencadenaron el signo de Nikolsky, con exfoliación de la piel en los lugares de presión lateral en los pies del paciente (Figura, B). Durante los 2 días siguientes, la descamación de la piel progresó en las piernas y el torso. En un frotis facial creció abundante Staphylococcus aureus sensible a la meticilina (MSSA), lo que apoyó el diagnóstico de impétigo neonatal local con síndrome de piel escaldada estafilocócica (SSSS) diseminado y mediado por toxinas. Se inició un tratamiento específico del MSSA con oxacilina. El lactante completó un tratamiento antibiótico de 10 días con resolución completa de los síntomas.

Este caso ilustra la relación entre la infección localizada por Staphylococcus aureus (impétigo) y el SSSS, que es consecuencia de los efectos sistémicos de las toxinas exfoliativas A o B. Las lesiones con costras de miel, especialmente las lesiones periorales, son una característica distintiva del impétigo neonatal, que es consecuencia de la infección localizada y la producción de toxinas por S aureus.1 Las toxinas exfoliativas A y B producidas por S. aureus pueden viajar a través del torrente sanguíneo a zonas distantes y provocar la exfoliación de la piel, como se observa en el SSPA.2 Las toxinas estafilocócicas ya se relacionaron con la fisiopatología del síndrome de la piel de naranja en 1970, cuando se demostró que los estafilococos cumplían los postulados de Koch en un modelo murino neonatal de síndrome de la piel de naranja.3 Estas toxinas son proteasas de serina que escinden la desmogleína-1,4 una proteína necesaria para la adhesión entre queratinocitos en el estrato granuloso de la piel.5 La alteración de la desmogleína-1 da lugar a grandes parches de descamación de la piel y a la presencia del signo de Nikolsky, en el que una fuerza de cizallamiento provoca la separación de la epidermis y la creación de una erosión.6 El MSSA está implicado en la mayoría de los casos de SSSS probados mediante cultivo en EE. UU., con una pequeña minoría de casos de MRSA.7,8

Rara vez se ha informado osteomielitis por fiebre Q en niños. Esta infección tiene una fisiopatología poco clara y se desconoce la terapia óptima. Presentamos el caso de una niña de 2 años con osteomielitis multifocal recurrente por Coxiella burnetti : fémur, metatarsiano, cuneiforme y calcáneo. Destacamos el complicado diagnóstico y manejo de este caso y la importancia de considerar fiebre Q en niños con osteomielitis multifocal crónica-recurrente.

La enfermedad de manos, pies y boca (EMPB) es una erupción febril frecuente en la infancia causada por enterovirus (EV): Coxsackie A16 (CA16), EV A71, Coxsackie A6, Coxsackie B y virus Echo.1 Recientes informes de los medios de comunicación del estado indio de Kerala han destacado casos de "gripe del tomate" en niños pequeños, descrita como una enfermedad febril eruptiva con lesiones cutáneas redondas y rojas de aspecto similar a los tomates.2 Aquí describimos un caso de "gripe del tomate", que nos remitió su médico de familia.

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Una niña de 16 meses fue remitida a nuestro hospital con un tumor de la pared torácica que había aumentado de tamaño recientemente. No era vulnerable a la infección y ni ella ni su familia habían tenido contacto con nadie diagnosticado de tuberculosis. Había recibido una vacuna de bacilo de Calmette-Guérin (BCG) (Mycobacterium bovis BCG cepa Tokio-172) administrada percutáneamente en el brazo izquierdo mediante el método de multipunción a la edad de 2 días en Bangkok, Tailandia. En el momento de la presentación, la niña estaba afebril y no presentaba síntomas respiratorios. La exploración física reveló una masa blanda (3×3 cm) con un margen claro y sin decoloración en el esternón derecho. No había linfadenopatías.

Una joven de 18 años de edad, previamente sana, acudió a la consulta externa de pediatría con una historia aguda de erupción cutánea en las extremidades inferiores de piernas, tobillos y pies, con reciente extensión a los brazos. Posteriormente desarrolló dolor abdominal importante, dolor articular y hematuria. Los hallazgos de la exploración física mostraban una discreta erupción purpúrica palpable sin manchas en las extremidades superiores (figura 1) e inferiores (figura 2) bilaterales, con múltiples lesiones vesiculobullosas hemorrágicas intactas y rotas en piernas y tobillos. Se sospechó una vasculitis por inmunoglobulina A (IgAV; anteriormente púrpura de Henoch Schönlein), pero el importante aspecto bulloso llevó a confusión clínica. Se obtuvo una biopsia cutánea, que demostró un depósito capilar de IgA, lo que confirmó el diagnóstico. Se inició el tratamiento con prednisona 80 mg/día para los síntomas graves, y todos los síntomas se resolvieron por completo en el plazo de un mes sin recurrencia ni complicaciones a largo plazo durante los meses siguientes.

La IgAV es la vasculitis sistémica infantil más frecuente. Se calcula que la incidencia mundial anual es de 10-20 casos por cada 100 000 niños. Puede observarse a cualquier edad, incluida la edad adulta, pero es más frecuente en la infancia, con una incidencia máxima entre los 4 y los 7 años de edad.1 La presentación suele ser aguda, y el diagnóstico debe basarse en el hallazgo de púrpura palpable en presencia de una tríada clásica de dolor abdominal, artritis o artralgia y afectación renal. La erupción purpúrica palpable no trombocitopénica comienza casi exclusivamente en las extremidades inferiores y las nalgas (Figura 3). En raras ocasiones, la erupción puede progresar hasta afectar a las extremidades superiores o evolucionar a lesiones ampollosas hemorrágicas.2 En pacientes con una presentación inusual o incompleta, la biopsia del órgano afectado puede confirmar el depósito histológico de IgA. La mayoría de los casos de IgAV son autolimitados, con un pronóstico excelente en el primer mes, pero pueden producirse episodios recurrentes en aproximadamente el 25% de los pacientes.3 Puede ser necesario un tratamiento durante la fase aguda para las secuelas graves de vasculitis gastrointestinal o renal. La afectación renal con nefritis por IgAV es la complicación más grave y está relacionada con la morbilidad y mortalidad a largo plazo, representando ∼1%-2% de todas las enfermedades renales infantiles terminales.4 Por lo tanto, todos los pacientes con IgAV deben someterse a un seguimiento renal activo durante al menos 6-12 meses después del episodio agudo con análisis de orina rutinarios y controles de la presión arterial.5,6 Cabe destacar que la presencia de lesiones bullosas no parece estar asociada con una enfermedad extracutánea más grave.2

Un niño de 18 meses acudió a nuestro servicio con una erupción cutánea que se extendía desde la parte superior del brazo izquierdo hasta el pulgar. Era un niño inmunocompetente que no tenía antecedentes de varicela ni había estado en contacto con ningún paciente con varicela o herpes zóster. Nueve días antes de la aparición de la erupción, había recibido una primera dosis de vacuna viva atenuada contra la varicela (vacuna Oka; vOka) en la parte superior del brazo izquierdo. La exploración física reveló múltiples vesículas con eritema desde la parte superior del brazo izquierdo hasta el pulgar, distribuidas a lo largo del dermatoma C6 (Figura, A y B ). No había fiebre ni erupción generalizada. La prueba inmunocromatográfica rápida del antígeno del virus varicela-zóster (Derma-quick, Maruho) de las ampollas fue positiva. Se diagnosticó una erupción cutánea similar al zóster inducida por la vacuna de la varicela. El aciclovir oral 750 mg/día mejoró rápidamente la erupción cutánea en 4 días.

Para identificar si este virus de la varicela-zóster era del tipo salvaje o de la cepa vOka, recogimos costras del lugar de administración en la parte superior del brazo izquierdo y en la parte distal de la mano. Se extrajo ADN y se analizaron polimorfismos de un solo nucleótido en la región 62 del marco de lectura abierto, demostrando que ambas muestras coincidían con la cepa vOka.

Las cepas vOka raramente causan erupciones cutáneas similares al zóster (también conocidas como herpes zóster) tras la administración de la vacuna viva atenuada contra la varicela. Se ha informado de que la frecuencia de la erupción cutánea es de 0,7-2,1/100 000 dosis de la vacuna contra la varicela.1,2 Aproximadamente la mitad de estos casos presentan erupción cutánea similar al zóster en el lugar de vacunación, lo que implica una infección directa desde el lugar de inoculación a las neuronas periféricas subyacentes como posible mecanismo patogénico. El intervalo medio entre la vacunación y la aparición de la erupción cutánea similar al zóster es de 154-219 días.1, 2, 3 Este caso es extremadamente raro y educativo, ya que la inoculación de la cepa vOka puede causar inmediatamente una erupción cutánea similar al zóster en un receptor inmunocompetente.


 

La miocarditis aguda es una enfermedad inflamatoria del miocardio potencialmente mortal causada principalmente por infecciones virales. En las miocarditis virales el daño puede producirse por toxicidad directa del virus (virus-mediada) o por la respuesta desencadenada por la infección viral (inmunomediado). Los virus Coxsackie suelen producir miocarditis mediada por virus, ya que la replicación viral causa un daño miocárdico directo1.

Existen lagunas de conocimiento críticas en lo referente al diagnóstico, pronóstico y tratamiento de la miocarditis. El objetivo del presente artículo es describir la presentación clínica de la miocarditis causada por el virus Coxsackie y su evolución.

El virus Coxsackie es uno de los agentes causales de miocarditis más frecuentes en la infancia. En un período de 14 años (de abril de 2007 a septiembre de 2021) se detectaron 5 casos de miocarditis por el virus Coxsackie confirmados por reacción en cadena de la polimerasa (PCR) en muestras de sangre de un total de 55 casos de miocarditis viral, de manera que el virus Coxsackie fue el segundo agente causal más frecuente en la muestra tras el parvovirus B19.

Los casos se produjeron en 4 neonatos (edad mediana: 16,5 días; rango: 8-24) y un lactante de 10 meses de edad. Las características demográficas y clínicas de la muestra se presentan en la tabla 1.

 

Para ampliar

Objetivos. Evaluar la frecuencia y gravedad de los nuevos casos de diabetes tipo 2 de inicio juvenil en EE.UU. durante el primer año de la pandemia en comparación con la media de los 2 años anteriores.

Diseño del estudio. Multicéntrico (n = 24 centros), hospitalario, revisión retrospectiva de historias clínicas. Se incluyeron jóvenes de ≤21 años con diabetes tipo 2 recién diagnosticada entre marzo de 2018 y febrero de 2021, índice de masa corporal ≥85 percentil y autoanticuerpos pancreáticos negativos. Se compararon los datos demográficos y clínicos, incluidos los números de casos y la frecuencia de descompensación metabólica, entre los grupos.

Resultados. Se evaluó a un total de 3113 jóvenes (media [DE] 14,4 [2,4] años, 50,5% mujeres, 40,4% hispanos, 32,7% negros, 14,5% blancos no hispanos). Los nuevos casos de diabetes tipo 2 aumentaron un 77,2% en el año durante la pandemia (n = 1463) en comparación con la media de los 2 años anteriores, 2019 (n = 886) y 2018 (n = 765). La probabilidad de presentar descompensación metabólica y cetoacidosis diabética grave también aumentó significativamente durante la pandemia.

Conclusiones. La carga de diabetes tipo 2 de reciente diagnóstico en jóvenes aumentó significativamente durante la pandemia de enfermedad por coronavirus de 2019, lo que provocó una enorme presión sobre los proveedores de atención médica de diabetes pediátrica, los pacientes y las familias. No está claro si el aumento fue causado por la infección de la enfermedad por coronavirus 2019, o simplemente asociado con los cambios ambientales y los factores de estrés durante la pandemia. Se necesitan más estudios para determinar si este aumento se limita a los EE. UU. y si persistirá en el tiempo.

OBJETIVOS. Los brotes de gastroenteritis aguda (AGE, por sus siglas en inglés) ocurren comúnmente en entornos de congregación, incluidas escuelas y guarderías. Estos brotes interrumpen las instituciones, provocando ausencias y cierres temporales de instalaciones. Este estudio analizó la epidemiología de los brotes de GEA en escuelas y guarderías en los Estados Unidos.

MÉTODOS. Analizamos los brotes de AGE que ocurrieron en escuelas desde jardín de infantes hasta el grado 12 y en guarderías informados a través del Sistema Nacional de Informes de Brotes en los Estados Unidos de 2009 a 2019 y comparamos esta información con los datos de 2020. Las características de los brotes y los casos se compararon mediante la prueba de suma de rangos de Kruskal-Wallis, la prueba de bondad de ajuste de la χ 2 y la prueba exacta de Fisher.

RESULTADOS. De 2009 a 2019, hubo 2623 brotes en escuelas, 1972 en guarderías y 38 en escuelas y guarderías. Los brotes escolares fueron mayores (mediana, 29 casos) que los brotes en guarderías (mediana, 10 casos). Los brotes en guarderías fueron más prolongados (mediana, 15 días) que los brotes escolares (mediana, 9 días). Norovirus (2383 brotes; 110 190 enfermedades) y Shigella spp. (756 brotes; 9123 enfermedades) fueron las etiologías más reportadas. El norovirus fue la principal etiología en las escuelas; norovirus y Shigella spp. fueron etiologías dominantes en las guarderías. La mayoría de los brotes (85,7 %) se propagaron por contacto de persona a persona. En 2020 se notificaron 123 brotes, el 85% en el primer trimestre.

CONCLUSIONES. Las escuelas y los centros de cuidado infantil son escenarios comunes de brotes de AGE en los Estados Unidos. La mayoría de los brotes fueron causados ​​por norovirus y Shigella spp. y propagarse a través de la transmisión de persona a persona. Se informaron menos brotes en 2020 debido a la pandemia de COVID-19. Los esfuerzos de prevención y control deben centrarse en interrumpir la transmisión, incluida la desinfección ambiental, el lavado de manos adecuado, el cambio de pañales seguro y la exclusión de personas enfermas.

OBJETIVO. Los niños pequeños corren un mayor riesgo de sufrir complicaciones relacionadas con la gripe. Se comparó la seguridad e inmunogenicidad de una vacuna antigripal tetravalente inactivada de base celular (QIVc) con una vacuna autorizada en EE.UU. (QIV) en niños de 6 a 47 meses de edad.

MÉTODOS. Se realizó un estudio multicéntrico de fase 3, aleatorizado, ciego a los observadores y controlado por comparadores durante la temporada de gripe 2019-2020 del hemisferio norte. Los niños fueron aleatorizados 2:1 a QIVc o QIV y recibieron 1 o 2 dosis de la vacuna, dependiendo del historial de vacunación antigripal. Se evaluó la seguridad durante 180 días después de la última vacunación y se recogieron sueros antes y 28 días después de la última vacunación para medir los títulos de anticuerpos en ensayos de inhibición de la hemaglutinación y microneutralización. Los criterios de no inferioridad se cumplieron si los límites superiores del intervalo de confianza (IC) del 95% de dos caras para la relación de títulos media geométrica (QIV:QIVc) no superaban 1,5 y para la diferencia de la tasa de seroconversión (QIV-QIVc) no superaban el 10% para las 4 cepas víricas.

RESULTADOS

La inmunogenicidad se evaluó en 1092 sujetos QIVc y 575 QIV. Se cumplieron los criterios de éxito para todas las cepas vacunales. La media geométrica de los títulos (límite superior, IC del 95%) fue A/H1N1, 0,73 (0,84); A/H3N2, 1,04 (1,16); B/Yamagata, 0,73 (0,81); y B/Victoria, 0,88 (0,97). Las diferencias de seroconversión (límite superior IC 95%) fueron -11,46% (-6,42), 3,13% (7,81), -14,87% (-9,98) y -5,96% (-1,44) para A/H1N1, A/H3N2, B/Yamagata y B/Victoria, respectivamente. Las tasas de acontecimientos adversos fueron similares entre los 2 grupos, sin ningún acontecimiento adverso grave relacionado con la vacunación.

CONCLUSIONES. La vacuna QIVc fue bien tolerada y las respuestas inmunitarias fueron similares a las de la vacuna QIV autorizada en EE.UU. en niños de 6 a 47 meses de edad.

 

Los resultados de este estudio prospectivo multicéntrico sobre la exactitud de las pruebas diagnósticas indican que las pruebas moleculares de muestras de saliva oral para detectar el SRAS-CoV-2 en niños son una alternativa exacta y menos invasiva a las pruebas moleculares de frotis nasofaríngeos/orofaríngeos.

Objetivos Evaluar el rendimiento de la PCR de transcripción inversa (RT-PCR) con hisopo de saliva oral (OSS) en comparación con la RT-PCR y la prueba de diagnóstico rápido de antígenos (Ag-RDT) en hisopos nasofaríngeos (NPS) para SARS-CoV-2 en niños.

Diseño Estudio diagnóstico transversal multicéntrico.

Estudio de ámbito anidado en una cohorte observacional prospectiva (EPICO-AEP) realizado entre febrero y marzo de 2021 que incluye 10 hospitales de España.

Pacientes Se incluyeron niños de 0 a 18 años con síntomas compatibles con Covid-19 de ≤5 días de duración. Se recogieron dos muestras de NPS (Ag-RDT y RT-PCR) y una muestra de OSS para RT-PCR.

Resultado principal Desempeño de Ag-RDT y RT-PCR en NPS y RT-PCR en muestra de OSS para SARS-CoV-2.

Resultados Se incluyeron 1.174 niños de 3,8 años (RIC 1,7-9,0); 73/1174 (6,2%) pacientes dieron positivo por al menos una de las técnicas. La sensibilidad y la especificidad de OSS RT-PCR fueron del 72,1 % (IC del 95 %: 59,7 a 81,9) y del 99,6 % (IC del 95 %: 99 a 99,9), respectivamente, frente al 61,8 % (IC del 95 %: 49,1 a 73) y del 99,9 % (IC del 95 %: CI 99,4 a 100) para el Ag-RDT. El índice Kappa fue de 0,79 (IC del 95 %: 0,72 a 0,88) para OSS RT-PCR y de 0,74 (IC del 95 %: 0,65 a 0,84) para Ag-RDT versus NPS RT-PCR.

Conclusiones La RT-PCR en la muestra de OSS es una opción precisa para la prueba de SARS-CoV-2 en niños. Una técnica menos intrusiva para los pacientes más jóvenes, que suelen someterse a pruebas con frecuencia, podría aumentar el número de pacientes examinados. 

Antecedentes: Los menores no acompañados y separados (MENA) son un grupo de alto riesgo de contraer enfermedades infecciosas y la información sobre su estado de vacunación es escasa. Se utilizan diferentes enfoques para examinar a los menores recién llegados a Europa. El objetivo de este estudio fue describir el estado de salud y la protección serológica frente a diferentes enfermedades prevenibles mediante vacunación entre los UASC para informar la toma de decisiones de salud pública.

Métodos: Estudio retrospectivo de todos los UASC atendidos en un centro de referencia de salud internacional en Barcelona (España) entre enero de 2017 y febrero de 2020. Los resultados del cribado se analizaron mediante regresión logística binaria con ajuste por síntomas, origen geográfico y tiempo desde la llegada.

Resultados: Se estudiaron 289 UASC (88,9% varones; mediana de edad, 17 años). Se diagnosticó al menos una infección en 136 menores (47,1%). Se observó una elevada prevalencia de parásitos intestinales (22,8%), infección tuberculosa latente (22,5%) y hepatitis B (5,2%), incluso en individuos asintomáticos, y especialmente entre los UASC procedentes del África subsahariana (odds ratio, 2,5; intervalo de confianza del 95%, 1,5-4,0; P &lt; 0,001). No se observó una asociación significativa entre los síntomas clínicos y la presencia de infección ni diferencias en la prevalencia de las distintas infecciones según el número de meses transcurridos desde la llegada. La protección frente al virus de la hepatitis B (36%), el sarampión (80%) y la varicela (83%) fue subóptima.

Conclusiones: Nuestros resultados destacan la importancia de los programas de cribado y vacunación para los UASC que llegan a Europa, especialmente a los países fronterizos. Los protocolos deben ajustarse en función del origen geográfico. La ausencia de síntomas no descarta necesariamente la infección, resaltando la importancia del cribado en menores asintomáticos. Estos programas son una prioridad de salud pública y no deben descuidarse durante la actual pandemia de COVID-19.

Antecedentes: Los norovirus son una de las principales causas de gastroenteritis aguda en todos los grupos de edad en Australia. Se exploró la epidemiología de la infección sintomática y asintomática por norovirus y se evaluaron los factores de riesgo y la carga asistencial relacionada en niños australianos durante sus 2 primeros años de vida.

Métodos: Los participantes en la cohorte de nacimiento Observational Research in Childhood Infectious Diseases proporcionaron hisopos de heces semanales, observaciones diarias de síntomas gastrointestinales (vómitos y heces blandas) y datos de asistencia sanitaria. Los hisopos se sometieron a pruebas por lotes para detectar genogrupos de norovirus (GI y GII) mediante ensayos de reacción en cadena de la polimerasa en tiempo real.

Resultados: En total, 158 niños devolvieron 11.124 hisopos. Hubo 221 episodios de infección, de los cuales 183 (82,8%) fueron GII. La tasa de incidencia fue de 0,90 infecciones por niño-año [intervalo de confianza (IC) del 95%: 0,74-1,09]. La tasa de incidencia de infecciones sintomáticas fue de 0,39 por niño-año (IC 95%: 0,31-0,48), con un pico entre los 6 y los 11 meses de edad [0,58 (IC 95%: 0,41-0,81)]. La incidencia aumentó significativamente con la edad y la asistencia a guarderías. De 209 episodios con datos de diarios de síntomas, 82 (39,2%) fueron sintomáticos; de ellos, 70 (85,4%) se asociaron a vómitos y 29 (35,4%) a diarrea. El 41% de los episodios sintomáticos requirieron asistencia sanitaria, incluidas 4 visitas a urgencias y 1 hospitalización. Los niños con infecciones iniciales tuvieron casi el doble de riesgo de acudir a atención primaria que los que presentaron infecciones posteriores (cociente de riesgos ajustado: 1,92; IC 95%: 1,01-3,65).

Conclusiones: Las infecciones por norovirus, en particular GII, son frecuentes en niños australianos de 6 a 23 meses de edad. Las estimaciones de la incidencia de norovirus, incluidas las infecciones sintomáticas y la utilización de asistencia sanitaria en entornos comunitarios en niños pequeños, son cruciales para planificar programas de vacunación contra norovirus y determinar la eficacia de las vacunas.

OBJETIVOS

Una ruta de atención integrada de bronquiolitis (BICP) demostró ser útil para reducir el uso de medicamentos innecesarios a nivel local. El objetivo de este estudio fue reducir el sobretratamiento ampliando el BICP en nuestro servicio de salud regional en la temporada de bronquiolitis de 2019 y 2020.

MÉTODOS

Llevamos a cabo una iniciativa de mejora de la calidad (MC) en 115 centros de atención primaria (AP) y 7 hospitales en el País Vasco, España, desde octubre de 2019 hasta marzo de 2020. La medida de resultado primaria fue el porcentaje de niños a los que se les recetó salbutamol comparando la tasa con esa en la temporada anterior de bronquiolitis (octubre de 2018-marzo de 2019). Los resultados secundarios fueron el uso de otros medicamentos. Las medidas de equilibrio fueron la hospitalización y las tasas de retorno no programadas.

RESULTADOS

Incluimos 8153 visitas al PC, 3424 atenciones al departamento de emergencias (ED) y 663 episodios de atención hospitalaria, de los cuales 3817 (46,8%), 1614 (47,1%) y 328 (49,4%) ocurrieron en el período posterior a la intervención, respectivamente. El uso de salbutamol disminuyó del 27,1 % al 4,7 %, del 29,5 % al 3,0 % y del 44,4 % al 3,9 % ( P < 0,001) en los centros de AP, Eds y salas de hospital, respectivamente. En AP, las tasas de prescripción de corticoides y antibióticos cayeron del 10,1% al 1,7% y del 13,7% al 5,1%, respectivamente ( p < 0,001). En los departamentos de urgencias y hospitales, las tasas de uso de epinefrina cayeron del 14,2 % al 4,2 % ( p < 0,001) y del 30,4 % al 19,8 % ( p = 0,001), respectivamente. No se observaron variaciones en las medidas de equilibrio.

CONCLUSIONES

La ampliación del BICP se asoció con disminuciones significativas en el uso de medicamentos para controlar la bronquiolitis en un servicio de salud regional sin consecuencias no deseadas.

 


 

Bibliografía octubre 2022

TOP TEN

An Pediatr (Barc). 2022;97:262-9

Introducción. La tos ferina es una infección respiratoria causada por bacterias del género Bordetella, principalmente por las especies pertussis y parapertussis. A pesar de las altas coberturas vacunales en países desarrollados, está considerada como una enfermedad reemergente existiendo, además, una infranotificación y un infradiagnóstico especialmente en los pacientes que no precisan derivación hospitalaria.

Material y métodos. Estudio descriptivo, prospectivo y multicéntrico de diagnóstico de casos de tos ferina, así como el estudio de sus contactos en 17 consultas de pediatría de Atención Primaria (AP) mediante la toma de muestras para realización de técnicas de reacción en cadena de la polimerasa (PCR) a lo largo de cuatro años y tras la implantación de la vacunación sistemática de la tos ferina en el embarazo.

Resultados. Se diagnostican un total de 50 pacientes; la tasa de incidencia estimada en estos años fue superior a las publicadas en edad pediátrica. Un 14% de los casos sucedieron en menores de un año. La media de edad fue de 6,7 años. La tos estuvo presente en el 100% de los casos, seguida de los vómitos y rinorrea como síntomas más frecuentes. Sólo un paciente precisó ingreso y ninguno falleció ni presentó complicaciones. Bordetella pertussis (B. pertussis) (BP) fue el agente causal predominante. Sólo un 40% conocía la fuente de contagio. En un 26% de los casos se comprobó mediante PCR tos ferina en sus contactos y en un 46% se sospechó clínicamente, aunque sin confirmación microbiológica.

Conclusiones

El acceso a pruebas diagnósticas (PCR) para tos ferina en AP permite optimizar su diagnóstico y tratamiento, cortar la cadena de transmisión, conocer las tasas de incidencia reales y valorar el impacto de la vacunación sistemática de las embarazadas en esta enfermedad.

La aplicación del distanciamiento social, el uso de mascarillas y otras prácticas de control de infecciones en respuesta a la pandemia de COVID-19 modificó rápidamente la incidencia de otras enfermedades infecciosas, en particular las enfermedades respiratorias. 1-4 El retorno gradual a las actividades prepandémicas, junto con las nuevas variantes de SARS-CoV-2, permitió la aparición de oleadas sucesivas de COVID-19, con mayor frecuencia durante la temporada de enfermedades respiratorias de otoño/invierno. El propósito de este estudio fue evaluar el cambio en la incidencia de infecciones respiratorias comunes de atención primaria durante las 2 primeras temporadas respiratorias de la pandemia con respecto a las 2 temporadas anteriores a la pandemia.

Métodos. Utilizando datos de registros de salud electrónicos de una red de atención primaria pediátrica que atiende a ∼375 000 niños en Massachusetts, calculamos la incidencia de 9 diagnósticos respiratorios comunes por mes en toda la red. Incluimos encuentros en persona y telemedicina para niños de 0 a 17 años desde octubre de 2018 hasta febrero de 2022. Identificamos los diagnósticos de visita utilizando el código de la Clasificación Internacional de Enfermedades, 10ª Revisión, presentado por el clínico y agrupamos los códigos relacionados para formar las categorías de otitis media aguda, bronquiolitis, resfriado común, crup, gripe, faringitis no estreptocócica, neumonía, sinusitis y faringitis estreptocócica. Se utilizó una regresión lineal para modelar la tasa de encuentros para cada diagnóstico en función de la temporada de enfermedad respiratoria teniendo en cuenta la variación mensual, con el promedio ponderado de las temporadas 2018 a 2019 y 2019 a 2020 como referencia. La junta de revisión institucional del Boston Children's Hospital determinó que este estudio estaba exento de la necesidad de consentimiento individual del paciente.

Resultados. Se analizaron un total de 1 573 838 encuentros médicos de los meses de otoño/invierno de los últimos 4 años, con 375 216 que contenían al menos un diagnóstico relacionado con una infección respiratoria pediátrica común. En la figura 1 se muestran las tasas mensuales de diagnósticos por 100 000 pacientes en los últimos 4 años. Se compararon las tasas de los meses de octubre a febrero (áreas no sombreadas en la Fig 1) para cada uno de los años pandémicos en comparación con la media de los 2 años prepandémicos, con los resultados que se muestran en la Tabla 1. Cada afección estudiada tuvo una incidencia significativamente reducida en la temporada 2020 a 2021 en comparación con la línea de base prepandémica. En la temporada 2021-2022, la incidencia se redujo en todos los casos excepto en el resfriado común y la faringitis no estreptocócica.

Contexto: La incidencia de la infección del tracto urinario (UTI) varía con la edad, pero existe evidencia limitada sobre el papel de otros factores de riesgo.

Objetivo: El objetivo de este metanálisis era investigar los factores de riesgo de las infecciones urinarias en los niños.

Fuentes de datos: PubMed de 1966 a mayo de 2019.

Selección del estudio: Todos los estudios que evalúan al menos 1 posible factor de riesgo para la ocurrencia o recurrencia de la infección urinaria con una definición clara de infección urinaria sintomática en niños. Excluimos los estudios con infecciones urinarias relacionadas con el tratamiento hospitalario o las anormalidades renales congénitas graves.

Extracción de datos: Después de la evaluación de la calidad, extrajimos datos sobre el factor de riesgo dado en los niños con y sin ITU. Los datos se extrajeron por separado para la ocurrencia y la recurrencia de las infecciones urinarias.

Resultados: Incluimos 24 estudios en el metanálisis. La circuncisión disminuyó la aparición de UII con una probabilidad (OR) de 0.1 [intervalo de confianza (IC) del 95%: 0.06-0.17) y amamantamiento con un OR de 0.4 (IC: 0.19-0.86), tanto con baja heterogeneidad. Tener sobrepeso u obesidad aumentó el riesgo de infección urinaria (OR: 2.23; IC: 1.37–3.63). Tanto la ingesta de líquido deficiente (OR: 6.39; IC: 3.07–13.39) como el vacío infrecuente (OR: 3.54; IC: 1.68–7.46) se asociaron con UTI recurrentes.

Limitaciones: El diseño, las poblaciones y las definiciones variaron entre los estudios.

Conclusiones: Tener sobrepeso u obesidad y tener una ingesta de líquido deficiente son factores de riesgo modificables que aumentan el riesgo de infecciones urinarias en los niños. La lactancia materna y la circuncisión están asociadas con una disminución de las infecciones urinarias.

  • Biomarkers as point‐of‐care tests to guide prescription of antibiotics in people with acute respiratory infections in primary care. Cochrane Database of Systematic Reviews 2022, Issue 10. Art. No.: CD010130. DOI: 10.1002/14651858.CD010130.pub3. Accessed 04 December 2022.

Actualización de una revisión publicada por primera vez en el 2014.

Se incluyeron siete ensayos nuevos en esta actualización, con un total de 13 ensayos incluidos. Doce ensayos (10 218 participantes en total, 2335 de los cuales eran niños) evaluaron proteína C reactiva “a pie de cama”, y un ensayo (317 participantes adultos) evaluó procalcitonina. Los estudios se realizaron en Europa, Rusia y Asia.

El uso de la proteína C reactiva en los puntos de atención, probablemente reduce la prescripción de antibióticos en pacientes con síntomas de infección respiratoria aguda en atención primaria. Es probable que el uso de proteína C reactiva en los puntos de atención no afecte a las tasas de recuperación.

Es posible que el uso de proteína C reactiva no aumente la mortalidad dentro de los 28 días de seguimiento, pero hubo muy pocos eventos. Los estudios que registraron muertes e ingresos hospitalarios se realizaron en niños de países de ingresos bajos y medios y en adultos mayores con comorbilidades.

Los estudios futuros deberían centrarse en los niños, los individuos inmunocomprometidos y las personas de 80 años o más con comorbilidades. Se necesitan más estudios que evalúen la procalcitonina y los otros nuevos biomarcadores utilizados en la atención primaria para guiar la prescripción de antibióticos.

Además, se necesitan estudios para validar los algoritmos de decisión de la proteína C reactiva, con un enfoque específico en las posibles diferencias de los grupos de edad. 59

Al inicio de la pandemia de la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19) se pensaba que los niños presentaban un bajo riesgo de infección, enfermedad grave y muerte, mientras que se desconocía el impacto del inmunocompromiso en las manifestaciones de la enfermedad. A medida que aumentaba la prevalencia de la enfermedad, los estudios han informado de fenotipos graves de la enfermedad, como el Síndrome Inflamatorio Multisistémico en Niños (MIS-C) o el Síndrome Inflamatorio Multisistémico Pediátrico, la insuficiencia respiratoria y la muerte, y han informado de resultados en cohortes inmunodeprimidas.

Hemos leído con gran interés la carta científica titulada Infección por COVID-19 en el parto y tasas de lactancia materna exclusiva en una maternidad IHAN, publicada recientemente en Anales de Pediatría1. Los autores concluyen que las puérperas con COVID-19 presentaron tasas de lactancia materna exclusiva más bajas que las madres sin infección. Nos gustaría aportar nuestro punto de vista como pediatras de una maternidad de un hospital de primer nivel con acreditación IHAN.

En relación con la carta redactada por Viaño-Nogueira et al.1 en contestación a nuestra publicación2, en la que afirman que la disminución en las tasas de lactancia materna (LM) en madres con infección por COVID-19 se vio más influida por aspectos organizativos que por la propia infección, debemos recalcar que nuestro estudio fue realizado igualmente en un centro acreditado IHAN, en el que se mantuvieron las medidas de apoyo a la LM durante las diversas olas de la pandemia. Es preciso, además, reseñar que la conclusión de los autores se sustenta en un estudio de limitado tamaño muestral. También habría que añadir que no se realiza comparación con un grupo control (recién nacidos de madres sin infección por SARS-CoV-2).

Casos clínicos

Una niña de 15 meses previamente sana sin antecedentes familiares de interés, que asistía a la guardería, recibió diagnóstico de neumonía lobar con respuesta favorable al tratamiento con amoxicilina a una dosis de 90mg/kg/día. Al décimo día de tratamiento, la fiebre recurrió. Se detectó un bulto duro con base eritematosa y un área central necrótica con una lesión bullosa en los genitales (fig. 1). También se observó una lesión pequeña y necrótica de color violáceo en el margen anal. Ambas lesiones empeoraron en 24h. La analítica evidenció neutropenia grave (420/μl) y niveles elevados de enzimas hepáticas (AST/ALT 43/102U/l) y de proteína C-reactiva (244,6mg/l). Se diagnosticó ectima gangrenoso, y se inició antibioterapia con ceftazidima, amikacina y vancomicina. Se aisló Pseudomonas aeruginosa en cultivo de la lesión cutánea, y no hubo crecimiento en el hemocultivo. El tratamiento con ceftazidima y amikacina continuó hasta un total de 21 días. La respuesta clínica fue favorable, con resolución total de la lesión genital y reepitelización del área necrótica. El recuento de neutrófilos se normalizó, y no se ha detectado inmunodeficiencia hasta la fecha (estallido respiratorio e inmunofenotipo normales en linfocitos periféricos).

Los virus de la parainfluenza humana son causas frecuentes de infección de las vías respiratorias superiores e inferiores; sin embargo, las infecciones no respiratorias por virus de la parainfluenza humana son raras, y no hay informes de casos pediátricos de elevación de las enzimas hepáticas. Presentamos 2 pacientes pediátricos que desarrollaron elevación de enzimas hepáticas relacionada con infección por virus de la parainfluenza humana tipo 3.

Describimos la evolución clínica detallada de los aneurismas infecciosos que se agrandan rápidamente durante el tratamiento de la endocarditis y la pericarditis purulenta causadas por Streptococcus pyogenes . Demostramos que los aneurismas por S. pyogenes pueden agrandarse rápidamente en 1-2 días. Además, destacamos el beneficio de transportar a los pacientes a un centro que ofrezca tratamiento multidisciplinar, incluso si los signos vitales se estabilizan al punto.

Una niña de 11 años ingresó en nuestra clínica con fiebre, náuseas, vómitos, diplopía y estrabismo. Se supo que la fiebre, las náuseas y los vómitos habían comenzado una semana antes, y que la visión doble y el desplazamiento hacia dentro de ambos ojos se habían desarrollado en los últimos dos días. La familia de la paciente se dedicaba a la cría de ganado en el pueblo, y no se le conocía exposición a la tuberculosis.

En la exploración estaba febril. Había una limitación bilateral de la mirada hacia fuera, más prominente en la derecha, y los demás movimientos oculares eran normales (Fig. 1). La fundoscopia mostró márgenes del nervio óptico derecho indistintamente normales y focos de retinitis blanca en el polo posterior, y márgenes del nervio óptico izquierdo borrosos pero normales. Se evaluó como papiledema y paresia del nervio abducens. Las demás exploraciones físicas fueron normales.

El síndrome de Fitz-Hugh-Curtis (FHCS) se observa a menudo en asociación con infección abdominal y produce perihepatitis. No está claro si se trata de una propagación directa ascendente, linfogénica o hematógena 1 o de una respuesta inmunitaria. 2 Presentamos un caso de FHCS no causado por clamidia o gonorrea en una niña de 4 años.

Una niña de 4 años se presentó con disuria, dolor de estómago y vómitos en la sala de agudos pediátricos del Hospital Universitario de Hvidovre. Antes del ingreso, el niño tenía una infección de impétigo. Además, 6 meses antes se había sospechado un episodio de infección del tracto urinario que requirió ingreso hospitalario con tratamiento antibiótico intravenoso. En el ingreso actual, el diagnóstico de infección del tracto urinario no se pudo confirmar microbiológicamente y la ecografía renal fue normal. Poco después de la admisión a la sala de agudos pediátricos, el paciente desarrolló una temperatura de 105,44 °F y signos clínicos de peritonitis. La ecografía levantó la sospecha de apendicitis perforada; Se realizó laparoscopia pero no se afectó el apéndice. 

Para ampliar

El conocimiento farmacológico es importante para los pediatras que realizan estudios farmacocinéticos o farmacodinámicos (PK/PD) factibles o aplicando terapias antimicrobianas efectivas en niños. Debido a las dificultades para realizar estudios de PK/PD en niños, los datos de PK/PD antimicrobianos en niños todavía son limitados. Para completar la falta de conocimiento, es importante la promoción del análisis de PK/PD de población, que nos permite manejar datos de muestreo disperso de pacientes individuales, porque se considera una metodología adecuada para realizar estudios de PK/PD en niños con concentración limitada de drogas sanguíneas Datos para el análisis PK/PD. El análisis de PK/PD de población también es útil en el entorno clínico para proporcionar una dosis óptima individualizada para cada paciente con diversas afecciones. Aquí resumimos los aspectos actuales de los estudios pediátricos de PK/PD de antimicrobianos en Japón desde perspectivas clínicas y de investigación, enfocándose específicamente en la importancia del análisis de PK/PD de población.

Un estudio observacional prospectivo de 8 años de septiembre de 2012 a septiembre de 2020 que incluyó 76 episodios por los cuales los recién nacidos fueron admitidos en el Hospital-in-the-Home (HITH) para recibir terapia antimicrobiana parenteral ambulatoria (OPAT), y 405 episodios para bebés mayores evaluaron la uso, la eficacia y los resultados de OPAT en recién nacidos (≤28 días de edad), en comparación con lactantes mayores (1-12 meses de edad). Este estudio demuestra que OPAT es una forma segura y eficaz de proporcionar antibióticos a pacientes neonatales clínicamente estables seleccionados. Si bien el uso apropiado de antibióticos era común, aún se pueden realizar mejoras.

Este estudio tuvo como objetivo determinar la seguridad del cambio temprano de antibióticos intravenosos a orales e identificar los factores de riesgo de bacteriemia con infecciones urinarias. Debe considerarse la administración de antibióticos intravenosos de corta duración durante <48 horas para lactantes pequeños con ITU no bacteriémica, siempre que se haya excluido la meningitis. El fracaso del tratamiento y las complicaciones graves fueron poco frecuentes en los lactantes pequeños con ITU.

OBJETIVO

Determinar la prevalencia de bacteriemia y/o meningitis bacteriana en lactantes febriles ≤60 días de edad con resultados positivos en el análisis de orina (AU).

MÉTODOS

Análisis secundario de un estudio observacional prospectivo de lactantes febriles ≤60 días no críticos entre 2011 y 2019 realizado en los servicios de urgencias de la Pediatric Emergency Care Applied Research Network. Los participantes tenían temperaturas ≥38°C y fueron evaluados con hemocultivos y tenían análisis de orina disponibles para el análisis. Informamos la prevalencia de bacteriemia y meningitis bacteriana en aquellos con y sin resultados positivos de AU.

RESULTADOS

De los 7180 lactantes, 1090 (15,2%) tuvieron resultados positivos en el análisis de orina. El riesgo de bacteriemia fue mayor en los que tuvieron resultados positivos que en los negativos (63/1090 [5,8%] frente a 69/6090 [1,1%], diferencia 4,7% [3,3% a 6,1%]). No hubo diferencias en la prevalencia de meningitis bacteriana en lactantes ≤28 días de edad con resultados de AU positivos frente a negativos (∼1% en ambos grupos). Sin embargo, entre 697 lactantes de 29 a 60 días de edad con resultados positivos de AU, no hubo casos de meningitis bacteriana en comparación con 9 de 4153 con resultados negativos de AU (0,2%, diferencia -0,2% [-0,4% a -0,1%]). Además, no hubo casos de bacteriemia y/o meningitis bacteriana en los 148 lactantes ≤60 días de edad con resultados positivos de AU que tenían los umbrales sanguíneos de bajo riesgo de la Pediatric Emergency Care Applied Research Network de recuento absoluto de neutrófilos <4 × 103 células/mm3 y procalcitonina <0,5 ng/mL.

CONCLUSIONES

Entre los lactantes febriles no críticos ≤60 días de edad con resultados positivos de AU, no hubo casos de meningitis bacteriana en los de 29 a 60 días de edad ni casos de bacteriemia y/o meningitis bacteriana en ningún lactante de bajo riesgo según los umbrales sanguíneos de bajo riesgo en ambos meses de vida. Estos hallazgos pueden orientar el uso de la punción lumbar y otras decisiones clínicas.

Pregunta

Entre los niños con síntomas de las vías respiratorias inferiores, ¿cuál es la precisión diagnóstica del examen físico, en comparación con la radiografía de tórax (CXR), para diagnosticar neumonía adquirida en la comunidad (NAC)?

Diseño

Estudio de cohorte prospectivo.

Ajuste

Departamento de emergencias (ED) del Cincinnati Children's Hospital Medical Center.

Participantes

Niños de 3 meses a 18 años con posible neumonía.

Intervención

Historia y examen físico.

Resultados

CXR consistente con CAP.

Resultados principales

El 22,2% de 1142 pacientes tenían NAC. El modelo reducido multivariable de arranque retuvo 3 variables: edad, duración de la fiebre y disminución de los sonidos respiratorios. Para el predictor dominante (edad), el 38 % de los pacientes ≥ 4 años tenían NAC, en comparación con el 10 % de los < 4 años. De los niños con riesgos previstos de <4 % y >39 %, el 5,7 % (IC del 95 %, 2,7 % - 8,7 %) y el 61,1 % (IC del 95 %, 54,8 % -67,4 %) tenían NAC radiográfica, respectivamente.

Conclusiones

En extremos de riesgo CAP, este modelo de predicción puede permitir un uso reducido de CXR.

Comentario

Hay muchas razones por las que el diagnóstico de neumonía en niños puede ser un desafío para los médicos. Primero, los hallazgos del examen físico pueden ser sutiles o difíciles de evaluar, particularmente en niños pequeños.

En segundo lugar, existe una superposición sustancial entre los síntomas y los hallazgos del examen físico entre los niños con neumonía y aquellos con otras enfermedades respiratorias, como asma y bronquiolitis. En tercer lugar, la neumonía radiográfica no es sinónimo de neumonía bacteriana, ya que muchos niños con neumonía radiográfica albergan patógenos virales. Este estudio prospectivo de centro único describe el desarrollo de un modelo de predicción de neumonía radiográfica en niños. El modelo simplificado de los autores estima el riesgo de neumonía radiográfica de un niño en función de la edad del paciente, la duración de la fiebre y la presencia de disminución de los ruidos respiratorios. Similar a otra regla de predicción de neumonía publicada recientemente, este modelo identifica a los niños con bajo riesgo de neumonía en los que se pueden evitar con seguridad los antibióticos y la radiografía de tórax, y a los niños con alto riesgo de neumonía que se beneficiarían de la terapia antibiótica empírica sin una radiografía de tórax confirmatoria. Antes de implementar esta o cualquier otra regla de decisión clínica para neumonía pediátrica, se requiere validación. Además, entre aquellos con neumonía radiográfica, se necesitan mejores métodos para identificar a los niños con una fuente bacteriana de infección para limitar la terapia antimicrobiana a los niños que la necesitan.

  • Desarrollo de la nueva puntuación de riesgo de neumonía para predecir la neumonía radiográfica en niños. Pediatr Infect Dis J. 2022; 41 : 24-30

Antecedentes: el diagnóstico de neumonía en niños es un desafío, dada la amplia superposición
de muchos de los síntomas y hallazgos del examen físico con otras enfermedades respiratorias comunes. Intentamos derivar y validar la nueva puntuación de riesgo de neumonía (PRS), una herramienta clínica que utiliza signos y síntomas disponibles para los médicos para determinar el riesgo de neumonía radiográfica de un niño. Métodos: inscribimos prospectivamente a niños de 3 meses a 18 años en quienes se obtuvo una radiografía de tórax (CXR) en el departamento de emergencias para evaluar... la neumonía. Antes de la RXT, se recogió información sobre los síntomas, los hallazgos de la exploración física y la probabilidad estimada por el médico de neumonía radiográfica. Se utilizó regresión logística para predecir la presencia de neumonía radiográfica y se validó la PRS en una cohorte distinta de niños con sospecha de neumonía.

Resultados: De los 1181 niños incluidos en el estudio, 206 (17%) tenían neumonía radiográfica. La PRS incluía la edad en años, la saturación de oxígeno en el triaje, la presencia de fiebre, la presencia de estertores y la presencia de sibilancias. El área bajo la curva (AUC) de la PRS fue de 0,71 (intervalo de confianza [IC] del 95%: 0,68-0,75), mientras que el AUC del juicio clínico fue de 0,61 (IC del 95%: 0,56-0,66) (p < 0,001). Entre los 2132 niños incluidos en la cohorte de validación, la PRS demostró un AUC de 0,69 (IC del 95%: 0,65-0,73).

Conclusiones: En niños con sospecha de neumonía, la PRS es superior al juicio clínico para predecir la presencia de neumonía radiográfica. El uso de la PRS puede ayudar a respaldar el uso juicioso de antibióticos y radiografías de tórax en niños con sospecha de neumonía.

Francia se enfrentó a una situación inusual de transmisión del dengue en 2022, con 65 casos autóctonos repartidos en nueve eventos de transmisión hasta el 21 de octubre. Esta cifra superó el número de casos observados durante todo el periodo de 2010 a 2021. Seis de estos eventos ocurrieron en departamentos que nunca habían experimentado transmisión autóctona de dengue. Presentamos una actualización de los datos de vigilancia del dengue en Francia metropolitana en 2022. La multiplicación de los eventos de transmisión exige una adaptación continua de la preparación y la respuesta a los riesgos relacionados con los arbovirus.

Introducción: Es menos probable que los niños adquieran infecciones SARS-CoV-2 que los adultos y, cuando están infectados, generalmente tienen una enfermedad más leve. Sin embargo, las verdaderas tasas de infección y complicaciones son difíciles de determinar. En Islandia, se mantuvo una política estricta de prueba, traza rastreo y aislamiento desde el comienzo de la pandemia y ofrece información más precisa del número de niños verdaderamente infectados en un estudio nacional.

Material y métodos: Todos los niños con PCR positiva para infecciones SARS-CoV-2 del 28 de febrero de 2020 al 31 de agosto de 2021 fueron seguidos a través de consultas telefónicas durante al menos 14 días y sus síntomas se registraron. La gravedad y la duración de los síntomas se clasificaron en función de los grupos de edad y se registró la fuente de infección.

Resultados: Un total de 1749 niños fueron infectados con SARS-CoV-2 en 3 ondas de infecciones. Todas las ondas tenían una gravedad similar de la enfermedad, mientras que la incidencia fue 5 veces mayor en la tercera ola (3.5 frente a 0.73/1000 niños/mes). Ningún niño tenía síntomas graves, 81 (4.6%) tenían síntomas moderados, 1287 (73.9%) tenían leves y 374 (21.5%) eran asintomáticos. Los síntomas de la vía respiratoria parte superior (n = 839, 48%) y el tracto respiratorio inferior (n = 744, 43%) fueron más comunes. La mediana de la duración de los síntomas fue de 5 días y los adolescentes tuvieron un mayor riesgo de duración prolongada [OR: 1.84 (1.39–2.43)]. Diecinueve (1.1%) niños necesitaban atención médica, pero ningún niño fue hospitalizado. La fuente de infección era miembro del hogar en el 65% de los casos.

Discusión: Durante las primeras 3 olas de la pandemia, las infecciones SARS-CoV-2 en niños islandeses fueron leves y ninguna fue hospitalizada. Los síntomas más comunes fueron los síntomas respiratorios seguidos de fiebre, dolor de cabeza y cansancio. Este estudio ayuda a arrojar luz sobre las tasas de complicaciones verdaderas de los niños con una infección confirmada de SARS-CoV-2.

Los datos sobre la protección indirecta de los niños a través de la enfermedad del coronavirus 2019 (COVID-19) de los miembros del hogar son insuficientes, y los análisis para evaluar la eficacia de las vacunas CoVID-19 son limitadas.

Métodos: Recopilamos datos sobre 12,442 pacientes menores de 18 años con respecto al estado de vacunación de los miembros de sus hogares, sus preferencias y dosis de vacuna y su historial anterior de infección CoVID-19 inmediatamente antes de que los pacientes recibieran una cadena de transcriptasa inversa en tiempo real en tiempo real Prueba de reacción (RT-PCR) para el síndrome respiratorio agudo severo coronavirus 2 (SARS-CoV-2) entre el 1 de septiembre de 2021 y el 5 de diciembre de 2021.

Resultados: Se vacunaron un total de 18.4% (2289), 91.4% con vacuna BNT162B2MRNA, 8.6% con vacuna contra la COVID-19 inactivada; el 48.7% recibió una dosis única y el 51.3% tenía 2 dosis. Las proporciones de positividad de RT-PCR en tiempo real fueron mucho más altas en los niños mayores (P <0.001) y fueron más altas en niños de 12 años de edad y mayores [Odds Ratio (OR), 1.34; Intervalo de confianza (IC) del 95%: 1.21–1.47] en comparación con otros. La infección SARS-CoV-2 fue significativamente menor en el grupo vacunado (total e incompletamente) (P <0.001). No vacunado (OR, 4.88; IC del 95%: 3.77–6.13) y los niños vacunados incompletamente (OR, 1.83; IC 95%: 1.52–2.12) tenían un mayor riesgo de infección COVID-19 en comparación con pacientes completamente vacunados. No se encontró asociación significativa entre las tasas de positividad de RT-PCR en tiempo real de COVID-19 de los pacientes y el estado de vacunación o las preferencias de vacuna de los miembros del hogar (P> 0.05 cada uno).

Conclusiones: Las tasas de infección SARS-CoV-2 fueron significativamente más bajas en los niños vacunados, especialmente con las vacunas de ARNm. La protección indirecta de los niños no vacunados a través de la vacunación de los miembros del hogar contra Covid-19 parece inadecuada. La vacunación individual de los niños sigue siendo crucial.

La prevalencia de los síntomas a largo plazo de la enfermedad del coronavirus 2019 (COVID-19) en poblaciones pediátricas no hospitalizadas en los Estados Unidos no está bien descrita. El objetivo de este análisis fue examinar la presencia de síntomas de covid persistentes en niños por el estado de anticuerpo de coronavirus 2 (SARS-CoV-2) severo del síndrome agudo.

Métodos: Los datos se recopilaron entre octubre de 2020 y mayo de 2022 de la Encuesta de respuesta de anticuerpos de coronavirus de Texas, una encuesta prospectiva basada en la población en todo el estado entre 5 y 90 años. El estado serológico fue evaluado por el inmunoensayo anti-Sars-CoV-2 de Roche Elecsys para la detección de anticuerpos contra la proteína nucleocapsida SARS-CoV-2. Los resultados de los test de antígeno/reacción en cadena polimerasa COVID-19 autoinformados y el estado de síntomas covid persistente/tipo/duración se recogieron simultáneamente. Las tasas de riesgo para los síntomas de covid persistente se calcularon frente a los adultos y por grupo de edad, estado de anticuerpos, presencia/gravedad de los síntomas, variante, índice de masa corporal y estado de vacunal.

Resultados: Un total de 82 (4.5% de la muestra total [n = 1813], 8.0% antes del-delta, 3.4% delta y más allá) participantes informaron síntomas persistentes covid (n = 27 [1.5%] 4–12 semanas, n = 58 [3.3%]> 12 semanas). En comparación con los adultos, todos los grupos de edad pediátrica tenían un menor riesgo de síntomas persistentes de Covid, independientemente de la duración de los síntomas reportados. El mayor riesgo adicional de síntomas persistentes de Covid> 12 semanas incluyó síntomas graves con la infección inicial, no vacunado y tener un peso no saludable (índice de masa corporal ≥85 percentil para la edad y el sexo).

Conclusiones: Estos hallazgos destacan la existencia de jóvenes no hospitalizados que también pueden experimentar síntomas persistentes de covid. Los niños y los adolescentes tienen menos probabilidades de experimentar síntomas covid persistentes que los adultos y más probabilidades de ser sintomáticos, experimentan síntomas graves y tienen un peso poco saludable en comparación con los niños/adolescentes sin síntomas persistentes de Covid.

  • Antibody tests for identification of current and past infection with SARS‐CoV‐2. Cochrane Database of Systematic Reviews 2022, Issue 11. Art. No.: CD013652. DOI: 10.1002/14651858.CD013652.pub2. Accessed 04 December 2022.

Se buscaron estudios que midieran la exactitud diagnóstica de las pruebas de anticuerpos para detectar la infección actual o pasada por covid‐19 y los compararan con los criterios de la prueba de referencia. Dado que hay muchas pruebas de anticuerpos disponibles, se incluyeron estudios que evaluaran cualquier prueba de anticuerpos en comparación con cualquier prueba de referencia. Las personas podían someterse a la prueba en el hospital o en la comunidad. Las personas analizadas podían tener o no infección por covid‐19 confirmada, o podían tener sospecha de covid‐19. Se encontraron 178 estudios relevantes. Los estudios se realizaron en Europa (94), Asia (45), Norteamérica (35), Australia (2) y Sudamérica (2).

En 78 estudios se incluyó a personas que estaban en el hospital con sospecha o infección confirmada por covid‐19 y en 14 estudios se incluyó a personas en entornos comunitarios. Varios estudios incluyeron a personas de varios contextos (35) o no informaron de dónde se reclutaron los participantes (39).

En 141 estudios se incluyeron casos de infección reciente (principalmente de la semana 1 a la 3 después del inicio de los síntomas), y en muchos también incluyeron a personas analizadas más tarde (a partir del día 21 después de la infección) (117).

En los participantes con covid‐19 y analizados una semana después de la aparición de los síntomas, las pruebas de anticuerpos detectaron solo entre el 27% y el 41% de las infecciones. En la segunda semana después de los primeros síntomas, se detectaron entre el 64% y el 79% de las infecciones, y entre el 78% y el 88% en la tercera semana. Las pruebas que detectaban específicamente los anticuerpos IgG o IgM fueron las más precisas y, al analizar a las personas a partir de los 21 días después de los primeros síntomas, detectaron al 93% de las personas con covid‐19. Las pruebas dieron resultados falsos positivos en el 1% de quienes no tenían covid‐19.

La revisión muestra que las pruebas de anticuerpos podrían desempeñar un papel útil para detectar si alguien ha tenido covid‐19, pero el momento en que se realicen las pruebas es importante. Algunas pruebas de anticuerpos podrían ayudar a confirmar la infección por covid‐19 en personas con síntomas durante más de dos semanas pero que no han podido confirmar su infección mediante otros métodos. Esto es especialmente útil si están experimentando síntomas potencialmente graves que podrían deberse a la covid‐19, ya que podrían requerir un tratamiento específico. Las pruebas de anticuerpos también podrían ser útiles para determinar cuántas personas han tenido una infección previa por covid‐19. No fue posible tener certeza de la eficacia de las pruebas en el caso de personas con una enfermedad más leve o sin síntomas, ni para detectar los anticuerpos resultantes de la vacunación.

Los autores evaluaron el impacto de la pandemia en las admisiones de emergencia. Los autores encontraron una reducción sustancial tanto en las presentaciones como en las admisiones al servicio de urgencias. El impacto diferencial en presentaciones específicas sugiere que esto se debió al impacto del distanciamiento social y la reducción de las relaciones sociales, más que a las desigualdades o las barreras a la asistencia sanitaria.

Este artículo describe los cambios en la atención hospitalaria planificada para adolescentes durante la pandemia, destacando el impacto desproporcionado en quienes reciben servicios de atención social para niños o apoyo para necesidades educativas especiales.

Si bien los niños con enfermedades crónicas, prematuros o nacidos con bajo peso al nacer constituyen una sexta parte de los niños de 0 a 4 años en Inglaterra, representan hasta la mitad de las reducciones relacionadas con la pandemia de COVID-21 en el contacto hospitalario (de enero de 2020 a marzo de 2020). 2021).

A pesar de una reciente disminución en las tasas de infecciones invasivas, la bacteriemia en niños pequeños sigue siendo un desafío importante. Nuestro objetivo fue describir las características del paciente, la etiología microbiana y los resultados de niños bacterianos y bien aparentes de 3 a 36 meses de edad que fueron dados de alta al hogar del Departamento de Emergencias Pediátricas (PED) en su visita índice.

Métodos: Un estudio de cohorte retrospectivo en el PED de un hospital infantil terciario desde el 1 de junio de 2015 hasta el 30 de junio de 2021. Incluimos todos los lactantes inmunocompetentes de 3 a 36 meses de edad evaluados por fiebre y dados de alta del PED después de que se dibujó realizó un cultivo sanguíneo. Extrajimos datos demográficos, clínicos y de laboratorio de los registros médicos electrónicos del paciente para la visita al índice y los encuentros posteriores.

Resultados: Durante el período de estudio, 17.114 niños evaluados por fiebre cumplieron con los criterios de inclusión. Setenta y dos pacientes (0,42%) tenían cultivos positivos para patógenos conocidos. Treinta y seis (50%) eran hombres y 36 (50%) menores de 1 año. Los aislamientos más comunes fueron la S. pneumoniae 26% (n = 19), K. Kingae 25% (n = 18) y Salmonella spp. 13.9% (n = 10). Sesenta pacientes (85.7%) fueron llamados al ED o tenían una cita programada, 10 (14.3%) regresaron espontáneamente y dos fueron seguidos por teléfono. La mediana del tiempo entre las visitas fue de 28.7 horas (IQR 19.1–41.1). Un paciente fue ingresado en cuidados intensivos durante el curso de la hospitalización. No hubo muertes.

Conclusión: La tasa de bacteremia verdadera no detectada en nuestro estudio fue baja y nuestros datos sugieren que es raro un deterioro clínico significativo durante las primeras 24 horas.

CONTEXTO. La bronquiolitis es la principal causa de ingresos hospitalarios pediátricos. El Hospital a Domicilio (HAH) ofrece atención de nivel hospitalario a domicilio, aliviando la presión sobre el sistema hospitalario.

OBJETIVOS. Revisar la viabilidad, aceptabilidad y seguridad del tratamiento domiciliario de la bronquiolitis y evaluar el coste-impacto para los hospitales y la sociedad.

FUENTES DE DATOS. Ovid Medline, Embase, Pubmed, Cochrane Library, CINAHL y Web of Science.

SELECCIÓN DE ESTUDIOS. Estudios (ensayos controlados aleatorizados, auditorías retrospectivas, ensayos observacionales prospectivos) de lactantes con bronquiolitis que reciben HAH (oxígeno, alimentación nasogástrica, monitorización remota). Los estudios se limitaron al idioma inglés desde el año 2000.

EXTRACCIÓN DE DATOS. Se revisaron todos los estudios por duplicado para la inclusión, la extracción de datos y el riesgo de sesgo.

RESULTADOS. Diez estudios cumplieron los criterios de inclusión, todos sobre oxigenoterapia domiciliaria (HOT). Un resumen sobre alimentación nasogástrica no cumplió todos los criterios de inclusión. No se encontraron estudios sobre monitorización remota. La TOH parece factible en términos de aceptación (70%-82%) y finalización con éxito, tanto en altitud como a nivel del mar. En 2 estudios cualitativos se informó de la aceptabilidad por parte de los cuidadores. Se notificaron 7 acontecimientos adversos (0,6%) con 0 mortalidad en 1257 pacientes. Los estudios de costes mostraron evidencias de ahorro, aunque sólo incluyeron los costes para los hospitales.

LIMITACIONES. Número reducido de estudios con diseño y calidad heterogéneos. No hay estudios controlados aleatorizados con poder estadístico adecuado.

CONCLUSIONES. Existen pruebas que apoyan la HOT como factible, aceptable y segura. Las pruebas de rentabilidad siguen siendo limitadas. Se necesita más investigación para comprender el impacto relevante de la HTA frente a intervenciones alternativas para reducir la prescripción de oxígeno. Deben explorarse otros modelos de atención que contemplen el apoyo a la alimentación nasogástrica y la monitorización remota.

Antecedentes. Los datos recientes basados en la población son limitados en lo que respecta a las hospitalizaciones asociadas a la gripe en niños estadounidenses.

Métodos. Se identificaron niños <18 años hospitalizados con influenza confirmada por laboratorio durante las temporadas 2010-2019, a través de la Red de Vigilancia de Hospitalizaciones por Influenza de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. Se calcularon las tasas ajustadas de hospitalización y mortalidad intrahospitalaria, y se realizó una regresión logística multivariable para evaluar los factores de riesgo de neumonía, ingreso en la unidad de cuidados intensivos (UCI), ventilación mecánica y muerte.

Resultados. Durante 9 temporadas, las tasas ajustadas de incidencia de hospitalización asociada a la gripe oscilaron entre 10 y 375 por 100 000 personas cada temporada y fueron más altas entre los lactantes <6 meses de edad. Las tasas disminuyeron al aumentar la edad. Las tasas más altas de mortalidad hospitalaria se observaron en niños <6 meses (0,73 por 100 000 personas). Con el tiempo, el tratamiento antiviral aumentó significativamente, del 56% al 85% (P < 0,001), y las tasas de vacunación antigripal aumentaron del 33% al 44% (P = 0,003). De los 13 235 niños hospitalizados, 2676 (20%) ingresaron en la UCI, 2262 (17%) tuvieron neumonía, 690 (5%) precisaron ventilación mecánica y 72 (0,5%) fallecieron durante la hospitalización. En comparación con los <6 meses de edad, los niños hospitalizados ≥13 años tuvieron mayores probabilidades de neumonía (ajustado odds ratio, 2,7 [intervalo de confianza del 95%, 2,1-3,4], ingreso en UCI (1,6 [1,3-1,9]), ventilación mecánica (1,6 [1,1-2,2]) y muerte (3,3 [1,2-9,3]).

 

Conclusiones. Las tasas de hospitalización y muerte fueron mayores en los niños más pequeños a nivel poblacional. Sin embargo, entre los niños hospitalizados, los de más edad presentaron un mayor riesgo de resultados graves. Es necesario continuar los esfuerzos para prevenir y atenuar la gripe en los niños.

 

Bibliografía septiembre 2022

Top ten:

  1. Enfermedad estreptocócica del grupo A- Centers for Diseases Control and Prevention

Etiología, características, diagnóstico, tratamiento, pronóstico, complicaciones y prevención de las infecciones causadas por Streptococcus pyogenes.

  1. Impact of Routine Childhood Immunization in Reducing Vaccine-Preventable Diseases in the United States. Pediatrics. 2022 Sep 1;150(3):e2021056013. 

TRASFONDO Y OBJETIVOS. Las vacunas de rutina actuales para niños ≤10 años en los Estados Unidos en 2019 cubren 14 enfermedades prevenibles por vacunación. Caracterizamos el impacto de la vacunación en la salud pública proporcionando estimaciones actualizadas de la incidencia de la enfermedad con y sin las vacunas pediátricas recomendadas universalmente.

MÉTODOS. La incidencia de la enfermedad previa a la vacuna se obtuvo a partir de datos publicados o se calculó utilizando estimaciones de casos anuales del período anterior a la vacuna y estimaciones de la población de los Estados Unidos durante el mismo período. La incidencia de la era de la vacuna se calculó como la incidencia promedio durante los 5 años más recientes de datos de vigilancia disponibles o se obtuvo a partir de estimaciones publicadas (si los datos de vigilancia no estaban disponibles). Ajustamos por subnotificación y calculamos el porcentaje de reducción en la incidencia general y específica por edad para cada enfermedad. Multiplicamos las tasas de incidencia previas a la vacuna y de la era de la vacuna por las estimaciones de población de los Estados Unidos de 2019 para calcular el número anual de casos evitados por la vacunación.

RESULTADOS. La inmunización de rutina redujo la incidencia de todas las enfermedades específicas, lo que llevó a reducciones en la incidencia que oscilaron entre el 17 % (influenza) y el 100 % (difteria, Haemophilus influenzae tipo b, sarampión, paperas, poliomielitis y rubéola). Para la población estadounidense de 2019 de 328 millones de personas, estas reducciones equivalen a más de 24 millones de casos evitados de enfermedades prevenibles por vacunación. Las estimaciones de la incidencia de la enfermedad en la era de la vacuna siguieron siendo las más altas para la influenza (13 412 por 100 000) y la otitis media aguda relacionada con Streptococcus pneumoniae (2756 por 100 000).

CONCLUSIONES. La inmunización infantil de rutina en los Estados Unidos continúa produciendo reducciones sostenidas considerables en la incidencia en todas las enfermedades específicas. Los esfuerzos para mantener y mejorar las coberturas de vacunación son necesarios para continuar experimentando niveles bajos de incidencia de enfermedades prevenibles por vacunación.

Lo que se sabe sobre este tema:

El programa de vacunación infantil de los Estados Unidos ha reducido drásticamente la morbilidad, la mortalidad y la discapacidad por enfermedades específicas. Se necesitan estimaciones actualizadas de la incidencia de la enfermedad y los casos evitados, que reflejen los cambios en la epidemiología de la enfermedad, la utilización de vacunas y las recomendaciones de vacunas (basadas en el calendario de 2017 a 2021).

Lo que agrega este estudio:

El programa de vacunación infantil redujo la incidencia de todas las enfermedades específicas, con reducciones que van del 17 % (influenza) al 100 % (difteria, Haemophilus influenzae tipo b, sarampión, paperas, poliomielitis y rubéola), y evitó >24 millones de casos de enfermedad para la población de Estados Unidos de 2019.

3.- Mycoplasma pneumoniae: características clínicas diferenciales y dificultades diagnósticas de las neumonías atípicas en niños . Rev Pediatr Aten Primaria. 2022;24:273-84.

Introducción: la neumonía por Mycoplasma pneumoniae continúa estando infradiagnosticada en las consultas de Pediatría de Atención Primaria, especialmente en los niños más pequeños.

Material y métodos: estudio prospectivo en 9 cupos pediátricos, sobre niños desde 1 mes a 14 años con neumonía diagnosticada mediante radiografía y clínica compatible. Diagnóstico etiológico mediante serología en la fase aguda. Se analiza la relación de diferentes variables con la etiología atípica y no atípica.

Resultados: de los 92 pacientes incluidos, un 30,4% fueron neumonías atípicas que, a pesar de no ser raras en menores de 2 años (26% del total a esta edad), predominaron en los mayores de 5 años (80,9%). La edad media en meses fue significativamente mayor en atípicas (74,2 ± 42,2), que en las no atípicas (35,9 ± 33,8; p <0,0001). La congestión nasal (42,8%; OR: 1,8; p <0,01) y la taquipnea (64,2%; OR: 2,4; p <0,014) fueron significativamente más frecuentes en las no atípicas. El patrón alveolar se observó en el 53,6% de las neumonías atípicas, sin diferencias con las no atípicas. Solamente un 25% de las neumonías atípicas fueron correctamente tratadas inicialmente con macrólidos en monoterapia sin existir diferencias en cuanto a su evolución con respecto a la elección de un tipo u otro de terapia antibiótica. Las neumonías no atípicas precisaron antibioterapia intravenosa con una mayor frecuencia (15,6%) de forma no estadísticamente significativa.

Conclusión: las neumonías por gérmenes atípicos parecen más prevalentes en niños pequeños de lo previamente descrito, en ocasiones en coexistencia con virus. Su mejor diagnóstico y tratamiento continúan siendo un reto por resolver.

Casos clínicos:

1.-Infección aguda por parvovirus B19 con afectación articular. Rev Pediatr Aten Primaria. 2022;24:e327-e330.

La infección por parvovirus B19 es frecuente en la edad pediátrica. El cuadro típico ante infección aguda por parvovirus B19 en la infancia es el eritema infeccioso, también conocido como quinta enfermedad, aunque se han descrito otras alteraciones como la afectación articular. Presentamos dos casos de artralgias y artritis aparecidas en contexto de parvovirus B19, ambas con confirmación serológica y buena evolución posterior con resolución completa de la sintomatología articular.

2.-Absceso frío estafilocócico en un neonato. Rev Pediatr Aten Primaria. 2022;24:305-6.

El absceso frío estafilocócico neonatal es una patología infecciosa localizada que ocurre en periodo neonatal con evolución benigna y de la cual hay pocas referencias en la bibliografía. Se presenta un caso para dar a conocer esta patología.

3.-Panadizo herpético en lactante de 20 meses. Rev Pediatr Aten Primaria. 2022;24:295-9.

El panadizo herpético es una lesión cutánea producida por el virus herpes simple, en pediatría especialmente el virus herpes tipo 1. Es una lesión que se debe conocer para evitar realizar un diagnóstico incorrecto e instaurar tratamientos innecesarios o incluso perjudiciales.

La presentación clínica habitual es una lesión con vesículas arracimadas, cuya localización típica es en primer o segundo dedo. En los pacientes pediátricos es frecuente que se produzca tras autoinoculación desde una gingivoestomatitis herpética, por lo que ante la sospecha de esta lesión es importante la exploración física completa incluyendo orofaringe.

El curso es autorresolutivo aunque en ocasiones puede ser necesario instaurar tratamiento con aciclovir oral. El drenaje de la lesión está contraindicado porque puede llegar a producir una diseminación del virus herpes con graves consecuencias.

4.-Images in paediatrics: Presternal swelling: remember mumps Archives of Disease in Childhood 2022;107:839

Un niño de 14 años se presentó con una historia de 4 días de empeoramiento de la inflamación facial dolorosa y dolor preesternal. Estaba afebril, tenía agrandamiento parotídeo bilateral altamente sugestivo de paperas, pero con inflamación difusa no eritematosa sobre la parte superior del esternón, exquisitamente sensible a la palpación ( figura 1 ). Había recibido la vacuna contra el sarampión, las paperas y la rubéola (MMR) a los 1 y 6 años de edad. Posteriormente desarrolló vómitos y dolor epigástrico, evidencia radiológica de pancreatitis y orquitis izquierda. La hinchazón preesternal remitió en 24 horas y sus síntomas se resolvieron de forma conservadora durante 5 días. Las IgM e IgG antipaperas fueron inicialmente negativas, pero se seroconvirtió el día 9 desde la presentación, lo que confirmó el diagnóstico de paperas. El edema preesternal en las paperas es una característica clínica distintiva, también conocida como signo de Gellis. 1 La causa probable es la obstrucción del drenaje linfático de la pared torácica anterosuperior, por el agrandamiento de las glándulas salivales. Puede ocurrir disfagia, ronquera y sensibilidad al mismo tiempo, pero la mayoría son asintomáticas. Los diferenciales incluyen osteomielitis esternal, malignidad, como el linfoma no Hodgkin y sarcoidosis. 2 El diagnóstico requiere imágenes y puede requerir biopsias para confirmar. El reconocimiento rápido de la inflamación preesternal como una característica clínica distintiva de las paperas es importante para evitar un diagnóstico erróneo.

Tras la vacunación MMR de rutina en niños, las paperas se han vuelto relativamente raras. 3 La disminución de los anticuerpos contra las paperas inducidos por la vacuna se ha relacionado con los brotes de paperas en adolescentes vacunados previamente con dos dosis de la vacuna MMR, lo que lleva a sugerir una tercera dosis para controlar los brotes. 4 5 Es probable que nuestro caso sea secundario al fracaso de la vacuna, pero la posibilidad de una disminución de la inmunidad contra las paperas en la adolescencia es motivo de preocupación.

5.-Eccema facial herpético. J Pediatr. 2022 Sep;248:126. doi: 10.1016/j.jpeds.2022.06.015.

Niña de 3 años vacunada al día y con antecedentes de dermatitis atópica en extremidades desde la infancia que acudió a urgencias con lesiones faciales progresivamente pruriginosas, escalofríos y malestar general de 2 días de evolución. Los hallazgos del examen físico mostraron grupos de vesículas faciales difusas derechas mayores que izquierdas en las áreas periocular y perioral ( Figura ). Estaba febril a 38,5 °C y tenía un recuento de glóbulos blancos normal de 8 × 10 9/l No había afectación intraocular ni adenopatías palpables. Un frotis de Tzanck realizado a partir de raspados de vesículas reveló células gigantes multinucleadas que confirman el eccema herpético. Fue ingresada y tratada con aciclovir intravenoso y clindamicina profiláctica. También se pidió a los padres que estén atentos para no permitir que el niño le toque la cara. El paciente demostró una mejoría clínica significativa y fue dado de alta a su hogar con aciclovir oral 3 días después. Se observó una resolución completa de la erupción a las 2 semanas de seguimiento.

El eccema herpético es una infección viral secundaria causada típicamente por el virus del herpes simple en niños con afecciones cutáneas concomitantes, como dermatitis atópica, psoriasis y dermatitis de contacto, entre otras. La erupción se caracteriza por una erupción vesicular cutánea dolorosa y una costra hemorrágica amarilla. Las manifestaciones sistémicas comunes incluyen fiebre, linfadenopatía y malestar general. Las complicaciones potenciales del eccema herpético no tratado incluyen sobreinfección bacteriana de las lesiones, queratoconjuntivitis, meningoencefalitis e infección diseminada que conduce a falla multiorgánica y muerte.

El diagnóstico diferencial incluye impétigo no ampolloso, varicela, eczema coxsackium y enfermedad mano-pie-boca. El impétigo no ampolloso se manifiesta como lesiones con costra de miel no uniformes, por lo general en un niño con buena apariencia y sin síntomas sistémicos. Las lesiones de eccema herpético tienden a coalescer; sin embargo, la presencia de ampollas o costras más separadas en un niño no vacunado debe hacer sospechar de varicela.

La distribución de ampollas en la boca, las palmas de las manos y las plantas de los pies es más indicativa de la enfermedad mano-comida-boca. Los niños comúnmente se presentan con febrícula, malestar general y disminución del apetito.

Una erupción más generalizada de vesículas o ampollas en niños con dermatitis atópica, especialmente si se acompaña de lesiones orales, apunta a eczema coxsackium.

En casos ambiguos, los ensayos de reacción en cadena de la polimerasa pueden ayudar a establecer el diagnóstico.

Este caso destaca la necesidad de diferenciar rápidamente el eccema herpético de estas entidades, que requieren un tratamiento menos agresivo, e iniciar aciclovir sistémico idealmente dentro de las primeras 72 horas del inicio de los síntomas.

6.-Invasive Group B Streptococcal Disease In Childhood. The Pediatric Infectious Disease Journal. 41(9):e400-e402, September 2022.

La enfermedad estreptocócica invasiva del grupo B en la infancia es infrecuente y ocupa un nicho clínico único. Presentamos 10 niños, de 1 a 17 años de edad, con enfermedad estreptocócica invasiva del grupo B entre 2010 y 2020. Siete tenían condiciones que predisponían a la infección y 3 no tenían factores de riesgo identificables. Con la consideración adecuada de la patogénesis, el control de la fuente y el tratamiento, todos los niños se recuperaron.

Para profundizar:

- Miositis aguda infantil en urgencias pediátricas. Rev Pediatr Aten Primaria. 2022;24:285-9.

Introducción: la miositis aguda benigna de la infancia (MAB) es una enfermedad benigna y autolimitada, considerada en la actualidad como una secuela de enfermedades víricas. Su manifestación clínica típica son las mialgias en las extremidades inferiores acompañadas de rechazo a caminar.

Pacientes y métodos: realizamos una revisión retrospectiva de los casos de MAB atendidos en nuestro servicio de urgencias pediátricas durante un periodo de 25 años. Obtuvimos datos demográficos, clínicos y de laboratorio a través de la revisión sistemática de historias clínicas. Se elaboraron estadísticas descriptivas y se efectuaron comparaciones entre grupos a través del test U de Mann-Whitney. Las correlaciones entre variables cuantitativas se realizaron mediante el análisis de rangos de Spearman.

Resultados: se identificaron 139 casos de MAB (74,8% varones). La mayor incidencia se produjo en los meses de invierno y en niños de 4-8 años. Las mialgias bilaterales en miembros inferiores fueron el principal motivo de consulta. El 86,3% referían fiebre acompañada de síntomas respiratorios (88,5%), confirmándose en urgencias la infección por virus influenza en 37 casos (75,6% del serotipo B). En el momento del diagnóstico, la mediana de creatincinasa (CK) fue 1794 U/l, no existiendo diferencias significativas en función del sexo (p = 0,687). La función renal fue normal en todos los pacientes, ninguno necesitó hospitalización.

Conclusiones: la MAB es una entidad fácilmente reconocible teniendo en cuenta sus manifestaciones clínicas y analíticas. A pesar de las masivas elevaciones de CK, sus complicaciones son excepcionales y la mayoría de los pacientes pueden ser dados de alta con tratamiento conservador.

- Sensibilidad del test de diagnóstico rápido SARS-CoV-2 Panbio en Atención Primaria. Rev Pediatr Aten Primaria. 2022;24:e283-e289.

Introducción y objetivos: los pediatras de Atención Primaria necesitamos técnicas de diagnóstico rápido (TDR) fiables para prevenir la propagación de la enfermedad COVID-19 mediante un cribado temprano y eficaz a la espera de una vacuna. El objetivo de este trabajo fue evaluar como novedad en Atención Primaria, tanto en adultos como niños, sintomáticos y contactos asintomáticos, la sensibilidad (S) de los test de antígeno SARS-CoV-2 Panbio del laboratorio Abbott respecto a la reacción en cadena de la polimerasa (PCR).

Pacientes y métodos: se incluyeron 591 pacientes (222 menores de 14 años) (249 sintomáticos y 342 contactos). Se calculó la sensibilidad (S) y la especificidad (E) junto con sus intervalos de confianza (IC) del 95%. La independencia de los dos resultados ha sido analizada mediante el test de McNemar.

Resultados: la S del test en adultos fue del 81% (IC 95%: 66,16-96,34) y en niños del 80% (IC 95%: 34,94-100) dentro de los 5 primeros días. En contactos se evaluó la S en los cinco primeros días, en adultos (68%; IC 95%: 51,13-86,37), del 5.º al 9.º día (85%) y en niños (66%; IC 95%: 30,31-100). El tipo de contacto más frecuente fue domiciliario en un 52% de los casos. La E fue 100% en todos los casos.

Conclusiones: el test rápido de antígeno SARS-CoV-2 Panbio puede ser útil para diagnóstico de adultos y niños los primeros cinco días de inicio de síntomas, así como entre el 5.º y 9.º día tras el contacto con positivo COVID-19 confirmado, pendiente de interpretar en futuros estudios.

Oral Versus Intravenous Antibiotics for Pediatric Osteoarticular Infection: When and to Whom?. The Pediatric Infectious Disease Journal. 41(9):e351-e357, September 2022.

Las infecciones osteoarticulares (IOA) suelen tratarse inicialmente con antibióticos intravenosos. El objetivo de este estudio fue evaluar si un tratamiento oral exclusivo en niños seleccionados puede ser apropiado.

Métodos: La Red Española de Infecciones Osteoarticulares es un registro multicéntrico de ámbito nacional que comprende 37 hospitales de España. El registro incluye de forma prospectiva las características clínicas y los resultados de los niños con OAI. Uno de los hospitales de RioPed ofrece tratamiento oral a los niños que cumplen ciertos criterios. Los pacientes se clasificaron en 2 grupos. Grupo 1: manejo con terapia antibiótica intravenosa inicial. Grupo 2: pacientes tratados exclusivamente con antibióticos orales. Se realizó una comparación entre los 2 grupos.

Resultados: Se compararon 893 niños que recibieron inicialmente antibióticos intravenosos (grupo 1) con 64 niños que recibieron exclusivamente terapia oral (grupo 2). Los pacientes del grupo 2 eran más jóvenes (33,9 frente a 20,3 meses; P = 0,001), tenían un menor porcentaje de Staphylococcus aureus (23,3% frente a 3,1%; P < 0,001), una mayor proporción de Kingella kingae (12,1% frente a 28,1%; P = 0. 001), una mayor proporción de velocidad de sedimentación globular/proteína reactiva (PCR) (1,4 rango intercuartil 0,6-3,6 vs. 3,3 rango intercuartil 1,7-5,7; P < 0,001) y mostraron una menor tasa de fiebre (63% vs. 48,8%; P = 0,024) que en el grupo 1. No se encontraron complicaciones en el grupo 2.

Conclusiones: Una administración exclusivamente oral podría ser una opción segura en pacientes seleccionados con OAI. Se proponen criterios de bajo riesgo: buen estado general, ausencia de enfermedad subyacente, edad de 6 meses a 3 años, tolerancia oral adecuada, proteína C reactiva <80 mg/L, relación velocidad de sedimentación globular/proteína reactiva ≥0,67, ausencia de lesiones cutáneas, ausencia de cirugía reciente, ausencia de espondilodiscitis cervical y ausencia de complicaciones locales al inicio.

 - Reassessing the Performance of the “Step-By-Step” Approach to Febrile Infants 90 Days of Age and Younger in the Context of the COVID-19 Pandemic: A Multicentric Retrospective Study. The Pediatric Infectious Disease Journal. 41(9):e365-e368, September 2022.

Antecedentes: Los lactantes con COVID-19 pueden presentar a menudo fiebre sin origen, lo que constituye una situación difícil en los lactantes de menos de 90 días. Se ha propuesto el algoritmo "paso a paso" para identificar a los niños con alto riesgo de infección bacteriana. En el contexto de la pandemia de COVID-19, nos propusimos reevaluar el rendimiento diagnóstico de este algoritmo.

Métodos: Realizamos un estudio retrospectivo multicéntrico en 3 servicios de urgencias pediátricas francesas entre 2018 y 2020. Aplicamos el algoritmo "paso a paso" a 4 entidades clínicas: COVID-19, infecciones febriles del tracto urinario (FUTI), infección bacteriana invasiva (IBI) e infecciones por enterovirus. El resultado principal fue la proporción de lactantes clasificados en alto riesgo (de aspecto enfermizo, ≤21 días de edad, con leucocituria o nivel de procalcitonina ≥0,5 ng/mL).

Resultados: Entre los 199 lactantes incluidos, 40 tenían COVID-19 aislado, 25 tenían IBI, 60 tenían FUTI y 74 tenían infección por enterovirus. Todos los lactantes con infección bacteriana, excepto uno, fueron clasificados como de alto riesgo (96% para IBI y 100% para FUTI), así como el 95% con enterovirus y el 82% con COVID-19. Los lactantes con COVID-19 se clasificaron como de alto riesgo por una apariencia enfermiza (72%), una edad ≤21 días (27%) o leucocituria (19%). Todos estos lactantes tenían valores de procalcitonina <0,5 ng/mL y sólo 1 tenía un nivel de proteína C reactiva >20 mg/L.

Conclusiones: El algoritmo "paso a paso" sigue siendo eficaz para identificar a los lactantes con infección bacteriana, pero clasifica erróneamente a la mayoría de los lactantes con COVID-19 como de alto riesgo de infección bacteriana, lo que conduce a cuidados innecesarios. Puede ser necesario un algoritmo actualizado basado en la adición de pruebas virales para discriminar la fiebre relacionada con la COVID-19 aislada en lactantes de <90 días de edad.

COVID-19 Hospitalization Among Children <18 Years by Variant Wave in Norway. Pediatrics. 2022 Sep 1;150(3):e2022057564.

OBJETIVOS. Existe evidencia limitada sobre si la gravedad relativa de la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19) en niños y adolescentes difiere para las diferentes variantes del coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo severo. Comparamos el riesgo de hospitalización por COVID-19 agudo o síndrome inflamatorio multisistémico en niños (MIS-C) entre personas <18 años no vacunadas con COVID-19 (casos) entre ondas de Alpha, Delta y Omicron (sublinaje BA.1 ) variantes en Noruega.

MÉTODOS. Utilizamos datos vinculados a nivel individual de los registros nacionales para calcular los cocientes de riesgos ajustados (aRR) con un intervalo de confianza (IC) del 95 % mediante una regresión log-binomial multivariable. Ajustamos por onda variante, características demográficas y comorbilidades subyacentes.

RESULTADOS. Incluimos 10 538 Alpha (21 hospitalizados con COVID-19 agudo, 7 MIS-C), 42 362 Delta (28 COVID-19 agudo, 14 MIS-C) y 82 907 casos de onda Omicron (48 COVID-19 agudo, 7 MIS-C). El riesgo de hospitalización con COVID-19 agudo fue menor en la onda Delta (aRR: 0,53, IC 95 %: 0,30–0,93) y Omicron (aRR: 0,40, IC 95 %: 0,24–0,68), en comparación con la onda Alfa. No encontramos diferencias en este riesgo para Omicron en comparación con Delta. El riesgo de MIS-C fue menor para Omicron, en comparación con Alpha (aRR: 0,09, IC del 95 %: 0,03–0,27) y Delta (aRR: 0,26, IC del 95 %: 0,10–0,63).

CONCLUSIONES. No encontramos evidencia clara de que diferentes variantes hayan influido en el riesgo de hospitalización por COVID-19 agudo entre niños y adolescentes no vacunados en Noruega. El menor riesgo de este resultado con Omicron y Delta puede reflejar cambios en otros factores a lo largo del tiempo, como la estrategia de prueba, la vacunación materna y/o los criterios de hospitalización. La aparición de Omicron ha reducido el riesgo de MIS-C.

Lo que se sabe sobre este tema:

Existe evidencia limitada sobre la posible asociación entre el riesgo de hospitalización con COVID-19 agudo entre niños y adolescentes y diferentes variantes de SARS-CoV-2. Los datos preliminares sugieren un menor riesgo de síndrome inflamatorio multisistémico en niños después de la infección con Omicron.

Lo que agrega este estudio:

No encontramos pruebas claras de que las diferentes variantes del SARS-CoV-2 hayan influido en el riesgo de hospitalización por COVID-19 agudo entre niños y adolescentes en Noruega. El riesgo de síndrome inflamatorio multisistémico fue menor en niños y adolescentes infectados con Omicron.

Prevalence of SARS-CoV-2 positivity in infants with bronchiolitis: a multicentre international study (15 June, 2022) 

Durante la pandemia de SARS-CoV-2, muy pocos lactantes con SARS-CoV-2 tuvieron bronquiolitis y la mayoría presentó un curso clínico leve. En general, hubo una marcada disminución de los casos de bronquiolitis, y de hecho no se produjo la epidemia de invierno del VRS.

Antecedentes: La bronquiolitis es la principal infección aguda de las vías respiratorias en los lactantes durante la temporada de invierno. Desde el inicio de la pandemia de SARS-CoV-2, se ha registrado una reducción del número de diagnósticos de bronquiolitis.

Objetivo: El presente estudio tuvo como objetivo describir la incidencia y las características clínicas de la bronquiolitis durante la temporada de invierno 2020-2021 en una gran cohorte de niños en Europa e Israel, y aclarar el papel del SARS-CoV-2.

Entorno, pacientes, intervenciones: Se realizó un estudio transversal observacional multicéntrico en 23 servicios de urgencias pediátricas de Europa e Israel. Se recogieron datos clínicos y demográficos sobre todos los casos de bebés diagnosticados de bronquiolitis desde el 1 de octubre de 2020 hasta el 30 de abril de 2021. Para cada paciente inscrito, se informaron las pruebas de diagnóstico, los tratamientos y los resultados.

Medidas de resultado principales: El resultado principal fue la prevalencia de bronquiolitis positiva al SARS-CoV-2.

Resultados: Trescientos catorce lactantes recibieron un diagnóstico de bronquiolitis durante el periodo de estudio. De los 535 lactantes que dieron positivo al SARS-CoV-2, 16 (3%) tenían bronquiolitis. La mediana de edad, el predominio del sexo masculino, el peso, los antecedentes de prematuridad y la presencia de comorbilidades no difirieron entre los grupos positivos y negativos al SARS-CoV-2. El rinovirus fue el patógeno implicado más común, mientras que el virus sincitial respiratorio (VSR) se detectó en un caso. La bronquiolitis por SARS-CoV-2 tuvo un curso clínico leve, con un paciente que recibió suplementos de oxígeno y ninguno requirió ingreso en la unidad de cuidados intensivos pediátricos o neonatales.

Conclusiones: Durante la pandemia de SARS-CoV-2 se observó un marcado descenso en el número de diagnósticos de bronquiolitis y la desaparición de la epidemia invernal de VRS. La bronquiolitis relacionada con el SARS-CoV-2 fue poco frecuente y en su mayoría tuvo un curso clínico leve.

Gastrointestinal Manifestations in Hospitalized Children With Acute SARS-CoV-2 Infection and Multisystem Inflammatory Condition: An Analysis of the VIRUS COVID-19 Registry. The Pediatric Infectious Disease Journal. 41(9):751-758, September 2022.

Objetivos: Describir la incidencia y los resultados asociados de las manifestaciones gastrointestinales (GI) de la enfermedad aguda por coronavirus 2019 (COVID-19) y el síndrome inflamatorio multisistémico en niños hospitalizados (MIS-C).

Métodos: Revisión retrospectiva del registro del Estudio Universal de Infecciones Virales y Enfermedades Respiratorias, un estudio de cohortes prospectivo, observacional y multicéntrico internacional de niños hospitalizados con COVID-19 aguda o MIS-C desde marzo de 2020 hasta noviembre de 2020. La medida de resultado primario fue la enfermedad crítica por COVID-19. Se realizaron modelos multivariables para evaluar las asociaciones de la afectación GI con el resultado compuesto primario en toda la cohorte y en una subpoblación de pacientes con MIS-C. Los resultados secundarios incluyeron la duración prolongada de la estancia hospitalaria, definida como >75º percentil y la mortalidad.

Resultados: De los 789 pacientes, la afectación gastrointestinal estaba presente en 500 (63,3%). En 392 (49,6%) se produjo una enfermedad crítica y 18 (2,3%) murieron. Los pacientes con afectación gastrointestinal eran mayores (mediana de edad de 8 años) y el 18,2% tenía una comorbilidad gastrointestinal subyacente. Los síntomas gastrointestinales y las alteraciones hepáticas fueron más frecuentes entre los pacientes con CMI. En los modelos multivariables ajustados, el COVID-19 agudo no se asoció con los resultados primarios o secundarios. Del mismo modo, a pesar de la preponderancia de la afectación GI en los pacientes con CMI, tampoco se asoció con los resultados primarios o secundarios.

Conclusiones: La afectación GI es común en los niños hospitalizados con COVID-19 aguda y MIS-C. La afectación GI no se asocia con la enfermedad crítica, la duración de la estancia hospitalaria ni la mortalidad en la COVID-19 aguda ni en la CMI-C.

COVID-19 Vaccines in Infants, Children, and Adolescents Pediatrics. 2022

Las vacunas son seguras y eficaces para proteger a las personas y las poblaciones contra las enfermedades infecciosas. Las nuevas vacunas son evaluadas mediante un proceso largo, riguroso y transparente por parte de la Administración de Drogas y Alimentos de los EE. UU. y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). Todos los datos de seguridad y eficacia disponibles se revisan antes de la autorización o aprobación de las recomendaciones de política.

Para obtener orientación adicional sobre la administración de las vacunas contra la COVID-19, el almacenamiento y la manipulación, la notificación y la educación del paciente para cada vacuna específica, visite: Recursos clínicos y profesionales para la vacunación contra la COVID-19 | CDC y vacuna COVID-19 para niños (aap.org).

Vaccine Effectiveness of BNT162b2 Against Delta and Omicron Variants in Adolescents. Pediatrics. 2022. 

Hay datos limitados sobre la efectividad de la vacuna (VE) contra la variante Omicron en adolescentes. En Ontario, Canadá, la mayoría de los adolescentes vacunados completaron su serie primaria de BNT162b2 durante el verano de 2021; la elegibilidad para la tercera dosis (6 meses después de una segunda dosis) se amplió a las personas de 12 a 17 años en febrero de 2022. Estimamos VE de 2 dosis y 3 dosis contra Omicron (BA.1/BA.1.1) y Delta para este grupo de edad.

Realizamos un estudio de diseño de prueba negativa entre personas de 12 a 17 años y SARS-CoV-2 probado (mediante reacción en cadena de la polimerasa de transcripción inversa en tiempo real) entre el 22 de noviembre de 2021 (fecha de la primera detección de Omicron) y el 6 de marzo de 2022 usando métodos detallados en otra parte. 1,2  Restringimos nuestros resultados de Delta al 2 de enero de 2022 y antes debido a los números pequeños y la circulación limitada después de esta fecha. Vinculamos y analizamos datos de laboratorio, vacunas, enfermedades de notificación obligatoria y administrativos de salud para toda la población elegible en ICES (anteriormente...

Microbiome and paediatric gut diseases (29 October, 2021)

En el intestino humano reside una vasta comunidad de microorganismos que desempeñan funciones críticas para el mantenimiento de la homeostasis de todo el organismo. Se cree que los cambios en la composición y función de esta comunidad, denominada microbioma, provocan la aparición de enfermedades, incluidas las no transmisibles. En esta revisión, debatimos las pruebas actuales sobre el papel del microbioma intestinal en la patogénesis, los resultados y el tratamiento de las enfermedades intestinales pediátricas. Llegamos a la conclusión de que, aunque el microbioma intestinal está alterado en la enfermedad intestinal inflamatoria pediátrica, la enfermedad celíaca, la insuficiencia intestinal, la enterocolitis necrotizante y el síndrome del intestino irritable, actualmente hay muy pocas implicaciones para desentrañar la patogénesis de la enfermedad o para orientar la práctica clínica. En el futuro, el microbioma intestinal podría ayudar al diagnóstico diferencial de la enfermedad y a la predicción de los resultados clínicos, y constituir un objetivo para las intervenciones terapéuticas.

A large multi-country outbreak of monkeypox across 41 countries in the WHO European Region, 7 March to 23 August 2022. Euro Surveill. 2022;27(36):pii=2200620. https://doi.org/10.2807/1560-7917.ES.2022.27.36.2200620.

Tras la notificación de un grupo de casos de viruela del mono no asociados a viajes por parte del Reino Unido en mayo de 2022, 41 países de la Región Europea de la OMS han notificado 21.098 casos y dos muertes hasta el 23 de agosto de 2022. Las previsiones actuales sugieren un estancamiento en las notificaciones de casos. La mayoría de los casos (97%) son HSH, con una presentación atípica de la enfermedad por sarpullido. El contagio se produce principalmente por contacto estrecho durante las actividades sexuales. Se notifican pocos casos entre mujeres y niños. Se necesitan intervenciones dirigidas a los grupos de riesgo para detener la transmisión.

Infective Endocarditis Among High-risk Individuals Before and After the Cessation of Antibiotic Prophylaxis in Dentistry: A National Cohort Study, Clinical Infectious Diseases, Volume 75, Issue 7, 1 October 2022, Pages 1171–1178, https://doi.org/10.1093/cid/ciac095

Antecedentes

Unos años después de la publicación de las directrices británicas, la Agencia Sueca de Productos Médicos publicó en octubre de 2012 unas recomendaciones nacionales que promovían el cese de la profilaxis antibiótica en odontología para la prevención de la endocarditis infecciosa (EI). El objetivo de este estudio fue evaluar si la incidencia de EI estreptocócica oral aumentó entre los individuos de alto riesgo después de octubre de 2012.

Métodos

Este estudio de cohorte a nivel nacional incluyó a todos los individuos adultos (>17 años) que vivían en Suecia desde enero de 2008 hasta enero de 2018, con un código de diagnóstico o código de procedimiento quirúrgico que indicaba un alto riesgo de EI. Se realizaron modelos de riesgo proporcional de Cox para calcular las ratios ajustadas de EI estreptocócica oral antes y después de octubre de 2012 entre los individuos de alto riesgo y las referencias.

Resultados. Este estudio no encontró una mayor incidencia de EI estreptocócica oral entre los individuos de alto riesgo durante los 5 años posteriores al cese, en comparación con los anteriores. Los cocientes de tasas de riesgo fueron 15,4 (intervalo de confianza [IC] del 95%: 8,3-28,5) antes y 20,7 (IC del 95%: 10,0-42,7) después de octubre de 2012 para los individuos de alto riesgo prevalentes. Los ratios correspondientes para los individuos de alto riesgo incidentes fueron 66,8 (IC del 95%: 28,7-155,6) y 44,6 (IC del 95%: 22,9-86,9). Las estimaciones puntuales para la interacción con el periodo de tiempo fueron de 1,4 (IC del 95%: 0,6-3,5) y 0,8 (IC del 95%: 0,5-1,3) para los individuos de alto riesgo prevalentes e incidentes, respectivamente.

Conclusión. Los resultados sugieren que la actual recomendación sueca de no administrar profilaxis antibiótica para la prevención de la EI en odontología no ha provocado un aumento de la incidencia de la EI estreptocócica oral entre los individuos de alto riesgo.

- Prenatal Influenza Vaccination or Influenza Infection and Autism Spectrum Disorder in Offspring, Clinical Infectious Diseases, Volume 75, Issue 7, 1 October 2022, Pages 1140–1148, https://doi.org/10.1093/cid/ciac101

Métodos. Se realizó un estudio de cohorte retrospectivo de parejas de madres e hijos con partos entre el 1 de enero de 2011 y el 31 de diciembre de 2014 en Kaiser Permanente Southern California. Se realizó un seguimiento de los niños de más de un año de edad hasta el 31 de diciembre de 2018. La vacunación materna contra la gripe o la infección durante el embarazo se obtuvo de los registros de salud electrónicos. El TEA se definió por los códigos de la Clasificación Internacional de Enfermedades, Novena o Décima Revisión, Modificación Clínica, después de la edad de 1 año. Los modelos de riesgos proporcionales de Cox estimaron las razones de riesgo (HR) crudas y de probabilidad inversa de tratamiento ponderada (IPTW) para la asociación entre la vacunación o infección materna contra la gripe y el TEA.

Resultados. Se incluyeron 84.739 parejas madre-hijo en la muestra analítica final. De las 46 257 mujeres vacunadas, el 32,4% lo fueron durante el primer trimestre, el 41,8% durante el segundo y el 25,8% durante el tercero. Se diagnosticó TEA en 1930 (2,3%) niños. Los análisis de IPTW no mostraron ninguna asociación entre la vacunación prenatal contra la gripe o la infección y el TEA en la descendencia (HR, 1,04; intervalo de confianza [IC] del 95%, 0,95-1,13; HR, 1,12; IC del 95%, 0,66-1,89, respectivamente).

Conclusiones. La vacunación o infección prenatal contra la gripe no se asoció con el riesgo de TEA en la descendencia. Los resultados apoyan las recomendaciones de vacunar a las mujeres embarazadas para protegerse a sí mismas y a sus bebés, que son vulnerables a la morbilidad grave tras la infección.obios de los pacientes con KD para predecir la respuesta a la terapia con IVIG.

Autism Risk and Perinatal Antibiotic Use. Pediatrics. 2022 Sep 1;150(3):e2022057346. 

OBJETIVOS. Los antibióticos se administran comúnmente durante el trabajo de parto y el parto, y la investigación ha sugerido que la exposición fetal a los antibióticos puede aumentar el riesgo de trastorno del espectro autista (TEA). Evaluamos si la exposición a antibióticos durante el trabajo de parto y el parto aumentaba el riesgo de TEA en la descendencia.

MÉTODOS. Este estudio de cohorte retrospectivo incluyó a todas las personas que dieron a luz a un bebé nacido a término único en Columbia Británica, Canadá, entre el 1 de abril de 2000 y el 31 de diciembre de 2014. Esta cohorte incluyó 569 953 partos. Para examinar la asociación entre mujeres embarazadas tratadas por la misma indicación, estudiamos una subcohorte de aquellas que dieron positivo para Streptococcus del grupo B. Se utilizaron modelos de riesgos proporcionales de Cox para estimar las proporciones de riesgos ajustadas y no ajustadas en ambas cohortes. Se realizó un análisis de sensibilidad utilizando la duración de la primera etapa del trabajo de parto como una medida sustituta de la dosis para evaluar una relación dosis-respuesta.

RESULTADOS. En este estudio basado en la población, el uso de antibióticos durante el trabajo de parto y el parto no se asoció con un mayor riesgo de ASD en la descendencia. Los cocientes de riesgos instantáneos no ajustados y ajustados fueron 1,29 (intervalo de confianza del 95 %, 1,24–1,35) y 0,99 (0,94–1,04), respectivamente; y 1,07 (0,90–1,27) y 0,88 (0,74–1,05), respectivamente, en la cohorte positiva para Streptococcus del grupo B. No observamos una diferencia sustancial en la asociación entre la exposición a antibióticos y el TEA según la duración de la primera etapa del trabajo de parto.

 

CONCLUSIONES. Nuestros hallazgos sugieren que la preocupación por los TEA no debe tenerse en cuenta en la decisión clínica de administrar antibióticos durante el trabajo de parto y el parto. Se necesita investigación futura para examinar duraciones más largas de exposición prenatal a antibióticos.

 

Bibliografía julio- agosto 2022

TOP Ten

Objetivos. En España, las pruebas diagnósticas de COVID-19 en atención primaria estuvieron disponibles desde mayo de 2020. Previamente la mayoría de los estudios describían pacientes hospitalarios: la fiebre y la tos eran los síntomas más frecuentes. Interesaba conocer la expresión clínica de la COVID-19 pediátrica en la comunidad.

Métodos. Estudio descriptivo analítico observacional de casos pediátricos (0-14 años) de 255 pediatras de atención primaria españoles, del 12/5/2020 al 30/4/2021. Los diagnósticos se determinaron por PCR, test rápido de detección de antígeno o serología IgG positiva.

Resultados. Se incluyeron 10.021 niños, 48,4% mujeres, con una edad media de 8,04±4,17 años. Se detectó la infección por búsqueda de contactos (70,9%) o síntomas compatibles (18,8%). El hogar familiar fue la principal fuente de contagio (64,9%), seguido por los colegios (10%) o de origen desconocido (9,9%). No hubo diferencias significativas en la incidencia entre temporadas vacacionales o lectivas. El 43,2% fueron asintomáticos. Los síntomas más frecuentemente encontrados fueron rinorrea en menores de 2 años, fiebre entre 3 y 8 años y cefalea en mayores de 9 años. Se describen exhaustivamente los síntomas y signos observados por edad. Se hospitalizaron a 8 pacientes, uno con un síndrome inflamatorio multisistémico. No hubo fallecimientos.

Conclusiones. La COVID-19 es una enfermedad leve con un gran número de casos asintomáticos, con pocas hospitalizaciones y fallecimientos. El lugar principal de transmisión es el domicilio y el cierre de colegios debería ser el último recurso para controlar la pandemia. No se pudo describir un cuadro clínico característico de la enfermedad.

Introducción. En la población pediátrica, el COVID-19 suele ser asintomático o leve, pero puede haber casos graves y mortales.

Métodos. Se analizaron datos de los casos de COVID-19 registrados en las bases de datos nacional y regional de la Secretaría de Salud Federal de México y la Secretaría de Salud de Ciudad de México para establecer las características clínicas y los factores de riesgo de mortalidad en la población pediátrica. El riesgo de defunción se calculó mediante el método de regresión de riesgos proporcionales de Cox.

Resultados. Las bases de datos nacional y de Ciudad de México, respectivamente, registraban un total de 18.465 (2,8%) y de 5.733 (4,2%) de casos confirmados de COVID-19 en menores de 18 años en septiembre de 2020. La edad mediana al diagnóstico fue de 12 años (rango: 0-17). Las diferencias encontradas en los casos registrados a nivel nacional en comparación con los registrados en la Ciudad de México fueron: 12,5 vs. 8,2% de pacientes hospitalizados; 6 vs. 3,5% con diagnóstico de neumonía; 2,4 vs. 1,9% ingresados en la unidad de cuidados intensivos (UCI) y 1,3 vs. 0,7% fallecidos. Los factores de riesgo independientes asociados a una probabilidad mayor de defunción fueron el diagnóstico de neumonía, la hipertensión, la obesidad, la inmunosupresión y la intubación.

Conclusiones. En México, el 2,8% del total de casos confirmados COVID-19 se dan en pacientes menores de 18 años, con una mediana de edad de 12 años y una mortalidad del 1,3%. Los factores de riesgo de mortalidad identificados fueron el diagnóstico de neumonía, el ingreso en la UCI, la obesidad, la hipertensión, la inmunosupresión, la diabetes, la enfermedad pulmonar crónica y la enfermedad renal.

La resistencia a los antibióticos supone una de las prioridades mundiales en salud ya que la OMS prevé que las infecciones multirresistentes serán la primera causa de muerte en 2050, superando a las enfermedades cardíacas y el cáncer1,2. Una de las medidas prioritarias en nuestro país recogidas en el Plan Nacional frente a la Resistencia a los Antibióticos (PRAN)3 y en la Acción Conjunta Europea sobre las Resistencias Antimicrobianas e Infecciones Asociadas a la Asistencia Sanitaria es el desarrollo de Programas de Optimización de Uso de Antimicrobianos (PROA), tanto en el ámbito comunitario como hospitalario4. La puesta en marcha de estos programas en España fue aprobada por las comunidades autónomas en la reunión del Comité de Coordinación de las comunidades autónomas del PRAN celebrada en la sede de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) en el año 20153.

Es conocido que estos fármacos se recetan ampliamente a los niños. Algunos estudios demuestran que aproximadamente el 20% de todas las visitas de pacientes ambulatorios y el 60% de los ingresos resultan en al menos una prescripción de estos medicamentos. A pesar de la abrumadora evidencia que respalda los beneficios de los PROA para optimizar el uso de antibióticos en los hospitales de adultos, los datos en entornos pediátricos son más limitados5.

Con objeto de analizar la adecuación de los tratamientos antibióticos a las guías clínicas en nuestro medio, y los puntos de mejora según los PROA, elegimos como ejemplo una patología frecuente, la adenitis cervical (inflamación de los ganglios linfáticos), que en ocasiones precisa ingreso y manejo intrahospitalario. La causa principal de adenitis cervical aguda infantil es la infección por Staphylococcus aureus y Streptococcus pyogenes (80%)6.

Introducción.Staphylococcus aureus (S. aureus) es un germen frecuente en las infecciones bacterianas infantiles. Últimamente la tasa de S. aureus resistente a meticilina (SAMR) está aumentando.

Objetivos. Principal: conocer la tasa de cultivos positivos a SAMR en los servicios de urgencias pediátricos españoles. Secundarios: analizar factores de riesgo de aislamiento de SAMR (procedencia del paciente, antecedentes de hospitalización o cirugía en los 90 días previos, de antibioterapia en los 60 días previos, presencia de comorbilidad, dispositivos invasivos, aislamiento SAMR previo) y la morbilidad de estas infecciones.

Metodología. Estudio retrospectivo multicéntrico (1/07/2017-30/06/2018) con revisión de historias de pacientes con aislamiento de S. aureus en muestras de cualquier origen obtenidas en 8 servicios de urgencias pediátricos del Grupo de Trabajo de Enfermedades Infecciosas de la Sociedad Española de Urgencias de Pediatría.

Resultados. Durante dicho periodo se aisló S. aureus en 403 pacientes (edad media 75,8±59,2 meses; 54,8% hombres): 28,8% infecciones relacionadas con el hospital y 71,2% con la comunidad. Tasa global de SAMR: 16,6% (IC95%: 13-20,2%); 18,1% en infecciones relacionadas con el hospital y 16,2% en infecciones relacionadas con la comunidad (p>0,05). Las tasas más altas de SAMR se obtuvieron en abscesos cutáneos (29,3%; IC95%: 21,8-36,8%), pacientes no nacidos en España (52%; IC95%: 32-72%) o con una infección previa por SAMR (90%; IC95% 71,4-100%). Ingresaron 167 pacientes (41%), presentaron complicaciones 12 (3%) y secuelas 4 (1%). No hubo fallecimientos.

Conclusiones. La tasa global de SAMR afectó a una de cada 6 infecciones estafilocócicas. Las tasas más altas de SAMR se han producido en muestras de lesiones supuradas de piel y en niños extranjeros o con antecedentes de infección previa por SAMR. En las lesiones supuradas de piel es principal su drenaje precoz y valorar el cambio a antibiótico con cobertura frente a SAMR si la evolución no es la adecuada.

En este estudio de cohorte retrospectivo basado en la población, el aumento de la cobertura de vacunación contra la gripe se asoció temporalmente con una reducción del uso de antibióticos ambulatorios en los niños. Después de ajustar la eficacia anual de la vacuna, la tasa de prescripción de antibióticos disminuyó en 3/1000 personas-mes por cada aumento del 1% en la cobertura de vacunación contra la influenza entre 2012 y 2017 en Carolina del Sur ( P < 0,001).

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El NTHi fue el patógeno predominante en los cultivos de oído de los episodios de otitis media aguda (OMA) grave en los niños vacunados con la PCV-13, con mayor frecuencia en las niñas. Los episodios de OMA por NTHi se asociaron a más miringotomías debido a una mayor incidencia de fracaso terapéutico. La baja tasa de aislamientos de NTHi con β-lactamasas en los cultivos de líquido del oído medio de los niños vacunados con PCV-13 que presentan OMA refuerza el uso de amoxicilina como antibiótico de primera línea.

Los adenovirus humanos suelen causar infecciones respiratorias, gastrointestinales y conjuntivales autolimitadas en niños sanos.

Se identificó un total de 15 niños con hepatitis aguda: 6 (40 %) que tenían hepatitis con causa identificada y 9 (60%) que tenían hepatitis sin causa conocida. Ocho (89%) de los pacientes con hepatitis de causa desconocida dieron positivo para el adenovirus humano.

Los autores concluyen: La viremia de adenovirus humano se detectó en la mayoría de los niños con hepatitis aguda de causa desconocida ingresados en el Hospital Pediátrico Alabama desde el 1 de octubre de 2021 hasta28 de febrero de 2022, pero aún no está claro si el adenovirus humano fue la causa.

ANTECEDENTES Desde enero de 2022, se ha producido un aumento de las notificaciones de casos de hepatitis aguda de causa desconocida en niños. Aunque se han notificado casos en varios continentes, la mayoría se han notificado en el Reino Unido. Se está investigando para identificar el agente o agentes causantes.

MÉTODOS Realizamos un estudio retrospectivo con niños remitidos a un único centro de trasplante hepático pediátrico del Reino Unido entre el 1 de enero y el 11 de abril de 2022. Estos niños tenían 10 años de edad o menos y presentaban una hepatitis que cumplía con la definición de caso de la Agencia de Seguridad Sanitaria del Reino Unido para la hepatitis aguda confirmada que no era de la hepatitis A a la E y no tenía una causa metabólica, hereditaria o genética, congénita o mecánica, en el contexto de un nivel de aminotransferasa sérica superior a 500 UI por litro. Se revisaron las historias clínicas y se documentaron las características demográficas, las características clínicas y los resultados de las pruebas bioquímicas, serológicas y moleculares del hígado para los virus hepatótropos y otros, así como los resultados radiológicos y clínicos. Los resultados se clasificaron como una condición de mejora, trasplante de hígado o muerte.

RESULTADOS. Un total de 44 niños tenían hepatitis que cumplían la definición de caso confirmado, y la mayoría estaban previamente sanos. La edad media era de 4 años (rango, 1 a 7). Las características comunes de presentación fueron ictericia (en el 93% de los niños), vómitos (en el 54%) y diarrea (en el 32%). Entre los 30 pacientes que se sometieron a pruebas moleculares de adenovirus humano, 27 (90%) fueron positivos. Se produjo una insuficiencia hepática fulminante en 6 pacientes (14%), todos los cuales recibieron un trasplante de hígado. Ninguno de los pacientes falleció. Todos los niños, incluidos los 6 que recibieron un trasplante de hígado, fueron dados de alta.

CONCLUSIONES En esta serie de 44 niños pequeños con hepatitis aguda de causa incierta, se aisló el adenovirus humano en la mayoría de los niños, pero no se ha establecido su papel en la patogénesis de esta enfermedad.

La hepatitis aguda en los niños no es ciertamente nueva, y puede ser preocupante. El éxito de las campañas de vacunación en todo el mundo durante las últimas décadas ha dado lugar a mejoras demostrables en la salud pública y el bienestar al reducir la incidencia y las consecuencias de dos causas virales: los virus de la hepatitis A y B. Muchos otros virus, algunos bastante comunes en la infancia, son hepatotrópicos y en una minoría de pacientes pueden causar una enfermedad que puede agravarse. En estos casos, el daño hepático se manifiesta en forma de elevaciones de los niveles séricos de enzimas hepáticas, como la alanina aminotransferasa (ALT) y la aspartato aminotransferasa (AST), que pueden aumentar rápidamente hasta más de 100 veces el límite superior del rango normal. En estos casos graves, las condiciones de los pacientes pueden empeorar rápidamente, lo que lleva a un deterioro sustancial de la función hepática (por ejemplo, coagulopatía, ictericia y encefalopatía) que puede derivar en una insuficiencia hepática. Algunos pacientes no presentan elevaciones tan marcadas de los niveles de aminotransferasa y tienen principalmente alteraciones funcionales. La mayoría de los pacientes se recuperan. Sin embargo, las notables capacidades regenerativas del hígado tienen un límite y, por lo tanto, en los casos progresivos es imperativo que los niños sean remitidos a centros que puedan realizar un trasplante de hígado.

La causa subyacente de la hepatitis aguda suele ser difícil de determinar, incluso con la aplicación de los modernos métodos de diagnóstico rápido basados en genes y antígenos. Normalmente se presume que la causa subyacente son los virus cuando hay un pródromo respiratorio o gastrointestinal típico con fiebre. En una gran serie de niños hospitalizados con insuficiencia hepática entre 1999 y 2004, el diagnóstico más común fue "indeterminado", en el 49%1 , y esta sigue siendo la situación actual. Dada la corta edad de los pacientes, se buscan fundamentos genéticos y (en raros casos) causas ambientales.2,3 Claramente, es crucial que continuemos la búsqueda de las causas de la hepatitis aguda, especialmente de la hepatitis que conduce a la insuficiencia hepática, para que podamos atender eficazmente a estos niños.

Ahora se han publicado en la revista dos informes oportunos que pretenden llenar este vacío, uno de Birmingham (Reino Unido)4 y otro de Birmingham (Alabama)5 . Desde que los relatos originales de los casos de Alabama dieron lugar a la participación de los medios de comunicación social, las organizaciones de noticias, las sociedades médicas y los consorcios epidemiológicos, se ha hecho hincapié en todo el mundo en el reconocimiento y la notificación de la hepatitis aguda en los niños.3,6-11 A diferencia de los Estados Unidos, el Reino Unido utiliza tres centros de referencia, incluido el de Birmingham, para centralizar la atención de los pacientes que pueden someterse a un trasplante de hígado. Kelgeri et al. informan sobre 44 niños que recibieron tratamiento en el centro hepático de Birmingham y cuyas condiciones coincidían con la definición de caso confirmado de la Agencia de Seguridad Sanitaria del Reino Unido (por ejemplo, hepatitis aguda no-A-E sin causa metabólica, hereditaria o genética, congénita o mecánica en un niño ≤10 años de edad con un nivel de aminotransferasa sérica [ALT o AST] >500 UI por litro); la edad media de los pacientes de la cohorte era de 4 años. La mayoría de los pacientes presentaban ictericia y síntomas gastrointestinales. Seis de los pacientes sufrieron una progresión hacia la insuficiencia hepática y fueron sometidos a un trasplante de hígado.

En el estudio de Estados Unidos, Gutiérrez Sánchez et al. informan sobre nueve pacientes de varias localidades de Alabama que fueron tratados en un hospital infantil de Birmingham y que presentaban signos y edades similares a los de la cohorte del Reino Unido, aunque los autores estadounidenses utilizaron criterios diferentes para los niveles de aminotransferasa (>250 U por litro para la ALT y >440 U por litro para la AST). Tres de los pacientes sufrieron una progresión hacia la insuficiencia hepática, y dos de ellos fueron sometidos a un trasplante de hígado.

Lo que resulta interesante aquí es el descubrimiento de que los 9 niños de la serie de casos de EE.UU. y 27 de los 30 niños que se sometieron a pruebas moleculares en el estudio del Reino Unido dieron positivo para el adenovirus humano de tipo 41, un hallazgo que coincide con otros informes.6,7 Las cargas virales séricas en los pacientes con progresión a insuficiencia hepática fueron sustancialmente más altas que las de los pacientes que se recuperaron espontáneamente.

Con informes como estos de todo el mundo, ¿hay pruebas suficientes de que el adenovirus humano 41 es una nueva causa de insuficiencia hepática pediátrica? Todavía no hay pruebas totalmente convincentes de una relación causal, ya que, al menos en Estados Unidos, no se ha producido un aumento de los casos notificados de hepatitis adenoviral.8 Además, ninguna de las evaluaciones histológicas ha revelado pruebas de infección adenoviral hepatocelular, como esperábamos los que hemos atendido principalmente a pacientes inmunodeprimidos con hepatitis adenoviral florida. Las infecciones adenovirales son muy frecuentes durante la infancia, y se sabe que el adenovirus humano 41 causa gastroenteritis aguda12 , aunque no se asocia a insuficiencia hepática. Varios de los pacientes recibieron tratamiento con cidofovir, que no se sabe que haya afectado a los resultados. Sin pruebas de daño tisular mediado por el adenovirus, estos estudios aún no son suficientes para declarar que el adenovirus humano 41 es una causa firme de hepatitis aguda que puede provocar insuficiencia hepática. Las alternativas a considerar incluyen que el adenovirus humano 41 sirva potencialmente como activador inmunológico o incluso como un transeúnte inocente y fácilmente detectable. Deben resolverse incógnitas cruciales antes de poder asignar la culpabilidad etiológica o de poder ofrecer una orientación práctica sobre el inicio del tratamiento.

Además, el adenovirus humano se encontró junto con otros virus pediátricos comunes en varios de los casos (por ejemplo, rinovirus, enterovirus y virus de la gripe) y, en la serie del Reino Unido, el SARS-CoV-2. Sin datos epidemiológicos más amplios sobre los virus en los niños que acuden a los pediatras o a los servicios de urgencias por cualquier indicación, esto no parece inesperado y debería minimizar las reflexiones sobre las múltiples causas virales. Del mismo modo, se necesitan estudios y datos adecuados antes de poder apoyar o refutar las especulaciones sobre las alteraciones relacionadas con la pandemia en la reactividad inmunológica a las enfermedades infantiles.

Por último, nadie quiere oír hablar de un nuevo virus potencialmente preocupante en el mundo en estos días. Sin embargo, no está en absoluto claro que esta cepa adenoviral sea nueva, de incidencia creciente o causante de hepatitis aguda e insuficiencia hepática pediátrica, ya que tales datos no se han recogido prospectivamente en niños. Estos dos importantes informes indican a los que están dentro y fuera del campo de la hepatología pediátrica que se necesitan urgentemente registros y estudios clínicos de la hepatitis aguda en niños; estos se están desarrollando actualmente en Europa13 y en Norteamérica.10 Es probable que con una mayor atención a la recopilación de datos sobre casos y bioespecimenes de niños con hepatitis aguda, podamos determinar si este único virus, el adenovirus humano 41, es relevante para esta importante y grave afección en los niños.

Tras la notificación de un exceso de casos pediátricos de hepatitis aguda grave de etiología desconocida por parte del Reino Unido (RU) el 5 de abril de 2022, se notificaron 427 casos procedentes de 20 países de la Región Europea de la Organización Mundial de la Salud al Sistema Europeo de Vigilancia TESSy desde el 1 de enero de 2022 hasta el 16 de junio de 2022. Aquí, analizamos los datos demográficos, epidemiológicos, clínicos y microbiológicos disponibles en TESSy. De los casos notificados, el 77,3% tenía 5 años o menos y el 53,5% tenía una prueba positiva para adenovirus, el 10,4% tenía una RT-PCR positiva para SARS-CoV-2 y el 10,3% estaba coinfectado con ambos patógenos. Los casos con infecciones por adenovirus tenían una probabilidad significativamente mayor de ser ingresados en unidades de cuidados intensivos o de alta dependencia (OR = 2,11; IC del 95%: 1,18-3,74) y de ser trasplantados (OR = 3,36; IC del 95%: 1,19-9,55) que los casos con un resultado negativo en la prueba de adenovirus, pero esto ya no se observó al analizar esta asociación por separado entre el Reino Unido y otros países. Se necesitan estudios etiológicos para determinar si el adenovirus desempeña un papel en esta posible aparición de casos de hepatitis en niños y, si se confirma, los mecanismos que podrían estar implicados.

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Importancia: Se conoce poco sobre los factores de riesgo y el riesgo de desarrollar afecciones post-COVID-19 (PCC) entre los niños.

Objetivos: Estimar la proporción de niños seropositivos al SARS-CoV-2 con CCP 90 días después de un resultado positivo de la prueba, comparar esta proporción con la de niños seropositivos al SARS-CoV-2 y evaluar los factores asociados a las CCP.

Diseño, entorno y participantes: Este estudio de cohorte prospectivo, realizado en 36 departamentos de emergencias (ED) en 8 países entre el 7 de marzo de 2020 y el 20 de enero de 2021, incluyó a 1884 niños positivos al SARS-CoV-2 que completaron el seguimiento de 90 días; 1686 de estos niños fueron emparejados por frecuencia según el estado de hospitalización, el país y la fecha de reclutamiento con 1701 controles negativos al SARS-CoV-2.

Exposición: SARS-CoV-2 detectado mediante pruebas de ácido nucleico.

Resultados y medidas principales: Afecciones posteriores a la prueba COVID-19, definidas como cualquier problema de salud persistente, nuevo o recurrente notificado en la encuesta de seguimiento de 90 días.

Resultados: De los 8.642 niños inscritos, 2.368 (27,4%) fueron positivos al SARS-CoV-2, entre los cuales 2.365 (99,9%) tenían datos disponibles de la visita al servicio de urgencias; entre los 1.884 niños (79,7%) que completaron el seguimiento, la edad media era de 3 años (IQR, 0-10 años) y 994 (52,8%) eran varones. Un total de 110 niños seropositivos al SARS-CoV-2 (5,8%; IC del 95%, 4,8%-7,0%) notificaron CCP, incluidos 44 de 447 niños (9,8%; IC del 95%, 7,4%-13,0%) hospitalizados durante la enfermedad aguda y 66 de 1437 niños (4,6%; IC del 95%, 3,6%-5,8%) no hospitalizados durante la enfermedad aguda (diferencia, 5,3%; IC del 95%, 2,5%-8,5%). Entre los niños seropositivos al SARS-CoV-2, el síntoma más frecuente fue la fatiga o la debilidad (21 [1,1%]). Las características asociadas a la notificación de al menos 1 PCC a los 90 días incluían haber sido hospitalizado 48 horas o más en comparación con no haber sido hospitalizado (odds ratio ajustada [aOR], 2,67 [IC del 95%, 1,63-4. 38]); tener 4 o más síntomas en la visita al servicio de urgencias en comparación con 1 a 3 síntomas (4-6 síntomas: aOR, 2,35 [IC del 95%, 1,28-4,31]; ≥7 síntomas: aOR, 4,59 [IC del 95%, 2,50-8,44]); y tener 14 años o más en comparación con menos de 1 año (aOR, 2,67 [IC del 95%, 1,43-4,99]). Los niños que dieron positivo al SARS-CoV-2 eran más propensos a notificar PCC a los 90 días en comparación con los que dieron negativo, tanto entre los que no fueron hospitalizados (55 de 1295 [4,2%; IC del 95%, 3,2%-5,5%] frente a 35 de 1321 [2. 7%; IC 95%, 1,9%-3,7%]; diferencia, 1,6% [IC 95%, 0,2%-3,0%]) como entre los que fueron hospitalizados (40 de 391 [10,2%; IC 95%, 7,4%-13,7%] frente a 19 de 380 [5,0%; IC 95%, 3,0%-7,7%]; diferencia, 5,2% [IC 95%, 1,5%-9,1%]). Además, la positividad al SARS-CoV-2 se asoció con la notificación de PCCs 90 días después de la visita índice al SU (aOR, 1,63 [IC del 95%, 1,14-2,35]), específicamente problemas de salud sistémicos (por ejemplo, fatiga, debilidad, fiebre; aOR, 2,44 [IC del 95%, 1,19-5,00]).

Conclusiones y relevancia: En este estudio de cohortes, la infección por SARS-CoV-2 se asoció con la notificación de CCP a los 90 días en los niños. La orientación y el seguimiento son especialmente necesarios en los niños hospitalizados que presentan numerosos síntomas agudos y son mayores.

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Las lesiones de la mucosa oral son comunes en la población pediátrica y, además de las etiologías traumáticas y tumorales, pueden ser síntomas de enfermedades virales, bacterianas, fúngicas o parasitarias. Sin embargo, a los pediatras y odontopediatras les resulta difícil llegar a un diagnóstico y brindar la atención adecuada cuando se enfrentan a lesiones de la mucosa masticatoria o de revestimiento, del paladar duro o blando, de la lengua o de las glándulas salivales. Aquí proponemos un árbol de decisión para el diagnóstico de las enfermedades virales, bacterianas y fúngicas más frecuentes a partir de sus lesiones bucales en niños. Centrándose primero en describir la lesión elemental en sí antes de su localización y características, pretende orientar al médico hacia el diagnóstico y los exámenes complementarios necesarios. Para generar esta herramienta, llevamos a cabo una revisión de la literatura de la infancia viral, bacteriana, enfermedades fúngicas y parasitarias con síntomas en la mucosa oral. Para cada uno de los 42 diagnósticos informados, 20 virales, 9 bacterianos, 5 fúngicos y 8 parasitarios, recopilamos el mecanismo y agente (s) de infección, las lesiones orales y su descripción, los signos sistémicos asociados y la incidencia/prevalencia. En fin, nuestro árbol de decisiones indexa las 28 enfermedades para las que se disponía de datos epidemiológicos, principalmente en Europa y Estados Unidos.

La revisión de las enfermedades virales, bacterianas, fúngicas y parasitarias infantiles con signos orales nos permitió crear un árbol de decisión que puede ser utilizado por cualquier pediatra y dentista pediátrico en Europa y Estados Unidos.

Actualmente, España tiene el segundo mayor número de casos de viruela del simio en todo el mundo.1Hasta el 3 de agosto de 2022, se han notificado 4663 casos de viruela del simio confirmados por laboratorio en España, y dos pacientes han muerto por complicaciones asociadas con la encefalitis. Solo 16 (0·3%) pacientes eran menores de 18 años (hombres n=10, mujeres n=6; tabla y apéndice p 1 ), todos ellos con infección confirmada por PCR genérica en tiempo real del virus de la viruela del simio o del ortopoxvirus. Estos 16 pacientes estaban en dos grupos de edad, con diferentes vías de transmisión: cuatro eran niños menores de 4 años (de 7, 10 y 13 meses y 3 años) y 12 eran adolescentes de 13 a 17 años

En tres pacientes del grupo de edad más joven, la ruta de transmisión fue a través del contacto doméstico con sus padres, y en un paciente se desconocía la ruta de transmisión. En el grupo de mayor edad, nueve pacientes se infectaron a través de un brote en un estudio de tatuajes y perforaciones, probablemente por material contaminado, y en tres pacientes, la transmisión fue por contacto sexual cercano. Todos los casos se consideraron autóctonos y se recomendó el aislamiento domiciliario durante el tiempo que duró la enfermedad. Solo uno (6%) de 16 pacientes desarrolló una complicación aguda (sobreinfección bacteriana que requirió drenaje de un absceso), pero ningún paciente requirió ingreso hospitalario y todos fueron seguidos ambulatoriamente (por teléfono o personalmente). Los 16 pacientes sobrevivieron sin secuelas.

…….El diagnóstico de casos pediátricos destaca el riesgo de una transmisión más amplia, afectando a toda la comunidad. Como se describió anteriormente, el contacto doméstico es la vía de transmisión más común en los niños. En países no endémicos, la transmisión en niños pequeños en entornos distintos al hogar es poco común. Una mayor adquisición en otros lugares, como escuelas o jardines de infancia, debería alertar a las autoridades sanitarias.

Al igual que en nuestro conjunto de datos para España, hubo un paciente pediátrico en los Países Bajos para el que no se identificó la ruta de transmisión de la viruela del simio.4Esto refuerza la idea de que podría estar ocurriendo una transmisión comunitaria desconocida (p. ej., a través de pacientes no diagnosticados o portadores asintomáticos), y la magnitud de este brote podría ser incluso mayor que la estimada actualmente. Por lo tanto, los médicos que atienden a los niños deben estar capacitados para identificar las manifestaciones de la viruela del simio y no centrarse solo en los factores de riesgo epidemiológicos o la exposición a pacientes con infección confirmada.

Aunque la gravedad en países no endémicos parece menor que la notificada en países endémicos, durante el brote de 2003 en EE. UU., los dos pacientes con viruela símica grave eran niños (uno complicado con encefalitis y otro con absceso retrofaríngeo).5Hasta que haya más evidencia, los niños, los recién nacidos y las mujeres embarazadas deben ser considerados un grupo de riesgo de complicaciones y mortalidad.6y es necesario mantener un alto nivel de alerta.

Casos clínicos

El diagnóstico diferencial de las neumonías redondas es amplio y engloba enfermedades infecciosas, neoplásicas y congénitas. La paciente que se presenta a continuación fue diagnosticada de una neumonía redonda con una clínica e imagen radiológica compatible. Sin embargo, el diagnóstico definitivo fue una malformación vascular. Este caso permite reflexionar sobre la importancia de valorar distintos diagnósticos ante una condensación redondeada y sobre la necesidad o no de realizar una radiografía de control en estos casos. Además, lo más original del caso radica en el tratamiento que recibió para la malformación vascular, que no estaba descrito previamente: el propranolol, con respuesta favorable.

El vértigo se define como la sensación de inestabilidad con giro de objetos. En pediatría, debido a la dificultad de los pacientes a la hora de expresar sus síntomas (sobre todo en los más pequeños), se debe tener en cuenta el vértigo a la hora de abordar un paciente que consulta por inestabilidad, mareo, vómitos recurrentes o en lactantes con episodios paroxísticos de irritabilidad.

El diagnóstico de vértigo es clínico, por lo que realizar una buena anamnesis y una exploración física completa es fundamental. Es importante clasificar el vértigo en periférico o central, dado que conlleva un manejo diferente y, así mismo, para diferenciar entre episodios agudos únicos y agudos recurrentes. Además, siempre que sea posible, la exploración se completará con un examen neurootológico por parte de un especialista en otorrinolaringología (ORL).

Se presentan a continuación una serie de casos de vértigo periférico diagnosticados en las urgencias de pediatría y, a raíz de estos, se hace un repaso de las principales características y etiologías del vértigo periférico en pediatría.

Aunque la causa más frecuente de los procesos diarreicos infantiles son las infecciones, ante cuadros graves y prolongados en el tiempo en los lactantes hay que descartar causas congénitas como trastornos genéticos o inmunodeficiencias. La colitis por citomegalovirus (CMV) es una causa poco frecuente de diarrea crónica en niños inmunocompetentes. Por lo general, su curso es leve y autolimitado, por lo que debemos pensar la posibilidad de que exista una inmunodeficiencia en los casos con una evolución más grave. Se recomienda realizar un estudio endoscópico en estos pacientes, precisando tratamiento antiviral aquellos con un curso de la enfermedad más grave o en caso de confirmarse situación de inmunodepresión.

Una niña de 7 días, nacida a término tras un embarazo y parto sin complicaciones, acudió a la consulta de dermatología para la evaluación de una erupción ampollosa presente desde el nacimiento. La exploración reveló numerosas vesículas y pústulas eritematosas, algunas con costras asociadas, dispuestas en un patrón Blaschkolinear en las 4 extremidades (Figura 1, Figura 2, Figura 3). La revisión de los sistemas fue negativa en cuanto a fiebre, letargo, irritabilidad o actividad convulsiva. Aunque se sospechaba un diagnóstico de incontinencia pigmenti, fue ingresada para un tratamiento antiviral empírico y un estudio infeccioso completo, dada la importancia potencial de una infección neonatal no tratada. Los cultivos de sangre, orina, lesiones y líquido cefalorraquídeo fueron negativos. La reacción en cadena de la polimerasa del virus del herpes simple (VHS) de la sangre y del hisopo de la superficie lesional fue negativa. La inmunoglobulina M de la varicela zoster fue negativa y la inmunoglobulina G fue positiva, lo que concuerda con la transferencia de anticuerpos maternos. Una biopsia en sacabocados demostró espongiosis eosinofílica con disqueratosis, consistente con la etapa vesicular de la incontinencia pigmenti. Las pruebas genéticas confirmaron una deleción multiexónica en el gen IKBKG. Se obtuvo una evaluación adicional en el hospital por parte de oftalmología y neurología para establecer necesidad de vigilancia especializada y no se hallaron alteraciones en el momento del alta.

Las infecciones por Echinococcus son poco frecuentes en Estados Unidos, pero pueden representar una amenaza creciente para la salud pública. Presentamos el caso de una paciente de 8 años del sur de California a la que se le diagnosticó equinococosis hepática tras el descubrimiento incidental de grandes quistes hepáticos.

Una niña italiana de 3,8 años que presentaba fiebre alta y cefalea desarrolló una disminución del estado de conciencia, apneas y bradicardia, por lo que requirió cuidados intensivos y ventilación mecánica. La fiebre por el virus de Chipre, que hasta ahora no se había descrito en un niño, fuera de una zona endémica, debe incluirse en el diagnóstico diferencial de la encefalopatía aguda que aparentemente no tiene explicación a partir de las pruebas de laboratorio habituales.

El síndrome de Guillain-Barré se ha asociado a la infección por el coronavirus 2 del síndrome respiratorio grave en niños. Aquí, informamos de un niño de 4 años que desarrolló el síndrome de Guillain-Barré en el curso de un síndrome inflamatorio multisistémico relacionado con COVID-19.

La enfermedad de Chagas (EC) es una enfermedad tropical infradiagnosticada que se observa cada vez más fuera de América Latina. Describimos los dos primeros bebés con enfermedad de Chagas congénita (ECC) en Irlanda. Los clínicos de los países no endémicos deben ser conscientes de la posibilidad de que se produzca la ECC debido a la migración de mujeres de países con alta prevalencia.

Aunque los síntomas más comunes de la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19) en los niños son la fiebre y la tos, en la literatura se han descrito casos de crup asociados al COVID-19, que han aumentado considerablemente con la variante Omicron. Presentamos el síndrome respiratorio agudo severo por coronavirus 2 como agente viral en un lactante que presenta crup.

Presentamos un caso de tumor inflamatorio de Pott en un varón de 21 meses, el paciente más joven del que se ha informado que ha desarrollado esta complicación y el primero que ha desarrollado una recidiva de un dermoide frontonasal infectado. Por lo tanto, al informar de este caso, queremos concienciar sobre la importancia del reconocimiento precoz del tumor inflamatorio de Pott; y sobre la necesidad de evaluar y resecar meticulosamente cualquier dermoide craneofacial que pueda dar lugar a una recidiva y a complicaciones intracraneales si no se reconoce.

La anisakiasis es una zoonosis transmitida por el pescado y causada por la ingestión de alimentos marinos crudos o poco cocinados infectados por Anisakis spp.1 Las manifestaciones clínicas no son específicas2-4 y las limitaciones de las herramientas diagnósticas disponibles pueden contribuir en gran medida al infradiagnóstico.

Un varón de 15 años se presentó con dolor abdominal, vómitos y eosinófilos 2200/μL. Se rechazó el ingreso. Dos días después, también desarrolló diarrea.

Aunque la infección por el virus del papiloma humano (VPH) es considerada esencialmente como una enfermedad de transmisión sexual, los recién nacidos expuestos al virus durante el período perinatal pueden también contraer la infección por mecanismos que aún no se conocen con exactitud. Con la presente investigación pretendemos profundizar en el estudio de la infección orofaríngea neonatal por VPH, tratando de establecer su frecuencia, los mecanismos preponderantes de contagio y la persistencia en los dos primeros años de vida.

Material y métodos. Estudio observacional, descriptivo y prospectivo de una cohorte de recién nacidos por parto vaginal cuyas madres eran portadoras de VPH en el tracto genital inferior en el momento del parto. Se determinó la presencia del virus en líquido amniótico, sangre venosa de cordón y orofaringe neonatal en todos los casos, manteniendo un seguimiento microbiológico de los neonatos colonizados por VPH hasta los dos años de vida.

Resultados. La tasa de colonización orofaríngea por VPH al nacimiento fue del 58,24%. Para el seguimiento realizado de 24 meses las proporciones de aclaramiento y de persistencia viral en la orofaringe neonatal fueron del 94,34 y del 5,66%, respectivamente.

Conclusiones. Los resultados de nuestra serie hacen suponer que, aunque frecuente en el posparto, la colonización orofaríngea neonatal es un proceso generalmente autolimitado, cuyo principal mecanismo infectivo es la transmisión vertical transvaginal e intraparto. Aunque la mayoría de estas colonizaciones son transitorias y asintomáticas, la trascendencia clínica de los casos de persistencia viral sigue siendo un enigma.

Para profundizar

Presentamos el resumen de las principales modificaciones surgidas en la guía de práctica clínica «COVID-19 en Pediatría» entre su versión inicial publicada en el año 2021 y la publicada en el año 2022. El documento se ha elaborado siguiendo los pasos estructurados de la medicina basada en la evidencia e incorporando el sistema GRADE para realizar síntesis de la evidencia, con valoración de su calidad y, cuando se consideró apropiado, emitir recomendaciones jerarquizadas (en función de la calidad de la evidencia, los valores y preferencias, el balance entre beneficios, riesgos y costes, la equidad y la factibilidad). En esta actualización se incluyen también los cambios recomendados por los revisores externos.

Se sintetizan las principales modificaciones en los siguientes apartados: epidemiología, clínica, diagnóstico, prevención, tratamiento y vacunas. En el conjunto del conocimiento alcanzado a lo largo del primer año de pandemia, las publicaciones durante el segundo año añaden nuevos datos, sin que en muchas de las áreas se produzcan modificaciones sustanciales. Los principales cambios acaecen en el campo de investigación de las vacunas. Esta actualización finaliza en diciembre de 2021, coincidiendo con el aumento de la infección por ómicron, por lo que será necesario una futura actualización del documento.

El proceso de vacunación mundial contra la COVID-19ha seguido las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, priorizando en un primer momento al personal de salud, adultos mayores y personas con comorbilidades de salud. En un segundo momento, el proceso se amplió a la población general hasta llegar a los más jóvenes y niños pequeños. Si bien se ha señalado la importancia de garantizar la distribución y el acceso equitativo de las vacunas a nivel mundial, los problemas relativos a la confianza, la seguridad y la eficacia de las vacunas COVID-19 parecen complejizar el adecuado proceso de inmunización global. No solo se registraron importantes dudas y rechazos hacia las vacunas COVID-19 en la población general, sino también en las intenciones de los padres a la hora de vacunar a sus hijos.

Ahora que ha llegado el momento de decidir sobre la vacunación de la población menor a 12 años, las opiniones se encuentran divididas en la sociedad. Frente a estas divergencias de opiniones, diversas sociedades de Pediatría han comenzado a sentar posición frente a la vacunación contra la COVID-19, manifestándose públicamente a través de diversos comunicados. En la tabla 1 se resumen las principales posiciones y recomendaciones sobre el proceso de vacunación pediátrica COVID-19 de 6sociedades científicas. Cabe mencionar que los documentos se difundieron entre diciembre del 2021 y febrero del 2022, de acuerdo con las evidencias disponibles al momento de cada publicación1-6 (tabla 1).

Ha llegado el momento de vacunar a los niños menores de 12 años contra el síndrome respiratorio agudo severo por coronavirus 2.

Las cuestiones relativas a la fiabilidad, seguridad y eficacia de las vacunas contra el coronavirus 2019 (COVID-19) han complicado el proceso de inmunización de los niños, además de la decisión de los padres de vacunar a sus hijos.

Sin un consenso universal internacional, las sociedades de pediatría de varios países están estableciendo posiciones sobre la vacunación infantil contra el COVID-19.

La Academia Americana de Pediatría, la Asociación de Pediatría de Israel

la Sociedad Canadiense de Pediatría y la Asociación Española de Pediatría han recomendado públicamente la vacunación de los niños a partir de los 5 años. La Academia de Pediatría de la India se ha declarado a favor de la vacunación de los niños de entre 2 y 18 años.

Este creciente consenso debe servir para tranquilizar a la población general y a los padres sobre los lógicos temores acerca de las vacunas pediátricas, sirviendo como una valiosa herramienta para los profesionales de la salud, pero también para los comunicadores sociales, divulgadores científicos, organizaciones sociales, educadores, gestores y políticos encargados de las campañas de vacunación. A su vez, el apoyo de las diferentes sociedades nacionales de pediatría, como opiniones autorizadas, debe servir para mejorar la confianza de la población y orientar las acciones de vacunación infantil COVID-19.

Datos de una cohorte de niños de 5 a 11 años que fueron vacunados a partir del 23 noviembre de 2021, y se los comparó con controles no vacunados para estimar la vacuna efectividad de BNT162b2 entre niños recién vacunados durante la ola omicron ola. Nuestros hallazgos sugieren que a medida que omicron se estaba convirtiendo en la variante dominante, las dos dosis de la vacuna de ARN mensajero BNT162b2 proporcionaron una protección moderada contra la infección documentada por SARS-CoV-2 y el Covid-19 sintomático en niños 5 a 11 años de edad.

RESUMEN La incidencia de COVID en pediatría ha estado infraestimada durante los primeros meses de la pandemia por el carácter oligosintomático de la infección en muchos niños y por la escasez de pruebas diagnósticas aplicadas a esta población. Hoy se admite que los niños se infectan y transmiten la enfermedad igual que los adultos. Por el contrario, los niños tienen cuadros clínicos menos graves y letales lo cuál parece relacionado con una menor madurez del sistema inmune del niño, una menor cantidad de receptores ACE2 y la menor presencia de comorbilidades en este grupo de población.

El desarrollo de un síndrome inflamatorio multisistémico tras la infección por SARS-CoV-2 en niños, pese a su rareza, es un cuadro muy grave que frecuentemente requiere cuidados intensivos. Se han descrito otros cuadros post-COVID en niños, menos graves, pero todavía no muy bien definidos. La COVID-19 ha tenido y tiene un importante impacto psicológico en los propios niños, en sus cuidadores y en la exacerbación de cuadros psiquiátricos pre-existentes. Aplicamos a los niños los principios terapéuticos de los adultos pero con niveles muy bajos de evidencia y la tolerancia de los medicamentos disponibles en este grupo de población es todavía mal conocida. La mortalidad de la COVID en niños es muy baja e incide generalmente en niños con importantes comorbilidades. Hay, en el momento presente, tres vacunas autorizadas para el uso pediátrico y las vacunas frente a SARS-CoV-2 son compatibles con el resto de las vacunas aplicables a niños. En estas circunstancias se ha especulado mucho sobre la indicación de vacunación en la edad pediátrica pero dada su buena tolerancia, existen, en nuestra opinión, razones clínicas y éticas que la justifican.

Objetivo: obtener un mapa de prescripción de antibióticos por edades en procesos infecciosos, en el ámbito de la atención primaria en menores de 14 años.

Material y métodos: estudio observacional, descriptivo, de utilización de medicamentos, realizado sobre la prescripción de antibióticos. La muestra del estudio son todos los niños del área que, durante el periodo del estudio (enero de 2017 a diciembre de 2019), han recibido la prescripción de un antibiótico. Se ha calculado el valor de los indicadores descritos en el programa de optimización de uso de antibióticos.

Resultados: durante el 2017 el número total de antibióticos prescritos fue 28 030, un 12% y 14% más que en 2018 y 2019, respectivamente. En el año 2018 un 31,4% de la población estudiada recibió al menos la prescripción de un antibiótico al año, mientras que en el 2019 este valor fue 35,8%. En el caso de dos prescripciones al año, el valor fue 15,4% en 2018 y 14,4% en 2019. La prescripción del grupo de penicilinas sensibles a betalactamasas ha pasado de 1,7% en 2017 a 7,7% en 2019, mientras que en el grupo de los macrólidos ha sido a la inversa, pasando de 19,6% en 2017 a 14,9% en 2019.

Conclusión: en este estudio se obtienen por primera vez indicadores cuantitativos y cualitativos de uso de antibióticos en edad pediátrica, en patología infecciosa prevalente. Se confirma el elevado consumo de antibióticos, especialmente en el grupo de 0-4 años, así como la mala selección de determinados grupos de antibióticos, como macrólidos y cefalosporinas, en patologías en las que no son de primera elección.

Introducción: la tosferina es una enfermedad infecciosa altamente contagiosa. En los lactantes menores de tres meses la gravedad de la tosferina y sus complicaciones obliga a la hospitalización en la mayoría de los casos y la tasa de letalidad es elevada. Algunas vacunas están especialmente indicadas en el embarazo, como la vacunación frente a la gripe y la tosferina.

Material y métodos: se trata de un estudio observacional descriptivo. Se considera población de estudio la pareja madre-niño, que se captará a partir de identificar los recién nacidos adscritos al CS Entrevías, entre enero de 2019 y marzo de 2020. Se recogen edad, calendario vacunal de la gestante y episodios registrados de tosferina en los dos primeros meses de vida del niño.

Resultados: la cobertura de vacunación de difteria, tétanos y tosferina (dTpa) en el embarazo fue de 83,5% y de 39,5% de la vacuna de la gripe en las embarazadas. Se registraron 3 casos de tosferina en menores de dos meses en el grupo de madres no vacunadas, falleciendo uno al mes de edad, y ningún caso en el grupo de madres inmunizadas.

Conclusiones: la cobertura de gripe en embarazadas está por debajo de lo recomendado, lo que señala que son necesarias medidas para mejorar la cobertura vacunal en las embarazadas. En el grupo de hijos de madres no vacunadas con dTpa hubo 3 casos de tosferina (7%) y en el grupo de hijos de madres vacunadas no hubo ningún caso.

Conclusiones de los autores del estudio: en relación con la necesidad de retratamiento con antibióticos en niños con neumonía adquirida en la comunidad dados de alta de un servicio de urgencias hospitalarias o de la planta de hospitalización tras ingreso de menos de 48 horas de duración, el uso de dosis bajas de amoxicilina no fue inferior frente a dosis altas, al igual que la duración de 3 días no fue inferior frente a 7 días.

Conclusiones de los revisores: los datos de este estudio invitan a revisar en nuestro entorno las pautas que se utilizan en niños en el tratamiento de neumonía en la comunidad, en cuanto a la menor duración del tratamiento y dosificación que podría conllevar beneficios, pero hay limitaciones de este estudio para que sus conclusiones sean aplicables a nuestro país.

Se encontraron ocho estudios con 1877 participantes, que compararon el uso de corticosteroides con ningún corticosteroide en niños con enfermedad de Kawasaki. La evidencia de certeza moderada muestra que el uso de corticosteroides en la fase aguda de la EK puede asociarse a una reducción de las anomalías de las arterias coronarias, una reducción de los marcadores inflamatorios y una menor duración de la estancia hospitalaria en comparación con la ausencia de corticosteroides. No se informaron eventos adversos graves ni muertes con o sin corticosteroides. La evidencia de certeza baja muestra que el uso de corticosteroides puede reducir la duración de los síntomas clínicos (fiebre y exantema). Ninguno de los estudios incluidos informó sobre la morbilidad coronaria a largo plazo (más de un año después de la aparición la enfermedad). La evidencia presentada en esta revisión sistemática coincide con las actuales guías de práctica clínica sobre el uso de corticosteroides en el tratamiento de primera línea en la EK.

En este articulo de discute el manejo conservador con tratamiento con antibióterapia vs colocación de tubos de drenaje transtimpánico en niños con OMA recurrente.

Existen pocos datos sobre los criterios de examen para diagnosticar la otitis media aguda en los lactantes pequeños. En este estudio retrospectivo de 33 centros con lactantes afebriles de ≤90 días, los médicos suelen documentar el eritema de la membrana timpánica con ≥1 otras anomalías otológicas (64,1%) para diagnosticar la otitis media aguda. Hubo diferencias notables en los hallazgos del examen del oído utilizados para el diagnóstico entre los subgrupos de edad.

Para optimizar las terapias basadas en la permetrina para las infestaciones de sarna en bebés y niños pequeños, se evaluó la eficacia de 3 regímenes diferentes.

Diseño del estudio. El análisis retrospectivo abarcó 85 lactantes y niños de <4 años con sarna. Los niños habían recibido permetrina tópica al 5% en todo el cuerpo los días 1/8, los días 1/8/15, los días 1/8/15 más aplicaciones intermedias restringidas a manos y pies los días 2/3/4//9/10/11, o tratamientos alternativos.

Resultados. El régimen intensificado, consistente en la aplicación de permetrina en todo el cuerpo los días 1/8/15 y en las manos/pies los días 2/3/4//9/10/11, dio lugar a la curación de la sarna en el 73,5% de los casos. Las tasas de curación fueron significativamente mayores en comparación con la permetrina de cuerpo entero administrada los días 1/8, que condujo a la erradicación en el 44%, y fueron mayores en comparación con la eliminación en los niños que habían recibido permetrina de cuerpo entero los días 1/8/15 (53,8%) o tratamientos alternativos (60%). En los pacientes en los que se había aplicado previamente permetrina, el régimen intensificado dio lugar a la erradicación de la sarna en el 71,4% de los casos, en comparación con el 30% y el 55,6% después de la permetrina de cuerpo entero los días 1/8 y 1/8/15, respectivamente.

Conclusiones. La pauta intensificada de permetrina en todo el cuerpo más aplicaciones intermedias en manos/pies, cuyo objetivo es reducir el número de ácaros presentes en las zonas palmoplantar frecuentemente muy infestadas, además de la aplicación estándar en todo el cuerpo, parece eficaz para curar la sarna en niños pequeños.

La enfermedad meningocócica invasiva (EMI) es una infección imprevisible y grave causada por Neisseria meningitidis . Su tasa de letalidad puede variar entre el 9,7% y el 26% y hasta el 36% de los supervivientes pueden sufrir secuelas a largo plazo, lo que representa un reto para la salud pública.

Objetivo: Describir las secuelas al alta hospitalaria causadas por la EMI en niños entre los años 2009-2019.

Métodos: Estudio transversal realizado en 2 hospitales pediátricos. Se incluyeron pacientes con diagnóstico de EMI confirmado microbiológicamente entre 2009 y 2019. Se realizó un análisis bivariante y de regresión logística.

Resultados:

Se revisaron e incluyeron los registros de 61 pacientes. El 67% eran varones, la mediana de edad era de 9 meses (rango intercuartil 4-27), el 72% estaban ingresados en la unidad de cuidados intensivos. Treinta y siete (60,5%) tuvieron al menos 1 secuela (75% y 37% en pacientes con o sin meningitis, respectivamente). Las secuelas más frecuentes fueron neurológicas en un 72%, pérdida de audición en un 32% y osteoarticulares en un 24%. Se encontraron diferencias significativas al comparar los pacientes con y sin secuelas: somnolencia 67,6% frente a 41,7% ( P = 0,04), irritabilidad 67,6% frente a 25% ( P = 0,01), signos meníngeos 62,2% frente a 29,2% ( P = 0,01). En el análisis de regresión logística, el seguimiento tras el alta tuvo una OR de 21,25 (intervalos de confianza [IC] del 95%: 4,93-91,44), la irritabilidad tuvo una OR de 8,53 (IC del 95%: 1,64-44,12), los signos meníngeos tuvieron una OR de 8,21 (IC del 95%: 0,71-94,05), la ventilación mecánica invasiva tuvo una OR de 8 23 (IC 95%: 0,78-85,95), meningitis más meningococemia OR 1,70 (IC 95%: 0,18-15,67) para tener secuelas, mientras que los niños con meningococemia y vómitos tuvieron un OR 0,04 (IC 95%: 0,00-0,36) y OR 0,27 (IC 95%: 0,03-2,14), respectivamente. El serogrupo W de N. meningitidis (MenW) se aisló en el 54,1% (33/61), y el serogrupo B de N. meningitidis (MenB) en el 31,1% (19/61) de los casos. Se encontró una diferencia significativa en las secuelas osteoarticulares ( P = 0,05) entre MenB y MenW. Hubo una disminución de casos tras la implantación de la vacuna conjugada meningocócica frente a los serogrupos A, C, W e Y (2015-2019).

Conclusiones: La EMI sigue siendo un problema de salud pública. En los pacientes pediátricos de nuestra serie se encontró una alta tasa de secuelas, incluso en las manifestaciones clínicas distintas a la meningitis. Las secuelas neurológicas fueron las más prevalentes. Deben establecerse urgentemente protocolos de seguimiento multidisciplinar para reducir el impacto a largo plazo para evaluar a todos los niños con EMI.

Un estudio anterior mostró que la investigación de los niños con enfermedad neumocócica invasiva (EPI) reveló una inmunodeficiencia en hasta el 10% de los casos. A raíz de este informe, pusimos en marcha un protocolo para investigar a los niños con EPI, con el fin de evaluar la proporción con una inmunodeficiencia en nuestro entorno.

Métodos: Identificamos retrospectivamente a los pacientes que presentaron DPI desde enero de 2015 hasta noviembre de 2020 y recogimos datos de las historias clínicas. Las investigaciones inmunológicas incluyeron los niveles de complemento C3 y C4, la función del complemento de la vía clásica y alternativa, los niveles de IgG, IgA e IgM, los niveles de IgG específica (serotipos de H. influenza B, tétanos y neumococo), la película de sangre periférica, los subconjuntos de linfocitos y la liberación de CD62L tras la activación con agonistas del receptor tipo Toll en casos seleccionados.

Resultados: Identificamos un total de 68 niños con EPI, con una mortalidad del 6%. Se realizaron investigaciones inmunológicas en 51 niños. Cuatro niños (8%) presentaron hallazgos anormales que se consideraron de importancia clínica. Dos niños presentaban deficiencias del complemento (deficiencia del factor I y C2), un niño presentaba una deficiencia de anticuerpos específicos, y otro niño tenía un nivel bajo de IgM, un nivel bajo de células NK y una escasa persistencia de las concentraciones de IgG antineumocócicas específicas del serotipo. De los 17 niños con EPI a los que no se les practicaron pruebas de inmunodeficiencia, 4 murieron y cuatro tuvieron una posible explicación de la infección.

Conclusiones: Identificamos hallazgos inmunológicos anormales clínicamente relevantes en 4/51 (8%) de los niños con EPI. Nuestros resultados apoyan la recomendación de realizar investigaciones inmunológicas en los niños con EPI, ya que esto podría revelar inmunodeficiencias subyacentes, lo que permitiría tomar las medidas preventivas necesarias y realizar un seguimiento estrecho.

Se ha planteado la preocupación de que las tasas de inmunización de los niños hayan disminuido durante la pandemia de COVID-19. Este estudio encuentra una caída de <1% en las tasas de inmunización para las vacunas neumocócicas de refuerzo y la 2ª MMR durante las dos primeras oleadas de la pandemia. Este descenso varió según la etnia y el nivel socioeconómico. Durante este tiempo se produjeron muy pocas enfermedades prevenibles por vacunación. Será importante seguir vigilando las tendencias de la cobertura de la vacunación infantil y de las enfermedades prevenibles por vacunación a medida que la pandemia vaya remitiendo.

Los macrólidos se utilizan habitualmente en las enfermedades respiratorias; sin duda tienen un efecto antiinflamatorio, además de su función bacteriostática más conocida. La profilaxis tres veces por semana parece ser el régimen preferido. ¿Existe un papel en la fibrosis quística para reducir la inflamación y, a su vez, reducir el daño pulmonar estructural? Stick SM et al (Lancet Resp Medicine 2022; DOI: https://doi.org/10.1016/S2213-2600(22)00165-5) han planteado la hipótesis de que la azitromicina, administrada tres veces por semana a los lactantes con fibrosis quística desde el diagnóstico hasta los 36 meses de edad, reduciría la extensión de la enfermedad pulmonar estructural captada en los TAC de tórax. Se trata de un estudio de fase tres, aleatorizado,…

Para determinar la epidemiología molecular y las características clínicas de las infecciones por enterovirus D68 (EV-D68), revisamos los casos respiratorios asociados a EV-D68 en un hospital de Barcelona, España, durante 2014-2021. Se recogieron muestras respiratorias de pacientes hospitalizados o ambulatorios con síntomas de infección aguda del tracto respiratorio o sugestivos de infección por enterovirus. La detección de enterovirus se realizó mediante PCR de transcripción inversa multiplex en tiempo real y la caracterización mediante el análisis filogenético de las secuencias parciales de la región codificante de la proteína viral 1. En 184 pacientes con infección por EV-D68, los subclados circulantes fueron B3 (80%), D1 (17%), B2 (1%) y A (<1%); las proporciones de los clados cambiaron con el tiempo. El EV-D68 se detectó sobre todo en niños (86%) y de forma bienal (2016, 2018, 2021). En los pacientes <16 años de edad, el signo/síntoma más común fue la infección del tracto respiratorio inferior, por la cual el 11,8% requirió ingreso en la unidad de cuidados intensivos pediátricos y el 2,3% requirió ventilación mecánica invasiva; se desarrollaron complicaciones neurológicas en 1. El potencial neurotropismo indica que la vigilancia de enterovirus debe ser obligatoria.

  • Measles Experience, Practice, and Knowledge by Pediatricians in the Context of Resurgent US Outbreaks  Journal of Pediatrics, The, 2022-07-01, Volumen 246, Páginas 213-219.e1

Diseño del estudio. Se encuestó a una red representativa a nivel nacional de pediatras por correo electrónico y por correo postal de enero a abril de 2020.

Resultados. La tasa de respuesta fue del 67% (297 de 444). En los 3 años anteriores a la encuesta, el 52% de los encuestados informó de la existencia de casos de sarampión en/cerca de su comunidad. La mayoría pensaba que los informes de los medios de comunicación sobre los recientes brotes de sarampión habían disminuido el retraso/rechazo de la vacuna contra el sarampión, las paperas y la rubéola (MMR) (el 6% "disminuyó mucho"; el 66% "disminuyó moderadamente"). Más del 60% de los pediatras respondieron correctamente a 6 de los 9 ítems de conocimiento sobre el sarampión de tipo verdadero/falso. Menos del 50% respondió correctamente a 3 ítems de verdadero/falso, incluyendo afirmaciones sobre las recomendaciones de la triple vírica antes de viajar para un preescolar y las precauciones de aislamiento del sarampión. Los recursos más comunes que los pediatras consultarían "a veces" o "a menudo/siempre" para obtener información sobre el sarampión fueron los de la Academia Americana de Pediatría (72%), un departamento de salud pública estatal o local (70%) y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (63%). Más del 90% de los pediatras informaron de una práctica clínica correcta para la vacunación de la triple vírica de un niño de 9 meses antes de un viaje internacional. Más de un tercio de los encuestados no tenía un plan para la exposición al sarampión en su clínica. Los pediatras que conocían los casos de sarampión en/cerca de su comunidad en los 3 años anteriores y los que trabajaban en un hospital/clínica o en un entorno de Organización de Mantenimiento de la Salud eran más propensos a tener un plan para las exposiciones al sarampión.

Conclusiones. En esta época de mayor riesgo de brotes de sarampión, existen oportunidades para reforzar el conocimiento y la aplicación de la vacunación previa al viaje contra el sarampión y las recomendaciones de prevención y control de infecciones entre los pediatras.

Dada la atención que se presta actualmente a la COVID-19, pueden resurgir graves infecciones prevenibles mediante vacunación si no se da prioridad a la educación de los proveedores y los padres sobre las inmunizaciones pediátricas. En este volumen de The Journal, Cataldi et al presentan los resultados de una encuesta nacional cuyo objetivo era determinar los conocimientos, la experiencia y la práctica clínica actuales de los pediatras de atención primaria en relación con el diagnóstico y la prevención del sarampión. Las principales lagunas de conocimiento identificadas incluían la vacunación previa al viaje de un preescolar, la presentación de la panencefalitis esclerosante subaguda (SSPE) y las prácticas de aislamiento.

La panencefalitis esclerosante subaguda es una complicación mortal a largo plazo de la infección por sarampión que provoca una degeneración progresiva del sistema nervioso central. A pesar de su baja prevalencia debido a la vacunación generalizada contra el sarampión, el riesgo de resurgimiento de esta devastadora complicación es una amenaza en el contexto de la disminución de las tasas de inmunización y la falta de una inoculación adecuada antes de viajar. El riesgo de SSPE puede ser tan alto como uno de cada 609 casos de sarampión cuando la infección primaria se produce antes del primer año de vida. Los bebés pequeños y los niños parcialmente inmunizados pueden tener presentaciones más leves de sarampión que pasan desapercibidas, pero eso sigue dejándolos vulnerables a desarrollar SSPE y otras complicaciones. Por lo tanto, los pediatras deben asegurarse de que todos los niños que viajen al extranjero tengan una dosis de la vacuna triple vírica si son mayores de 6 meses, y dos si son mayores de 12 meses.

El manejo de los lactantes febriles ≤60 días de edad varía, y la edad para las investigaciones de rutina y el tratamiento con antibióticos es objeto de debate. El umbral de edad recomendado por la Academia Americana de Pediatría para la punción lumbar (PL) es de 21 días y para el hemocultivo de 60 días. Describimos el tratamiento y los resultados adversos de los lactantes febriles ≤60 días de edad, en Suecia.

Métodos: Estudio transversal retrospectivo de lactantes ≤60 días de edad con fiebre sin origen evaluados en 4 servicios de urgencias pediátricas de la Universidad, entre 2014 y 2017. El resultado adverso se definió como infección bacteriana invasiva de tratamiento tardío (IBI: meningitis o bacteriemia).

Resultados: Se incluyeron 1701 lactantes. En los lactantes ≤21 días de vida, se realizó PL en el 16% (IC 95%: 12-20) y hemocultivo en el 43% (IC 95%: 38-48). Se diagnosticó meningitis en 5 (1,3%; IC 95%: 0,4-3,0) y bacteriemia en 12 (4,5%; IC 95%: 2,6-7,0) lactantes. No se administraron antibióticos de amplio espectro al 66% (IC 95%: 61-71), de los cuales 2 (0,8%; IC 95%: 0,1-2,8) fueron diagnosticados de IBI (1 meningitis y 1 bacteriemia). En el grupo de 29-60 días de edad, se realizaron hemocultivos en el 21% (IC 95%: 19-24), y no se administraron antibióticos de amplio espectro en el 84% (IC 95%: 82-86), sin que se produjera ningún caso de bacteriemia con tratamiento diferido.

Conclusiones: Las tasas de PL, hemocultivo y antibióticos de amplio espectro fueron bajas. A pesar de ello, hubo pocas IBI con tratamiento tardío, pero 2 de los 17 lactantes ≤21 días de edad con IBI no fueron tratados a tiempo, lo que plantea la necesidad de un enfoque más seguro para este grupo de edad. Asimismo, podría cuestionarse la utilidad del hemocultivo rutinario para todos los lactantes febriles de 29 a 60 días de edad.

La presentación clínica de la tuberculosis extrapulmonar (TBPE) en los niños puede ser variable e inespecífica, lo que provoca un retraso en el diagnóstico, la enfermedad y la muerte. Describimos la presentación clínica específica para cada edad e identificamos los factores de riesgo de EPTB entre los niños de Pakistán.

Métodos: En 2015-2016 en 4 centros de Sindh, Pakistán, los niños fueron diagnosticados con TB ya sea a través de la confirmación bacteriológica o criterios clínico-radiológicos. La EPTB comprendía cualquier forma de enfermedad tuberculosa que no afectara a los pulmones. Entre los niños con enfermedad tuberculosa, informamos de los datos demográficos, las características clínicas y los síntomas, los antecedentes médicos familiares y los resultados de las pruebas de diagnóstico de los niños con y sin EPTB. Realizamos análisis de regresión específicos por edad para identificar los factores asociados a un diagnóstico de EPTB entre los niños de 0-4, 5-9 y 10-14 años.

Resultados: Un total de 1163 niños fueron diagnosticados con enfermedad tuberculosa, de los cuales 157 (13,5%) tenían EPTB. De ellos, 46 (29,3%) tenían entre 0 y 4 años, 53 (33,8%) entre 5 y 9 años y 58 (36,9%) entre 10 y 14 años. De los niños con EPTB, las localizaciones más frecuentes fueron los ganglios linfáticos (113, 72,4%) y el abdomen (31, 19,9%). La pérdida de peso se asoció a un mayor riesgo de EPTB en los grupos de 0-4 años (odds ratio ajustada: 2,80; intervalo de confianza del 95%: 1,05-7,47) y de 10-14 años (odds ratio ajustada: 2,79; intervalo de confianza del 95%: 1,28-6,07), y la presencia de tos se asoció a un menor riesgo de EPTB.

Conclusiones: Este estudio proporciona nuevos conocimientos sobre la presentación clínica específica de la edad y los factores de riesgo de la EPTB en los niños de Pakistán. Nuestros resultados pueden ayudar a optimizar los algoritmos clínicos diseñados para lograr un diagnóstico oportuno en los niños con EPTB junto con la mejora de los resultados del tratamiento.

Se prevé que la resistencia a los antimicrobianos (AMR) matará a 10 millones de personas al año en 2050, lo que costará al mundo hasta 100 billones de dólares.1 La AMR amenaza la medicina moderna, ya que intervenciones como la cirugía y la quimioterapia no pueden realizarse con seguridad sin antibióticos eficaces. Aunque la RAM se produce de forma natural, hay factores modificables que contribuyen a su propagación: la selección inadecuada de agentes y la duración y el espectro amplios de las prescripciones de antimicrobianos.2 Existe una gran variación en la prescripción de antibióticos para pacientes pediátricos en el Reino Unido, con discrepancias entre grupos de especialistas, centros terciarios e incluso entre médicos dentro de un mismo hospital.3 Para abordar esta variación en la prescripción, la red UK Paediatric Antimicrobial Stewardship (UK-PAS) se propuso alcanzar un consenso nacional mediante la redacción de un resumen antimicrobiano pediátrico para hospitales basado en el formato del resumen de atención primaria del National Institute for Health and Care Excellence (NICE). La guía está disponible en la sección de Pediatría de la Sociedad Británica de Quimioterapia Antimicrobiana (BSAC; bsac.org.uk/paediatric) y en el sitio web del UK-PAS (https://uk-pas.co.uk/).

El grupo de trabajo de directrices de la red UK-PAS fue convocado a partir de un panel nacional de expertos en enfermedades infecciosas pediátricas, microbiólogos, farmacéuticos y enfermeros especializados. Entre los centros participantes se encontraban las unidades infantiles del Evelina Children's Hospital, Great Ormond Street Hospital, Brighton, Birmingham, Bristol, Cardiff, Dublín, Edimburgo, Glasgow, Leeds, Newcastle, Southampton y Sheffield. El sumario UK-PAS ofrece recomendaciones antimicrobianas para más de 90 infecciones pediátricas agrupadas por sistemas de órganos (figura 1). El sumario UK-PAS refleja las buenas prácticas actualizadas siguiendo una jerarquía de referencias, dando prioridad a las directrices nacionales (NICE principalmente, luego otras, p. ej., Royal College of Paediatrics and Child Health (RCPCH) o sociedad especializada), seguidas de revisiones sistemáticas o meta-análisis, ensayos controlados aleatorios y, por último, directrices u opiniones locales. Los debates por correo electrónico y teleconferencia entre los miembros de la red y una consulta nacional sobre el documento ayudaron a lograr el consenso. La adaptación al Reino Unido de las categorías AWaRe (Acceso, Vigilancia o Reserva) de la OMS ayudó a orientar las recomendaciones sobre antimicrobianos. Se aconseja a los clínicos que utilicen antibióticos orales en lugar de intravenosos, a menos que esté específicamente indicado, que realicen el cambio de la vía intravenosa a la oral de forma temprana y que limiten la duración, por ejemplo, tal y como recomiendan McMullan et al.4 Se dan recomendaciones empíricas que deben revisarse con los resultados de los cultivos y en el contexto de la gravedad de la infección

Los comentarios, contribuciones y sugerencias se discuten mensualmente después de las reuniones abiertas del UK-PAS y se suben nuevas ediciones cuando se realizan cambios significativos. El resumen puede utilizarse como referencia para actualizar las directrices locales; puede cargarse en los sitios de intranet de los hospitales locales; o utilizarse como enlaces con el BSAC para garantizar que se mantienen actualizados. Esto evita la necesidad de que cada hospital duplique el mismo trabajo en cada centro y proporciona una aportación de expertos nacionales a las directrices locales.

Hemos creado un resumen de prescripción pediátrica de antimicrobianos en el Reino Unido para abordar la variabilidad en la prescripción de antimicrobianos. Invitamos y fomentamos la colaboración en todo el Reino Unido. En el futuro, tenemos la intención de evaluar la adopción del UK-PAS en la práctica antimicrobiana pediátrica y su impacto en la administración de antimicrobianos a nivel nacional.

Las bacterias Gram negativas resistentes a los antibióticos pueden causar infecciones graves en los niños, especialmente en los ámbitos de la hemato-oncología, los trasplantes (de órganos sólidos o de células madre hematopoyéticas), los cuidados intensivos neonatales o pediátricos, la fibrosis quística y la urología. La desactivación de los antibióticos (hidrólisis o modificación), la modificación de las dianas (mutación o protección) y la prevención de la acumulación intracelular (disminución de la captación o aumento del eflujo) representan mecanismos de resistencia que pueden estar presentes de forma individual o simultánea en la misma cepa. En los últimos años, se han estudiado ampliamente nuevas moléculas y muchas de ellas se han introducido en la práctica clínica,1 pero, lamentablemente, sólo unas pocas cuentan con un registro pediátrico por parte de las agencias reguladoras europeas o norteamericanas, mientras que otras están en fase de investigación. La tabla 1 resume los antibióticos actualmente disponibles con su espectro de actividad, con dosis pediátricas registradas o "en estudio". La mayoría de los nuevos compuestos están representados por la combinación de una cefalosporina o un carbapenem y un inhibidor de la β-lactamasa, pero no son eficaces contra todas las cepas resistentes.

La Pseudomonas aeruginosa resistente al carbapenem (CRPA) está emergiendo rápidamente como una infección nosocomial potencialmente mortal. El estudio tenía como objetivo identificar los factores de riesgo de infección por CRPA en niños, especialmente el uso de antimicrobianos y los procedimientos invasivos.

Métodos: Se realizó un estudio retrospectivo en el Hospital Infantil de la Universidad Médica de Chongqing, que incluyó una cohorte de pacientes con infección por AP desde enero de 2016 hasta diciembre de 2020. Los pacientes fueron asignados a un grupo de AP susceptible al carbapenem o a un grupo de CRPA y emparejados utilizando la coincidencia de puntuación de propensión. Se realizó un análisis univariado y un análisis multivariado para estimar los factores de riesgo de CRPA.

Resultados: Se incluyeron en el estudio mil veinticinco pacientes, pero se analizaron 172 niños. Varios factores se asociaron a la infección por CRPA según el análisis univariante ( P < 0,05), como el tratamiento previo con algunos antimicrobianos y los procedimientos invasivos. Sin embargo, sólo la exposición previa a carbapenems (odds ratio [OR]: 0,102; intervalo de confianza [IC]: 0,033-0,312; P < 0,001) y la broncoscopia (OR: 0,147; IC: 0,032-0,678; P = 0,014) durante el tiempo de riesgo, la terapia invasiva previa en el último año (OR: 0. 353; IC: 0,159-0,780; P = 0,013), y el uso previo de β-lactámicos/inhibidores de la β-lactamasa en los últimos 90 días (OR: 0,327; IC: 0,121-0,884; P = 0,03) fueron considerados factores de riesgo independientes por el análisis multivariante.

Conclusiones: Aquellos que tuvieron una exposición previa a carbapenems y a la broncoscopia fueron una población de alto riesgo para desarrollar una infección por CRPA. La propagación del CRPA podría estar influenciada por la terapia invasiva, por lo que es necesario prestarle atención. Además, debemos tener en cuenta las restricciones en el uso clínico de los carbapenems.

El virus respiratorio sincitial (VRS) es la causa más común de bronquiolitis, y en los climas templados, las epidemias de otoño e invierno de bronquiolitis suelen estar relacionadas con el VRS. En los últimos años en Japón, la epidemia de infección por VRS se ha producido antes, incluso durante la estación cálida. Este estudio tenía como objetivo evaluar la variación estacional de las hospitalizaciones asociadas al VRS durante la última década y la relación entre la estación y la gravedad de la enfermedad.

Métodos: Este fue un estudio retrospectivo de un solo centro. Se estudiaron los niños hospitalizados entre 2011 y 2019. El VRS se detectó mediante pruebas rápidas de detección de antígenos. La información clínica se obtuvo de las historias clínicas, y los pacientes se clasificaron por 4 estaciones de ingreso y se analizaron los cambios a lo largo del tiempo.

Resultados: Entre 3750 niños, 945 (25,2%) fueron positivos al VRS. La proporción estacional de niños hospitalizados que son VRS-positivos mostró un cambio máximo hacia el verano, con un punto de inflexión en 2016. Comparando 2011-2012 y 2018-2019, la incidencia aumentó del 6,8% al 46,3% durante el verano, mientras que durante el otoño disminuyó del 50,0% al 20,7% y disminuyó del 28,4% al 20,7% durante el invierno ( P < 0,05). Se observó una tendencia similar en el número de niños que requirieron oxigenación en el período anterior; sin embargo, después de la transición, no hubo diferencias significativas entre las estaciones.

Conclusiones: Nuestros hallazgos mostraron que la epidemia de VRS pasó a ser máxima durante el verano hasta 2016. Hubo una asociación entre la estacionalidad y la gravedad, de manera que muchos niños más pequeños fueron hospitalizados durante el otoño y el invierno y requirieron más oxígeno; sin embargo, después de 2016, esta diferencia ya no se observó.

La mayoría de los casos de enfermedad por Mtb (tuberculosis) en los EE.UU. se producen entre personas no nacidas en el país, la mayoría de las cuales presentan una reactivación de la infección latente por Mtb. A partir de 2007, en un intento de disminuir la morbilidad y la transmisión de Mtb que se produce con la progresión a la tuberculosis, se exigió que los niños refugiados e inmigrantes de 2 a 14 años de edad que llegaran a los EE.UU. procedentes de países con una incidencia de TB estimada por la OMS de >20 casos/100.000 habitantes se sometieran a la prueba cutánea de la tuberculina (TST) o al ensayo de liberación de interferón-gamma (IGRA) antes de su llegada. La TST está plagada de desafíos por la colocación intradérmica, el retraso en la lectura, la interpretación y la modesta reactividad cruzada con la respuesta a la vacuna M. bovis - BCG. El antígeno utilizado en la prueba de sangre IGRA es específico, es decir, sin reacción cruzada debido a la respuesta a M. bovis - BCG. En 2018, el IGRA se impuso como la prueba previa a la llegada requerida por los Estados Unidos. El estudio reportado por Wang y sus colegas de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades en este volumen de The Journal aborda tres preguntas importantes en casi 48 000 niños inmigrantes y refugiados que fueron evaluados a su llegada a los EE. UU. debido a la sospecha de infección asintomática / latente de Mtb diagnosticada antes de la llegada por una TST positiva o IGRA. La realización de IGRA en EE.UU. se utilizó como prueba confirmatoria de la infección por Mtb.

El primer objetivo era comparar la positividad de la prueba TST/IGRA antes de la llegada con el resultado de la prueba IGRA en EE.UU. En general, entre los niños con un resultado positivo en la prueba previa a la llegada, el 56% tenía la confirmación de la infección por Mtb mediante el US IGRA posterior a la llegada. Sin embargo, si el diagnóstico previo a la llegada se hizo por medio de la TST, el 73% tuvo un IGRA negativo después de la llegada.

El segundo objetivo era buscar una asociación entre el método de prueba utilizado antes de la llegada (TST frente a IGRA) y el inicio del tratamiento en niños con infección por Mtb confirmada en EE.UU. (todos por positividad de IGRA). De hecho, la prueba previa a la llegada mediante IGRA se asoció con una mayor tasa de tratamiento (78%) y adherencia (58%) en comparación con aquellos cuya primera prueba fue una TST positiva. Los autores especularon que los proveedores de EE.UU. tenían más confianza en los IGRA, y que las familias recibían/tenían el mensaje más claro cuando no se utilizaba la TST potencialmente reactiva.

El tercer objetivo fue evaluar la implementación del cambio de 2018 a un requisito de IGRA antes de la llegada. Después de la implementación, el 95% de los niños tenían un diagnóstico previo a la llegada de la infección por Mtb por IGRA, y el 65% tenía una confirmación a su llegada a los Estados Unidos. Los autores discuten el hallazgo inusual de la aparente reversión de IGRA de positivo (antes de la llegada) a negativo (después de la llegada) en algunos niños.

El lector encontrará otras advertencias y discusiones importantes. Además, los autores advierten a los proveedores que cuando atiendan a estos vulnerables niños inmigrantes y refugiados, un único IGRA negativo en los Estados Unidos no excluye la infección por Mtb. Sin embargo, la principal conclusión de este estudio es que los IGRAs comparados con la TST han mejorado la precisión para diagnosticar la infección por Mtb, reduciendo así el seguimiento intensivo de recursos de los niños que no están infectados por Mtb, y para concentrar los esfuerzos para aumentar aún más la provisión de tratamiento curativo a aquellos que están infectados por Mtb.

Evaluar los resultados de la evaluación posterior a la llegada a EE.UU. de los niños inmigrantes y refugiados recién llegados de entre 2 y 14 años a los que se les diagnosticó una infección tuberculosa latente (ITBL) durante un examen médico obligatorio en el extranjero.

Diseño del estudio. Se compararon los resultados de la prueba de liberación de interferón-γ (IGRA)/prueba cutánea de la tuberculina (TST) en el extranjero y en EE.UU. y el diagnóstico de la ITBL; se evaluó el inicio y la finalización del tratamiento de la ITBL después de la llegada; y se evaluó el impacto del cambio de la TST a la IGRA para detectar la infección por Mycobacterium tuberculosis en el extranjero.

Resultados. En total, 73 014 niños fueron diagnosticados con LTBI en el extranjero y llegaron a los EE.UU. durante 2007-2019. En los EE.UU., 45 939 (62,9%) completaron, y 1985 (2,7%) iniciaron pero no completaron una evaluación posterior a la llegada. Entre estos 47 924 niños, 30 360 (63,4%) volvieron a someterse a la prueba de la infección por M. tuberculosis. Para 17 996 niños con una TST positiva en el extranjero, el 73,8% fueron negativos cuando se les volvió a realizar la prueba IGRA. Para 1.051 niños con una prueba IGRA positiva en el extranjero, el 58,0% fueron negativos cuando se les volvió a realizar la prueba IGRA. En general, entre los niños que completaron una evaluación posterior a la llegada, 18 544 (40,4%) fueron evaluados como sin evidencia de infección tuberculosa, y a 25 919 (56,4%) se les confirmó el diagnóstico de LTBI en el extranjero. Entre estos últimos, 17 229 (66,5%) iniciaron y 9185 (35,4%) completaron el tratamiento de la ITBL.

Conclusiones. Exigir la prueba IGRA en el extranjero podría identificar más eficazmente a los niños que se beneficiarán del tratamiento de la LTBI. Sin embargo, pueden producirse reversiones del IGRA, lo que pone de manifiesto la necesidad de una evaluación individualizada del riesgo de infección, la progresión y los malos resultados a la hora de tomar decisiones de diagnóstico y tratamiento. Se necesitan estrategias para aumentar las proporciones que reciben una evaluación posterior a la llegada y que completan el tratamiento de la LTBI.

Determinar las características y los resultados de la infección postnatal por citomegalovirus (pCMV) en recién nacidos prematuros en una unidad de cuidados intensivos neonatales (UCIN).

Métodos: Un estudio retrospectivo de casos y controles emparejados en una UCIN terciaria. Los bebés nacidos entre enero de 2009 y diciembre de 2019, <32 semanas de edad gestacional (AG) y/o peso al nacer (PC) <1500 g con infección por pCMV fueron emparejados 1:1 con bebés negativos para citomegalovirus (CMV) por año de admisión, sexo, AG y PC. El resultado primario fue la muerte ≤36 semanas de edad postmenstrual o la displasia broncopulmonar (DBP). Los resultados secundarios fueron la duración de la ventilación (LOV), la duración de la estancia (LOS) y el deterioro del neurodesarrollo (NDI) a la edad corregida de 1 y 2 años.

Resultados: Se identificaron 48 lactantes positivos al pCMV (mediana de la EG 25,3 semanas, peso corporal 695 g, edad 58 días) de entre 1659 lactantes (incidencia 2,9%). Los síntomas más comunes de la infección por pCMV fueron distensión abdominal (43,8%), síndrome similar a la sepsis (29,2%), trombocitopenia (60,5%) e hiperbilirrubinemia conjugada (60,9%). En comparación con los controles, no hubo diferencias significativas en el resultado compuesto de muerte o DBP (56,3% frente a 37,5%; p = 0,1) o IDN al año y a los 2 años (51,9% frente a 44%; p = 0,8; 71,4% frente a 50%; p = 0,4). Los lactantes positivos para el pCMV tuvieron una mediana de VL significativamente más larga (23,5 frente a 12 días)* y de PSI (140 frente a 110,5 días)*. Once (22,9%) lactantes recibieron antivirales. Diez mejoraron y uno murió. Dos lactantes no tratados murieron (1 de ellos por infección por PCMV).

Conclusiones: Las infecciones por pCMV clínicamente identificables son significativas y se asocian a un mayor soporte respiratorio y a una estancia hospitalaria prolongada en lactantes vulnerables. Merece la pena considerar el cribado de pCMV y las medidas preventivas contra la transmisión.

Antecedentes. En respuesta a la reciente epidemia de enfermedad meningocócica invasiva del serogrupo W (IMD-W) en los Países Bajos, se sustituyó la vacunación conjugada contra el serogrupo C (MenC) para los niños de 14 meses de edad por la vacunación conjugada MenACWY, y se llevó a cabo una campaña masiva dirigida a personas de 14 a 18 años. Se investigó el impacto de la implementación de la vacunación MenACWY en 2018-2020 sobre las tasas de incidencia y la efectividad de la vacuna estimada (EV).

Métodos. Extrajimos los casos de EMI diagnosticados entre julio de 2014 y diciembre de 2020 del sistema nacional de vigilancia. Calculamos las razones de tasas de incidencia específicas por grupo de edad comparando las tasas de incidencia antes (julio de 2017-marzo de 2018) y después (julio de 2019-marzo de 2020) de la implementación de la vacunación MenACWY. Estimamos la EV en los casos elegibles para la vacuna utilizando el método de cribado.

Resultados. En general, la tasa de incidencia de IMD-W disminuyó en un 61% (intervalo de confianza [IC] del 95%, 40 a 74). Se redujo en un 82% (IC del 95%, 18 a 96) en el grupo de edad elegible para la vacuna (individuos de 15 a 36 meses y de 14 a 18 años) y en un 57% (IC del 95%, 34 a 72) en los grupos de edad no elegibles para la vacuna. La EV fue del 92% (IC del 95%, -20 a 99,5) en los niños pequeños aptos para ser vacunados (de 15 a 36 meses). No se notificó ningún caso de IMD-W en adolescentes aptos para ser vacunados después de la campaña.

Conclusiones. El programa de vacunación de MenACWY fue eficaz para prevenir la IMD-W en la población objetivo. La reducción de la incidencia de IMD-W en los grupos de edad no elegibles para la vacuna puede deberse a los efectos indirectos del programa de vacunación. Sin embargo, no fue posible separar la fluctuación natural del efecto de la vacuna. Nuestros hallazgos alientan el uso de la vacunación de MenACWY en niños y adolescentes en los programas nacionales de inmunización. Traducción realizada con la versión gratuita del traductor www.DeepL.com/Translator

Recientemente se han descrito tenosinovitis infecciosas (STI) causadas por Kingella kingae en niños pequeños, normalmente con un pronóstico leve y favorable.1,2 Nuestro objetivo fue evidenciar un tratamiento no quirúrgico para las STI por K. kingae.

Se realizó un análisis de datos longitudinal, prospectivo y observacional de los niños con K. kingae observados en un hospital de atención terciaria desde 2013 hasta 2020. El diagnóstico de STI se basó en al menos uno de los signos de Kanavel (sensibilidad a lo largo de la vaina del tendón, hinchazón digital fusiforme, dedo ligeramente flexionado en reposo o dolor con el estiramiento de los tendones afectados).3,4 Los hallazgos clínicos se apoyaron en la ecografía o la resonancia magnética.3,4 Se utilizó una PCR en tiempo real específica para la amplificación de Kingella kingae del gen rtxA.

En nuestra serie, aunque los cursos de antibióticos fueron similares, ningún paciente fue sometido a irrigación o desbridamiento de la vaina del tendón, con resolución en todos los casos. Sugerimos que en las ITS causadas por K. kingae probablemente se pueda evitar la cirugía.4,6

Se esperaba que la proporción de visitas clínicas a distancia aumentara entre los niños durante la pandemia de COVID-19, lo que podría dar lugar a un uso excesivo de antibióticos.

Métodos: En el sur de Israel conviven 2 grupos étnicos, judíos y beduinos. Se examinaron los datos informatizados de las visitas de niños <18 años de las clínicas con ≥50 niños asegurados, activas tanto antes de la COVID-19 como durante la pandemia de la COVID-19. Las visitas se dividieron en presenciales y a distancia. Se calcularon los diagnósticos infecciosos mensuales y las tasas de prescripción de antibióticos dispensados por edad (<5, 5-17 años) y grupos étnicos. Se compararon las tasas medias mensuales de 2 temporadas paralelas (períodos preCOVID-19 y COVID-19).

Resultados: En total se registraron 2.120.253 visitas a clínicas externas. Las tasas de visitas clínicas a distancia (por cada 1.000 niños) aumentaron de 97,04 y 33,86 en el periodo pre-COVID-19 a 179,75 y 50,05 en el periodo COVID-19 en los niños judíos y beduinos, respectivamente ( P < 0,01) junto con una reducción de las tasas de visitas en persona en ambas poblaciones. Comparando los periodos pre-COVID-19 y COVID-19, las tasas de diagnósticos infecciosos globales en las visitas a distancia aumentaron. Sin embargo, las tasas de prescripción de antibióticos dispensados en las visitas remotas (por cada 1000 visitas) se mantuvieron sin cambios (9,84 frente a 8,67, P = 0,70, en la población judía y 14,32 frente a 14,17, P = 1,00, en la población beduina en los períodos pre-COVID-19 y COVID-19, respectivamente) con una distribución similar de las categorías de antibióticos.

Conclusiones: La pandemia COVID-19 dio lugar a una expansión de las visitas remotas de niños <18 años con un aumento de los diagnósticos infecciosos. Sin embargo, las tasas de prescripción de antibióticos a distancia se mantuvieron sin cambios. Esta dinámica fue más acentuada en los niños judíos, caracterizados por unas condiciones socioeconómicas más altas, en comparación con los niños beduinos.

Estamos acostumbrados a obtener pruebas de anticuerpos frente a diversos patógenos para determinar si se ha producido la infección o se han administrado vacunas previamente. Por ejemplo, una prueba positiva de anticuerpos contra el sarampión indica una infección previa o una vacunación, con la salvedad de que los bebés pequeños pueden poseer anticuerpos maternos pasivos de sus madres. La situación del síndrome respiratorio agudo severo (SARS)-2 coronavirus es considerablemente más compleja y un resultado de anticuerpos requiere una comprensión más profunda de la biología de la infección.

A partir de diciembre de 2021, Italia se vio afectada por una nueva oleada pandémica de infección por el SRAS-CoV-2, sostenida principalmente por la variante omicrónica. Hasta la fecha, en Italia, alrededor de 1.168.868, lo que equivale al 9,4% del total de casos de SRAS-CoV-2 notificados, se han detectado en niños de 0 a 9 años de edad1 , pero, debido a que la infección suele ser asintomática en la edad pediátrica, el impacto real de esta infección entre los niños es difícil de estimar.

Nuestro objetivo era estimar la seroprevalencia de anticuerpos contra el SARS-CoV-2 entre los niños en febrero de 2022 y comparar los resultados con los comunicados previamente por nuestro grupo en septiembre de 2020 y febrero de 2021.

Existen datos limitados para orientar las recomendaciones de tratamiento para los niños con enfermedad coronavírica aguda y sintomática 2019 (COVID-19). En esta revisión se expone un enfoque de tratamiento propuesto para los niños, basado en las pruebas publicadas hasta la fecha y en la aprobación de los medicamentos por parte de las agencias reguladoras de medicamentos, así como en el perfil de seguridad conocido de los medicamentos recomendados en este grupo de edad.

Antecedentes: Inicialmente, se desconocía el impacto de la infección por SARS-CoV-2 en los niños. El diagnóstico estándar de COVID-19 se confirma mediante qPCR en tiempo real. Los valores del umbral de ciclo (Ct) de la RT-qPCR son inversamente proporcionales a la carga viral y la prueba cuantifica indirectamente el número de copias del ARN viral. El objetivo de este estudio fue determinar la correlación entre la epidemiología, las características clínicas, la gravedad de los casos confirmados de COVID-19 y los valores de Ct.

Métodos: Estudio observacional, analítico y transversal. Se incluyeron todos los niños con COVID-19 menores de 18 años ingresados en el Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez entre el 1 de marzo de 2020 y el 28 de febrero de 2021. La infección por SARS-CoV-2 se confirmó mediante RT-qPCR.

Resultados: La mediana de edad de los pacientes fue de 7 años. Se estimaron los valores de Ct en 419 casos, la mediana del valor de Ct fue de 23,5 [rango intercuartil (IQR): 18,9-30,9]. Los niveles fueron significativamente más bajos en los pacientes sintomáticos que en los asintomáticos (Ct: 22,1; IQR: 18,4-22,1), en los niños <2 años de edad (Ct: 20,6; IQR: 17,3-27,3) y cuando la recogida de la muestra fue <4 días después del inicio de los síntomas (Ct: 21,1; IQR: 18,1-27,5). En los niños de más de 2 años, los valores de Ct fueron significativamente menores en los pacientes sintomáticos (Ct: 22,6; IQR: 18,7-29,3) que en los asintomáticos (Ct: 31,2; IQR: 24,5-33,3).

Conclusiones: Los niños menores de 2 años con COVID-19 tienen valores más bajos de Ct -como indicador de mayor carga viral- que los niños mayores. Los niños sintomáticos mayores de 2 años tenían valores de Ct más bajos en comparación con los niños asintomáticos.

The Pediatric Infectious Disease Journal. 41(8):e312-e317, August 2022.

Desde el comienzo de la pandemia del Síndrome Respiratorio Agudo Severo Coronavirus 2 (SARS-CoV-2), el cierre de las escuelas como medida de mitigación estuvo en el centro de un debate público y profesional. Aunque no se pueden ignorar los efectos negativos del cierre de escuelas, los datos acumulados sugieren que es necesario para reducir la transmisión en la comunidad. Nuestro estudio presenta una estrategia opcional para la apertura segura de escuelas durante una pandemia, implementada en escuelas secundarias israelíes seleccionadas por un grupo de trabajo especial construido por el Centro Médico Sheba (SMC).

Métodos: El estudio tuvo lugar entre noviembre de 2020 y abril de 2021. Se inscribieron tres escuelas de diferentes zonas de Israel. Se pidió a los participantes que se sometieran a pruebas quincenales de diagnóstico rápido del antígeno del SARS-CoV-2 (Ag-RDT). A los que dieron positivo se les pidió que se autoaislen, mientras que a sus contactos escolares se les hizo una prueba diaria de Ag-RDT. Los participantes con una infección por SARS-CoV-2 previamente documentada o que resultaron seropositivos al SARS-CoV-2 en el momento de la inscripción quedaron exentos del cribado.

Resultados: De un total de 361 participantes que se inscribieron en el estudio, el 12,3% resultó seropositivo. Se detectaron 14 casos de SARS-CoV-2 (3,5%), 12 de ellos en una sola escuela situada en una zona endémica de SARS-CoV-2. Los 14 casos dieron lugar a 84 días de ausencia escolar relacionada con el COVID-19, en comparación con los 1.775 días potenciales de ausencia relacionada con el COVID-19 con una estrategia de autoaislamiento en lugar de pruebas.

Conclusiones: La continuación segura de la rutina académica durante la pandemia es posible cuando se utiliza la Ag-RDT rápida como herramienta de cribado, a la vez que se permite la recogida de hisopos por parte de estudiantes y profesores entrenados.

Este subestudio de un estudio prospectivo de transmisión doméstica de casos comprobados investigó a los individuos positivos al síndrome respiratorio agudo severo por reacción en cadena de la polimerasa de transcripción inversa sin desarrollo de anticuerpos y los factores asociados a la no seroconversión. Aproximadamente 1 de cada 8 individuos con enfermedad por coronavirus 2019 no se seroconvirtió. Los niños, especialmente los más jóvenes, tenían aproximadamente la mitad de probabilidades de seroconvertirse en comparación con los adultos. Aparte de la ausencia de fiebre/escalofríos, los síntomas individuales no predijeron fuertemente la no seroconversión.

Pregunta. Entre las adolescentes vacunadas contra el virus del papiloma humano (VPH), ¿cuál es la asociación con la mortalidad por cáncer de cuello uterino, en comparación con las no vacunadas?

Diseño. Análisis secundario de las bases de datos Surveillance, Epidemiology, and End Results y National Program of Cancer Registries (incidencia) y National Center for Health Statistics (mortalidad), 2001-2017. 2001-2005 corresponde a la pre-vacunación.

Entorno. Nacional.

Participantes. Niñas y mujeres de 15 a 39 años.

Intervención. Vacuna contra el VPH.

Resultados. Mortalidad por cáncer de cuello de útero.

Resultados principales. El porcentaje de reducción de la incidencia de cáncer entre 2001-2005 y 2010-2017 fue mayor (p < 0,001) entre las personas de 15 a 24 años, -37,70% (IC del 95%, -42,24% a -32,75%) en comparación con las de 25 a 29 años, -16,16% (IC del 95%, -19,45% a -12,69%) y en comparación con las de 30 a 39 años, -8,03% (IC del 95%, -9,90%-6,12%). El porcentaje de reducción de la mortalidad por cáncer entre 2001-2005 y 2010-2017 fue mayor (p < 0,005) entre las personas de 15 a 24 años, -43,35% (IC 95%, -59,38% a -20,5%) en comparación con las de 25 a 29 años, 4,36% (IC 95%, -10,02% a 22,18%) y en comparación con las de 30 a 39 años, -4,71% (IC 95%, -9,84% a 0,80%).

Conclusiones. La introducción de la vacuna contra el VPH se asoció con una disminución de la incidencia y la mortalidad por cáncer de cuello uterino.

Comentario. Desde que se aprobó la primera vacuna contra el VPH hace más de 15 años, los médicos e investigadores han estado esperando ansiosamente pruebas del impacto de la vacuna en los cánceres asociados al VPH en los EE.UU. A pesar de que este estudio está limitado por el diseño ecológico retrospectivo, los resultados son muy alentadores. Tabibi et al hallaron una reducción tanto de la incidencia como de la mortalidad por cáncer de cuello uterino entre el grupo de edad con mayor probabilidad de ser vacunado, así como una reducción del cáncer de cuello uterino entre los individuos de mayor edad. Esta reducción de la enfermedad cervical es aún más notable teniendo en cuenta las tasas de vacunación relativamente bajas durante el periodo de estudio posterior a la vacunación. Entre las mujeres estadounidenses de 13 a 17 años, las tasas de vacunación contra el VPH oscilaron entre el 32% en 2010 y el 53% en 2017, muy por debajo del objetivo de la vacunación universal de todos los adolescentes y por debajo de la tasa típicamente necesaria para la inmunidad colectiva.

Afortunadamente, las tasas de vacunación contra el VPH han seguido aumentando desde 2017 tanto entre las mujeres como entre los hombres, lo que sugiere que las investigaciones futuras podrán medir el impacto total de la vacunación en los cánceres relacionados con el VPH.

Secondary Antibiotic Prophylaxis for Latent Rheumatic Heart Disease. N Engl J ed. 2021. https://doi.org/10.1056/NEJMoa2102074.

Pregunta. Entre los niños con cardiopatía reumática latente (LRHD, definida recientemente como cambios valvulares leves detectados por ecocardiografía que no causan síntomas), ¿cuál es la eficacia terapéutica de la profilaxis con penicilina, en comparación con la no intervención, para prevenir la progresión?

Diseño. Ensayo aleatorio y controlado.

Entorno. Uganda.

Participantes. Niños y adolescentes con LRHD.

Intervención. Penicilina G benzatina intramuscular cada 4 semanas durante 2 años versus ninguna intervención.

Resultados. Progresión ecocardiográfica de la enfermedad a los 2 años.

Resultados principales. El análisis primario incluyó a 799 pacientes que habían sido aleatorizados y que tenían ecocardiogramas a los 2 años (intención de tratar modificada). 3/399, 0,8% (IC del 95%, 0,2%-2,3%) en el grupo de profilaxis y 33/400, 8,2% (IC del 95%, 5,9%-11,4%) en el grupo de control demostraron progresión de la EHRL a los 2 años, reducción del riesgo absoluto 7,5% (IC del 95%, 4,7%-10,3%), número necesario a tratar 13 (IC del 95%, 10-21).

Conclusiones. La profilaxis antibiótica secundaria redujo la progresión de la EHRL a los 2 años.

Comentario. La cardiopatía reumática (CR) está latente en siete de cada ocho niños.

La detección ecocardiográfica de los estadios tempranos de la enfermedad ofrece la oportunidad de iniciar a tiempo la profilaxis antibiótica secundaria para prevenir la progresión. El ensayo GOAL, meticulosamente diseñado y rigurosamente llevado a cabo, demostró la eficacia de la profilaxis secundaria de la EHRL y cambia el paradigma del cribado ecocardiográfico. Un ensayo aleatorio por grupos de 35 escuelas sugirió una reducción de la EHRL con el cribado ecocardiográfico sistemático en combinación con la profilaxis secundaria para los niños que presentaban una EHRL definida.

Por el contrario, el ensayo GOAL incluyó a niños con EHR leve o limítrofe. Las tasas de progresión de la enfermedad fueron más bajas y las tasas de regresión más altas de lo previsto tanto en el brazo experimental como en el de control. El momento óptimo de inicio de la profilaxis secundaria frente a la espera vigilante puede refinarse en futuros estudios. Además, es necesario reforzar los sistemas de salud para ampliar eficazmente los programas de cribado en las regiones endémicas.

La sífilis materna puede aumentar la transmisión vertical del VIH o puede ser un marcador de otros factores de riesgo. En una serie histórica brasileña, el riesgo de transmisión vertical del VIH fue mayor en los recién nacidos expuestos a la coinfección materna por sífilis y VIH que en los recién nacidos expuestos a la infección materna por VIH únicamente. La sífilis materna fue un factor de riesgo de transmisión vertical del VIH independiente de la educación y de las visitas prenatales, pero no independiente de la elevada carga viral del VIH de la madre o del tratamiento antirretroviral inadecuado de la madre.

La pandemia de la enfermedad por coronavirus 19 (COVID-19) se ha cobrado un número importante de víctimas entre los niños y las familias, y ha agravado la crisis nacional de salud mental infantil y familiar (el término "salud mental" se utiliza en todo el comentario para referirse a la salud mental y al consumo de sustancias). Cuando se utiliza "salud mental" de forma específica, se hace a propósito para no alterar inadvertidamente la presentación de los resultados específicos de la investigación o la intención de los autores y su trabajo).1 Aunque aún no hemos visto el alcance total de los efectos de la pandemia sobre la salud mental, ya hemos sido testigos de los impactos negativos del aislamiento social, el cierre de guarderías y escuelas, el duelo y la pérdida, y la inseguridad económica de las familias.1 , 2 Y aunque los niños de todo el mundo han soportado la angustia de la pandemia, en muchas comunidades, los niños de color han sufrido una carga desproporcionada.

Lamentablemente, los sistemas de atención de la salud del comportamiento existentes eran inadecuados antes de la pandemia, y...

Objetivo: Identificar los subgrupos que probablemente se beneficien del tratamiento con anticuerpos monoclonales y antivirales, evaluando la relación entre las comorbilidades y la hospitalización entre los adolescentes estadounidenses con enfermedad sintomática por coronavirus 2019 (COVID-19).

Diseño del estudio: Se analizó la relación entre la presencia de comorbilidades y la necesidad de hospitalización dentro de los 28 días posteriores al diagnóstico de COVID-19 para los adolescentes de entre 12 y 17 años incluidos en el registro pediátrico de COVID-19 de Estados Unidos, una cohorte retrospectiva multicéntrica de pacientes pediátricos estadounidenses con COVID-19. Las comorbilidades evaluadas fueron la obesidad, la enfermedad renal crónica (ERC), la diabetes, la enfermedad o el tratamiento inmunosupresor, la anemia de células falciformes (ECF), las enfermedades cardíacas, las enfermedades neurológicas/trastornos del neurodesarrollo y las enfermedades pulmonares (excluyendo a los pacientes con asma leve). Se utilizó una regresión logística multivariable para determinar las asociaciones ajustadas por raza/etnia entre las comorbilidades y la hospitalización.

Resultados: Un total de 1877 pacientes cumplieron nuestros criterios de inclusión, de los cuales 284 (15%) fueron hospitalizados dentro de los 28 días de su diagnóstico de COVID-19. En un modelo ajustado por raza/etnia, las siguientes comorbilidades se asociaron de forma independiente con una mayor probabilidad de hospitalización: ECF (aOR, 6,9; IC del 95%, 3,0-15,9), condición de inmunocompromiso (aOR, 6,4; IC del 95%, 3,8-10,8), obesidad (aOR, 3,2; IC del 95%, 2,1-4,9), diabetes (aOR, 3. 0; IC del 95%, 1,4-6,2), enfermedad neurológica (aOR, 2,8; IC del 95%, 1,8-4,3) y enfermedad pulmonar (excluyendo el asma leve) (aOR, 1,9; IC del 95%, 1,2-3,1). La cardiopatía y la ERC no se asociaron de forma independiente con la hospitalización.

Conclusiones: La ECF, las condiciones de inmunocompromiso, la obesidad, la diabetes, la enfermedad neurológica y la enfermedad pulmonar (excluyendo el asma leve) se asociaron con la hospitalización por COVID-19 sintomática. Los adolescentes con COVID-19 aguda y estas comorbilidades deben ser priorizados para considerar una terapia que evite la hospitalización.

La incidencia y la gravedad de las anomalías de la coagulación no se han estudiado ampliamente en las poblaciones pediátricas con enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19). Además, su asociación con un mayor riesgo de eventos tromboembólicos sigue siendo poco clara, y hay una falta de evidencia para el manejo antitrombótico profiláctico óptimo. El objetivo de nuestro estudio fue presentar nuestra experiencia en la evaluación, el manejo y los resultados a largo plazo de las anomalías de la coagulación en pacientes pediátricos hospitalizados con COVID-19.

Métodos: Se realizó un estudio prospectivo en todos los niños hospitalizados por COVID-19 durante un periodo de 6 meses centrado en las anomalías de la coagulación de los pacientes, la normalización del perfil de coagulación con o sin profilaxis anticoagulante y la evolución clínica de la enfermedad.

Resultados: Doscientos veintitrés pacientes (mediana de edad: 11,4 meses) se inscribieron en el estudio. Se detectaron anomalías de la coagulación en el 92,4% de los pacientes, siendo el aumento de los niveles de dímero D la anomalía más común detectada en el 84,3% de los pacientes. Sólo se inició la anticoagulación profiláctica en 7 (3,1%) pacientes seleccionados con COVID-19 grave y al menos 2 factores de riesgo de tromboembolismo venoso (TEV) y en todos los pacientes con antecedentes de TEV. El perfil de coagulación de seguimiento en 85 pacientes mostró que los cambios a lo largo del tiempo tenían una tendencia a la normalización, independientemente del inicio de la tromboprofilaxis anticoagulante. No se observaron complicaciones trombóticas a los 3 meses del alta.

Conclusiones: Aunque los hallazgos anormales en el perfil de coagulación fueron muy frecuentes, no se asociaron con riesgo de TEV incluso en los casos graves. Se observó una tendencia a la normalización en el curso temprano de la enfermedad, independientemente del uso de tromboprofilaxis anticoagulante.

La mayoría de los síntomas individuales incluidos en esta revisión tienen una escasa exactitud diagnóstica. Ni la ausencia ni la presencia de síntomas son lo suficientemente exactas como para descartar o reconocer la enfermedad. La presencia de anosmia o ageusia podría ser útil como síntoma de alarma para la covid-19. La presencia de tos también apoya la realización de más pruebas. Actualmente no hay evidencia que apoye la realización de pruebas adicionales con PCR en cualquier individuo que presente únicamente síntomas respiratorios superiores como dolor de garganta, coriza o rinorrea.

La combinación de los síntomas con otra información fácilmente disponible, como el historial de contactos o de viajes, o la tasa local de detección de casos recientes, podría resultar más útil y se debería investigar más a fondo en una población no seleccionada que acuda a los centros de atención primaria o a los servicios ambulatorios de un hospital.

La exactitud diagnóstica de los síntomas de covid-19 es de moderada a baja y cualquier estrategia de pruebas que utilice los síntomas como mecanismo de selección dará lugar a un gran número de casos perdidos y a un gran número de personas que requerirán pruebas. El objetivo de las estrategias de las pruebas de covid-19 determina cuál de ellas se minimiza, es decir, controlar la epidemia aislando todos los casos posibles versus identificar los que tienen una enfermedad clínicamente importante para poder vigilarlos o tratarlos para mejorar su pronóstico. El primero requerirá una estrategia de pruebas que utilice muy pocos síntomas como criterio de selección para las pruebas, el segundo podría centrarse en síntomas más específicos como la fiebre y la anosmia.

Se desconoce si una política de asistencia basada en la prueba afecta las tasas de infección por SARS-CoV-2 por PCR positiva (cualquier infección; infección sintomática) en comparación con el autoaislamiento estándar de diez días en el personal de centros escolares y académicos. La política de asistencia basada en la prueba podría dar lugar a una diferencia mínima o nula en los índices de ausentismo en comparación con el autoaislamiento estándar de diez días.

Como una gran parte de la población está expuesta en una pandemia, un efecto relativo aparentemente pequeño que no tendría valor desde la perspectiva individual podría afectar a muchas personas y, por tanto, convertirse en un efecto absoluto importante desde la perspectiva de la empresa o la sociedad.

El estudio incluido no informó sobre los otros desenlaces principales de esta revisión, es decir, mortalidad relacionada con el SARS-CoV-2 y eventos adversos. No se identificaron estudios completados sobre otras intervenciones especificadas en esta revisión, pero hay dos estudios elegibles en curso. Se necesitan más estudios controlados sobre las estrategias de pruebas y aislamiento, y el teletrabajo, ya que tienen importantes implicaciones para las organizaciones laborales.

Resultados: Se presentaron diez declaraciones para de consenso y cinco de ellas cumplían los requisitos del umbral para ser incluidas en la definición de investigación de COVID prolongado entre los CYP. La definición de investigación, alineada con la definición de caso clínico de la OMS, se propone como siguiente: La afección posterior a la COVID-19 se produce en personas jóvenes con antecedentes de infección confirmada por SARS-CoV-2, con al menos un síntoma físico persistente durante un mínimo duración de 12 semanas después de la prueba inicial que no puede explicarse por un diagnóstico alternativo. Los síntomas tienen un impacto en el funcionamiento diario, pueden continuar o desarrollarse después de la infección por COVID, y pueden fluctuar o recaer con el tiempo. La prueba positiva de COVID-19 a la que se hace referencia en esta definición puede ser una prueba de antígeno de flujo lateral, una prueba PCR o una prueba de anticuerpos.

Conclusiones Esta es la primera definición de investigación de Long COVID (condición post-COVID-19) en CYP y complementa la definición de caso clínico en adultos propuesta por la OMS.

Traducción realizada con la versión gratuita del traductor www.DeepL.com/Translator

Se comparó el rendimiento de la reacción en cadena de la polimerasa de la transcriptasa inversa (RT-PCR) del SARS-CoV-2 en tiempo real con la PCR digital en gotas (ddPCR). El 95% y el 40% de las muestras positivas y negativas de la RT-PCR, respectivamente, fueron positivas en la ddPCR, lo que arrojó sensibilidades del 84% (IC del 95%: 74, 91) y del 97% (IC del 95%: 89, 99), para la RT-PCR y la ddPCR, respectivamente. Hemos descubierto que las pruebas de RT-PCR de SARS-CoV-2 en niños tienen una tasa de falsos negativos preocupante en números de copias del gen de la nucleocápside más bajos.

Después de la fase aguda de la infección por SARS-CoV-2, los niños pueden desarrollar síntomas prolongados de COVID. 

Objetivo: investigar la prevalencia de síntomas de larga duración, la duración e intensidad de los síntomas, la calidad de vida, la cantidad de días de enfermedad y ausencias de la guardería o la escuela, y los resultados psicológicos y sociales en niños de 0 a 14 años que habían sido infectados. con SARS-CoV-2 en relación con los controles sin antecedentes de infección por SARS-CoV-2.

Método: estudio transversal a nivel nacional que incluyó niños con una prueba de PCR positiva para SARS-CoV-2 confirmada (casos) y controles emparejados de los registros nacionales daneses. Se envió una encuesta a las madres (informe de representación) de niños de 0 a 14 años que habían tenido una prueba positiva de SARS-CoV-2 entre el 1 de enero de 2020 y el 12 de julio de 2021, y un grupo de control emparejado (1: 4) por edad y sexo. La encuesta incluyó el Inventario de Calidad de Vida Pediátrica (PedsQL) y el Inventario de Síntomas Somáticos Infantiles-24 (CSSI-24) para capturar la salud y el bienestar generales actuales, y preguntas auxiliares sobre los 23 síntomas prolongados de COVID más comunes. 

Conclusión: los niños que tenían antecedentes de infección por SARS-CoV-2 en todos los grupos de edad de 0 a 14 años informaron una mayor prevalencia de síntomas duraderos en comparación con los controles emparejados por edad y sexo y, entre los encuestados de mayor edad, más las mujeres que los hombres tenían síntomas duraderos. También se encontraron muchos síntomas duraderos en el grupo de control. Hubo una tendencia hacia mejores puntajes de calidad de vida en los casos que en los controles en los grupos de mayor edad. Las diferencias en los resultados emocionales y sociales a favor de los casos entre los grupos de mayor edad fueron clínicamente relevantes. Este hallazgo también es consistente con los hallazgos en adolescentes. Las posibles explicaciones de las puntuaciones más altas en los casos frente a los controles podrían incluir una mayor conciencia sobre la pandemia (lo que podría asustar a los niños que aún no han contraído la infección), la importancia del contacto con los compañeros frente a la familia y las dificultades del encierro y las restricciones sociales en el grupos de mayor edad, lo que podría afectar la calidad de vida de la población en general.

La investigación adicional debe estudiar los diagnósticos posteriores a la COVID-19, los medicamentos recetados y el uso de la atención médica para comprender mejor los grupos de síntomas y las consecuencias a largo plazo de la COVID-19 y la pandemia en los niños. Estos datos serán informados por el estudio LongCOVIDKidsDK.

La última crisis en un mundo agotado por las sorpresas clínicas ha obligado a los pediatras a estar en primera línea. En los últimos meses se han notificado 1010 casos de hepatitis aguda grave de origen desconocido en niños de 35 países. Aunque la hepatitis aguda en niños no es una entidad nueva, suele ser rara. La incidencia en esta escala, y en niños previamente sanos, es diferente a todo lo informado anteriormente. Suele darse como diagnóstico de exclusión y representa 20 a 30% de las hepatitis pediátricas indeterminadas. Los niños presentan síntomas inespecíficos que incluyen diarrea y vómitos, que progresan a ictericia, dolor abdominal, náuseas y malestar, con niveles elevados de aminotransferasa y bilirrubina.

En abril de 2022, la Agencia de Seguridad Sanitaria del Reino Unido alertó a la OMS sobre un aumento de la incidencia de hepatitis aguda grave en niños pequeños previamente sanos. Un hospital en Alabama, EE. UU., señaló una preocupación similar a fines de 2021, y una encuesta paneuropea confirmó que las tasas de hepatitis aguda grave en niños aumentaron sustancialmente en 2022 en comparación con años anteriores, lo que sugiere una nueva epidemia.

De los 1010 casos notificados a la OMS hasta el 12 de julio, más de la mitad se encontraban en Europa, predominantemente en Escocia y el Reino Unido, y un tercio en los EE. UU., aunque la notificación insuficiente significa que es probable que se produzcan otros casos en otros lugares. El 75% de los casos son en niños menores de 5 años, sin predisposición según sexo o etnia; 45 (5%) niños han recibido un trasplante de hígado y 22 (2%) han muerto. Dado que los casos aparecen en grupos temporales y geográficos, la infección es el desencadenante más probable, y ahora se han descartado como causa la hepatitis A-E y el SARS-CoV-2. Se ha registrado infección por adenovirus en 52 a 68% de los pacientes, más comúnmente por adenovirus tipo 41. Aunque el adenovirus 41 normalmente desencadena una enfermedad leve y autolimitada, se sabe que produce complicaciones hepáticas en niños inmunocomprometidos. El 25 de julio, dos cohortes más del Reino Unido informaron niveles muy altos de virus adenoasociado 2 (AAV2), un parvovirus, en la sangre y el hígado del 96 % de los pacientes, pero no de los controles, lo que sugiere que la coinfección con AAV2 y un adenovirus es la causa probable de la enfermedad hepática grave en los niños afectados. Se necesita más investigación para establecer los impulsores de esta epidemia, pero sin un aumento de la incidencia en niños mayores o adultos, parece que los más jóvenes son susceptibles debido a su menor exposición a los virus y la ingenuidad inmunológica pospandémica.

Mientras los científicos se apresuran a explicar este fenómeno, los pediatras, hepatólogos, virólogos y expertos en enfermedades infecciosas deben colaborar para adelantarse a cualquier aumento de casos. Aunque la incidencia de niños diagnosticados con insuficiencia hepática aguda se ha ralentizado en las últimas semanas, los expertos pronostican una nueva ola en los próximos meses. Es imperativo que los datos granulares se recopilen sistemáticamente en todos los entornos para registrar síntomas, tratamientos y resultados, de acuerdo con definiciones acordadas, y subclasificar los casos como hepatitis aguda, insuficiencia hepática aguda o insuficiencia hepática crónica. El 24 de junio, la Sociedad Europea de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica (ESPGHAN) anunció una iniciativa de colaboración para hacer exactamente eso, y el 11 de julio, la OMS lanzó una encuesta mundialregistrar la incidencia de hepatitis aguda grave en niños en 2022, para compararla con años anteriores.

Los enfoques de la ESPGHAN y la OMS son complementarios para comprender el panorama completo de esta epidemia. Históricamente, la enfermedad hepática pediátrica se ha pasado por alto, y su rareza ha resultado en un enfoque en el tratamiento de los síntomas en lugar de identificar las causas. Esta epidemia debería motivar a los investigadores a profundizar más para descubrir los impulsores detrás de esta devastadora enfermedad en los niños. Necesitamos hepatólogos pediátricos y sus centros de excelencia para liderar equipos multidisciplinarios con un plan transparente y colaborativo para responder a estos casos emergentes de hepatitis aguda grave en niños. Sabemos que podemos hacer esto. La respuesta a la nueva enfermedad crítica retrasada pos-COVID (ahora conocida como MIS-C) al comienzo de la pandemia de COVID-19 mostró la resiliencia de nuestra comunidad pediátrica. Ahora los pediatras deben volver a trabajar juntos.

FONDO: Antes de abril de 2022, la infección por el virus de la viruela del simio en humanos rara vez se informaba fuera de las regiones africanas donde es endémica. Actualmente, los casos están ocurriendo en todo el mundo. La transmisión, los factores de riesgo, la presentación clínica y los resultados de la infección no están bien definidos.

MÉTODOS: Grupo de colaboración internacional de médicos que contribuyeron a una serie de casos internacionales para describir la presentación, el curso clínico y los resultados de las infecciones por el virus de la viruela del simio confirmadas por la reacción en cadena de la polimerasa.

RESULTADOS: Se informaron 528 infecciones diagnosticadas entre el 27 de abril y el 24 de junio de 2022, en 43 sitios en 16 países. En general, el 98 % de las personas con infección eran hombres homosexuales o bisexuales, el 75 % eran blancos y el 41 % tenían infección por el virus de la inmunodeficiencia humana; la mediana de edad fue de 38 años. Se sospechó que la transmisión había ocurrido a través de la actividad sexual en el 95% de las personas con infección. En esta serie de casos, el 95 % de las personas presentó una erupción (el 64 % tenía ≤10 lesiones), el 73 % tenía lesiones anogenitales y el 41 % tenía lesiones en las mucosas (54 tenían una sola lesión genital). Las características sistémicas comunes que precedieron a la erupción incluyeron fiebre (62 %), letargo (41 %), mialgia (31 %) y dolor de cabeza (27 %); la linfadenopatía también fue común (informada en el 56%). Se informaron infecciones de transmisión sexual concomitantes en 109 de 377 personas (29 %) que se sometieron a la prueba. Entre las 23 personas con un historial claro de exposición, el período medio de incubación fue de 7 días (rango, 3 a 20). Se detectó ADN del virus de la viruela del mono en 29 de las 32 personas en las que se analizó el líquido seminal. Se administró tratamiento antiviral al 5% del total de personas y 70 (13%) fueron hospitalizadas; los motivos de hospitalización fueron el manejo del dolor, en su mayoría por dolor anorrectal severo (21 personas); sobreinfección de tejidos blandos (18); faringitis que limita la ingesta oral (5); lesiones oculares (2); lesión renal aguda (2); miocarditis (2); y fines de control de infecciones (13). No se reportaron muertes

CONCLUSIONES: En esta serie de casos, la viruela del simio se manifestó con una variedad de hallazgos clínicos dermatológicos y sistémicos. La identificación simultánea de casos fuera de las áreas donde la viruela del simio ha sido tradicionalmente endémica destaca la necesidad de una identificación y diagnóstico rápidos de los casos para contener una mayor propagación comunitaria.

No está claro si otros países deberían seguir el ejemplo de EE. UU.

Estados Unidos se ha unido a un puñado de países que recomiendan que los niños de 6 meses a 5 años reciban las vacunas covid-19, 1 2 pero no está claro si otros países seguirán. ¿Cuál es la evidencia detrás de la recomendación de EE. UU. y en qué se diferencia el caso de vacunar a niños menores de 5 años de ofrecer vacunas covid-19 a niños mayores?

Se han autorizado dos vacunas para menores de 5 años en los EE. UU., según los datos proporcionados por los fabricantes Pfizer y Moderna. 3 4 Los ensayos mostraron que la vacunación indujo anticuerpos contra el SARS-CoV-2 entre niños de 6 meses a 5 años, pero aún no está claro si estos anticuerpos protegerán contra los síntomas de covid-19 como dolor de garganta, fiebre o tos, como hubo muy pocos casos de covid-19 en estos ensayos. En el ensayo de Pfizer, por ejemplo, solo hubo tres casos sintomáticos confirmados por laboratorio entre los niños vacunados y siete entre los niños no vacunados. 2 5 La mayoría de los niños tuvieron efectos secundarios menores después de la vacunación, como fatiga o dolor en el lugar de la inyección, que duraron solo unos pocos días2 Sin embargo, un niño en el ensayo de Moderna tuvo una convulsión debido a una temperatura alta. 4 En general, el perfil de seguridad de ambas vacunas es tranquilizador para los padres. 5

Los niños tienen más probabilidades que los adultos de experimentar covid-19 asintomático o una enfermedad muy leve, y es mucho menos probable que tengan una enfermedad grave que requiera hospitalización. 6 7 8 Pero aquellos con condiciones de salud subyacentes, como una enfermedad neurológica a largo plazo, tienen más probabilidades de ser hospitalizados con covid-19 que los niños sanos. 9

Durante el primer año de la pandemia, se estima que 25 niños murieron de covid-19 en el Reino Unido (equivalente a dos muertes por millón), 19 de los cuales tenían condiciones de salud subyacentes graves o limitantes de la vida. 7 Datos más recientes del Reino Unido confirman que el riesgo de muerte por covid-19 sigue siendo muy bajo para los jóvenes, en particular los niños menores de 12 años. 10 Tasas del síndrome inflamatorio multisistémico en niños (una complicación muy rara pero grave de covid-19) 11 también han disminuido en oleadas posteriores. 12

Recientemente se han informado números preocupantemente altos de muertes infantiles por covid-19 en países de ingresos bajos y medios como Brasil. 13 Varios factores contribuyentes podrían explicar estos informes, incluidas las altas tasas de transmisión de infecciones, la mala salud subyacente de los bebés y la falta de acceso a la atención médica. 14

¿Se debe vacunar a los niños menores de 5 años contra el covid-19? En entornos de altos ingresos como el Reino Unido, es probable que el beneficio de la vacunación para niños sanos menores de 5 años sea aún más marginal que para los niños mayores. 15 La mayoría de los menores de 5 años ya habrán estado expuestos al SARS-CoV-2. Por ejemplo, el 75 % de los niños de 0 a 11 años en los EE. UU. tenían anticuerpos contra el SARS-CoV-2 en febrero de 2022, 16 y esta cifra probablemente haya aumentado. Sigue existiendo incertidumbre sobre cuánta protección adicional ofrece la vacuna contra el covid-19 o cuánto tiempo duran los anticuerpos en comparación con los anticuerpos desarrollados a través de la inmunidad natural. 17

La vacuna contra el covid-19 podría reducir la incidencia de enfermedades graves entre los menores de 5 años considerados de mayor riesgo 15 y podría protegerlos contra el síndrome inflamatorio multisistémico más raro, como se observa en niños mayores de 12 años. 18 Esta complicación también se ha informado después de la vacunación contra covid-19 en niños mayores, pero en tasas más bajas que las que ocurren después de la infección natural. 19 La vacunación ayuda a proteger a los adultos contra síntomas prolongados como la fatiga y la pérdida del olfato, pero las tasas de estos síntomas a largo plazo son bajas en los niños. 20 Pasará algún tiempo antes de que se comprendan por completo los efectos a largo plazo del covid-19 (tanto directos como indirectos) en los menores de 5 años. 21

La política de vacunación de los EE. UU. para menores de 5 años puede estar impulsada por el deseo de proteger a la sociedad en general de más impactos pandémicos. Vacunar a niños menores de 5 años podría reducir la circulación del SARS-CoV-2 en la comunidad y limitar el riesgo de nuevos brotes tanto en personas sanas como en personas vulnerables a la covid-19 grave, como mujeres embarazadas y adultos mayores. Sin embargo, el papel que juegan los niños muy pequeños en la transmisión dentro de los hogares sigue siendo difícil de estimar debido a su alta prevalencia de infección asintomática y la transmisibilidad cambiante de nuevas variantes. 22

Costos de oportunidad

Los programas nacionales de vacunación son una tarea importante para los sistemas de salud. Los formuladores de políticas pueden considerar que los escasos recursos se dirigen mejor a las campañas de recuperación para revertir las caídas en las vacunas infantiles de rutina causadas por la interrupción de la pandemia 23 y garantizar que se cumplan los objetivos globales para la vacunación de adultos contra covid-19. El Comité Conjunto de Vacunación e Inmunización del Reino Unido comentó en su oferta no urgente a los niños de 5 a 11 años que invertir recursos en los programas de vacunación contra el covid-19 para niños podría afectar potencialmente a otros programas de vacunación infantil de rutina. 24 Promover la recuperación y reducir las desigualdades en la aceptación de vacunas exacerbadas por la pandemia 25 puede ser más beneficioso para los niños que la vacunación contra el covid-19. Los informes de Australia sobre los primeros casos de difteria de este siglo destacan que nunca ha sido más importante mantener la vacunación de rutina. 26

La vacunación contra el covid-19 puede proteger a los niños menores de 5 años con alto riesgo de enfermedad grave. 27 Pero el caso de la vacunación masiva de menores de 5 años saludables parece menos convincente, 15 particularmente en países desarrollados donde el riesgo de mortalidad por covid-19 en este grupo de edad es tan bajo. 28 Sin embargo, el balance de beneficios y riesgos puede cambiar a medida que surgen nuevas variantes. Por lo tanto, es esencial la vigilancia global de covid-19 y los efectos a largo plazo de la vacunación en diferentes poblaciones infantiles. 29 Es importante tener en cuenta las opiniones de los padres en cualquier nueva política relacionada con los niños pequeños, junto con información clara y precisa para los padres que estén considerando vacunar a sus hijos.

El 18 de junio de 2022, los reguladores de EE. UU. votaron para autorizar el lanzamiento de las vacunas covid-19 de Pfizer y Moderna para niños menores de 5 años, lo que significa que las inyecciones ahora estarán disponibles para aproximadamente 20 millones de bebés y niños pequeños. 1 La decisión ve a los EE. UU. unirse a Argentina, Bahrein, Chile, China, Cuba, Hong Kong, los Emiratos Árabes Unidos y Venezuela para ofrecer vacunas covid-19 a la categoría de edad más joven. 2 Se prevé que los reguladores en Europa sigan en las próximas semanas.

Los comisionados de la Administración de Drogas y Alimentos de los EE. UU. (FDA) dijeron que vacunar a los menores de 5 años proporcionará una protección vital contra los ingresos hospitalarios y la muerte, y Peter Marks, director del Centro de Evaluación e Investigación Biológica de la FDA, lo describió como "un hito".

Pero no todos los científicos están convencidos de que vacunar a los menores de 5 años marcará una diferencia significativa en la lucha contra la pandemia……..

Se expone en el artículo un análisis de las diferentes posturas por parte de los expertos y servicios de salud de diferentes países que ponen de manifiesto la controversia en el uso de las vacunas actuales en menores de 5 años.

Actualmente hay una variedad de vacunas nasales contra el covid-19 en desarrollo clínico, incluidas candidatas de AstraZeneca, Bharat Biotech, CanSinoBIO, Lancaster University, National Taiwan University Hospital, Sputnik V y la Université de Tours.

"Desde la introducción de vacunas nasales contra la gripe para niños en edad escolar en el Reino Unido, pudimos lograr el resultado deseado de la inmunización masiva contra la gripe en el Reino Unido", dice Merchant. “Nuestra experiencia con las vacunas nasales contra la gripe sugiere que una vacuna nasal covid multivariante es una solución probable para prevenir infecciones en niños y bloquear la transmisión comunitaria”.

El NHS ofrecerá una dosis de refuerzo o de recuperación de la vacuna contra la poliomielitis para niños de 1 a 9 años después de que se detectó el poliovirus en las aguas residuales en el norte y el este de Londres.

El poliovirus derivado de la vacuna tipo 2 (PV2) se detectó en los distritos de Barnet, Brent, Camden, Enfield, Hackney, Haringey, Islington y Waltham Forest. El Comité Conjunto de Vacunación e Inmunización ha aconsejado que se dé prioridad a los niños en estas áreas y donde las tasas de vacunación son bajas en el lanzamiento de la vacuna para garantizar un alto nivel de protección contra la parálisis y ayudar a reducir una mayor propagación del virus.

El poliovirus tipo 2 se detectó a principios de este año en la planta de tratamiento de aguas residuales de Beckton en el este de Londres, mientras que la Agencia de Seguridad Sanitaria del Reino Unido y la Agencia Reguladora de Medicamentos y Productos Sanitarios del Reino Unido realizaron muestreos adicionales que identificaron 116 aislamientos de PV2 en 19 muestras de aguas residuales recogidas en Londres entre 8 febrero y el 5 de julio de este año, con algunos clasificados como poliovirus derivados de la vacuna.

“Las vacunas ofrecen la mejor defensa para los niños y quienes los rodean, por lo que alentaría a las familias a asegurarse de que estén al día con sus inyecciones de rutina y a presentarse para recibir el refuerzo contra la polio tan pronto como el NHS se comunique con ellas”.

A nivel nacional, el riesgo de poliomielitis paralítica es bajo porque la mayoría de los niños están vacunados, pero las tasas de vacunación entre los niños son más bajas en Londres que en el resto del país.

Jane Clegg, enfermera jefa del NHS en Londres, dijo: “Ya nos estamos comunicando con los padres y cuidadores de niños que no están al día con sus vacunas de rutina, quienes pueden programar una cita para ponerse al día con la cirugía de su médico de cabecera ahora. y cualquiera que no esté seguro del estado de vacunación de su hijo puede consultar su Libro Rojo”.

Clegg agregó: “La UKHSA, en colaboración con la MHRA, ya ha aumentado la vigilancia de las aguas residuales para evaluar el alcance de la propagación del virus, y actualmente están tomando muestras en ocho sitios más en Londres.

“Otros 15 sitios en Londres comenzarán a tomar muestras de aguas residuales a mediados de agosto, y entre 10 y 15 sitios se levantarán a nivel nacional para determinar si el poliovirus se está propagando fuera de Londres”.

Kathleen O'Reilly, profesora asociada de estadísticas de enfermedades infecciosas y experta en erradicación de la poliomielitis en la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, dijo: "La vacunación es el mejor curso de acción para prevenir enfermedades, y la decisión de una dosis de refuerzo es grande y no es especialmente diferente a la tomada por otros países de altos ingresos.

“Hasta que todos los poliovirus se detengan a nivel mundial, todos los países están en riesgo, lo que destaca la necesidad de erradicar la poliomielitis y el apoyo mundial continuo para tal esfuerzo”.

El último caso de polio en el Reino Unido fue en 1984, décadas después de que se introdujera la vacunación. 1

La UKHSA y la Organización Mundial de la Salud también están trabajando en estrecha colaboración con las agencias de salud de Nueva York e Israel para investigar los vínculos entre el poliovirus detectado en Londres y los dos países.

Objetivo: Evaluar la farmacocinética y los cambios en los niveles de sodio, además de los eventos adversos (EA) asociados con fosfomicina en recién nacidos con sepsis clínica.

Diseño: Un ensayo controlado aleatorizado abierto de un solo centro. Entorno Hospital del condado de Kilifi, Kenia.

Pacientes: 120 neonatos ≤ 28 días que ingresaron en tratamiento con antibióticos de referencia (SOC) para sepsis: ampicilina y gentamicina entre marzo de 2018 y febrero de 2019.

Intervención: Se asignó aleatoriamente a la mitad de los participantes para recibir fosfomicina intravenosa adicional y luego oral a 100 mg/kg dos veces al día durante un máximo de 7 días (SOC-F) y seguimiento durante 28 días.

Resultado(s) principal(es) y medida(s): Farmacocinética del sodio sérico, los EA y la fosfomicina.

Resultados: 61 y 59 lactantes de 0 a 23 días de edad fueron asignados a SOC-F y SOC, respectivamente. No hubo evidencia del impacto de la fosfomicina sobre el sodio sérico o los efectos secundarios gastrointestinales. Observamos 35 AE entre 25 participantes SOC-F y 50 AE entre 34 participantes SOC durante 1560 y 1565 días de observación, respectivamente (2,2 frente a 3,2 eventos/100 días-bebé; diferencia en la tasa de incidencia −0,95 eventos/100 días-bebé ( IC del 95 % −2,1 a 0,20)). Murieron cuatro participantes del SOC-F y 3 del SOC. A partir de 238 muestras farmacocinéticas, el modelo sugiere que se requiere una dosis intravenosa de 150 mg/kg dos veces al día para lograr el objetivo farmacodinámico en la mayoría de los niños, que se reduce a 100 mg/kg dos veces al día en recién nacidos de <7 días o que pesan <1500 g .

Conclusión y relevancia: Fosfomicina ofrece potencial como un régimen asequible con un esquema de dosificación simple para la sepsis neonatal. Se necesita más investigación sobre su seguridad en cohortes más grandes de recién nacidos hospitalizados, incluidos los recién nacidos muy prematuros o los que están gravemente enfermos. La supresión de la resistencia solo se lograría para los organismos más sensibles, por lo que se recomienda el uso de fosfomicina en combinación con otro antimicrobiano.

Un logro digno de mención en la historia de la vacunación ha sido la introducción de vacunas contra el rotavirus en países de bajos y medianos ingresos con alta mortalidad infantil. Desde que la OMS promovió por primera vez el uso universal de vacunas contra el rotavirus en niños en 2009, 1 Las vacunas contra el rotavirus, a partir de enero de 2022, se han introducido en los programas nacionales de inmunización en el 79 % de los países del África subsahariana, el 60 % de los países de las Américas, el 67 % en la región del Mediterráneo oriental y el 46 % en el sureste de Asia, incluida la mayoría Los países del subcontinente indio (Bangladesh, Bután y Sri Lanka están planeando la introducción de vacunas contra el rotavirus). 2 A pesar de una eficacia más baja reconocida del 66 % contra la enfermedad por rotavirus confirmada por laboratorio en países con alta mortalidad infantil, en comparación con una eficacia del 86 % en países con baja mortalidad infantil, las vacunas contra el rotavirus se han adoptado en varios programas de vacunación en todo el mundo. 3 Actualmente, hay cuatro vacunas precalificadas contra la enfermedad por rotavirus. 1 Sin embargo, hasta ahora no existían comparaciones directas directas de dos vacunas más antiguas contra el rotavirus, Rotarix y RotaTeq, a pesar de ser monovalentes versus pentavalentes y tener diferentes programas de dosificación. 4

Recientemente, Kanungo y sus colegas demostraron que los calendarios de vacunación de Rotavac y Rotasiil, vacunas contra el rotavirus precalificadas por la OMS fabricadas en la India, administradas en un calendario de tres dosis y dosis mixtas, no eran inferiores a tres dosis de cualquiera de las vacunas, individualmente. 6 Rotavac, similar a Rotarix, es una vacuna monovalente, mientras que Rotasiil es pentavalente. 1 En conjunto, estos resultados sugieren que un régimen de tres dosis de las vacunas contra el rotavirus actualmente disponibles, incluso si se administran en un programa combinado, podría ser la mejor opción actualmente para la vacunación contra el rotavirus.

Rotasiil, disponible a un costo de US$1 en países elegibles para GAVI e India, 1 tuvo una eficacia del 67 % (95 % IC 50–78) en un estudio de fase 3 en Níger, 7 pero el 36% (12–49) en ensayos clínicos de fase 3 en India, 8 lo que sugiere que incluso entre países con alta mortalidad infantil, todas las respuestas a las vacunas no son iguales. Es necesario determinar cuánto se puede atribuir a los factores genéticos del huésped. Sin embargo, Velásquez-Portocarrero y colegas 4 mostró que la genética del huésped indudablemente tiene un papel, comparando las respuestas a la vacuna entre secretores y no secretores de antígenos de grupos histo-sanguíneos seleccionados. Estos secretores de antígenos del grupo histo-sanguíneo, que suelen ser más vulnerables al rotavirus, mostraron una mayor respuesta de seroconversión de IgA vacunal, independientemente de la vacuna que recibieron (276 [78 %] de 356 secretores frente a 115 [68 %] de 170 no secretores a las 22 semanas en el brazo de RotaTeq y 213 [56 %] de 382 secretores frente a 59 [38 %] de 156 no secretores a las 22 semanas en el brazo de Rotarix). 4 Además, se ha demostrado que las cuatro vacunas precalificadas solo protegen contra la diarrea grave y la hospitalización, pero no contra la diarrea leve a moderada. 13 y podría ofrecer una protección inadecuada contra los brotes de rotavirus. 9 Una advertencia adicional es que RotaTeq ya no es compatible con GAVI*, 1 haciendo que el acceso a esta vacuna sea un desafío financiero para los países de bajos ingresos donde podrían existir argumentos para su uso, incluida la falta de disponibilidad o el desabastecimiento de las otras vacunas precalificadas por la OMS. La evidencia reciente indica que el rotavirus, entre otros virus entéricos, puede replicarse en las glándulas salivales y transmitirse a través de la saliva, 10 lo que tiene implicaciones para las infecciones por rotavirus en bebés mayores, incluidos los de países de altos ingresos, en particular para los niños en entornos comunitarios como centros de atención o guarderías. Las nuevas vacunas contra el rotavirus en desarrollo, incluidas las vacunas inyectables inactivadas, podrían potencialmente estimular las respuestas inmunitarias en niños mayores y sortear el desafío asociado con la vacuna original contra el rotavirus de causar invaginación intestinal. 1

Estos hallazgos respaldan aún más el notable avance en la extensión de la cobertura del rotavirus a más países, con una mejor comprensión de la utilidad de las vacunas, individualmente y en conjunto, para prevenir muertes por diarrea por rotavirus. Sin embargo, a principios de 2022, 12 años después de la precalificación, más del 71 % de los niños (es decir, 59 millones) aún no tienen acceso a ninguna vacuna contra el rotavirus en todo el mundo. 2 incluidos algunos países donde la carga de morbilidad sigue siendo elevada.

*Creada en 2000, Gavi es una organización internacional, una Alianza mundial para las Vacunas , que reúne a los sectores público y privado con el objetivo común de salvar vidas y proteger la salud de las personas aumentando el uso equitativo y sostenible de las vacunas.

 

Bibliografía junio 2022

Top Ten

Estudio prospectivo de las pruebas rápidas de PCR para detectar patógenos en las heces de los niños con diarrea. En general, los resultados estuvieron disponibles dos días antes que el cultivo estándar. Esto permitió tomar decisiones más racionales sobre el uso de antibióticos en la cuarta parte de los casos.

ANTECEDENTES

En 2019 se registraron aproximadamente 2,2 millones de muertes entre niños y jóvenes en edad escolar, y las enfermedades infecciosas siguen siendo las principales causas de morbilidad y mortalidad, especialmente en los países de ingresos bajos y medios. Nuestro objetivo es sintetizar la evidencia sobre las intervenciones para enfermedades infecciosas de alta carga entre niños y adolescentes de 5 a 19 años.

MÉTODOS

Se realizó una búsqueda bibliográfica exhaustiva hasta el 31 de diciembre de 2020. Dos autores de la revisión, de forma independiente, examinaron la pertinencia de los estudios, extrajeron los datos y evaluaron el riesgo de sesgo.

RESULTADOS

Se incluyó un total de 31 estudios, con 81 596 participantes. Dieciséis estudios se centraron en la diarrea; seis en la tuberculosis; dos en el virus de la inmunodeficiencia humana; dos en el sarampión; un estudio en las infecciones respiratorias agudas, el paludismo y las infecciones del tracto urinario; y dos estudios se centraron en múltiples enfermedades. No encontramos ningún estudio sobre otras enfermedades infecciosas de alta carga en este grupo de edad. No se pudo realizar un metanálisis para la mayoría de los resultados debido a las variaciones en las intervenciones y los resultados. Los resultados sugieren que para la diarrea, el tratamiento del agua, la filtración del agua y la administración de suplementos de zinc tienen algún efecto protector. Para la tuberculosis, el asesoramiento entre pares, el contrato de contingencia y la formación de los trabajadores sanitarios condujeron a mejoras en la detección de la tuberculosis y la finalización del tratamiento. La continuación del tratamiento con cotrimoxazol redujo el riesgo de tuberculosis y las hospitalizaciones entre los niños infectados por el virus de la inmunodeficiencia humana y redujo las complicaciones del sarampión y los casos de neumonía entre los niños infectados por el sarampión. La administración de suplementos de zinc condujo a una recuperación más rápida en las infecciones del tracto urinario con un efecto positivo en la reducción de los síntomas.

CONCLUSIONES

Hay escasez de datos sobre la eficacia de las intervenciones para las enfermedades infecciosas de alta carga entre los niños y adolescentes en edad escolar.

Lo que se sabe sobre este tema:

Se registraron aproximadamente 2,2 millones de muertes entre niños y jóvenes de 5 a 24 años, y las enfermedades infecciosas siguen siendo las principales causas de morbilidad y mortalidad, especialmente en los países de ingresos bajos y medios.

Lo que añade este estudio:

Hay escasez de datos sobre la eficacia de las intervenciones para las enfermedades infecciosas de alta carga entre los niños y los adolescentes. Esta revisión resume las limitadas pruebas existentes para la diarrea, la tuberculosis, el virus de la inmunodeficiencia humana, el sarampión, las infecciones respiratorias agudas, el paludismo y las infecciones del tracto urinario en este grupo de edad.

Traducción realizada con la versión gratuita del traductor www.DeepL.com/Translator

ANTECEDENTES Y OBJETIVOS

La vacunación está reconocida como una intervención de salud pública factible y rentable para reducir la carga y la mortalidad asociada a muchas enfermedades infecciosas. El propósito de este estudio fue evaluar la eficacia de posibles intervenciones para mejorar la aceptación de las vacunas entre los niños y adolescentes.

MÉTODOS

Se realizó una búsqueda bibliográfica hasta diciembre de 2020. Los estudios elegibles se identificaron mediante el Registro Cochrane Central de Ensayos Controlados (Cochrane Central Register of Controlled Trials), MEDLINE, PubMed y otras fuentes. Se incluyeron estudios realizados en niños y adolescentes de 5 a 19 años. Se excluyeron los estudios compuestos por niños hospitalizados y con enfermedades comórbidas. Dos autores realizaron el metanálisis de forma independiente.

RESULTADOS

Los resultados de 120 estudios (123 artículos), de los cuales 95 fueron meta-analizados, revelan que la educación en vacunación puede aumentar la cobertura global de vacunación en un 19% (cociente de riesgos [RR], 1,19; intervalo de confianza [IC] del 95%, 1,12-1,26), los recordatorios en un 15% (RR, 1. 15; IC del 95%, 1,11-1,18), las intervenciones para los proveedores en un 13% (RR, 1,13; IC del 95%, 1,07-1,19), los incentivos económicos en un 67% (RR, 1,67; IC del 95%, 1,40-1,99) y las intervenciones multinivel en un 25% (RR, 1,25; IC del 95%, 1,10-1,41). El impacto de las clínicas escolares y de la política y la legislación sobre la cobertura global de vacunación es todavía incierto, y no se encontró ningún impacto de una intervención multicomponente sobre la cobertura global de vacunación.

CONCLUSIONES

Las intervenciones educativas, los recordatorios, las intervenciones dirigidas al proveedor, los incentivos financieros y las intervenciones multinivel pueden mejorar la cobertura de vacunación entre los niños y adolescentes en edad escolar.

Lo que se sabe sobre este tema:

La cobertura de vacunación se ha estancado en la última década. En 2020, 20 millones de niños en todo el mundo estaban desprotegidos, y 10 países representaban el 62% de los niños no vacunados. Las intervenciones existentes pueden mejorar la cobertura de vacunación en niños y adolescentes en edad escolar.

Lo que añade este estudio:

Existen diversas intervenciones para mejorar la cobertura de vacunación entre los niños y adolescentes en edad escolar. Sin embargo, se necesitan más estudios que evalúen la eficacia de las intervenciones en los países de ingresos bajos y medios.

Traducción realizada con la versión gratuita del traductor www.DeepL.com/Translator

Introducción La enfermedad neumocócica invasiva (ENI) es la infección bacteriana más relevante en niños pequeños y la introducción de las vacunas antineumocócicas conjugadas (VNC) ha cambiado su presentación clínica. En este estudio se analizaron los cambios en la incidencia, características clínicas y distribución de serotipos en los casos de ENI antes y después de la disponibilidad de la VNC13.

Métodos Se incluyeron prospectivamente pacientes con ENI menores de 60 meses ingresados en 2 hospitales pediátricos terciarios desde enero de 2007 a diciembre de 2009 (período pre-VNC13) y de enero de 2012 a junio de 2016 (período VNC13).

Resultados Se identificaron 493 casos, 319 en el período pre-VNC13 y 174 en el período VNC13. La incidencia de ENI disminuyó de 89,7 a 34,4 casos por 100.000 habitantes (−62%, p<0,001). Esta disminución de la incidencia se dio por igual en todas las presentaciones clínicas de la enfermedad excepto en la neumonía necrotizante (aumentó de 0,8 a 3,7 casos por 100.000 habitantes). Todos los serotipos incluidos en la VNC13 pero no incluidos en la VNC7 disminuyeron significativamente. No se encontraron diferencias significativas en la estancia hospitalaria, muerte y/o secuelas entre ambos períodos, aunque durante el período VNC13, los pacientes requirieron más días en la unidad de cuidados intensivos pediátricos y de ventilación mecánica (p=0,00). La incidencia del serotipo 3 disminuyó de 10,4 a 6,9 casos por 100.000 habitantes, aunque fue el serotipo más frecuente en los pacientes con un cuadro clínico grave.

Conclusiones Luego de la introducción de la VNC13 se ha producido una disminución significativa de los casos de ENI. El serotipo 3 sigue siendo una causa importante de casos graves de ENI.

Las enfermedades tropicales desatendidas (ETD) son un grupo de enfermedades transmisibles que afectan a las poblaciones más pobres del mundo.

OBJETIVO Evaluar la eficacia de las intervenciones, incluyendo la administración masiva de medicamentos (MDA), el agua, el saneamiento y la higiene (WASH), el control de vectores, la educación sanitaria y la administración de suplementos de micronutrientes, para las ETD entre niños y adolescentes.

MÉTODOS Se realizó una búsqueda bibliográfica en el Registro Cochrane de Ensayos Controlados (Cochrane Controlled Trials Register), Medline y otras bases de datos hasta diciembre de 2020. Se incluyeron ensayos controlados aleatorios y estudios cuasi-experimentales realizados en niños y adolescentes. Dos autores, de forma independiente, revisaron la pertinencia de los estudios. Dos autores extrajeron los datos de forma independiente, evaluaron el riesgo de sesgo, realizaron el metaanálisis y calificaron la calidad de la evidencia mediante la Gradación de Recomendaciones, Valoración, Desarrollo y Evaluación.

RESULTADOS Se incluyeron 155 estudios (231 artículos) con 262 299 participantes. Para la helmintiasis transmitida por el suelo, la MDA puede reducir la prevalencia de Ascaris, Trichuris y anquilostoma en un 58%, 36% y 57%, respectivamente. No se sabe con certeza el efecto de la educación sanitaria, el WASH y la administración de suplementos de hierro sobre la prevalencia de la helmintiasis transmitida por el suelo. En el caso de la esquistosomiasis, la educación sanitaria probablemente reduce la intensidad y la prevalencia de S. mansoni, mientras que la administración de suplementos de micronutrientes puede reducir la prevalencia de la anemia y la intensidad de la infección por S. hematobium en comparación con la ausencia de suplementos. No estamos seguros del efecto de la MDA y el control del vector en los resultados de la esquistosomiasis. En el caso del tracoma, la educación sanitaria probablemente reduce la prevalencia del tracoma activo, mientras que no estamos seguros del efecto de la MDA, el WASH y el control de vectores en los resultados del tracoma. Hay pocos datos sobre la eficacia de las intervenciones para las ETD dirigidas a niños y adolescentes.

CONCLUSIÓN Se necesitan estudios futuros para evaluar la eficacia relativa y la rentabilidad de diversas intervenciones dirigidas específicamente a niños y adolescentes.

Lo que se sabe sobre este tema:

Las enfermedades tropicales desatendidas afectan a millones de niños en todo el mundo, y la Organización Mundial de la Salud recomienda intervenciones como la administración masiva de medicamentos, el suministro de agua potable, el saneamiento y la higiene, el control de vectores y la provisión de una nutrición adecuada.

Lo que añade este estudio:

Analizamos sistemáticamente la eficacia de las intervenciones, como la administración masiva de fármacos, el agua, el saneamiento y la higiene, el control de vectores, la educación sanitaria y la administración de suplementos de micronutrientes, para las enfermedades tropicales desatendidas, específicamente en niños y adolescentes de 0 a 18 años.

Traducción realizada con la versión gratuita del traductor www.DeepL.com/Translator

La sarna o escabiosis es una parasitosis contagiosa de la piel, que cursa frecuentemente con intenso prurito generalizado (principalmente nocturno). Afecta a personas de todas las edades y niveles socioeconómicos. En países desarrollados se suelen detectar brotes en instituciones como hospitales, residencias, centros penitenciarios, albergues de personas sin hogar, centros escolares, etc. Es una de las parasitosis de mayor relevancia clínica en nuestro medio. En Euskadi se ha observado un incremento de casos y brotes en los últimos años. A pesar de que no es una enfermedad de declaración obligatoria, los brotes deben notificarse a la Unidad de Vigilancia Epidemiológica del territorio correspondiente. Según los datos del Departamento de Salud del Gobierno Vasco, el número de personas afectadas en los últimos años ha ido incrementándose (630 en 2018, 1078 en 2019 y 1544 en 2020)3 . Esta tendencia al alza se ha producido también en otras Comunidades Autónomas4 y también se ha observado un incremento de casos relacionados con el confinamiento debido a la pandemia SARS-CoV-25,6. Junto al incremento de casos, en los últimos años se ha descrito un aumento de resistencias a los tratamientos escabicidas1,4,7,8. Teniendo en cuenta, además, que la disponibilidad de los tratamientos varía en función de los países1,9 y que los tratamientos tópicos pueden ser difíciles de realizar en determinadas circunstancias, el manejo óptimo de la sarna es un reto que requiere un enfoque bio-psico-social. El objetivo de este boletín es revisar el manejo de la sarna, incluyendo aspectos como el tratamiento en la población adulta y pediátrica, en embarazadas y en la lactancia.

La sarna es una infestación de la piel muy contagiosa que suele propagarse rápidamente por los hogares antes de que se detecte. La erupción pruriginosa característica, causada por una reacción de hipersensibilidad retardada, puede no desarrollarse hasta semanas después de la infestación inicial. Considere la posibilidad de sarna en cualquier situación en la que varios miembros de la familia miembros del hogar informan de prurito. El tratamiento rápido previene la transmisión en curso y reduce la morbilidad y desarrollo de complicaciones secundarias, como celulitis o fiebre reumática aguda.

En las fichas técnicas de las vacunas del rotavirus (Rotarix y RotaTeq), en el apartado 4.2 de "Posología y forma de administración", se usan expresiones poco precisas en lo que se refiere a las edades de administración (edad mínima, edad recomendada, edad máxima), que, junto con un uso de las preposiciones "desde" y "hasta" aplicadas a un periodo de tiempo y no a un punto concreto del mismo, resulta confuso, pues pueden admitir diferentes interpretaciones. La consecuencia de todo ello es con gran frecuencia se nos plantean dudas respecto a estas cuestiones a través de las secciones de preguntas de profesionales y familias en esta web. 

Tras revisar las fichas técnicas, se han elaborado la tabla y el esquema adjuntos con el objetivo de aclarar la cuestión, evitar confusiones y reducir la variabilidad de las interpretaciones.

El dengue es la enfermedad causada por uno de los tres virus del dengue (DENV-1-4), distintos pero estrechamente relacionados, que son transmitidos por los mosquitos vectores Aedes spp. Es la enfermedad arboviral más común en todo el mundo, con la mayor carga en las regiones tropicales y subtropicales. A falta de medidas eficaces de prevención y control, se prevé que el dengue aumente tanto su carga de morbilidad como su ámbito geográfico. Dada su creciente importancia como etiología de la fiebre en el viajero que regresa o la posibilidad de transmisión local en regiones de los Estados Unidos con vectores competentes, así como el riesgo de grandes brotes en los territorios estadounidenses endémicos y los estados asociados, los clínicos deben entender su presentación clínica y estar familiarizados con las pruebas adecuadas, el triaje y el manejo de los pacientes con dengue. Los esfuerzos de control y prevención alcanzaron un hito en junio de 2021 cuando el Comité Asesor sobre Prácticas de Inmunización (ACIP) recomendó Dengvaxia para el uso rutinario en niños de 9 a 16 años que viven en áreas endémicas con confirmación de laboratorio de infección previa por el virus del dengue. Dengvaxia es la primera vacuna contra el dengue que se recomienda para su uso en los Estados Unidos y una de las primeras que requiere pruebas de laboratorio de los posibles receptores para ser elegibles para la vacunación. En esta revisión, describimos la patogénesis del dengue, la epidemiología y las características clínicas clave para los médicos de primera línea que evalúan a los pacientes que presentan el dengue. También ofrecemos un resumen de la eficacia, la seguridad y las consideraciones de uso de Dengvaxia, así como una visión general de otras posibles herramientas nuevas para controlar y prevenir la creciente amenaza del dengue.

ANTECEDENTES. La infección por el coronavirus del síndrome respiratorio agudo severo 2 (SARS-CoV-2) proporciona una inmunidad natural contra la reinfección. Estudios recientes han demostrado la disminución de la inmunidad proporcionada por la vacuna BNT162b2. Se desconoce el curso temporal de la inmunidad natural e híbrida.

MÉTODOS. Utilizando la base de datos del Ministerio de Sanidad israelí, se extrajeron los datos correspondientes a agosto y septiembre de 2021, cuando la variante B.1.617.2 (delta) era predominante, de todas las personas que habían sido infectadas previamente con el SARS-CoV-2 o que habían recibido la vacuna contra el coronavirus 2019. Se utilizó una regresión de Poisson con ajuste por factores de confusión para comparar las tasas de infección en función del tiempo transcurrido desde el último evento que confiere inmunidad.

RESULTADOS. El número de casos de infección por SARS-CoV-2 por cada 100.000 personas-día de riesgo (tasa ajustada) aumentó con el tiempo transcurrido desde la vacunación con BNT162b2 o desde la infección previa. Entre las personas no vacunadas que se habían recuperado de la infección, esta tasa aumentó de 10,5 entre los que se habían infectado entre 4 y menos de 6 meses antes a 30,2 entre los que se habían infectado 1 año o más antes. Entre las personas que habían recibido una única dosis de vacuna después de la infección previa, la tasa ajustada fue baja (3,7) entre los que se habían vacunado menos de 2 meses antes, pero aumentó a 11,6 entre los que se habían vacunado al menos 6 meses antes. Entre las personas no infectadas previamente que habían recibido dos dosis de la vacuna, la tasa ajustada aumentó de 21,1 entre los que se habían vacunado menos de 2 meses antes a 88,9 entre los que se habían vacunado al menos 6 meses antes.

CONCLUSIONES. Entre las personas que habían sido infectadas previamente por el SRAS-CoV-2 (independientemente de si habían recibido alguna dosis de vacuna o de si habían recibido una dosis antes o después de la infección), la protección contra la reinfección disminuyó a medida que aumentaba el tiempo transcurrido desde el último evento que confiere inmunidad; sin embargo, esta protección fue mayor que la conferida después de que hubiera transcurrido el mismo tiempo desde la recepción de una segunda dosis de vacuna entre las personas no infectadas previamente. Una única dosis de vacuna después de la infección reforzó la protección contra la reinfección.

Casos clínicos

La sífilis congénita representa un importante reto para la salud pública en los Estados Unidos, y su prevalencia ha aumentado en los últimos 10 años debido a muchos factores. El diagnóstico puede ser difícil dadas sus diversas e inespecíficas manifestaciones clínicas en los recién nacidos, y la posibilidad de obtener resultados falsos negativos durante la atención prenatal. El fenómeno de la prozona, causado por un exceso de anticuerpos, que interfiere con las pruebas de cribado habituales, es una causa de falsos negativos. Esto podría retrasar el diagnóstico y aumentar la morbilidad y la mortalidad en el recién nacido. Presentamos un caso de sífilis congénita en un lactante de 3 meses cuya madre tuvo cuidados prenatales y pruebas de sífilis negativas, lo que contribuyó al diagnóstico tardío. Ante hallazgos clínicos sugestivos de sífilis congénita y pruebas de sífilis maternas negativas, los profesionales sanitarios deben considerar la posibilidad de un falso negativo materno causado por el fenómeno de la prozona.

Hemos leído con gran interés el artículo de Böncüoğlu et al1 que presenta un caso de COVID-19 con sepsis bacteriana causada por Enterobacter cloacae en un lactante de 34 días. Estamos de acuerdo con su conclusión de que los clínicos deben ser conscientes del desarrollo de la sepsis bacteriana durante la infección por el coronavirus del síndrome respiratorio agudo severo 2 (SARS-CoV-2) en los lactantes. Sin embargo, los pediatras también deben ser conscientes de las infecciones del tracto urinario (ITU). Aquí presentamos el caso de una lactante de 20 días con COVID-19 e ITU.


 

Durante el último año se evaluaron en nuestro servicio tres pacientes con verrugas en pene. Las figuras 1 y 2 corresponden a pacientes derivados por lesión exofítica en glande, de escasos milímetros, halladas incidentalmente al retirar el prepucio durante evaluación pediátrica de rutina. La figura 3 pertenece a un niño de tres años con lesión verrucosa de 1 cm en el meato uretral, detectada por la madre mientras lo higienizaba.

Varón de 10 años que acude por fiebre y tos de una semana de evolución, sin hallazgos en la exploración física se realiza PCR de COVID-19, que es negativa, y se envía a domicilio. A los 12 días reconsulta y en la exploración presenta hipoventilación en hemitórax derecho. En la analítica sanguínea destaca una PCR 123 mg/L; LDH 327 U/L; coagulación con: TP 58% y dímero D 5.825 ng/mL. Test rápido (ICT) con resultado positivo y PCR negativa. En la radiografía de tórax (fig. 1), se observa opacidad extensa en el hemitórax derecho con derrame pleural ocupando aproximadamente el 50% del mismo. En la ecografía torácica se comprueba derrame pleural de 7,5 cm de grosor en base pulmonar (fig. 2). Ante sospecha de COVID-19 grave, se inicia antibioterapia i.v., dosis de vitamina K y heparinas de bajo peso molecular (HBPM). A las 48 h presenta necesidad de oxígeno y empeoramiento del derrame. Se coloca drenaje pleural. El análisis bioquímico del líquido pleural presentaba leucocitos 588/uL con 93% de linfocitosis, ADA 200, proteínas 5,7 g/dL, LDH 718. Se establece diagnóstico de presunción de tuberculosis. Se realizan pruebas Mantoux (25 mm a las 72 h) (fig. 3) y QuantiFERON, que son positivas. Recibe tratamiento antituberculoso con isoniazida, rifampicina, pirazinamida y etambutol durante dos meses, seguido de cuatro meses con isoniazida y rifampicina. La evolución del paciente es favorable, se solicita test serológico ELISA, encontrándose IgG e IgM negativas.

Se han descrito en gran medida afecciones no respiratorias relacionadas con las infecciones por el coronavirus del síndrome respiratorio agudo severo 2 (SARS-CoV-2). Se ha informado de intususcepción ileocólica asociada a la infección por SARS-CoV-2 en 10 niños, lo que plantea la posibilidad de que el virus desempeñe un papel etiopatológico, pero en ninguno de estos casos se documentó una patología tisular que apoyara la inflamación intestinal por SARS-CoV-2. Presentamos dos casos de invaginación intestinal en pacientes con infección por SARS-CoV-2 que fueron tratados en diferentes centros pediátricos de Europa y aportamos pruebas de la presencia del virus en los tejidos mesentéricos e intestinales de los pacientes.

A medida que las infecciones por el coronavirus del síndrome respiratorio agudo severo 2 (SARS-CoV-2) siguen extendiéndose por todo el mundo, los investigadores han informado de muchas manifestaciones no respiratorias de la infección. En la población pediátrica, se desarrolla un síndrome inflamatorio multisistémico en un pequeño porcentaje de niños semanas después de la infección aguda.1 Además, los niños infectados por el SARS-CoV-2 pueden presentar también síntomas gastrointestinales.2

Se ha documentado una asociación entre el adenovirus y la intususcepción.3 Se ha planteado la hipótesis de que la hiperplasia del tejido linfoide asociado al intestino, secundaria a la infección, puede actuar como punto de partida para la intususcepción.4

En la actualidad, se ha notificado una intususcepción ileocólica asociada a la infección por SARS-CoV-2 en 10 niños, lo que plantea la posibilidad de que el virus desempeñe un papel etiopatológico5,6 , pero en ninguno de estos casos se ha documentado una afectación tisular directa.

Presentamos dos casos de invaginación intestinal en pacientes con SARS-CoV-2 tratados en diferentes centros pediátricos de Europa.

Pacientes

Una niña de 1 mes infectada por el SARS-CoV-2 se presentó en el servicio de urgencias tras una historia de 5 días de estreñimiento y varios episodios de emesis lechosa postprandial durante las 24 horas anteriores. En el momento del ingreso, la paciente estaba moderadamente aletargada y deshidratada y desarrolló una hemorragia rectal tras un tacto rectal. Una ecografía abdominal reveló una invaginación ileocecal que se extendía hasta el colon sigmoide en la fosa ilíaca izquierda. Antes de cualquier intervención, una prueba antigénica rápida rino-faríngea para el SARS-CoV-2 dio resultados positivos. Debido a un deterioro del estado clínico que no permitía un intento de reducción hidrostática guiada por fluoroscopia, el bebé fue trasladado al quirófano para un acceso vascular urgente y una laparotomía. La laparotomía confirmó una intususcepción ileocecal que se redujo manualmente. Se observó un gran ganglio linfático de 1,5 cm de diámetro en el mesenterio, cerca de la válvula ileocecal. El ganglio linfático fue extirpado para su evaluación histológica (Fig. 2).


 

Para profundizar

 

Objetivos. Se describe clínica y epidemiológicamente un brote de infección gastrointestinal por Salmonella enterica ser. (serotipo) Enteritidis, en una escuela infantil urbana, que conllevó elevada morbilidad e importante alarma social. La comunicación inmediata, así como el estudio adecuado del brote, en ambas vertientes, permitieron identificar el patógeno y establecer medidas de control en un plazo razonable de tiempo. Se discuten aspectos controvertidos como la indicación de antibioterapia o el momento de cierre del centro.
Material y métodos. Se recogió retrospectivamente información clínica, analítica y epidemiológica, y se revisó la metodología y resultados del estudio del brote.
Resultados. 57 niños (3-45 meses) de 92 asistentes al centro, fueron afectados y tuvieron confirmación microbiológica. Diarrea y fiebre fueron los principales síntomas. 74% acudieron al hospital, y 37% ingresaron, (estancia media 3,3 días). Fueron factores asociados al ingreso: deshidratación, elevación significativa de reactantes de fase aguda y coagulopatía. 12 recibieron cefotaxima parenteral. Se registraron 2 complicaciones: 1 bacteriemia y 1 reingreso. La sospecha inicial del origen del brote fueron los alimentos, pero el análisis de las muestras testigo fue negativo. 5 trabajadores fueron positivos (2 sintomáticos). Vigilancia Epidemiológica concluyó que el origen probable del brote fue un portador asintomático y la manipulación incorrecta de pañales. El centro permaneció cerrado 8 días. Se realizaron medidas de limpieza y desinfección, instrucción sobre cambio de pañales y seguimiento de portadores.
Conclusiones. La agrupación en tiempo y espacio de casos debe ser notificada inmediatamente para el control precoz del brote. Los niños pueden presentar formas graves de gastroenteritis por Salmonella.

El transporte nasofaríngeo de bacterias patógenas es mayor en entornos de bajo nivel socioeconómico (NSE). Actualmente se desconoce cómo afecta el NSE a las respuestas inmunitarias locales, importantes para controlar la colonización.

Objetivo: Examinar la colonización bacteriana y la respuesta de citoquinas en la mucosa nasal de niños de NSE alto y bajo.

Métodos: Se recogieron muestras de nasosorción en octubre de 2019 de 48 escolares de NSE alto y 50 de NSE bajo, en un estudio transversal en Makassar, Indonesia. Se midieron 25 citoquinas en el líquido nasal. Se realizó la reacción en cadena de la polimerasa cuantitativa para determinar el transporte y la densidad de Haemophilus influenzae , Streptococcus pneumoniae , Moraxella catarrhalis y Staphylococcus aureus. Los datos se analizaron mediante regresión multivariante.

Resultados: Las densidades de H. influenzae y S. pneumoniae aumentaron en los entornos de NSE bajo en comparación con los de NSE alto ( P = 0,006, P = 0,026), con densidades medias 6 y 67 veces mayores, respectivamente. Las densidades de H. influenzae y S. pneumoniae se asociaron positivamente con los niveles de IL-1beta e IL-6. Una vez corregida la densidad bacteriana, los niveles de IL-6 fueron más elevados en los niños colonizados de NSE alto que en los de NSE bajo para H. influenzae y S. pneumoniae (ambos P = 0,039).

Conclusión: Se observaron mayores densidades de H. influenzae y S. pneumoniae en los niños de NSE bajo, mientras que los niveles de IL-6 asociados a la colonización se redujeron en estos niños, lo que indica que las respuestas inmunitarias a la colonización bacteriana se vieron alteradas por el NSE.

Las infecciones que no se pueden tratar siguen desarrollándose. La rápida propagación de organismos multirresistentes significa que es posible que en un futuro próximo no podamos tratar las infecciones o enfermedades cotidianas con antibióticos. Muchos de los antimicrobianos existentes son cada vez menos eficaces, ya que las bacterias, los virus, los protozoos y los hongos se adaptan y se hacen resistentes a los medicamentos. El uso inadecuado de estos valiosos medicamentos también ha agravado el problema.

Sin antibióticos eficaces, incluso la cirugía menor y las operaciones rutinarias podrían convertirse en procedimientos de alto riesgo si no se pueden tratar las infecciones graves.

A medida que el síndrome respiratorio agudo severo coronavirus 2 (SARS-CoV-2) ha ido evolucionando, también lo han hecho sus efectos en la población pediátrica.1 Aunque las primeras variantes solían provocar infecciones de las vías respiratorias inferiores, la variante ο, recientemente identificada, puede mostrar una predilección por las vías respiratorias superiores.2 Se cree que el tracto respiratorio superior relativamente más pequeño de los niños en comparación con el de los adultos los predispone a presentaciones clínicas más graves parecidas a la laringotraqueobronquitis o crup. El crup, causado por la inflamación de las vías respiratorias subglóticas inducida por un virus, se caracteriza clásicamente por la aparición repentina de una "tos perruna", estridor inspiratorio y dificultad respiratoria. Los coronavirus endémicos se han relacionado con el crup; sin embargo, sólo unos pocos informes de casos han descrito el crup específicamente asociado al SARS-CoV-2, y sigue sin estar claro si los casos de crup constituyen una relación causal o el resultado de una coinfección con otro virus.3-6 Para abordar esta laguna de conocimiento, realizamos un análisis retrospectivo de la incidencia y las características clínicas del crup asociado a la infección por SARS-CoV-2 en un gran hospital infantil independiente.

Métodos. Las características clínicas y demográficas y los datos de las pruebas virales se obtuvieron de los datos de los registros médicos de un hospital infantil independiente en Boston, Massachusetts, entre el 1 de marzo de 2020 y el 15 de enero de 2022. Los criterios de inclusión fueron un diagnóstico de coronavirus 2019 (COVID-19) por reacción en cadena de la polimerasa en tiempo real con un código de Clasificación Internacional de Enfermedades, Décima Revisión, registrado para laringotraqueitis (J05.0, RO5, RO5.8, J38.7) durante el mismo encuentro hospitalario. Se limitó el análisis a los pacientes tratados en el servicio de urgencias y dados de alta ("servicio de urgencias") y a los que requirieron hospitalización ("hospitalizados"). Los datos extraídos se corroboraron con la revisión manual de las historias clínicas.

Se utilizaron estadísticas descriptivas para resumir las características de los pacientes y los resultados. Definimos el período ο como el que comenzó el 4 de diciembre de 2021, correspondiente al primer caso documentado de la variante ο en Massachusetts. La mediana de casos semanales durante los períodos omicrón y preomicrón se comparó mediante la prueba de rango de Wilcoxon. Este estudio recibió la aprobación de la junta de revisión institucional.

Resultados. Entre el 1 de marzo de 2020 y el 15 de enero de 2022, un total de 75 niños fueron diagnosticados con crup asociado a COVID-19, el 81% de los cuales se presentaron durante el período omicrón (Fig. 1). Hubo una diferencia significativa en la mediana de casos semanales entre los periodos preomicrón (0 [rango intercuartil (IQR) 0-0]) y omicrón (11 [IQR 2-17]) (P < .001). La mayoría de los pacientes eran varones (72%) y habían sido dados de alta del servicio de urgencias (88%) (Tabla 1). Todos los niños sometidos a pruebas de otras infecciones víricas fueron negativos, excepto uno con rinovirus. Se administró dexametasona al 97% de los pacientes. Mientras que el 100% de los pacientes hospitalizados recibieron epinefrina racémica, ésta sólo se administró al 25% de los pacientes atendidos en urgencias. Entre los pacientes hospitalizados, la mediana de la estancia fue de 1,7 días (IQR 1,3-2,3 días), y la mediana del número de dosis de dexametasona y epinefrina racémica fue de 6 (IQR 4-9) y 8 (IQR 2-10), respectivamente. Cuatro pacientes requirieron cuidados intensivos, y uno de ellos pasó a recibir una mezcla de helio-oxígeno y presión positiva continua en las vías respiratorias. Ningún paciente requirió ventilación invasiva ni falleció.

En Estados Unidos se han producido más de 6 millones de infecciones pediátricas por el coronavirus del síndrome respiratorio agudo severo 2 (SARS-CoV-2), pero los factores de riesgo de infección siguen estando mal definidos. Se buscó evaluar la asociación entre el asma y el riesgo de infección por SARS-CoV-2 entre los niños.

MÉTODOS. Realizamos un estudio de cohorte retrospectivo de niños de 5 a 17 años de edad que recibían atención a través del Sistema de Salud de la Universidad de Duke y que tenían una dirección residencial en el condado de Durham, Carolina del Norte. Se clasificó a los niños como asmáticos utilizando definiciones previamente validadas basadas en la historia clínica electrónica. Las infecciones por SARS-CoV-2 se identificaron en base a pruebas positivas de reacción en cadena de la polimerasa de muestras respiratorias recogidas entre el 1 de marzo de 2020 y el 30 de septiembre de 2021. Se emparejaron los niños con asma 1:1 con los niños sin asma, utilizando puntuaciones de propensión y se utilizó la regresión de Poisson para evaluar la asociación entre el asma y el riesgo de infección por SARS-CoV-2.

RESULTADOS. De 46 900 niños, 6324 (13,5%) cumplían los criterios de asma. Los niños con asma tenían más probabilidades de someterse a la prueba de la infección por SARS-CoV-2 que los niños sin asma (33,0% frente a 20,9%, p < 0,0001). En una cohorte emparejada por puntuación de propensión de 12 648 niños, 706 (5,6%) niños dieron positivo en las pruebas de infección por SARS-CoV-2, incluyendo 350 (2,8%) niños con asma y 356 (2,8%) niños sin asma (cociente de riesgos: 0,98, intervalo de confianza del 95%: 0,85-1,13. No hubo evidencia de modificación del efecto de esta asociación por la prescripción de corticosteroides inhalados, los antecedentes de exacerbación grave o las enfermedades atópicas comórbidas. Sólo 1 niño con asma requirió hospitalización por infección de SARS-CoV-2.

CONCLUSIONES. Después de controlar los factores asociados a la prueba del SARS-CoV-2, encontramos que los niños con asma tienen un riesgo de infección por SARS-CoV-2 similar al de los niños sin asma.

Lo que se sabe sobre este tema:

Los factores de riesgo de infección por SARS-CoV-2 entre los niños siguen estando mal definidos. Las directrices actuales recomiendan que las personas con asma tomen precauciones adicionales para prevenir la infección por el SRAS-CoV-2, pero la relación entre el asma y el riesgo de infección por el SRAS-CoV-2 y su gravedad en los niños no está clara.

Lo que añade este estudio:

Los niños con asma no presentaban un mayor riesgo de infección por SARS-CoV-2 en comparación con los niños sin asma y, en general, presentaban enfermedades leves asociadas al SARS-CoV-2.


 

 

En este estudio de casos y controles, Thomas et al identifican una asociación significativa entre la traqueomalacia y las bronquiectasias (Odds Ratio ajustada 13) que debería orientar la investigación de los niños con traqueomalacia y tos crónica.

Resumen Objetivo Los niños con traqueomalacia pueden desarrollar una infección crónica de las vías respiratorias inferiores y una inflamación neutrofílica. Es plausible que los niños con traqueomalacia tengan un mayor riesgo de desarrollar bronquiectasias. La hipótesis es que, en comparación con los controles, la traqueomalacia en los niños está asociada a las bronquiectasias.

Diseño Estudio monocéntrico de casos y controles.

Entorno y pacientes: Se seleccionaron aleatoriamente 45 niños de Queensland con bronquiectasias confirmadas por TAC de alta resolución del tórax (c-HRCT) e inscritos en el Registro Australiano de Bronquiectasias, y 90 niños no emparejados sin síntomas respiratorios crónicos ni evidencia radiográfica de bronquiectasias (controles de la enfermedad). A los casos y a los controles se les realizó una broncoscopia flexible por razones clínicas en las 4 semanas siguientes a su c-HRCT.

Intervenciones: Los vídeos de la broncoscopia se revisaron de forma ciega para: (a) cualquier traqueomalacia (cualquier deformación de la forma de la tráquea al final de la espiración) y (b) traqueomalacia definida por la declaración de la Sociedad Respiratoria Europea (ERS) (>50% de reducción espiratoria en el área luminal transversal).

Principales medidas de resultado y resultados: Los casos eran más jóvenes (mediana de edad = 2,6 años, IQR 1,5-4,1) que los controles (7,8 años, IQR 3,4-12,8), pero estaban bien equilibrados en cuanto al sexo (56% y 52% hombres, respectivamente). Mediante un análisis multivariable (ajustado por la edad), la presencia de cualquier traqueomalacia se asoció significativamente con las bronquiectasias (OR (ORadj)=13,2, IC del 95%: 3,2 a 55), mientras que la traqueomalacia definida por la ERS aumentó aún más este riesgo (ORadj=24,4, IC del 95%: 3,4 a infinito).

Conclusión: La traqueomalacia definida por la broncoscopia está asociada a las bronquiectasias infantiles. Aunque no se puede inferir la causalidad, los niños con traqueomalacia deben ser vigilados para detectar la tos húmeda crónica (>4 semanas), el síntoma más común de las bronquiectasias, que si está presente debe ser tratada y luego investigada si la tos persiste o es recurrente.


 

Los estudios de seroprevalencia frente a SARS-CoV-2 en los trabajadores sanitarios (TS) permiten identificar áreas de riesgo inesperado en los hospitales.

Métodos. Estudio transversal (14-27/04/2020). Se determinó IgG frente a SARS-CoV-2 mediante ELISA en todos los TS, incluidos los externos, de un hospital universitario de Madrid. Se clasificaron por categoría profesional, área de trabajo y riesgo de exposición al SARS-CoV-2.

Resultados. Entre 2.919 TS, se evaluaron 2.590 (88,7%); edad media 43,8años (DE11,1) y 73,9% mujeres. Globalmente, 818 (31,6%) trabajadores tuvieron IgG positiva, sin diferencias por edad, sexo o enfermedades previas. De estos, el 48,5% no comunicaron síntomas previos. La seropositividad fue más frecuente en las áreas de alto (33,1%) y medio (33,8%) que en las de bajo riesgo (25,8%, p=0,007), pero similar en las áreas de hospitalización que atendían a pacientes con y sin COVID-19 (35,5 vs 38,3%, p>0,05). El 90,8% de los TS con PCR previa positiva frente a SARS-CoV-2 tuvieron IgG positiva. Por análisis multivariante, la seropositividad se asoció con ser médico (OR2,37, IC95%: 1,61-3,49), enfermero (OR1,67, IC95%: 1,14-2,46), auxiliar de enfermería (OR1,84, IC95%: 1,24-2,73), trabajar en áreas de hospitalización COVID-19 (OR1,71, IC95%: 1,22-2,40) y no COVID-19 (OR1,88, IC95%: 1,30-2,73) y en Urgencias (OR1,51, IC95%: 1,01-2,27).

Conclusiones. El estudio de seroprevalencia desveló una alta tasa de infección que pasó desapercibida entre los trabajadores sanitarios. Los pacientes sin sospecha clínica de COVID-19 y los trabajadores sanitarios asintomáticos pueden ser una fuente importante de transmisión nosocomial del SARS-CoV-2.

A 30 de abril de 2020, se habían notificado 203.715 infecciones SARS-CoV-2 en España, 54.486 en Madrid, y el 21,4% eran trabajadores de la salud. El objetivo del estudio es determinar la prevalencia serológica de infección SARS-CoV-2 en trabajadores de un hospital monográfico pediátrico.

Método. Del 13 al 30 de abril, 1.523 trabajadores fueron convocados a realizar un test serológico (All Test®) frente a SARS-CoV-2 y respondieron un cuestionario con información demográfica, clínico-epidemiológica y de exposición a COVID-19.

Resultados. Mil doscientos noventa y dos (84,8%) fueron estudiados. La prevalencia serológica (IgM y/o IgG+) a SARS-CoV-2 fue del 17,2% (222/1.292) y del 15,5% (201/1.292) considerando IgG positiva. La edad media fue 44±13 años, el 73% eran mujeres. El 33,8% (75/222) fueron asintomáticos. Tenían rRT-PCR positiva previa 81. El 14% (32/222) contacto familiar.

Conclusión. La prevalencia serológica SARS-CoV-2 en los trabajadores de un hospital pediátrico fue mayor que en la población general. Muchos pasaron una infección inadvertida.

El objetivo del estudio fue evaluar la incidencia de la hospitalización por infección respiratoria aguda (IRA) grave por virus respiratorio sincitial (VRS) en niños con inmunodeficiencia primaria (IDP) y la gravedad de la IRA causada por VRS (IRA-VRS) en estos pacientes.

Métodos. Estudio transversal ambispectivo multicéntrico a nivel nacional realizado en el período 2011-2017. El estudio se llevó a cabo en 15 hospitales españoles e incluyó a niños que requirieron hospitalización por IRA-VRS.

Resultados. De los 439 pacientes con IDP seguidos en los centros participantes, 13 (3%) fueron ingresados por IRA-VRS. La mediana de edad de los pacientes fue de 1,6años (rango intercuartílico: 0,5-2,2), y 7 eran varones. Los tipos de IDP asociados con mayor frecuencia a la hospitalización por IRA-VRS fueron la inmunodeficiencia combinada (IDC; 4/71 [6%]) y la IDC con características sindrómicas (IDCCS; 6/147 [4%]). Dos de los 13 pacientes recibían palivizumab para profilaxis frente al VRS, y 3 recibieron terapias potencialmente activas frente al VRS durante la estancia hospitalaria. Se detectó coinfección viral en 6 pacientes, 5 (39%) desarrollaron complicaciones y 4 (31%) requirieron ingreso en la unidad de cuidados intensivos. No se registraron muertes relacionadas con el VRS.

Conclusiones. Dentro de los pacientes con IDP, la necesidad de hospitalización por infección grave por VRS es más frecuente en los pacientes con IDC y IDCCS, en los que ha de prestarse una atención especial a la prevención de infección por VRS. Se requieren estudios adicionales para confirmar estos resultados.

La bronquiolitis aguda (BA) es la infección del tracto respiratorio inferior más frecuente en los primeros 2 años de vida. Constituye una carga significativa para el sistema sanitario, siendo la razón más frecuente de ingreso hospitalario en lactantes menores de un año1, con un impacto económico y social significativo2. Se ha teorizado que las estrategias de salud pública implementadas en la población general para combatir la enfermedad por el nuevo coronavirus (COVID-19), como el distanciamiento social, el confinamiento y las medidas de higiene podrían haber reducido también la incidencia de otras infecciones, especialmente en niños. En Nueva Gales del Sur, Australia, durante la primera ola de la pandemia de la COVID-19 se observó una reducción del 94% en la detección de infecciones por el virus respiratorio sincitial y una reducción del 85 al 89% en los ingresos hospitalarios por bronquiolitis en comparación con años anteriores (2015-2019)3. De manera similar, se observó una reducción del 70% en los ingresos por BA de lactantes en Brasil4. En el hemisferio norte, diversos estudios han estimado la reducción en los casos de BA durante la temporada invernal de bronquiolitis del 2020 (hasta el fin de año). En Francia se observaron reducciones en las visitas y los ingresos relacionados con la bronquiolitis del 82,1 y el 82,5%, respectivamente, durante la temporada epidémica del invierno de 20205. En Bélgica, los ingresos por bronquiolitis se redujeron en un 92,5%, y los casos del virus respiratorio sincitial en un 99% durante el pico invernal, en comparación con la temporada epidémica de los 3 años previos6. Todos estos estudios subrayaron que las medidas adoptadas para reducir la transmisión del nuevo coronavirus SARS-CoV-2, responsable de la COVID-19, fueron el factor más importante implicado en esta reducción.

La bronquiolitis aguda (BA) es una infección de origen viral que se presenta a modo de brotes epidémicos anualmente, iniciándose en España aproximadamente en octubre de un año para finalizar en marzo-abril del siguiente1. Las intervenciones no farmacológicas implementadas en nuestra población como consecuencia de la pandemia de la COVID-19 fueron las responsables, al menos en parte, de una disminución en la frecuencia de presentación de las enfermedades infecciosas típicamente pediátricas2 y entre ellas, la BA3,4. El 9 de mayo de 2021 el Gobierno de España decidió dar por finalizado el estado de alarma, lo cual supuso una relajación progresiva de las medidas preventivas que se habían aplicado hasta ese momento. Esto pudo tener como consecuencia el resurgimiento de la circulación de diferentes agentes virales implicados en la génesis de la BA, tal y como se había descrito en otros territorios5.

Se han desarrollado estrategias modernas de estratificación del riesgo para identificar a los lactantes con bajo riesgo de infecciones bacterianas graves (SBI; infecciones del tracto urinario, bacteriemia y meningitis bacteriana) e infecciones bacterianas invasivas (IBI; bacteriemia y meningitis bacteriana).1-3 Estas incorporan diferentes pruebas diagnósticas y puntos de corte de bajo riesgo. La prueba de la procalcitonina ofrece la mejor discriminación de los lactantes de bajo riesgo4 ; sin embargo, esta prueba no está disponible de forma universal.5,6 Las directrices recientes de la Academia Americana de Pediatría (AAP) recomiendan que, si la procalcitonina no está disponible, se utilice la proteína C reactiva (PCR), el recuento absoluto de neutrófilos (CNA) y la temperatura5 ; sin embargo, estos marcadores inflamatorios nunca se han evaluado juntos en combinación. Este estudio trató de estimar la precisión diagnóstica de la PCR, el CNA y la temperatura en los puntos de corte recomendados por la AAP, dando prioridad a los IBI no perdidos.

Se trata de un análisis secundario de los datos de mejora de la calidad recogidos de forma prospectiva para estandarizar las pruebas diagnósticas de los lactantes febriles ≤60 días de edad en un...

 

  • El estado actual y futuro de las definiciones de sepsis pediátrica: Una encuesta internacional. Perspectiva internacional sobre una definición de sepsis pediátrica revisada. Pediatrics (2022) 149 (6): e2022056410

La sepsis pediátrica fue definida recientemente por la Conferencia Internacional de Consenso sobre la Sepsis Pediátrica (IPSCC) en 2005 con el fin de estandarizar una definición operativa de la sepsis, principalmente para ayudar a los estudios de investigación y epidemiológicos.1 Sin embargo, esta definición estuvo plagada de desafíos desde su inicio, incluyendo el hecho de estar informada por una comprensión incompleta de la patobiología de la sepsis y la falta de un estándar de oro para la validación. Además, no se tuvo en cuenta la implementación de la definición de sepsis del IPSCC en entornos con recursos limitados, lo que llevó a una aplicación inconsistente de la definición tanto clínica como epidemiológicamente.2

Tras la publicación en 2016 de las Definiciones de Consenso para Adultos para la Sepsis y el Shock Séptico (Sepsis-3),3 la Sociedad de Medicina de Cuidados Críticos organizó el Grupo de Trabajo para la Definición de la Sepsis Pediátrica con el fin de evaluar sistemáticamente las deficiencias de las definiciones actuales de la sepsis pediátrica y desarrollar una definición revisada y basada en datos.4 El Grupo de Trabajo comenzó con una revisión sistemática y un metanálisis para caracterizar las asociaciones demográficas, clínicas, de laboratorio y de gravedad de la enfermedad con la...

Traducción realizada con la versión gratuita del traductor www.DeepL.com/Translator

Hasta el 27 de enero de 2022, más de 11,4 millones de niños en Estados Unidos han dado positivo en la prueba de la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19).1 Los casos de COVID-19 entre los niños estadounidenses han experimentado un aumento exponencial en diciembre de 2021 y enero de 2022, un periodo de tiempo muy corto que supera con creces los picos de infección anteriores.1 Estos datos recientes sugieren que la variante omicrón (B.1.1.529) es más transmisible en comparación con las variantes delta (B.1.617.2) y alfa (B.1.1.7).1 Estos datos son especialmente preocupantes ya que coinciden con la reapertura de los colegios tras las vacaciones de 2021 a 2022 en todo el país. La información sobre la durabilidad de las respuestas inmunitarias naturales específicas del síndrome respiratorio agudo severo 2 (SARS-CoV-2) en los niños es importante para informar sobre la mitigación de la transmisión en la comunidad y las estrategias de vacunación pediátrica, tanto para las variantes actuales como para las posibles futuras. Sin embargo, se desconoce la verdadera incidencia y la presencia longitudinal de la respuesta natural (no inducida por la vacuna) de los anticuerpos a la infección por el SRAS-CoV-2 en la población pediátrica, debido a la elevada proporción de infecciones asintomáticas2 y a la priorización de las pruebas en los adultos y en las personas con enfermedad grave al principio de la pandemia. Se trata de una información importante para el campo, ya que no todos los padres pueden o deciden vacunar a sus hijos.

Métodos. El Texas Coronavirus Antibody REsponse Survey (Texas CARES) es un proyecto prospectivo de seroprevalencia basado en la población diseñado para evaluar el estado de los anticuerpos a lo largo del tiempo entre una población voluntaria en todo el estado. El diseño de Texas CARES se ha descrito anteriormente,2-4 pero brevemente, incluye adultos (de 20 a 80 años) y niños (de 5 a 19 años). La inscripción de Texas CARES comenzó en octubre de 2020. Los participantes de 5 a 19 años de edad fueron reclutados en grandes sistemas de atención médica pediátrica, centros de atención médica calificados por el gobierno federal, consultorios pediátricos y de medicina familiar urbanos y rurales, proveedores de seguros médicos y una campaña en los medios sociales en todo el estado de Texas. A los participantes se les ofreció una serie de 3 pruebas de anticuerpos contra el SARS-CoV-2 a lo largo de 6 a 8 meses, o cada 2 o 3 meses, que incluye el inmunoensayo para la detección de anticuerpos contra la proteína de la nucleocápside del SARS-CoV-2 (Roche N-test). Un valor de ≥1 determinó el estado positivo de anticuerpos según Roche.5,6 La prueba de la nucleocápside utiliza sangre completa y tiene una sensibilidad y especificidad superiores al 97%.5,6 Las características descriptivas y el estado de los síntomas relacionados con la infección COVID-19 se determinaron mediante un cuestionario en el momento de la inscripción y antes de cada extracción de sangre sucesiva. Este análisis incluyó a los participantes de 5 a 19 años de edad que completaron las tres evaluaciones de anticuerpos.

La asociación entre la presencia de anticuerpos contra la proteína nucleocápside del SRAS-CoV-2 en los 3 puntos temporales de la prueba (con un intervalo de ∼3 meses) y los predictores de interés se probó mediante un modelo aditivo generalizado (GAM) con enlace logit, el predictor y el punto temporal (un indicador para los puntos temporales 2 y 3), con un efecto aleatorio específico del participante para acomodar la correlación. El GAM se ajustó utilizando el paquete mgcv en el software estadístico R, que informa de un valor P de tipo Wald para la significación de la asociación.7 Todos los protocolos fueron revisados y aprobados por el Comité para la Protección de Sujetos Humanos del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Texas, pero también se consideraron prácticas de salud pública por la junta de revisión institucional del Departamento Estatal de Servicios de Salud de Texas.

Resultados. De nuestra muestra (n = 218; edad media de 12,8 años, DE 3,6), el 96% de los que tenían evidencia de anticuerpos contra la nucleocápside en la evaluación inicial (34,4% de la muestra) continuaron teniendo anticuerpos >6 meses después (media de 7,2 meses, DE 1,55). Dos niños pasaron de ser positivos a negativos entre su primera y segunda prueba de anticuerpos, y ningún niño pasó de ser positivo a negativo entre su segunda y tercera prueba de anticuerpos. Dieciséis niños pasaron de negativos a positivos entre la primera y la segunda prueba de anticuerpos, y 9 entre la segunda y la tercera, respectivamente. No hubo diferencias en la presencia de anticuerpos según el estado de los síntomas (asintomático frente a sintomático) o la gravedad (leve-moderada frente a grave), el sexo, el grupo de edad o el grupo de IMC (bajo peso, peso saludable, sobrepeso, obesidad) en los 3 momentos de medición de anticuerpos (Tabla 1).

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El informe de Messiah et al1 en este número de Pediatrics proporciona datos útiles sobre la duración de la respuesta de los anticuerpos contra la nucleocápside en los niños tras la infección por el SRAS-CoV-2. Dado que nuestras vacunas actuales contra el SRAS-CoV-2 provocan anticuerpos contra la proteína de la espiga, los anticuerpos contra la nucleocápside representan una infección pasada, más que una respuesta a la vacuna. Los autores descubrieron que, en esta cohorte de 218 niños, ∼45% tenían anticuerpos contra la proteína nucleocápside durante el tiempo en que las variantes circulantes predominantes eran alfa y delta. La frecuencia de detección de anticuerpos contra la nucleocápside no fue diferente según la edad, el hábito corporal o la gravedad de la infección. Más del 95% de los niños que tenían resultados positivos en la prueba de anticuerpos contra la nucleocápside al inicio del estudio seguían teniendo anticuerpos detectables al menos 6 meses después. Este estudio, en el que la inscripción comenzó antes de que las vacunas estuvieran disponibles para los niños y terminó antes de que ο se convirtiera en la variante circulante predominante, proporciona algunos datos tranquilizadores con respecto a la durabilidad de la respuesta.

Sin embargo, todavía hay mucho que desconocemos sobre la respuesta inmunitaria al SARS-CoV-2. En primer lugar, este estudio evaluó cualitativamente la respuesta de anticuerpos contra la nucleocápside. Los resultados cuantitativos, que habrían permitido evaluar la posible degradación de la respuesta de anticuerpos contra la nucleocápside a lo largo del tiempo, no estaban disponibles. Como no sabemos qué niveles de anticuerpos de la nucleocápside se asocian a la inmunidad protectora, es posible que la respuesta cualitativa de anticuerpos de la nucleocápside detectada haya estado por debajo del umbral que confiere inmunidad. Los estudios sobre la...

Describir la etiología y el curso clínico de la parálisis facial periférica (PF) pediátrica de inicio agudo, definir los factores que distinguen la parálisis de Bell de la PF relacionada con enf de Lyme, y determinar si el uso temprano de corticosteroides influye en la recuperación de la fuerza facial en la parálisis de Bell o en la PF.

MÉTODOS. Estudio de cohorte retrospectivo de niños de 1 a 18 años que recibieron atención clínica dentro de nuestra red de atención clínica pediátrica (región endémica de Lyme) entre 2013 y 2018 por FP periférica de inicio agudo.

RESULTADOS. El estudio incluyó a 306 niños; 82 (27%) tenían LRFP, 209 (68%) tenían parálisis de Bell y 15 (5%) tenían PF de diferente etiología. La mayoría de los niños con PFDL se presentaron entre junio y noviembre (93%) y, en comparación con la parálisis de Bell, tenían con más frecuencia un pródromo sistémico precedente, que incluía fiebre, malestar, cefalea, mialgias y/o artralgias (55% frente a 6%, p < 0,001). La neuroimagen y la punción lumbar no añadieron valor diagnóstico en la PF aislada. De los 226 niños con parálisis de Bell o LRFP con seguimiento documentado, la PF se resolvió en todos menos en 1. No hubo asociación entre la evaluación final de los padres/clínicos sobre la recuperación y el uso temprano de corticosteroides.

CONCLUSIONES. La parálisis de Bell y la LRFP fueron causas comunes de PF pediátrica en nuestra región endémica de Lyme. El pródromo sistémico y el mes de calendario pueden ayudar a distinguir la LRFP de la parálisis de Bell al inicio de la PF, guiando el uso de antibióticos. El uso temprano de corticosteroides no afectó a nuestras medidas de recuperación, aunque las anormalidades sutiles pueden no haber sido apreciadas, y el tiempo de recuperación no pudo ser evaluado. Son necesarios futuros estudios prospectivos que utilicen herramientas de evaluación estandarizadas a intervalos regulares de seguimiento.

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La transmisión vertical del coronavirus respiratorio agudo grave-2 (SARS-CoV-2) sigue siendo muy debatida. Aquí, evaluamos la transmisión del SARS-CoV-2 en recién nacidos con condiciones intrauterinas.

Métodos: Se trata de un estudio prospectivo, observacional y multicéntrico en el que participaron 13 hospitales españoles incluidos en la cohorte GEStacional y NEOnatal-COVID. Se incluyeron mujeres embarazadas con infección por SARS-CoV-2 confirmada microbiológicamente durante cualquier trimestre del embarazo o del parto y sus recién nacidos desde marzo hasta noviembre de 2020. También se obtuvieron datos demográficos, clínicos y microbiológicos. Se analizaron las cargas virales en diferentes muestras biológicas maternas y neonatales (placenta, leche materna y sangre materna; orina, meconio y sangre neonatal).

Resultados: Se incluyeron un total de 177 recién nacidos expuestos al SARS-CoV-2. Los recién nacidos fueron sometidos a pruebas de reacción en cadena de la polimerasa con transcriptasa inversa utilizando hisopos nasofaríngeos en las primeras 24-48 horas de vida y a los 14 días de vida. En total, se consideró que el 5,1% tenía una infección por el SRAS-CoV-2 en el periodo neonatal, mientras que el 1,7% se consideraron casos de transmisión intrauterina y el 3,4% de transmisión intraparto o postnatal temprana. No hubo diferencias en las características demográficas y clínicas de las embarazadas ni en la susceptibilidad de los recién nacidos a las infecciones en sus antecedentes perinatales.

Conclusiones: La transmisión intrauterina del SARS-CoV-2 es posible, aunque rara, siendo más frecuente la transmisión postnatal temprana. La mayoría de los recién nacidos infectados permanecieron asintomáticos o presentaron síntomas leves que evolucionaron bien durante el seguimiento. No se encontraron características maternas que predispongan a la infección neonatal. Todas las madres de los recién nacidos infectados presentaban una infección aguda en el momento del parto.

Aunque no hubo presencia de SARS-CoV2 en muestras de sangre del cordón umbilical o de leche materna, se detectó carga viral de SARS-CoV-2 en muestras de orina y meconio de los recién nacidos infectados.

Introducción: La anosmia relacionada con la COVID-19 es un hallazgo notable y específico de la enfermedad. Con este estudio de cohorte multicéntrico, nos propusimos determinar la prevalencia de la anosmia en los casos pediátricos con COVID-19 de Turquía y hacer una evaluación objetiva con un cuestionario de conocimiento del olor.

Material y métodos: Este estudio de cohorte prospectivo multicéntrico se realizó con clínicas de infección pediátrica en 37 centros de 19 ciudades diferentes de Turquía entre octubre de 2020 y marzo de 2021. Se examinaron los síntomas de 10.157 casos de COVID-19 de 10 a 18 años de edad. Se registraron la edad, el sexo, otros síntomas acompañantes y la gravedad clínica de la enfermedad de los casos con anosmia y ageusia incluidos en el estudio. Los casos fueron entrevistados para el cuestionario de conciencia olfativa al ingreso y un mes después de la enfermedad.

Resultados: La anosmia estuvo presente en el 12,5% (1.266/10.157) de los casos de COVID-19 de 10 a 18 años de edad. Se analizaron los registros completos de 1053 pacientes seguidos durante el periodo de estudio. Los síntomas más frecuentes que acompañaron a la anosmia fueron la ageusia en 885 (84%) casos, la fatiga en 534 casos (50,7%) y la tos en 466 casos (44,3%). La anosmia se registró como único síntoma en 84 (8%) de los casos. Un mes después, se determinó que la anosmia persistía en 88 (8,4%) casos. En el cuestionario de conciencia olfativa, la puntuación al ingreso fue mayor que la puntuación un mes después ( P < 0,001).

Discusión: Con este estudio, hemos proporcionado el examen de una gran serie de casos en toda Turquía. La anosmia y la ageusia son síntomas específicos que se observan en los casos de COVID-19. Con la detección de estos síntomas, se debería intentar aislar los casos de COVID-19 en el periodo inicial y reducir la propagación de la infección. Estos estudios son importantes porque la evolución del COVID-19 en los niños difiere de la de los adultos y hay pocos datos sobre la prevalencia de la anosmia.

Las construcciones sociales son factores de riesgo conocidos para el síndrome inflamatorio multisistémico en niños. Una revisión de 206 pacientes demostró que los niños que eran negros no hispanos, mayores de 12 años o que vivían en un barrio desfavorecido se asociaban al síndrome inflamatorio multisistémico grave en niños (ingreso en la unidad de cuidados intensivos, intubación y/o uso de vasopresores).

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Las infecciones complican el 5%-10% de las derivaciones de líquido cefalorraquídeo (LCR). Nuestro objetivo es describir las características y los patógenos contemporáneos de las infecciones de las derivaciones en los niños de Canadá y Estados Unidos.

Métodos: Serie de casos descriptiva en hospitales de atención terciaria en Canadá (N = 8) y Estados Unidos (N = 3) de niños de hasta 18 años de edad con infecciones de derivación de LCR desde el 1 de julio de 2013 hasta el 30 de junio de 2019.

Resultados: Hubo 154 niños (43% mujeres, mediana de edad de 2,7 años, 50% prematuros) con infecciones de derivación de LCR ≥1. La mediana de tiempo entre la colocación de la derivación y la infección fue de 54 días (rango intercuartil, 24 días-2,3 años). Los patógenos comunes fueron estafilococos coagulasa-negativos (N = 42; 28%), Staphylococcus aureus sensible a la meticilina (N = 24; 16%), S. aureus resistente a la meticilina (N = 9; 5,9%), Pseudomonas aeruginosa (N = 9; 5,9%) y otros bacilos Gram-negativos (N = 14; 9,0%). Se observaron diferencias significativas entre los patógenos, incluyendo el momento de la infección ( P = 0,023) y el recuento de leucocitos del LCR ( P = 0,0019); sin embargo, las diferencias no fueron suficientes para predecir de forma fiable el organismo causante basándose en el momento de la infección o para discriminar P. aeruginosa de otros patógenos basándose en las características clínicas. Los regímenes antibióticos empíricos, que incluían vancomicina (71%), cefotaxima o ceftriaxona (29%) y betalactámicos antipseudomonas (33%), fueron discordantes con el patógeno aislado en cinco casos. La distribución de los agentes patógenos y la elección de los antibióticos empíricos fue variable entre los distintos centros. Nueve niños fallecieron; 4 (44%) muertes se atribuyeron a la infección de la derivación.

Conclusiones: Los estafilococos siguen siendo la causa más común de las infecciones de la derivación del LCR, aunque se producen bacilos gramnegativos resistentes a los antibióticos y no se pueden predecir de forma fiable en función de las características clínicas.

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El estreptococo del grupo B (EGB), también conocido como Streptococcus agalactiae, coloniza la vagina o las zonas vaginales/rectales (VR) del 10% al 30% de las mujeres embarazadas. El EGB es una de las principales causas de infecciones neonatales y del lactante, con altas tasas de mortalidad y morbilidad, incluida la enfermedad neonatal de inicio tardío (LOGBS), que se produce entre 7 y 89 días después del nacimiento.1,2 Basándose en los polisacáridos capsulares, se identifican 10 serotipos de EGB (Ia, Ib II-IX). Los serotipos Ia, Ib, II, III, IV y V son los más prevalentes, siendo el serotipo III el que presenta la mayoría de los casos (56%) de LOGBS.3 La incidencia de LOGBS se estima actualmente en 0,28 a 0,31 por cada 1000 bebés en Estados Unidos, sin que se vea afectada por el uso generalizado de la profilaxis antibiótica intraparto (PAI) para prevenir la sepsis de inicio temprano.1,2

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El citomegalovirus (CMV) es la causa más frecuente de infección congénita y ≈20% de todos los neonatos infectados presentan o desarrollarán una pérdida auditiva neurosensorial. Se ha propuesto el cribado congénito del CMV (cCMV) en los recién nacidos que no han superado el cribado auditivo neonatal universal como estrategia para identificar a los neonatos con pérdida de audición e infección por cCMV que podrían beneficiarse del tratamiento antiviral aplicado durante el primer mes de vida.

Objetivos: Evaluar la viabilidad y el rendimiento del cribado selectivo del cCMV en un entorno francés.

Métodos: Se reclutaron neonatos en 5 centros de maternidad del Gran París. Se recogió una muestra de saliva para la prueba de reacción en cadena de la polimerasa (PCR) del CMV en los neonatos que no superaron el cribado auditivo del recién nacido. Se documentaron los resultados, incluyendo el resultado de la PCR del CMV y la confirmación de la pérdida de audición por un especialista en otorrinolaringología.

Resultados: Se incluyeron 230 recién nacidos y se recogió una muestra de saliva en el 98% (231/236) de ellos. El resultado de la PCR del CMV estuvo disponible en una mediana de 9 días (7-10 días) de vida y en el 96% de los casos dentro del primer mes de vida. Dos neonatos estaban infectados por el CMV. El resultado de la evaluación del otorrinolaringólogo estaba disponible en el 75% (178/236) de los casos a una mediana de 16 días (9-26 días). Se confirmó la pérdida de audición en el 2,8% (5/178). Los 2 neonatos infectados tenían pérdida de audición confirmada a los 5 y 8 días de vida y fueron tratados con valganciclovir a los 9 y 16 días, respectivamente.

Conclusiones: El resultado de este estudio confirma que el cribado selectivo del cCMV es factible en estos entornos franceses.

Algunos médicos y padres solicitan medir los anticuerpos IgG en suero contra el sarampión después de la vacunación contra el sarampión, las paperas y la rubéola (SPR). A menudo, los padres escépticos a la vacuna quieren saber si su hijo es "inmune" después de la primera dosis para evitar la segunda. En el niño sano habitual, esto debe desaconsejarse por las siguientes razones. Los ensayos de anticuerpos disponibles en el mercado no miden los anticuerpos funcionales (neutralizantes). No pueden medir de forma fiable la inmunidad contra el sarampión y fueron diseñados para medir los anticuerpos adquiridos de forma natural y no los inducidos por la vacunación. Además, la triple vírica también incluye los virus de las paperas y la rubéola, que también requieren 2 dosis para una protección óptima; no existe un correlato serológico fiable de la protección contra las paperas. Por lo tanto, el concepto de inmunización con 2 dosis de la triple vírica es, con mucho, más eficaz, eficiente y fiable que una estrategia de dosis única basada en una prueba anti-sarampión-IgG positiva tras la primera dosis. En consecuencia, los médicos deben resistirse al deseo de medir los anticuerpos IgG antisarampión a menos que exista una indicación clara (por ejemplo, inmunodeficiencia) o una recomendación oficial como parte del programa nacional de inmunización.

Múltiples estudios han mostrado una asociación entre la invaginación intestinal (IS) y la recepción de la vacuna monovalente o pentavalente contra el rotavirus (RV) en los 21 días anteriores. La gravedad de la enfermedad es una consideración importante para las evaluaciones de riesgo-beneficio de la VR, pero ningún estudio ha comparado la gravedad de la IS dentro de los 21 días de la vacunación (asociada a la vacuna, VA) y más tarde (no asociada temporalmente, VNA).

Métodos: Se utilizó la vigilancia activa basada en el hospital en la red australiana de Vigilancia Activa de Enfermedades Mejoradas (PAEDS) (julio de 2007 a febrero de 2018) para identificar a los bebés ≤9 meses de edad que cumplían los criterios de Brighton de nivel 1 para IS. Se utilizaron cinco niveles de gravedad: (1) sin cirugía y duración de la estancia (LOS) ≤1 día, (2) sin cirugía y LOS ≥2 días, (3) cirugía, sin resección intestinal, (4) resección intestinal y (5) ingreso en la UCI.

Resultados: De 323 casos elegibles, 87 (26,9%) eran VA y 236 (73,1%) VNA. Los casos VA-IS (mediana de 21 semanas; 24,1% ≤14 semanas) eran significativamente más jóvenes que los casos VNA-IS (mediana de 28 semanas; 7,2% ≤14 semanas). Los casos de 0-≤14 semanas de edad eran significativamente más propensos que los casos ≥25 semanas a requerir resección intestinal (ratio de riesgo relativo 4,6; IC 95%, 1,48-14,3). Este efecto no se asoció a la VR. Tras ajustar por edad y sexo, el VA-IS no estaba significativamente sobrerrepresentado en los niveles de gravedad 2-5; RRR ajustado de 1,37 (IC 95%: 0,61-3,11) para la resección intestinal en los casos de 0-≤14 semanas de edad.

 

Conclusiones: La IS fue infrecuente pero significativamente más grave por debajo de las 14 semanas de edad. Tras ajustar por edad y sexo, la gravedad de la IS no estaba relacionada con la VR.

 

Bibliografía mayo 2022

Top Ten

La neumonía tiene un gran impacto en la salud infantil y en los costes de la atención sanitaria. Este estudio se diseñó para obtener información contemporánea sobre las características clínicas y la etiología de la neumonía adquirida en la comunidad (NAC) en niños, tanto en el ámbito hospitalario como en el ambulatorio, en los Estados Unidos.

Métodos: Llevamos a cabo un estudio prospectivo, multicéntrico y observacional de la NAC entre niños previamente sanos de 2 meses a 18 años de edad en 6 hospitales infantiles de Ohio de 2015 a 2018. Para la detección de patógenos, se recogieron hisopos nasofaríngeos de todos los sujetos. Los cultivos de sangre y líquido pleural estaban disponibles según el estándar de atención.

Resultados: Se inscribió una muestra de conveniencia de 441 pacientes: 380 hospitalizados y 61 ambulatorios. La taquipnea y los hallazgos radiológicos de consolidación y derrame pleural fueron más frecuentes entre los pacientes hospitalizados que entre los ambulatorios. Se detectó un patógeno en el 64,6% de los pacientes: virus en el 55,6%, bacterias atípicas en el 8,8% y bacterias piógenas en el 4,3%. En 18 (4,1%) pacientes se detectaron tanto virus como bacterias. El rinovirus/enterovirus (RV; 18,6%) y el virus sincitial respiratorio (VRS; 16,8%) fueron los virus más frecuentemente detectados, y Mycoplasma pneumoniae (8,2%) y Streptococcus pneumoniae (2,3%) fueron las bacterias más comunes. A excepción de S. pneumoniae, que se identificó con mayor frecuencia en los pacientes hospitalizados, no hubo diferencias significativas entre los pacientes hospitalizados y los ambulatorios en las proporciones de niños con patógenos específicos detectados.

Conclusiones: Rinovirus/enterovirus y VRS entre los virus y M. pneumoniae y S. pneumoniae entre las bacterias fueron los patógenos más comunes detectados en los niños con NAC. La taquipnea y las radiografías de tórax con consolidación y/o derrame pleural se asociaron a la hospitalización.

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La aceptación de las vacunas a lo largo de la vida es de importancia para la salud pública mundial, pero millones de niños siguen sin vacunar o no lo hacen y son vulnerables a las enfermedades prevenibles por vacunación. Como se ha puesto de manifiesto en la actual pandemia de COVID-19, muchos adultos muestran dudas sobre las vacunas, aunque esto ha fluctuado en la mayoría de los entornos en respuesta a muchos factores, especialmente a las señales de seguridad de las vacunas1,2. Las personas que trabajan en el sector sanitario también han mostrado dudas sobre las vacunas. Sin embargo, el personal sanitario suele ser más reacio a expresar sus preocupaciones relacionadas con las vacunas debido a las presiones gubernamentales, organizativas y sociales para vacunar, siendo estas preocupaciones ocultas aún más difíciles de abordar3. Los factores causales de las dudas sobre las vacunas son complejos y específicos del contexto y varían según el tiempo, el lugar y las vacunas2, y son distintos de las barreras que limitan el acceso a las vacunas o a los servicios de vacunación. Las dudas sobre las vacunas, o el estado de motivación de estar en conflicto con la vacunación o de oponerse a ella, están influenciadas por la forma en que las personas piensan y sienten sobre las vacunas y los procesos sociales que sustentan la aceptación de las mismas4.

Determinar con precisión el riesgo de COVID a largo plazo es un reto. Los estudios existentes en niños y adolescentes tienen considerables limitaciones y es difícil distinguir los síntomas asociados a la infección por SARS-CoV-2 a largo plazo de los síntomas relacionados con la pandemia. Más de la mitad de los individuos de este grupo de edad, independientemente de la COVID-19, declaran síntomas físicos y psicológicos, lo que pone de manifiesto el impacto de la pandemia. Se necesitan datos más sólidos para fundamentar las decisiones políticas.

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Antecedentes: La reacción en cadena de la polimerasa (PCR) es muy sensible y, por lo tanto, es el método estándar para diagnosticar la tos ferina. La PCR en tiempo real se utiliza ampliamente debido a su precisión y a la simplicidad del valor del umbral de ciclo (Ct) simultáneo, que representa el número de copias del gen objetivo. Poco se sabe de la asociación del valor Ct con la gravedad de la tos ferina en neonatos y lactantes.

Métodos: Este estudio determinó los valores de Ct en neonatos y lactantes diagnosticados con tos ferina mediante PCR en tiempo real utilizando muestras nasofaríngeas en el Hospital Nacional de Niños de Vietnam en Hanoi en 2017 y 2019. La asociación de la gravedad de la enfermedad y los parámetros clínicos se analizaron mediante análisis univariantes y multivariantes.

Resultados: Se evaluaron 108 pacientes con tos ferina [mediana de edad: 63 días, rango intercuartil (IQR): 41-92 días]. Sólo 6/108 (6%) recibieron al menos una dosis de una vacuna que contenía tos ferina. Entre ellos, 24 (22,2%) tuvieron una enfermedad grave que requirió atención en una unidad de cuidados intensivos pediátricos, 16 (13,8%) necesitaron ventilación mecánica y 3 (2,6%) murieron. La mediana del valor Ct fue menor en los pacientes con enfermedad grave (19,0; IQR: 16,5-22,0; n = 24) que en los que no tenían enfermedad grave (25,5; IQR: 20,0-30,0; n = 84) (P = 0,002). Los análisis de regresión logística demostraron que el valor Ct de la PCR [odds ratio (OR): 1,783, intervalo de confianza (IC) del 95%: 1,013-3,138, P = 0,045], la edad (OR: 3,118, IC del 95%: 1,643-5,920, P = 0,001) y el recuento de glóbulos blancos (OR: 0,446, IC del 95%: 0,261-0,763, P = 0,003) seguían estando significativamente asociados a la enfermedad grave.

Conclusiones: Los valores Ct de la PCR en tiempo real para la tos ferina podrían ser útiles como predictores de la enfermedad grave en neonatos y lactantes.

Los sapovirus, norovirus y rotavirus son las principales causas de gastroenteritis aguda infantil (GEA) en todo el mundo. Las infecciones asintomáticas de estos virus no se han estudiado ampliamente.

Objetivo: Examinar la prevalencia y las variaciones genéticas de sapovirus, norovirus y rotavirus en niños con y sin síntomas de GEA.

Métodos: Se recogieron 999 muestras de heces de niños menores de 16 años desde septiembre de 2009 hasta agosto de 2011 en el Hospital Universitario de Tampere, Finlandia. En total, 442 niños (44%) tenían síntomas de AGE y 557 pacientes (56%) sólo tenían infección aguda del tracto respiratorio (IRA). Se examinaron las muestras para sapovirus, norovirus y rotavirus utilizando la reacción en cadena de la polimerasa de transcripción inversa y se secuenciaron los amplicones positivos.

Resultados: El 54% y el 14% de los pacientes de los grupos AGE y ARTI, respectivamente, resultaron positivos. Todos los virus se detectaron con mayor frecuencia en los pacientes con AGE que en los pacientes con IRA (norovirus, 25% frente a 7,2%, respectivamente; rotavirus, 24% frente a 6,1%; sapovirus, 5,2% frente a 1,4%). En los pacientes con IRA, los casos se observaron con mayor frecuencia durante los dos primeros años de vida. El norovirus fue el patógeno más detectado en ambos grupos, con el genogrupo GII cubriendo ≥97% de las cepas de norovirus. El sapovirus se detectó mayoritariamente en los niños menores de 18 meses sin predominar el genotipo. El rotavirus se detectó con frecuencia tras la vacunación reciente contra el rotavirus y el 18% y el 88% de las cepas eran derivadas de la vacuna contra el rotavirus en los grupos AGE y ARTI, respectivamente.

Conclusiones: Demostramos que los virus más comunes que causan gastroenteritis en los niños pueden encontrarse en las heces de un portador asintomático que puede funcionar como un reservorio potencial de AGE.

¿Cuál es la incidencia de la Enfermedad Meningocócica Invasiva (EMI) entre los adolescentes que recibieron, en comparación con los que no recibieron, la vacuna meningocócica B (4CMenB)?

Diseño. Análisis observacional de series temporales basado en un ensayo aleatorizado por grupos.

Entorno: Sur de Australia.

Participantes, Años escolares 10-11 (15-16 años).

Intervención. 4CMenB.

Resultados. Casos de EMI del serogrupo B 14 años antes de la administración de la vacuna 4CMenB comparados con 2 años después, entre adolescentes de 16-19 años.

Resultados principales. Durante los 14 años previos a la administración de 4CMenB (2003-2016), los casos de IMB aumentaron un 10% al año (IC 95%, 6%-15%, P <0,001) con un pico de 10 casos en 2015, comparado con los 2 años posteriores a la vacunación con un descenso del 71% (IC 95%, 15%-90%, P =0,02), con 5 casos en 2017-18 y 1 caso en 2018-19.

Conclusiones. Este análisis de series temporales presenta evidencia de efectividad de 4CMenB- entre los adolescentes en el sur de Australia.

Comentario

Este estudio se suma a la creciente evidencia que apoya el uso de la vacuna 4CMenB en programas de vacunación a gran escala. Hasta la fecha, la mayoría de los estudios que informan sobre la eficacia y el impacto de 4CMenB se realizaron en bebés o en poblaciones mixtas de hasta 20 años de edad.

Este es el primer estudio realizado exclusivamente en adolescentes y adultos jóvenes, un grupo de edad en el que los síntomas de la EMI suelen reconocerse tarde, el inicio del tratamiento se retrasa y los resultados graves son más frecuentes. Al igual que otros estudios, este estudio muestra una reducción significativa de la EMI del 71% en esta población de adolescentes y adultos jóvenes, aunque la tasa de vacunación fue baja. Los programas de inmunización con 4CMenB deben centrarse en la protección directa (individual) de los grupos con mayor riesgo de enfermedad meningocócica, ya que en los estudios clínicos no se ha demostrado una reducción significativa de la carga meningocócica tras la vacunación con 4CMenB. Dado que la enfermedad es poco frecuente, se ha cuestionado la rentabilidad de los programas en adolescentes. Sin embargo, existen pruebas de que la 4CMenB puede proporcionar una protección cruzada contra la Neisseria gonorrhea, con una eficacia del 30%-40%. En vista del aumento de las tasas de gonorrea y de la resistencia a los antimicrobianos, esta es una consideración importante para los programas de inmunización de adolescentes con 4CMenB y podría proporcionar un impacto significativo en la salud pública.

Casos

Un niño de 2 años presentó lesiones cutáneas extensas en el cuero cabelludo, el cuello, la espalda y los brazos, que duraban 5 meses. Anteriormente se le había diagnosticado psoriasis y había recibido metotrexato oral, corticosteroides tópicos y fototerapia. Las lesiones tenían altibajos y ocasionalmente empeoraban. En la exploración física, había manchas y placas figuradas, anulares o policíclicas generalizadas con un borde escamoso activo en la cara, el tronco y los brazos (Figura 1, A). En el cuero cabelludo había múltiples manchas de alopecia con escamas y pústulas foliculares (Figura 1, B). El examen dermatoscópico del cuero cabelludo mostró múltiples puntos negros, pelos en sacacorchos, pelos rotos y pelos en forma de coma (Figura 2, A). En un cultivo de hongos de los pelos rotos creció Microsporum canis (Figura 2, B). La familia estuvo criando 3 gatos durante 1 año, y se aisló M canis de sus pelajes, muestreados con un cepillo. También se aisló M canis de las lesiones cutáneas de los brazos de su madre y del cuero cabelludo de su hermana mayor. El diagnóstico final fue de tiña incógnita extensa causada por M canis de gatos infectados, con transmisión intrafamiliar. Se suspendieron todos los medicamentos para la psoriasis, y las lesiones cutáneas se resolvieron gradualmente tras la administración de griseofulvina oral (125 mg/día) durante 1 mes, seguida de terbinafina oral (62,5 mg/día) durante 16 semanas.

Se le pide que revise a un bebé de 7 meses nacido en Australia al que se le administró BCG el día anterior como preparación para viajar a la India. Sus padres han notado una hinchazón de 6 mm de diámetro en el lugar de la inyección. Usted sabe que una respuesta acelerada en el lugar de la inyección de BCG puede estar asociada a una infección subyacente de tuberculosis (TB). Por lo demás, el bebé está completamente bien y su examen es normal. Se pregunta si debe investigar más.

Pregunta clínica estructurada. ¿Una reacción local acelerada tras la vacunación con BCG en un niño es indicativa de tuberculosis subyacente (infección tuberculosa latente (ITBL) o enfermedad tuberculosa activa)?

Estrategia de búsqueda y resultados. Se realizaron búsquedas en las bases de datos Medline (desde 1946 hasta la actualidad), PubMed y Embase en septiembre de 2021 con los términos de búsqueda detallados en la estrategia de búsqueda suplementaria en línea. La búsqueda sistemática identificó 139 artículos. De ellos, 14 cumplían los criterios de inclusión de publicaciones en inglés que abordaban la reacción local acelerada a la BCG intradérmica para el diagnóstico de la tuberculosis en niños menores de 18 años. Todos los estudios informaron de la sensibilidad, pero sólo siete incluyeron controles que permitieron calcular la especificidad.

Conclusión clínica

  • Una reacción acelerada a la BCG en niños sintomáticos tiene una alta sensibilidad y especificidad para la infección de tuberculosis (TB) en un entorno de alta prevalencia de TB y justifica la investigación de la infección tuberculosa latente o de la enfermedad tuberculosa activa. (GRADO B)

 

  • Una reacción acelerada a la BCG también podría reflejar una exposición micobacterias, incluidas las micobacterias no tuberculosas o al BCG (ya que es más frecuente en los niños revacunados con BCG que en los no vacunados). (GRADO B)

 

  • Dado que ningún estudio ha abordado las reacciones aceleradas a la BCG en países con baja prevalencia de TB, el enfoque más seguro para los niños en estos entornos es investigar si hay una infección de tuberculosis latente o una enfermedad tuberculosa activa, especialmente si hay factores de riesgo (como viajes a una zona zona endémica o padres procedentes de una zona endémica)

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Una joven de 16 años acudió a la consulta de dermatología con un eritema en la cara dorsal de las manos. Había visitado recientemente Perú durante 3 semanas, donde el eritema comenzó inicialmente. Tomaba doxiciclina, 100 mg dos veces al día, prescrita para el acné, durante todo el viaje como profilaxis de la malaria. Los hallazgos de la exploración física revelaron manchas eritematosas con vesículas sobre la cara dorsal del primer y segundo dígitos de ambas manos (Figura). La historia adicional indicaba que, mientras hacía senderismo en Perú, utilizaba bastones de excursionismo que situaban las zonas afectadas en exposición directa a la luz solar intensa. Una vez completada la profilaxis de la malaria, se suspendió la doxiciclina y se prescribió amoxicilina para el acné, con la consiguiente resolución de la erupción.

Recientemente hemos diagnosticado 2 casos de trombosis de senos venosos cerebrales en niños con reacción en cadena de la polimerasa de transcripción inversa positiva para el síndrome respiratorio agudo severo (SARS)-CoV-2 durante la aparición de la variante Omicron en nuestro país.

Amplios estudios han demostrado que la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19) puede causar, en casos graves, complicaciones trombóticas en adultos.1 Sin embargo, estas alteraciones hematológicas han sido hasta ahora excepcionales en niños con las últimas variantes del virus predominantes.2,3 Desde el inicio de la pandemia, sólo se han notificado en España 4 casos de trombosis venosa en niños con infección por SARS-CoV-2.2 Dos de estos niños asociaban varios factores de riesgo trombótico significativos, y los otros 2 eran mujeres adolescentes, una de ellas con anticoagulantes lúpicos. Sin embargo, desde la aparición de la variante Omicron, en diciembre de 2021 se registraron en nuestro país 2 nuevos casos de trombosis, en niños sanos de 7 y 11 años.

Un paciente masculino de 5 años de edad se presentó con 3 meses de vómitos, dolor de cabeza, cambio de humor y 3 días de fiebre. Estaba consciente, orientado y cooperativo. Los parámetros bioquímicos y hematológicos basales y los reactantes de fase aguda eran normales. En la resonancia magnética (RM) craneoespinal se identificó un realce leptomeníngeo en la región frontobasal y en las cisternas basales, lo que sugería una meningitis tuberculosa (MT). El examen microscópico del líquido cefalorraquídeo (LCR) reveló linfocitosis (120/mm3), una proteína elevada (152 mg/dL), una glucosa baja (37 mg/dL) y un cloruro normal (124 mmol/L), sin células malignas en el examen citológico. El cultivo del LCR no reveló crecimiento bacteriano. La tinción de Ehrlich-Ziehl-Neelsen y la PCR de Mycobacterium tuberculosis del LCR fueron negativas. En el seguimiento, se observaron movimientos similares a convulsiones en forma de lamido de labios. Se inició una terapia antituberculosa cuádruple y esteroides con el diagnóstico presuntivo de TBM. El cultivo de micobacterias no reveló ningún crecimiento. No se pudo realizar una biopsia debido a la proximidad de las lesiones al área de Wernicke. En el cuarto mes de tratamiento, la paciente presentó una convulsión tónica focal. La resonancia magnética repetida reveló un agravamiento del realce leptomeníngeo en comparación con las imágenes anteriores y la aparición de múltiples nódulos de realce dural-leptomeníngeo a lo largo de la médula espinal. Se realizó una biopsia espinal. El diagnóstico patológico fue de tumor glioneuronal leptomeníngeo difuso (DLGNT).

Turkova A et al (N Engl J Med 2022;386:911-922) han llevado a cabo un ensayo abierto, de acortamiento de tratamiento y de no inferioridad, en el que participaron niños con tuberculosis (TB) no grave, sintomática, presuntamente susceptible a los fármacos y con baciloscopia negativa en Uganda, Zambia, Sudáfrica e India. Los sujetos del estudio fueron asignados aleatoriamente a 4 meses (16 semanas) o 6 meses (24 semanas) de tratamiento antituberculoso estándar de primera línea con combinaciones pediátricas de dosis fijas, tal como recomienda la OMS. Todos los participantes recibieron inicialmente 8 semanas de tratamiento estándar con isoniazida, rifampicina y pirazinamida (formulación combinada de dosis fija), con o sin etambutol según las directrices locales (fase intensiva). A este tratamiento le siguió una terapia estándar ...

Dos niñas del centro de Suiza se presentaron en primavera con una historia de cambio de color de la piel localizado e hinchazón de las orejas. La niña de 4 años se quejaba de una hinchazón eritematosa indolora en el lóbulo de la oreja (figura 1A) durante 4 semanas. La niña de 6 años también se quejaba de una hinchazón eritematosa indolora con un aspecto similar en el hélix (figura 1B), pero desde hacía 5 meses. Inicialmente los padres notaron una hinchazón y un leve enrojecimiento que ...

En los niños, el síndrome respiratorio agudo severo por coronavirus 2 (SARS-CoV-2) se presenta comúnmente con fiebre, tos o dificultad respiratoria, o a veces es asintomático.1 Ha habido pocos informes de casos sobre el crup causado por la infección por SARS-CoV-2, que es un síntoma poco frecuente, y sus características o presentaciones clínicas no han sido suficientemente reveladas.2,3 En la actual pandemia que afecta a las variantes de SARS-CoV-2, especialmente Omicron VOC21NOV-01 (B.1.1.529), informamos de tres casos de pacientes japoneses con crup inducido por Omicron en un corto periodo de tiempo.


Para profundizar

Un extenso brote en varios países de infección por Salmonella Typhimurium monofásica resistente a los medicamentos en 10 países con 150 casos notificados, que afectan sobre todo a niños pequeños, se ha relacionado con productos de chocolate producidos por una gran empresa multinacional. Se han llevado a cabo amplias retiradas y recuperaciones de múltiples líneas de productos. Ante la proximidad de la Semana Santa, la amplia distribución de los productos y la vulnerabilidad de la población afectada, el intercambio temprano y eficaz de información microbiológica y epidemiológica en tiempo real ha sido de vital importancia para gestionar eficazmente este grave incidente de origen alimentario.

El amplio aspecto multinacional de este brote, con múltiples productos (algunos comercializados con diferentes nombres) implicados en diferentes países en niños de corta edad, hizo que este brote no sólo fuera único, sino que requiriera una respuesta especialmente urgente y coordinada. Además, la aparición de la contaminación en productos de chocolate en el período previo a la Semana Santa, cuando el consumo de chocolate aumentará considerablemente, especialmente entre los niños, aumentó aún más la urgencia.

La pronta notificación de la detección del brote y de los resultados preliminares de la investigación en el Reino Unido, seguida de la rápida colaboración de varios países en el intercambio de información, coordinada y apoyada por el ECDC, fue esencial para el rápido progreso de las investigaciones del brote.

Traducción realizada con la versión gratuita del traductor www.DeepL.com/Translator

El 31 de marzo de 2022, Salud Pública de Escocia fue alertada de cinco niños de 3 a 5 años ingresados en el hospital con hepatitis grave de etiología desconocida. La investigación retrospectiva identificó ocho casos adicionales de 10 años o menos desde el 1 de enero de 2022. Dos pares de casos tienen vínculos epidemiológicos. Se excluyeron las causas comunes de hepatitis viral en aquellos con resultados disponibles. Cinco niños fueron positivos a la PCR para adenovirus. Se han aislado otros virus infantiles, incluido el SARS-CoV-2. Las investigaciones están en curso, y siguen apareciendo nuevos casos.

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El tocilizumab (un anticuerpo monoclonal que inhibe la interleucina 6) se utiliza como tratamiento estándar de la neumonía grave COVID-19. Este tratamiento también se prescribe de forma individualizada durante el embarazo, a pesar de los escasos datos sobre el impacto en la respuesta inmunitaria del bebé.

Los datos sobre el uso regular de anticuerpos monoclonales durante el embarazo son limitados, pero como se transportan activamente a través de la placenta, existe la preocupación de que se produzca una inmunosupresión en la primera infancia. Por lo tanto, las vacunas vivas están actualmente contraindicadas en los bebés hasta los 6 meses de edad en el caso de la exposición prenatal a los anticuerpos monoclonales.1

El impacto de la exposición prenatal a los anticuerpos monoclonales contra el factor de necrosis tumoral (TNF) fue revisado recientemente2 sugiriendo que, aunque probablemente sea segura antes de ese momento, la vacunación con BCG debería retrasarse hasta los 6 meses de vida. Una muerte de un bebé por BCG diseminado después de la exposición prenatal a infliximab apoya esto.3

Recientemente se ha revisado el uso de tocilizumab en el embarazo,4 destacando los limitados datos de seguridad y la mínima información disponible sobre los cambios inmunológicos en el lactante. Es importante destacar que un ensayo controlado aleatorio que investigó las respuestas a la vacuna neumocócica 23-valente en pacientes con artritis reumatoide tratadas con tocilizumab no mostró una alteración significativa en la respuesta a la vacuna.5 El tratamiento de la infección grave por SARS-CoV-2 suele ser una dosis única de tocilizumab y, por lo tanto, puede tener un efecto aún menor en el sistema inmunitario del lactante. Además, el momento del embarazo en el que se administra el tocilizumab es relevante, ya que el transporte transplacentario de anticuerpos monoclonales aumenta a lo largo del embarazo.

Dadas las incertidumbres anteriores, se está debatiendo si las vacunas vivas son seguras para ser administradas desde el nacimiento en esta situación específica. El riesgo de retrasar las vacunas vivas hasta la edad de 6 meses debe sopesarse con estas incertidumbres. En los primeros 6 meses de vida se administran dos vacunas vivas, la BCG y la del rotavirus. Retrasarlas puede poner a los bebés en riesgo de contraer enfermedades. La administración de la vacuna BCG en el Reino Unido ha cambiado recientemente, ya que el cribado de la inmunodeficiencia combinada severa (IDCG) se está llevando a cabo de forma experimental y ahora se realiza de forma selectiva y en la comunidad, y se retrasa de forma importante hasta que los resultados del cribado de la IDCG estén disponibles, en lugar de hacerlo de forma universal en las unidades de maternidad.

Con la pandemia en curso, es urgente investigar el efecto de una dosis única de tocilizumab entre otros monoclonales en distintos momentos del embarazo sobre el sistema inmunitario del bebé.

Mientras tanto, dada la falta de datos de seguridad y el riesgo teórico de inmunosupresión en el lactante, se recomienda retrasar todas las vacunas vivas hasta la edad de 6 meses en los lactantes que estuvieron expuestos al tocilizumab durante el segundo o tercer trimestre del embarazo. Sin embargo, en los grupos de alto riesgo, esto puede discutirse caso por caso. Todas las mujeres embarazadas con COVID-19 grave deben someterse a una prueba de liberación de interferón gamma para determinar el riesgo de tuberculosis antes del tratamiento con anticuerpos monoclonales. Además, los lactantes nacidos tras la exposición al tocilizumab en el primer trimestre deben recibir una revisión y seguimiento clínico, y todos los lactantes expuestos al tratamiento monoclonal deben ser incluidos en los estudios de investigación. Es fundamental realizar un seguimiento estrecho de estos lactantes para garantizar que se pongan al día con las vacunas.

Antecedentes: La epidemiología de la neumonía adquirida en la comunidad (NAC) ha cambiado, influida por las condiciones sociosanitarias y el estado de vacunación. Nuestro objetivo es analizar la epidemiología reciente de la NAC bacteriana en niños hospitalizados en un entorno con alta cobertura de vacunación antineumocócica y describir las características clínicas de la NAC pediátrica por Staphylococcus aureus.

Métodos: Se incluyeron niños <17 años hospitalizados entre 2008 y 2018 con NAC bacteriana en 5 hospitales terciarios de España. Se seleccionaron aleatoriamente los casos con NAC neumocócica como grupo comparativo siguiendo una relación caso-control de 2:1 con NAC por S. aureus.

Resultados: Se diagnosticaron 313 NAC bacterianas: NAC por Streptococcus pneumoniae (n = 236, 75,4%), NAC por Streptococcus pyogenes (n = 43, 13,7%) y NAC por S. aureus (n = 34, 10,9%). A lo largo del periodo de estudio, la prevalencia de S. pyogenes aumentó (cambio porcentual anual: +16,1% [IC 95%: 1,7-32,4], P = 0,031), la de S. pneumoniae disminuyó (cambio porcentual anual: -4,4% [IC 95: -8,8 a 0,2], P = 0,057) y la de S. aureus permaneció estable. Nueve aislamientos de S. aureus (26,5%) eran resistentes a la meticilina. Diecisiete casos (50%) con NAC por S. aureus tuvieron alguna complicación pulmonar y 21 (61,7%) requirieron cuidados intensivos. La NAC por S. pneumoniae mostró una tendencia a una mayor prevalencia de complicaciones pulmonares en comparación con la NAC por S. aureus (69,1% frente a 50,0%, p = 0,060), incluyendo una mayor frecuencia de necrosis pulmonar (32,4% frente a 5,9%, p = 0,003).

Conclusiones: La incidencia de NAC por S. aureus en niños se mantuvo estable, mientras que la prevalencia de NAC por neumococo disminuyó y la de S. pyogenes aumentó. Los pacientes con S. aureus presentaron una alta frecuencia de resultados graves, pero un menor riesgo de complicaciones pulmonares que los pacientes con S. pneumoniae.

La trayectoria tras el ingreso en niños con neumonía adquirida en la comunidad es imprevisible. Este estudio de derivación, basado en 3.000 episodios, proporciona datos para orientar la puntuación de riesgo.

Antecedentes: La neumonía adquirida en la comunidad (NAC) es una de las principales causas de hospitalización infantil. Existen datos limitados sobre los factores que predicen la gravedad de la enfermedad y no existen herramientas de predicción específicas para los niños.

Métodos: Cohorte retrospectiva (2011-2016) de casos de NAC hospitalizados. Se analizaron las variables clínicas recogidas en el momento de la presentación en el hospital frente a los resultados. Los resultados estratificados fueron leves (hospitalización), moderados (procedimiento de drenaje invasivo, cuidados intensivos) o graves (ventilación mecánica, vasopresores, muerte).

Resultados: Se presentan 3.330 casos de NAC, con una mediana de edad de 2,0 años (IQR 1-5 años), con 2.950 (88,5%) resultados leves, 305 (9,2%) moderados y 75 (2,3%) graves. Los resultados moderados-graves se asociaron con la hipoxia (SaO2 <90%; OR 6,6; IC del 95%: 5,1 a 8,5), el aumento del trabajo respiratorio (OR grave frente a normal: 5,8; IC del 95%: 4,2 a 8,0), las comorbilidades (más de 4 comorbilidades frente a ninguna; OR 8,8; IC del 95%: 5,5 a 14) y el ser indígena (OR 4,7; IC del 95%: 2,6 a 8,4). Los niños febriles fueron menos propensos que los afebriles a tener resultados moderados-graves (OR 0,57; IC del 95%: 0,44 a 0,74). El área bajo la curva (AUC) de las características operativas del receptor (ROC) del modelo completo fue de 0,78. Los análisis de sensibilidad mostraron resultados similares con las definiciones de NAC clínicas o radiológicas. Derivamos una herramienta clínica para estratificar la probabilidad baja, intermedia o alta de enfermedad grave (AUC 0,72). Las puntuaciones altas (≥5) tenían casi ocho veces más probabilidades de enfermedad moderada-grave que los que tenían una puntuación baja (≤1) (OR 7,7 IC del 95%: 5,6 a 10,5).

Conclusiones: Se necesita una herramienta de predicción de riesgo clínico para la NAC infantil. Hemos identificado los factores de riesgo y derivado una herramienta clínica sencilla que utiliza variables clínicas en el momento de la presentación en el hospital para determinar el riesgo de un niño de recibir tratamiento invasivo o de cuidados intensivos con una AUC ROC comparable a la de las herramientas para la neumonía en adultos.

Este estudio observacional demostró que en un lugar de la India, la inmunidad a la tos ferina entre las mujeres embarazadas era baja (12%). La inmunización contra la tos ferina al principio del embarazo dio lugar a una mayor proporción (54%) de madres y recién nacidos con anticuerpos contra la tos ferina a un nivel protector. Se discute el momento adecuado para la inmunización materna.

Objetivo Evaluar el estado de anticuerpos contra la tos ferina de las mujeres embarazadas y sus recién nacidos, y el impacto de la inmunización prenatal.

Diseño Estudio observacional.

Entorno Hospitales del oeste urbano de la India.

Participantes Mujeres embarazadas y sus recién nacidos.

Métodos Se determinaron los títulos de anticuerpos contra la tos ferina en las madres y sus recién nacidos. Se comparó a las madres vacunadas y no vacunadas y a sus recién nacidos con respecto a las características de base, los títulos medios geométricos (GMT) y la relación de transferencia placentaria de anticuerpos. Se realizó una regresión logística multivariante para conocer la influencia de los distintos factores en los títulos de anticuerpos protectores.

Resultados De 284 parejas madre-recién nacido, 75 madres y 73 de sus recién nacidos fueron seropositivos a los anticuerpos IgG contra la toxina de la tos ferina (TP). 94 mujeres fueron vacunadas en el embarazo; 51 (54,3%) de estas madres y recién nacidos fueron positivos a la PT IgG, en comparación con 24 (12,3%) de las mujeres (y 22 recién nacidos) no vacunados en el embarazo. Las mujeres vacunadas en el embarazo y sus recién nacidos tenían un GMT más alto (30,88 y 32,54 UI/mL), en comparación con las mujeres no vacunadas (12,63%, 2,24 UI/mL) y sus recién nacidos (11,58%, 2,53 UI/mL). Los coeficientes de transferencia placentaria en los recién nacidos de las madres vacunadas en el embarazo y de las que tenían inmunización infantil o inmunidad natural fueron similares (1,05 y 1,12, respectivamente). Se observaron títulos protectores de anticuerpos al nacer (>20 UI/mL) en el 72,3% frente al 21% de los recién nacidos de mujeres embarazadas vacunadas y no vacunadas, respectivamente; en ello influyó el estado de vacunación de la madre y la seropositividad.

Conclusión La protección frente a la tos ferina es baja en los recién nacidos de madres que sólo se vacunan durante la infancia. La vacunación al principio del embarazo aumenta la inmunidad materna y neonatal.

Las infecciones osteoarticulares (IOA) representan entre el 10% y el 20% de las infecciones extrapulmonares por el complejo Mycobacteria tuberculosis (MTB) en niños y entre el 1% y el 2% de todas las infecciones tuberculosas pediátricas. Los regímenes y la duración del tratamiento suelen reflejar las recomendaciones para otros tipos de MTB extrapulmonar, pero hay variaciones significativas en la práctica, y algunos expertos sugieren un curso de tratamiento de 12 meses o más.

Métodos: Realizamos una revisión retrospectiva de los niños diagnosticados con OAI compleja por MTB y atendidos entre el 31 de diciembre de 1992 y el 31 de diciembre de 2018, en un hospital pediátrico de atención terciaria cerca de la frontera entre Estados Unidos y México.

Resultados: Se identificaron 21 niños con OAI compleja por MTB durante el período de estudio. Se observó enfermedad pulmonar concurrente (9,5%), meningitis (9,5%) y compromiso intraabdominal (14,3%). El complejo MTB se identificó mediante cultivo de muestras operatorias en 15/21 niños (71,4%); 8/15 (53,3%) cultivos fueron positivos para Mycobacterium bovis. La biopsia ósea abierta fue el procedimiento más común para la obtención de una muestra de tejido y tuvo el mayor rendimiento de los cultivos. La duración media del tratamiento antimicrobiano fue de 52 semanas (rango intercuartil, 46-58). Se documentó la finalización satisfactoria del tratamiento en 15 niños (71,4%). Nueve niños (42,9%) experimentaron secuelas a largo plazo relacionadas con su infección.

Conclusiones: Entre los 21 niños con OAI del complejo MTB evaluados, 8 de 15 (53,3%) niños con un cultivo de tejidos positivo tenían M. bovis, lo que representa un porcentaje mayor que en informes anteriores y refleja potencialmente su presencia en productos lácteos no pasteurizados en la región de California-Baja. La biopsia ósea produjo el mayor rendimiento de cultivos en este estudio. Dada la rareza de esta enfermedad, se necesitan estudios colaborativos multicéntricos para mejorar nuestra comprensión de la presentación y el manejo de la OAI pediátrica del complejo MTB.

Antecedentes: Las micobacterias no tuberculosas (MNT) son causas poco frecuentes de infección del torrente sanguíneo (ISC). Este estudio aborda el tratamiento y el pronóstico de las ISB por MNT y las diferencias entre los pacientes adultos y pediátricos.

Métodos: Se revisaron retrospectivamente las historias clínicas de los pacientes de cualquier edad con ISB por MNT, desde el 1 de enero de 2005 hasta el 30 de junio de 2020. Se recuperaron datos sobre la demografía, las condiciones subyacentes, las manifestaciones clínicas, las especies de MNT, los tratamientos antibióticos y los resultados.

Resultados: Se detectaron hemocultivos positivos para NTM en 43 pacientes, 30 niños y 13 adultos. Mediana de edad: 10,37 años (IQR 6,692-39,864). Treinta y siete (86%) pacientes tenían una enfermedad maligna activa. La fiebre fue el signo principal en 23 (53,5%) pacientes y las manifestaciones pulmonares en 14 (32,6%). Las MNT de crecimiento rápido constituyeron 39 (90,7%) de los aislamientos. Se documentó la presencia de un catéter venoso central (CVC) en 39 (90,7%) casos, 31 (79,5%) de los cuales fueron retirados como parte del tratamiento. Se documentó un tratamiento antibiótico dirigido contra las MNT en 26 (60,5%) pacientes. El CVC se retiró en 7/17 pacientes que no recibieron tratamiento antibiótico. Se produjeron recaídas en 3 casos; no se registró mortalidad a los 30 días. Los niños y los adultos tenían características clínicas similares. Sin embargo, los niños tenían una mayor tasa de CVC en el momento de la bacteriemia y una mayor probabilidad de recibir tratamiento.

Conclusión: La NTM BSI se observó principalmente en pacientes oncológicos con CVC. Los niños y los adultos tuvieron una evolución de la enfermedad y un resultado similares. Las recaídas fueron raras y no se informó de la mortalidad relacionada con NTM.

Presentamos un algoritmo que puede aplicarse en caso de diagnóstico de enfermedad micobacteriana no tuberculosa pediátrica para identificar a los pacientes que pueden requerir una evaluación inmunológica para descubrir un posible defecto subyacente del sistema inmunitario que predisponga a sus infecciones por micobacterias no tuberculosas.

Antecedentes: La investigación de los contactos domésticos (HHC) es una estrategia importante para identificar a los individuos con exposición a la tuberculosis (TB), la infección y la enfermedad, incluidos los que pueden beneficiarse del tratamiento preventivo de la tuberculosis (TPT). Los datos en niños expuestos a la tuberculosis resistente a la rifampicina son limitados.

Métodos: Como preparación y para informar sobre la viabilidad de un ensayo de intervención, se evaluó el HHC de adultos con TB pulmonar resistente a la rifampicina de países con alta carga de TB en un estudio transversal. Utilizando el ensayo de liberación de interferón-gamma y las definiciones específicas del estudio y del consenso internacional de 2015 de la TB intratorácica en niños, se evaluó la prevalencia y los predictores de la infección y la enfermedad de la TB en los HHC de niños (<15 años).

Resultados: De 303 HHC infantiles, con una mediana de edad (rango) de 7 años (0-14), el 57% [intervalo de confianza (IC) del 95%: 50%-64%] tenía un resultado positivo en el ensayo de liberación de interferón-gamma (infectado por TB). La infección por TB se asoció a que el caso índice fumara (p = 0,034), a que fuera el padre o durmiera en la misma habitación (p = 0,002) y a que el niño HHC tuviera una edad ≥5 años y estuviera escolarizado (p = 0,013). Cuatro tenían tuberculosis confirmada definida por el estudio y 9 tenían tuberculosis probable, lo que supone una prevalencia del 4,3% (IC 95%: 2,6%-7,1%). Utilizando las definiciones de consenso internacional, 4 tenían TB confirmada y 49 TB no confirmada, una prevalencia del 17,2% (IC del 95%: 12,9%-22,4%). Veinte (7%) niños habían recibido TPT.

Conclusiones: La prevalencia de infección y enfermedad tuberculosa fue alta en los niños HHC expuestos a tuberculosis resistente a la rifampicina. Pocos niños habían recibido TPT de forma rutinaria. Se necesitan pruebas de alta calidad para fundamentar recomendaciones sólidas sobre la TPT y el acceso a la misma en niños expuestos a la TB resistente a la rifampicina.

La variante Omicron del SARS-CoV-2 (B.1.1.529) sustituyó a otras variantes en España durante la sexta oleada, representando el 79%-94% de las muestras positivas en las dos últimas semanas de 2021.1 La información sobre la gravedad de Omicron en niños es escasa.

Para describir las características de los niños con COVID-19 durante la onda Omicron, se revisaron las historias clínicas de los niños con COVID-19 atendidos en el servicio de urgencias de un centro secundario en España desde el 20 de diciembre de 2021 hasta el 2 de enero de 2022. Las historias clínicas de todos los pacientes se revisaron una semana después del diagnóstico para comprobar las complicaciones.

La detección por reacción en cadena de la polimerasa con transcriptasa inversa (RT-PCR) utilizó como genes diana ORF1ab y N del genoma del SARS-CoV-2. Todas las muestras con un umbral de ciclo (Ct) <25 se analizaron con una segunda RT-PCR con sondas dirigidas a las mutaciones del gen S consistentes con Omicron. Este estudio forma parte del estudio EPICO-AEP.2

Un total de 1.360 niños fueron atendidos en urgencias durante el periodo de estudio. En total, 94 (6,9%) tenían una RT-PCR positiva para el SARS-CoV-2, con una edad media de 6,5 años (rango intercuartil: 1,3-9,7), y el 82,9% tenía fiebre. De ellos, 15 (16,0%) tenían un Ct <25: 13/15 (86,7%) fueron identificados como Omicron y 2/15 (13,3%) como variante Delta.

Sólo 2 de los 94 (2,1%) pacientes fueron hospitalizados: una niña de 3 años con características de neumonía bacteriana y variante Omicron confirmada, y un lactante de 40 días con tos ferina. Ningún paciente necesitó ingreso en la unidad de cuidados intensivos pediátricos ni falleció. En un estudio realizado por nuestro grupo durante la tercera oleada, causada predominantemente por la variante Alfa, 3/75 (4,0%) niños con COVID-19 fueron hospitalizados, sin diferencia con la oleada Omicron (P = 0,394), y un niño necesitó ingreso en la unidad de cuidados intensivos pediátricos.

Hasta septiembre de 2021, se han notificado más de 22 millones de casos de COVID-19 y más de 600 000 muertes relacionadas con el COVID en Brasil. En enero de 2021 se identificó un nuevo linaje del virus SARS-CoV-2 (inicialmente denominado P.1) a partir de la secuenciación genómica de muestras de pacientes con COVID-19 en Manaos, Brasil. Concomitantemente, Brasil experimentó una grave segunda ola de causas relacionadas con la incapacidad de mitigar la propagación de esta variante preocupante. El linaje P.1, o gamma, se caracteriza por la combinación de las sustituciones K417T, E484K y N501Y en la proteína spike y se estima que esta variante es 1,4-2,2 veces más transmisible que las precursoras. La prevalencia media diaria de la variante gamma pasó a ser predominante en Brasil a mediados de febrero de 2021 (https://outbreak.info/location-reports?loc=BRA). Los niños suelen presentar un curso asintomático o leve, con un riesgo mucho menor de COVID-19 grave que cualquier otro grupo de edad. No obstante, una proporción relativamente baja de niños podría estar en riesgo de padecer una enfermedad grave y morir. Anteriormente caracterizamos los primeros 11 613 ingresos hospitalarios pediátricos por COVID-19 en Brasil. En el presente estudio, centramos nuestro análisis en los niños y adolescentes (de edad <20 años) admitidos en la segunda ola, concomitantemente con la expansión y el predominio de la variante gamma, con el objetivo de comparar los resultados clínicos entre los distintos períodos. Además, desarrollamos un modelo de predicción clínica de la muerte relacionada con COVID-19 en la población pediátrica.

Métodos. Se realizó un estudio de cohorte retrospectivo que incluyó todos los casos pediátricos hospitalizados registrados en el Sistema de Información de Vigilancia Epidemiológica de la Gripe (SIVEP-Gripe). La información detallada sobre esta base de datos, incluido el formulario de notificación y el diccionario de datos, los códigos y todos los datos desidentificados, está disponible públicamente en https://opendatasus.saude.gov.br/dataset/bd-srag-2020. En el Apéndice 1 se ofrece información adicional sobre SIVEP-Gripe y los pasos de la recuperación de datos.

Se incluyeron todos los pacientes registrados consecutivamente de edad <20 años con un resultado positivo en la prueba de reacción en cadena de la polimerasa en tiempo real para el SARS-CoV-2 que habían sido ingresados en el hospital. La información detallada sobre los casos incluidos y excluidos se muestra en diagramas de flujo (Figura 1; disponible en www.jpeds.com). A efectos de análisis, integramos ambos conjuntos de datos en una única base de datos y estratificamos los casos en 2 grupos, WAVE1 (44 semanas epidemiológicas desde el 16 de febrero de 2020 hasta el 31 de diciembre de 2020) y WAVE2 (19 semanas epidemiológicas desde el 1 de enero de 2021 hasta el 29 de mayo de 2021). Además, el 29 de mayo de 2021, se actualizaron los resultados de interés para los pacientes pediátricos admitidos en WAVE1.

Resultados: En comparación con los niños y adolescentes ingresados durante la primera oleada, los ingresados durante la segunda oleada tuvieron significativamente más hipoxemia (52,5% frente a 41,1%; p < 0,0001) e ingresos en la unidad de cuidados intensivos (28,3% frente a 24,9%; p < 0,0001) y necesitaron más apoyo ventilatorio no invasivo (37,3% frente a 31,6%; p < 0,0001). Las muertes intrahospitalarias y las tasas de mortalidad fueron 896 (7,7%) en la primera oleada y 765 (7,6%) en la segunda (P = 0,07). El modelo de predicción de la muerte incluía la edad, la etnia, la región, los síntomas respiratorios y las comorbilidades. En el conjunto de validación (WAVE2), el estadístico C fue de 0,750 (IC 95%, 0,741-0,758; P < 0,0001).

Conclusiones: Este gran estudio nacional encontró un espectro de riesgo más severo para los pacientes pediátricos con COVID-19 causado por la variante gamma. Sin embargo, no hubo diferencias en cuanto a la probabilidad de muerte entre las ondas.

La fiebre tifoidea está causada por Salmonella enterica serotipo Typhi (Tifo) y se transmite por vía fecal-oral. Se calcula que cada año se producen en el mundo 10,9 millones de casos, que causan aproximadamente 117.000 muertes, principalmente entre poblaciones con acceso limitado al agua potable y al saneamiento. Los niños son especialmente susceptibles a la infección, sobre todo en entornos endémicos. A pesar de la importante carga de la enfermedad, con un tratamiento antimicrobiano rápido y adecuado, las tasas de mortalidad han disminuido del 10-20% a menos del 1%. Cada año se notifican a los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) unos 300 casos de fiebre tifoidea confirmados por cultivo, aunque se calcula que se producen 5.750 casos. La mayoría de los casos se dan en personas que no han recibido la vacuna contra la fiebre tifoidea y que han viajado al extranjero en los 30 días siguientes al inicio de la enfermedad. Los CDC recomiendan la vacunación contra la fiebre tifoidea a quienes viajen a 167 países o territorios con riesgos de exposición reconocidos.

Antecedentes: La cirugía de otorrinolaringología pediátrica se realiza con frecuencia tras infecciones recurrentes y alergia/atopia. La exposición prenatal a los antibióticos y los partos por cesárea aumentan el riesgo de infección grave y alergia/atopia en la descendencia, pero se desconoce la relación con los resultados quirúrgicos comunes relacionados. Este estudio mide las asociaciones entre el uso prenatal de antibióticos y el modo de nacimiento con la cirugía pediátrica común de otorrinolaringología.

Métodos: Se realizó un análisis de vinculación de datos de todos los niños nacidos vivos y únicos, nacidos entre 2008 y 2018, utilizando los datos del registro nacional de salud de Noruega. Las exposiciones de interés fueron los antibióticos prenatales y el modo de nacimiento. El resultado primario fue la cirugía común de otorrinolaringología antes de los 10 años de edad. Las asociaciones de exposición-resultado se estimaron a través de modelos multivariables de riesgos proporcionales de Cox ajustando por covariables predefinidas. Se exploró la interacción entre las exposiciones.

Resultados: De 539.390 niños, 146.832 (27,2%) tenían madres a las que se les habían recetado antibióticos durante el embarazo, 83.473 (15,5%) dieron a luz por cesárea y 48.565 (9,0%) fueron sometidos a una cirugía otorrinolaringológica durante el período de estudio. La exposición prenatal a los antibióticos [razón de riesgo ajustada (RAP), 1,22; IC del 95%: 1,20-1,24] y la cesárea (RAP, 1,14; IC del 95%: 1,11-1,16) se asociaron a la cirugía otorrinolaringológica tras el ajuste mutuo. Hubo cierta evidencia de una interacción entre las 2 exposiciones (P = 0,03).

Conclusiones: La exposición a los antibióticos durante el embarazo y la cesárea puede afectar negativamente al desarrollo inmunitario temprano y aumentar el riesgo de infecciones recurrentes de las vías respiratorias superiores y de alergia/atopia que pueden requerir cirugía otorrinolaringológica. Se justifica la realización de estudios mecanísticos para explorar las vías genéticas y/o moleculares que explican estos resultados. Esto podría identificar posibles objetivos terapéuticos para reducir la carga de la cirugía otorrinolaringológica.

El estreptococo hemolítico del grupo A (GABHS) es un patógeno de primer orden en todo el mundo y las secuelas postestreptocócicas son una causa importante de morbilidad y mortalidad en los países con recursos limitados. La proteína M (codificada por el gen emm) es un factor de virulencia clave y un componente de las vacunas candidatas contra el GABHS. Dado que los datos sobre el SAM en África Central son escasos, se investigó la resistencia a los antibióticos, la diversidad de la emm y la posible cobertura de la vacuna.

Métodos: En un estudio transversal prospectivo, se examinó a 1014 gaboneses en busca de portadores de estreptococos en la garganta, amigdalofaringitis y pioderma mediante pruebas de frotis de garganta y piel. Se aislaron todos los EHB, se identificaron las especies y se analizó la resistencia a los antibióticos, los tipos de EHB y los grupos de EHB.

Resultados: Se detectaron 165 EHB, de los cuales 76 eran EHBG, 36 estreptococos ß-hemolíticos del grupo C (EHBG) y 53 estreptococos ß-hemolíticos del grupo G (EHBG) en 140 aislamientos de portadores, 9 de amigdalofaringitis y 16 de pioderma. El 80% de los EBHGA, el 78% de los EBHG y el 79% de los EBHG eran resistentes a la tetraciclina. Se identificaron 46 tipos de emm. Los SGAO emm58, emm65 y emm81 fueron los más prevalentes (26%). La diversidad de emm de los GABHS fue la más alta, los GCBHS y los GGBHS fueron menos diversos. Uno de cada dos GABHS, uno de cada tres GCBHS y uno de cada diez GGBHS eran portadores de tipos de emm detectados en aislados de amigdalofaringitis o pioderma.

Conclusiones: La resistencia a la tetraciclina y la diversidad de tipos de emm fue alta entre los portadores de SHBG en Gabón, con una cobertura potencial del 58% por la vacuna 30-valente de SHBG. El solapamiento relevante de los tipos de emm de los portadores con los tipos de emm encontrados en la amigdalofaringitis y la pioderma caracteriza un conjunto compartido de cepas de SHB en circulación.

Antecedentes: Nuestro objetivo es desarrollar modelos farmacocinéticos (PK) poblacionales de ampicilina y sulbactam utilizando el análisis de datos agrupados y optimizar los regímenes de dosificación de ampicilina-sulbactam (proporción de combinación de 2:1) en pacientes pediátricos.

Métodos: Se desarrollaron modelos PK poblacionales de ampicilina y sulbactam por separado ajustando simultáneamente los datos de plasma y orina de pacientes pediátricos en 14 estudios publicados. Sobre la base de estos modelos, se estimó la probabilidad de alcanzar un objetivo farmacodinámico (PD) [50% del tiempo que las concentraciones libres del fármaco están por encima de la concentración inhibitoria mínima, 50% fT > concentración inhibitoria mínima (CIM)] frente a la CIM90 [CIM que bloqueó el crecimiento del 90% de las cepas] de bacterias comunes en la neumonía adquirida en la comunidad.

Resultados: El análisis incluyó 54 pacientes pediátricos (0,083-16,42 años de edad, 4,0-77,0 kg de peso corporal). Se utilizó un total de 284 concentraciones plasmáticas y 90 excreciones urinarias de 0 a 6 horas después de la administración para el modelado PK poblacional. Los datos se describieron adecuadamente mediante modelos de 2 compartimentos para la ampicilina y el sulbactam. La edad no fue una covariable estadísticamente significativa en la PK de ninguno de los dos fármacos. Los puntos de ruptura PK/PD para 45 mg/kg 3 veces al día y 75 mg/kg 4 veces al día (q.i.d.) fueron 0,25 y 1 μg/mL, respectivamente. Para el tratamiento empírico de la neumonía adquirida en la comunidad, debido a que los valores de MIC90 para los principales patógenos objetivo son altos (MIC90 = 2 μg/mL para Streptococcus pneumoniae y MIC90 = 4 μg/mL para Haemophilus influenzae), 75 mg/kg q.i.d. (dosis máxima aprobada por la Food and Drug Administration en Estados Unidos) podría ser mejor que 45 mg/kg 3 veces al día (dentro de la dosis aprobada en Japón) para cubrir muchos patógenos.

Conclusiones: A partir de los resultados de esta aproximación PK/PD, 75 mg/kg q.i.d. (dosis máxima aprobada por la Food and Drug Administration) deberían ser recomendados en la terapia empírica de la neumonía adquirida en la comunidad.

Hay poca evidencia sobre el mejor tratamiento de las mujeres embarazadas con infección por Toxoplasma gondii para prevenir la transmisión vertical al feto.

Métodos: Realizamos un estudio retrospectivo de 28 años con el objetivo de comparar la eficacia de tres regímenes terapéuticos [Espiramicina sola (Spy) vs. Pirimetamina-Sulfadiazina (P/S) vs. Espiramicina con Trimetoprima-Sulfametoxazol (Spy+TMP-SMX)] para la prevención de la transmisión materno-fetal de la infección por T. gondii.

Resultados: Se incluyeron 170 mujeres: 58 (34,1%) tenían toxoplasmosis congénita (TC) segura, 61 (35,9%) una infección probable y 41 (24,1%) una infección posible. En total, 97 madres (57,1%) fueron tratadas con la combinación Spy+TMP-SMX, 64 madres (37,6%) fueron tratadas sólo con Spy y 8 madres (4,7%) con P/S. Los lactantes infectados fueron 20/170 (11,7%). Sin embargo, el 8,2% (8/97) de los lactantes nacidos de madres tratadas con Spy+TMP-SMX estaban infectados, el 20% (11/55) de los lactantes nacidos de mujeres tratadas con Spy y el 12,5% (1/8) de los lactantes nacidos de madres tratadas con P/S estaban infectados. El análisis de regresión logística demostró que el tratamiento de Spy por sí solo se asociaba a un mayor riesgo de TC en comparación con la combinación Spy+TMP-SMX (OR, 2,78; IC del 95%: 1,04-7,41; valor de P: 0,041). No se observaron diferencias cuando se comparó la combinación Spy+TMP-SMX con la combinación P/S (OR 1,59; IC del 95%: 0,17 - 14,58; valor de P 0,682). Los resultados se confirmaron cuando se corrigieron los análisis por trimestre de infección y por tipo de tratamiento materno (OR 7,72; IC 95% 3,40-17,53; valor de P <0,001).

 

Conclusiones: La combinación de Spy+TMP-SMX puede ser más eficaz para reducir el riesgo de transmisión materno-fetal de la Toxoplasmosis en comparación con Spy sola; además, esta combinación no es inferior a P/S, el actual tratamiento materno estándar internacional para la prevención del TC. Sería necesario un ensayo prospectivo que comparara la combinación Spy+TMP-SMX con P/S para aportar pruebas definitivas sobre el mejor régimen para las mujeres embarazadas con infección por T. gondii.

 

Actualidad bibliográfica abril 2022

TOP ten

Introducción: durante la pandemia COVID-19 se han publicado multitud de estudios sobre pruebas diagnósticas, orientados a determinar su precisión, el balance entre beneficios, riesgos, costes, equidad y factibilidad. Se presenta un resumen de las recomendaciones sobre las distintas pruebas disponibles y sobre las distintas características analíticas o radiológicas que pueden apoyar el diagnóstico o tener valor pronóstico.

Material y métodos: se formularon preguntas PICO, se realizó una búsqueda sistemática de información, se evaluó y se sintetizó la información obtenida y se clasificó siguiendo la metodología GRADE. Finalmente se elaboraron tablas de evidencia con recomendaciones.

Resultados y discusión: la reacción en cadena de la polimerasa con transcripción inversa se considera el patrón oro, siendo todas las marcas comerciales eficaces. Las muestras salivares presentan una validez similar a las nasofaríngeas, pudiendo ser una opción en contextos ambulatorios de baja prevalencia. Las pruebas antigénicas presentan menor sensibilidad y especificidad, aunque podrían ser consideradas en pacientes con síntomas de menos de cinco días de duración. Las pruebas serológicas son altamente específicos, ofreciendo mejores resultados tras 14 días del inicio y podrían ser de utilidad en casos de síndrome inflamatorio multisistémico. En casos moderados y graves se recomienda realizar analítica con LDH, proteína C reactiva, ferritina y procalcitonina, por el riesgo de coinfección. En estos pacientes, la ecografía a pie de cama podría ser una alternativa en caso de clínicos entrenados. La calidad de la evidencia es, en general, baja, y la mayoría de las recomendaciones presentan muy bajo grado de evidencia.

El objetivo de nuestro estudio fue evaluar la eficacia de las opciones de tratamiento para las complicaciones más frecuentemente reportadas de la mastoiditis aguda en la literatura inglesa. Se realizaron búsquedas en PubMed, EMBASE y The Cochrane Library desde el inicio de la base de datos hasta el 29 de marzo de 2019.

Métodos: Dos revisores independientes (M.R.K., K.S.) evaluaron los resultados de la búsqueda para la inclusión de estudios. Se revisaron las referencias citadas en las publicaciones que cumplían los criterios de inclusión. Veintitrés estudios incluidos fueron publicados desde 1998 hasta 2018. La eficacia del tratamiento se determinó comparando el cambio en el número de subtipos de complicaciones en cada subgrupo de tratamiento (médico, conservador o quirúrgico) desde el ingreso hasta el alta (rango: 5-30 días) o el seguimiento posterior al alta (rango: 1-27,5 meses) con un modelo de efectos aleatorios.

Resultados: De los 733 artículos identificados, 23 cumplieron los criterios de inclusión. De los 883 pacientes incluidos, 203 fueron tratados médicamente (23%), 300 de forma conservadora (34%) y 380 quirúrgicamente (43%). Los pacientes conservadores tuvieron más complicaciones extracraneales (ECC, p = 0,04) y complicaciones intratemporales (IT, p = 0,04) durante el seguimiento en comparación con los pacientes médicos. Los pacientes médicos tuvieron más número total de complicaciones (TNC, P = 0,03), ECC (P = 0,02) e IT (P = 0,01) al alta en comparación con los pacientes quirúrgicos. Los pacientes conservadores tuvieron más complicaciones de todo tipo, excepto absceso intracraneal/extracraneal y "otras", al alta y en el seguimiento, en comparación con los pacientes quirúrgicos.

Conclusiones: Hubo mayores reducciones de TNC, ECC e IT al alta y en el seguimiento entre los pacientes quirúrgicos en comparación con los pacientes médicos y conservadores. Hubo mayores reducciones en la TNC, la ECC, la IT, las complicaciones intracraneales, el absceso subperióstico y la trombosis del seno lateral al alta y durante el seguimiento entre los pacientes quirúrgicos en comparación con los pacientes conservadores.

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Ha habido un esfuerzo extraordinario, tanto técnico como económico, para producir vacunas eficaces. Las vacunas de las que existen datos de eficacia son las que han publicado resultados de la fase 3. Se resumen los datos más relevantes de estos ensayos clínicos agrupados por tipo de vacuna.

Mientras que los datos de eficacia se obtienen en ensayos clínicos, la efectividad ha de medirse en la vida real, teniendo en cuenta que las vacunas se han empezado a implementar en España el 27 de diciembre de 2020. Las vacunas para prevenir la infección por SARS-CoV-2 parecen seguras y eficaces, con una calidad de la evidencia moderada.

En el momento actual se ha vacunado de forma universal a la población adulta (primer grupo en tener evidencias de eficacia y seguridad vacunal) con las vacunas disponibles y según grupos de riesgo establecidos por el Ministerio de Sanidad, posteriormente se han ido incorporando otros grupos como embarazadas y adolescentes, y recientemente se ha incorporado el grupo de escolares entre 5 y 11 años tras la publicación de eficacia y seguridad vacunal en esta franja de edad de una de las vacunas autorizadas en la Unión Europea.

A pesar de las limitaciones que presentan los ensayos clínicos, la situación de pandemia actual con gran amenaza para la salud pública y la gran pérdida de vidas que produce la enfermedad por SARS-CoV-2, hace que el balance riesgo beneficio sea favorable a la vacunación.

En las últimas décadas, la mayoría de los laboratorios europeos de microbiología clínica han adoptado los métodos de pruebas de susceptibilidad y los puntos de ruptura clínicos emitidos por el Comité Europeo de Pruebas de Susceptibilidad a los Antimicrobianos (EUCAST) para informar de si un microorganismo aislado es susceptible o resistente a un agente antimicrobiano determinado.1,2 En 2019, el EUCAST introdujo una nueva definición de las antiguas categorías susceptible, intermedia y resistente, a saber, susceptible, régimen de dosificación estándar, susceptible, exposición aumentada y resistente. Para tener en cuenta la exposición diferencial entre susceptible, régimen de dosificación estándar y susceptible, exposición aumentada, el EUCAST publicó una tabla junto con las tablas de puntos de ruptura anuales (https://www.eucast.org/clinical_breakpoints/), en la que se enumeran las dosis estándar y aumentadas de los agentes antibióticos que dan lugar a niveles mínimos de exposición que están por detrás de los puntos de ruptura del EUCAST. Esto ofrece a los profesionales sanitarios una dosis estándar y una dosis elevada de algunos agentes antibacterianos para el tratamiento de los pacientes.

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La aparición del nuevo coronavirus del síndrome respiratorio agudo severo 2 (SARS-CoV-2) a finales de diciembre de 2019, causante de una enfermedad posteriormente denominada COVID-19, marcó el inicio de una pandemia sin precedentes. A principios de 2022, el número de casos confirmados superaba los 265 millones en todo el mundo, con más de 5 millones de muertes.1 La aparición de variantes preocupantes del SARS-CoV-2 más transmisibles, como la alfa, la delta y la omicron, supone riesgos adicionales para la salud pública mundial.2 La gran mayoría de los casos graves y las muertes se producen en adultos mayores y grupos de alto riesgo con condiciones de salud subyacentes, mientras que los niños y jóvenes (CYP) tienen predominantemente un curso de la enfermedad leve, con aproximadamente un tercio de los casos asintomáticos.3,4 Los datos de 10 países de la Unión Europea desde agosto de 2020 hasta octubre de 2021, un momento en el que la variante alfa era dominante en la mayoría de los países europeos, revelaron que en el grupo de edad de 1 a 18 años se requirió hospitalización en <1,2% de todos los casos notificados. Menos del 0,04% de los CYP desarrollaron una enfermedad grave y la tasa global de letalidad fue igual o inferior al 0,01%.3 Por el contrario, los CYP sufrieron ampliamente las medidas de mitigación durante la pandemia, como el distanciamiento social y el cierre de escuelas o guarderías.

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Casos

Describimos 4 casos de leishmaniasis cutánea en niños en Australia. El tratamiento es un reto dada la falta de directrices firmes y el acceso limitado a las modalidades convencionales utilizadas en los países endémicos. La paromomicina tópica o el fluconazol oral fueron tratamientos eficaces de primera línea para pacientes ambulatorios; sin embargo, el uso de la paromomicina tópica se vio limitado por los gastos de importación o de composición local.

Introducción. Recientemente, Kingella kingae (K. kingae) se ha descrito como el principal agente causal de infecciones osteoarticulares entre los 6 meses y 2 años de vida. Más excepcional es su presentación en forma de clúster de infección invasiva por K. kingae. Se describe la investigación del primer brote de 3 casos de artritis séptica causada por K. kingae documentado en España en una guardería de Roses, Girona.

Pacientes y métodos. En diciembre del 2015, se realizó frotis faríngeo a todos los niños de la misma clase de la guardería. La muestra estaba compuesta por 9 lactantes (rango de edad: 16-23 meses), que incluía los 3 casos índice. El estudio microbiológico se realizó mediante cultivo y RT-PCR específicos a K. kingae. Se administró amoxicilina y rifampicina profilácticas a todos los que presentaron colonización por K. kingae. Después de finalizar la profilaxis, se tomó un nuevo frotis faríngeo para confirmar la erradicación.

Resultados. Se detectó K. kingae por RT-PCR en los 3 casos índices y 5/6 compañeros de clase. Los cultivos fueron negativos en todos los casos. Después de recibir profilaxis, 3 lactantes aún presentaban positividad a K. kingae en RT-PCR.

Conclusiones. K. kingae puede causar brotes de enfermedad invasiva en comunidades cerradas. Para una adecuada investigación, se requiere un mayor conocimiento de su existencia, así como una mejoría de la sensibilidad de las pruebas diagnósticas. En nuestra experiencia, la administración de profilaxis antibiótica puede erradicar parcialmente la colonización orofaríngea por K. kingae. Después de la profilaxis no se detectaron nuevos casos.

El dolor torácico en Pediatría es un síntoma común que puede suponer ingresos hospitalarios y derivaciones a especialistas. La etiología cardíaca es la responsable en una minoría de los casos, aunque es una de las que más preocupa al paciente y a sus familias. El dolor torácico agudo es un síndrome clínico que puede ser causado por casi cualquier condición que afecte al tórax, al abdomen o a los órganos internos. En ocasiones, este extenso y costoso trabajo de diagnóstico puede ser evitado teniendo en cuenta las causas más comunes y no graves. Se comenta el caso de un niño con la enfermedad de Bornholm secundaria a la infección por enterovirus.

In children, skin rashes are a frequent manifestation of infectious diseases, or they could also be the result of a drug hypersensitivity reaction, especially after antibiotic intake. We report the case of a 5-year-old girl investigated for a suspected post streptococcal vasculitis where differential diagnosis was improved by an allergy work-up and confirmed by lymphocyte transformation test.

El eccema coxsackium es una dermatosis infecciosa caracterizada por lesiones papulovesiculosas, eccematosas e incluso costrosas de predominio en extremidades, nalgas y región perioral. Suele aparecer en pacientes con afectación cutánea previa, como es el caso de la dermatitis atópica de los niños. El germen causante más frecuentemente aislado es el Coxsackie A6. Está considerado como una forma atípica de la enfermedad mano-pie-boca y es importante un correcto diagnóstico diferencial para evitar tratamientos innecesarios.

Se presenta el caso clínico de una niña de 7 años que consulta por impétigo contagioso y tras un abordaje integral biopsicosocial desde la consulta de Pediatría se diagnostica de maltrato por negligencia en relación con un trastorno de acumulación en la progenitora. La atención longitudinal e integral que realizan los pediatras de Atención Primaria sobre la salud del niño y el adolescente monitoreando la dinámica familiar resulta clave en la detección precoz de muchos trastornos mentales de inicio en la edad pediátrica, así como de situaciones de maltrato infantil en todas sus variantes.

Un niño de 6 meses con un desarrollo normal desarrolló estreñimiento, mala alimentación y letargo, y luego caída de los párpados, llanto débil, retraso de la cabeza y debilidad de las extremidades. Los estudios sépticos y metabólicos y de neuroimagen eran normales. Inicialmente se pensó en una miastenia gravis (MG) y en un síndrome miasténico congénito (SMC); la prueba con piridostigmina no mostró ninguna mejoría. La exploración (figura 1, vídeo 1) reveló un niño alerta con pupilas de reacción lenta, oftalmoparesia horizontal, debilidad de las extremidades proximales y reflejos tendinosos conservados. Botulismo infantil ...

Un neonato de 22 días de edad se presentó en el servicio de urgencias con una historia de un día de fiebre asociada a un eritema en la mejilla izquierda (Figura 1). El embarazo y el parto vaginal se desarrollaron sin incidentes. En el momento del ingreso, la temperatura corporal era de 38,4°, la frecuencia cardiaca de 77 lpm y la presión arterial de 79/41 mm Hg. Los hallazgos de la exploración física revelaron hinchazón e induración en el ángulo de la mandíbula izquierda y una lesión ligeramente protuberante, de color marrón, con enrojecimiento central en la apertura del conducto de Stensen en la mucosa bucal izquierda (Figura 2). La presión ejercida sobre la glándula parótida izquierda expulsó un exudado purulento del conducto (Figura 2, Vídeo 1)

Un niño de 22 meses se presentó con una historia de 7 días de lesiones maculopapulares eritematosas sobre las falanges distales de su dedo medio y meñique derecho (Figura 1). Una semana antes había sido mordido en las mismas localizaciones por la cabra de la familia, que presentaba llagas en la boca en el momento de la mordedura (Figura 2). En el momento de la presentación, el niño estaba afebril y en buen estado general, con dos lesiones papulonodulares, ligeramente ulcerosas, en las localizaciones mencionadas. Se diagnosticó una infección por el virus orf (también llamado ecthyma contagiosum).

En individuos inmunocompetentes, la infección suele resolverse en un plazo de 3 a 8 semanas sin tratamiento,1,2 como fue el caso de nuestra paciente. Deben utilizarse antisépticos tópicos para minimizar el riesgo de infección bacteriana secundaria.

Streptococcus intermedius es un microorganismo anaerobio, perteneciente al grupo de Streptococcus anginosus. Es una bacteria comensal habitual de la cavidad oral y nasofaringe, conocida por su potencial capacidad de formar abscesos cerebrales por contigüidad o por vía hematógena a partir de infecciones de la esfera otorrinolaringológica. Las infecciones del sistema nervioso central debidas a miembros de este grupo son potencialmente mortales y requieren de un manejo multidisciplinar. La obtención de imágenes mediante tomografía computarizada o resonancia magnética debe realizarse de forma precoz para evaluar las colecciones que requieren drenaje. La intervención quirúrgica y el inicio de terapia antibiótica empírica a tiempo son imprescindibles para asegurar una correcta evolución. Se presentan 3 casos.

La escabiosis es la infestación cutánea por el parásito Sarcoptes scabiei var. hominis. A diferencia de la forma clásica que afecta a niños y adultos, la escabiosis neonatal presenta una serie de características distintivas que dificultan su diagnóstico. Presentamos un caso de escabiosis neonatal cuyo diagnóstico supuso un reto ante la ausencia de antecedentes epidémicos familiares.

La foliculitis pustulosa eosinofílica (FPE) de la infancia es una enfermedad infrecuente, que se presenta en recién nacidos y lactantes, caracterizada por la aparición de brotes de lesiones papulo-pustulosas muy pruriginosas en cuero cabelludo, con una duración de una a cuatro semanas. El tratamiento es sintomático aunque los corticosteroides tópicos parecen ser eficaces para acelerar la resolución de las lesiones. Presentamos un caso clínico de un escolar de diez años al que se le realizó una biopsia en el Servicio de Dermatología y recibió finalmente este diagnóstico.

Una niña de 9 años acudió a la consulta externa de neumología de nuestro hospital con una historia de tos húmeda persistente que había comenzado inmediatamente después del nacimiento. Tres meses antes de su visita, recibió empíricamente antibióticos y antihistamínicos, pero sus síntomas no mejoraron, y fue remitida a nuestra clínica. No tenía antecedentes de traumatismos y su historial médico no presentaba ninguna anomalía. Fue capaz de expectorar el esputo por sí misma y notó que tenía un color amarillo brillante, de calidad serosa (Figura, A ).

Una niña de 5 meses se presentó con una historia de 4 meses de erupción cutánea. Sus antecedentes de nacimiento, crecimiento y familiares no presentaban ninguna anomalía. La exploración física mostraba papulovesículas rosadas diseminadas con superficies umbilicadas o costras hemorrágicas en el tronco, eritema amarillo-costroso o escamoso en las orejas y el cuero cabelludo, y eritema húmedo en las axilas y los pliegues inguinales (figura). El diagnóstico diferencial incluía molusco, varicela, eczema seborreico e intertrigo. No había linfadenopatía ni hepatoesplenomegalia. La biopsia de la piel reveló la infiltración de células mononucleares con tinción inmunohistoquímica positiva para CD1a y CD207 (langerina) en la lesión. Se la había seguido con el diagnóstico de histiocitosis de células de Langerhans (HCL) limitada a la piel. Sin embargo, 3 años después de la primera visita se desarrolló una lesión de HCL en la hipófisis.

Un varón africano de 17 años con anemia falciforme homocigótica fue ingresado con una crisis vaso-oclusiva de los miembros inferiores y la espalda baja, complicada además con un síndrome torácico agudo. Tras 6 días de tratamiento con líquidos intravenosos, analgésicos y antibióticos, desarrolló una cefalea holocraneal, náuseas y fotofobia. Los hallazgos de la exploración física mostraban masas biparietales dolorosas en forma de pantano (Figura 1).

Para profundizar

La tosferina es una infección respiratoria inmunoprevenible altamente contagiosa, con alta morbilidad y mortalidad, y que afecta con especial gravedad a recién nacidos y lactantes menores de 2 meses. Las primeras vacunas comenzaron a emplearse en la década de los 40. Sin embargo, desde 1980 la incidencia de casos ha aumentado a pesar de los amplios programas de vacunación y tratamientos antibióticos adyuvantes disponibles. El cambio del uso de vacunas celulares a vacunas acelulares, y las modificaciones antigénicas de B. pertussis han podido contribuir entre otros factores a la disminución de la inmunidad adquirida tras la vacunación y a la reemergencia de la enfermedad. En la actualidad, todavía existen necesidades no cubiertas por las medidas convencionales de prevención y los tratamientos antibióticos existentes. Esta revisión pretende actualizar los datos disponibles y plantear qué estrategias vacunales pueden contribuir a un mejor control y prevención global de la enfermedad.

Introducción: tras una segunda oleada de la pandemia COVID-19 en Zaragoza, se estudian los contactos estrechos con pacientes con COVID-19, con la finalidad de valorar el riesgo de infección tras exposición en función del paciente índice, adulto o niño, y la renta familiar.

Material y métodos: se realiza un estudio descriptivo de todos los pacientes pediátricos que han tenido contacto con pacientes con COVID-19 en el centro de salud de Delicias Sur de Zaragoza entre los meses de julio y agosto de 2020 y se valora la aparición de síntomas, consultas en servicio de urgencias, realización de pruebas complementarias, contacto estrecho con adulto o con niño y la renta familiar.

Resultados: un total de 292 pacientes fueron contacto estrecho con pacientes con COVID-19, de los cuales 128 fueron positivos para la PCR de SARS-CoV-2. Al analizar el tipo de contacto, se encontró que un 10,94% había mantenido contacto estrecho con un niño y un 89,06% con un adulto. El riesgo de contagio tras sufrir contacto con un niño positivo fue del 34,15%, mientras que, tras contacto con un adulto positivo, el riesgo fue del 45,78%. Asimismo, el riesgo de contagio entre las rentas inferiores a 18 000 € fue de 47,9 frente al 27,6% de aquellos pacientes con rentas superiores a 18 000 €.

Conclusiones: el riesgo de contagio de COVID-19 es mayor cuando el contacto estrecho es con un adulto y cuando el nivel de renta familiar es inferior.

Introducción. Las coinfecciones por gripe y otros virus respiratorios (OVR) durante las epidemias gripales son frecuentes. El objetivo de este estudio es examinar las variables demográficas y virológicas relacionadas con las coinfecciones entre la gripe y OVR.

Materiales y métodos. En este estudio se analizaron muestras respiratorias de 8 epidemias gripales consecutivas (desde la temporada 2011-2012 hasta la temporada 2018-2019), en las que se había detectado un resultado positivo de gripe mediante test en laboratorio. Analizamos los datos objetivándolos frente a diferentes variables: edad, sexo, tipo de paciente (hospitalizado/centinela) y tipo/subtipo de gripe detectada.

Resultados. Las coinfecciones entre gripe y OVR se detectaron en el 17,8% de los casos positivos de gripe. En los niños de entre 0-4 años (OR: 2,7; IC 95%: 2,2-3,4), los niños de entre 5-14 años (OR: 1,6; IC 95%: 1,2-2,1) y los pacientes infectados por el subtipo A(H3N2) (OR: 1,4; IC 95%: 1,14-1,79), se detectó una probabilidad significativamente mayor de detectar estas coinfecciones. Además, observamos que las coinfecciones entre gripe y 2 o más OVR fueron llamativamente más frecuentes en niños de 0-4 años (OR: 0,5; IC 95%: 0,32-0,8), en adultos de entre 40-64 años (OR: 0,5; IC 95%: 0,3-0,9) y en mujeres (OR: 0,7; IC 95%: 0,5-0,9).

Discusión. Estos resultados muestran que las coinfecciones entre gripe y OVR son más frecuentes en niños de 0-4 años y de 5-14 años, y en los casos en los que el subtipo A(H3N2) está implicado. Estos datos pueden ser útiles para enfocar el diagnóstico mediante métodos multiplex en aquellos laboratorios que posean pocos recursos económicos y humanos.

Además de las consecuencias en términos de morbimortalidad (especialmente en pacientes adultos), la pandemia de SARS-CoV-2/COVID-19 ha amenazado con bloquear los circuitos asistenciales habituales. En este sentido, la detección de SARS-CoV-2 en pacientes con necesidad de contacto reiterado con el sistema sanitario ha obligado a establecer estrategias seguras de control clínico y de negativización.

Se analizaron los datos de los pacientes diagnosticados de infección por SARS-CoV-2 mediante PCR en muestra respiratoria entre el 11 de marzo y el 30 de abril de 2020 en un hospital terciario pediátrico de referencia de Barcelona (España), a los que se hubiera practicado posteriormente un nuevo estudio para comprobar la negativización de la PCR en aspirado nasofaríngeo. Dicho estudio se realizó a pacientes con necesidad de asistencia seriada en hospitales de día, procedimientos, hospitalizaciones programadas, etc. Para estos controles clínicos y de negativización, y posterior reintegración a la asistencia habitual, se habilitó un circuito seguro con controles de PCR idealmente semanales pero adaptados a circunstancias logísticas (mediana de días entre controles: 8; rango intercuartílico [RIC]: 6-13días).

Del total de 25 pacientes con infección por SARS-CoV-2 atendidos en nuestro hospital durante este periodo, se recogieron 15 pacientes que cumplían con los criterios de inclusión, con una mediana de edad de 22meses (rango: 1día-15años; RIC: 1-148meses), 60% varones. Doce casos se estudiaron por cuadro clínico compatible con COVID-19 (5 presentaron clínica respiratoria y fiebre; 4, cuadro respiratorio afebril; 2, fiebre sin foco, y uno, cuadro gastrointestinal con fiebre), 2 casos por cribado al ingreso según protocolo y un caso como estudio de hijo de madre con COVID-19. Siete niños (46%) precisaron ser hospitalizados por COVID-19, necesitando ingreso 3 de ellos en la Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos. Todos los pacientes evolucionaron favorablemente. Otros 6 (40%) ingresaron por motivos no relacionados con la COVID-19, y los 2 pacientes restantes no precisaron hospitalización (13%). En cuanto a la patología de base, 6 pacientes (40%) tenían cardiopatías congénitas; 4 (27%), enfermedades oncohematológicas activas; 2 (13%), encefalopatía, además de una paciente trasplantada renal y otro niño con insuficiencia hepática aguda (7% respectivamente). El paciente restante fue un neonato hijo de madre con COVID-19, sin comorbilidades.

Globalmente, la mediana de tiempo hasta la negativización de la PCR fue de 13 días (RIC: 6-31). Ocho pacientes (53%) necesitaron más de una PCR de control hasta dicha negativización, hasta un máximo de 4 en un caso. Se constató una mediana de tiempo significativamente mayor desde la PCR positiva inicial hasta el primer resultado negativo en pacientes inmunodeprimidos respecto a no inmunodeprimidos (21días vs. 13días, p=0,015). La mediana de tiempo desde el inicio de la clínica en casos sintomáticos hasta el resultado negativo fue de 18 días (rango: 13-34; RIC: 15-25), concordante con estudios realizados en adultos1,2, y algo mayor que en trabajos pediátricos recientes en pacientes con COVID-19 no grave y sin especificarse patología de base3. En la tabla 1 se detallan los tiempos de negativización por grupo de pacientes.

La ileítis infecciosa es una causa infrecuente de dolor abdominal en pediatría. Cursa con abdominalgia difusa o localizada en la fosa iliaca derecha (FID) con o sin diarrea; pudiendo simular otras causas de abdomen agudo, como apendicitis, invaginación o patología ovárica.

Su hallazgo ecográfico característico es el engrosamiento mural simétrico del íleon terminal1. Dependiendo del agente etiológico, los cambios inflamatorios de la mucosa pueden extenderse al ciego, apéndice y colon derecho. En los casos de afectación exclusiva del íleon y apéndice, los hallazgos clínicos y analíticos no permiten establecer el diagnóstico diferencial con la apendicitis aguda.

Realizamos un estudio retrospectivo de todos los pacientes diagnosticados con ileítis en urgencias entre 2014 y 2019 (84 casos). Únicamente se incluyeron aquellos en los que se obtuvo muestra de heces para estudio microbiológico (41/84; 48,8%). Las ecografías fueron realizadas por especialistas en radiología pediátrica y revisadas a posteriori por un único radiólogo. Se consideró patológico un grosor ecográfico de pared ileal > 2 mm2. Empleamos los test de X2 y t de Student para los correspondientes contrastes de hipótesis.

En el 51,2% (21/41) el coprocultivo fue patológico, confirmando el diagnóstico de ileítis infecciosa. Campylobacter jejuni fue el enteropatógeno identificado con mayor frecuencia (tabla 1). La fiebre fue más frecuente entre los pacientes con coprocultivo patológico (80,9% vs. 50%, p = 0,037). El resto de las manifestaciones clínicas y analíticas analizadas, no mostraron diferencias significativas (tabla 2).

Introducción: el objetivo principal del estudio es analizar la influencia de la pandemia causada por el SARS-CoV-2 en el porcentaje de vacunación antigripal, comparando la cobertura vacunal del año 2019 con la del año 2020. Para ello, se han utilizado los pacientes vacunados en dos centros de salud (CS) de características similares, con la diferencia de que en uno de ellos se realiza captación activa de pacientes mediante envío de una carta a domicilio.

Material y métodos: estudio observacional realizado a partir de una muestra de 934 pacientes vacunados durante el primer mes de campaña en los años 2019 y 2020 en dos CS. Se ha realizado un análisis descriptivo de la muestra. Posteriormente, se han comparado los porcentajes de vacunación de ambos años y ambos CS mediante el test χ2.

Resultados: el porcentaje de vacunación global al final del primer mes de campaña en el año 2020 fue 33,9% y en 2019 fue 19,9% (p <0,001), obteniéndose también diferencias significativas en función del CS. Se vacunaron mayor porcentaje de pacientes en el CS 1, que realiza captación activa (p <0,001).

Conclusiones: los porcentajes de vacunación son mayores en el año 2020 con respecto a 2019, lo que puede ser explicado por la angustia de la población ante la coexistencia de ambos virus. Para aumentar la cobertura vacunal en pacientes asmáticos son de ayuda estrategias de captación activa.

Introducción: la infección por meningococo del serogrupo B puede provocar enfermedad meningocócica invasiva, con un 20-30% de secuelas y hasta un 10% de mortalidad.

Material y métodos: estudio observacional, descriptivo y retrospectivo de vacunación frente al meningococo del serogrupo B en la población pediátrica del Sector I de Zaragoza desde octubre de 2015 hasta diciembre de 2019. Se estudió: edad de inicio de la vacunación, edad a la fecha de la primera dosis (≤3 meses, 4-11 meses, 12-23 meses, 2-9 años, 10-16 años), sexo, centro de salud (CS) y número de dosis recibidas.

Resultados: se vacunó a 11 776 pacientes, de los cuales un 51,6% fueron varones. Presentaron una edad media de inicio de vacunación a los 5,0 ± 4,4 años y 2,2 ± 0,6 dosis recibidas. La distribución del total de vacunados fue muy variada, con una diferencia del 17,8% entre el CS con más vacunados y el CS con menos vacunados. El 0,7% recibieron primera dosis en 2015, el 23,8% en 2016, el 38% en 2017, el 26,7% en 2018 y el 10,8% en 2019. El 12% tenía ≤3 meses al inicio de la vacunación, el 11,5% tenía 4-11 meses, el 6,7% tenía 12-23 meses, el 50,4% 2-9 años y el 19,5% 10-16 años, existiendo diferencias en relación con la fecha de primera dosis (p = 0,000). El 2017 cuenta con mayor incidencia de vacunación global (12,2%), aunque en lactantes fue superior en 2018 (42,1%) y en los grupos de 2-9 años y adolescentes en 2017: el 15,8 y el 5,4% respectivamente. La incidencia global acumulada fue 32,5%, siendo en lactantes de 133,5%.

Conclusiones: a pesar de las prometedoras cifras de incidencia acumulada, encontramos numerosas diferencias de vacunación entre grupos de edad y CS, por lo que resulta interesante la vacunación sistemática y financiada de meningococo B.

Introducción: el 11 de marzo de 2020 la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró una pandemia, provocada por un nuevo coronavirus SARS-CoV-2. El rápido aumento de transmisiones obligó a gobiernos y autoridades sanitarias a tomar medidas para frenar el avance de la pandemia. Tras la primera ola epidémica y con un descenso documentado en el número de casos, comenzó la desescalada de las medidas implantadas y el desconfinamiento de la población. En este momento epidemiológico quisimos analizar la actividad asistencial pediátrica llevada a cabo, con objeto de conocer el modelo de consulta realizado (presencial/no presencial), los motivos de consulta atendida y el grado de resolución.

Material y métodos: estudio descriptivo, observacional y retrospectivo sobre los pacientes atendidos en las consultas de Pediatría de Atención Primaria en un centro de salud de la ciudad de Madrid, durante el mes de junio de 2020.

Resultados: se atendieron un total de 1321 pacientes, 34% menos que el mismo período del año anterior. La modalidad de consulta realizada fue presencial en un 49% y no presencial en el 51%. La consulta telefónica fue la opción mayoritaria como alternativa a la presencial. Un 20,7% del total de motivos de consulta fueron atendidos vía telemática.

Conclusiones: tras la crisis sanitaria ocasionada por la COVID-19 la modalidad de atención no presencial ha adquirido protagonismo y mayor grado de resolución en nuestras consultas pediátricas. Pensamos que debe potenciarse mediante la incorporación de herramientas telemáticas, y así coexistir y complementar al modelo habitual de atención presencial.

Varias organizaciones sanitarias, fundamentalmente de países occidentales, han autorizado recientemente el uso de una dosis de refuerzo de la vacuna frente al COVID-19 para pacientes previamente vacunados con vacunas mRNA, con criterios no siempre coincidentes.
El Comité Científico de COVID, del Ilustre Colegio de Médicos de Madrid (ICOMEM) ha recibido y se ha formulado diversas preguntas sobre esta situación, a la que el grupo ha tratado de dar respuestas, tras deliberación y consenso.
La eficacia de las vacunas administradas hasta el momento está fuera de toda duda y han logrado disminuir, fundamentalmente, las formas graves de enfermedad. La duración de esa protección no se conoce bien, es diferente en distintos individuos y para distintas variantes del virus y no es fácilmente predecible con pruebas de laboratorio.
Los datos sobre el impacto real de una dosis complementaria o “booster” en la literatura científica son escasos por el momento y su aplicación en grandes poblaciones como las del estado de Israel pueden asociarse a una disminución del riesgo de nuevos episodios y episodios graves en el corto periodo de observación disponible.
Carecemos también de datos suficientes sobre la seguridad y potenciales efectos adversos de estas dosis complementarias e ignoramos el momento idóneo de administrarlas en distintas situaciones.
En este estado de cosas, parece prudente administrar dosis complementarias a aquellos expuestos a un mayor riesgo, como pueden ser los individuos inmunodeprimidos y las personas mayores. Por el contrario, consideramos que no es este el momento de acelerar improvisadamente una administración masiva de una tercera dosis a otros grupos de población menos expuesta y de menor riesgo, sin esperar la adecuada información científica, que sin duda irá llegando paulatinamente.
No creemos que esta posición, sea incompatible con las advertencias prácticas y éticas que realiza la Organización Mundial de la Salud a este respecto.

La precocidad y la eficacia de las vacunas desarrolladas hasta ahora frente al COVID-19, ha sido el avance más significativo y salvador frente a la pandemia. El desarrollo vacunal no ha impedido, durante todo el periodo de la pandemia, la búsqueda constante de remedios terapéuticos, tanto entre los medicamentos ya existentes y con indicaciones diversas, como en el desarrollo de nuevos fármacos. Sobre estos nuevos fármacos, sobre las novedades en la inmunoterapia y sobre lo aprendido de los moduladores de la respuesta inmune ya conocidos y que se han mostrado eficaces frente al virus, el Comité Científico del COVID-19 del Ilustre Colegio de Médicos de Madrid ha querido ofrecer una aproximación precoz, simplificada y critica que pueda ayudar a comprender la situación actual.

Los niños con enfermedad de células falciformes (ECF) corren un mayor riesgo de sufrir infecciones del torrente sanguíneo (ICS), especialmente con bacterias encapsuladas, como Streptococcus pneumoniae y Haemophilus influenzae. Este riesgo de infección está relacionado con el deterioro o la ausencia de la función esplénica, otros defectos inmunitarios y la predisposición anatómica, como ocurre con la osteomielitis. La colocación de un catéter venoso central (CVC) también aumenta el riesgo de ISB. El Cooperative Study of Sickle Cell Disease, que se llevó a cabo en una época anterior a la profilaxis rutinaria con penicilina o a las inmunizaciones antineumocócicas, proporcionó una evaluación longitudinal prospectiva del riesgo de bacteriemia, revelando que las tasas de incidencia eran más elevadas en los pacientes con hemoglobina SS <3 años de edad y disminuían con la edad durante las dos primeras décadas de vida, predominantemente debido a S. pneumoniae y H. influenzae. Estudios retrospectivos posteriores realizados entre 1993 y 2010 demostraron que S. pneumoniae, Salmonella, Escherichia coli y Staphylococcus aureus son las causas de bacteriemia en la ECF.

Se necesitan estudios a gran escala sobre la BSI en niños con ECF en la era actual para comprender el riesgo contemporáneo de infección, orientar el tratamiento antibiótico empírico durante los episodios febriles y guiar las decisiones políticas para los calendarios de vacunación específicos. Los objetivos de este estudio fueron determinar la incidencia anual y las características asociadas de BSI en niños con ECF en un gran sistema de atención médica durante un período de 10 años, desde 2010 hasta 2019, y delinear los microorganismos específicos responsables de BSI en esta era.

Objetivo: Informar sobre el rendimiento de las guías de práctica clínica (GPC) en el diagnóstico de las infecciones bacterianas graves/invasivas (SBI/IBI) en los lactantes que se presentan con fiebre a la atención de urgencia en el Reino Unido e Irlanda. Dos GPC pertenecían a los Institutos Nacionales para la Salud y la Excelencia Asistencial (guías NICE NG51 y NG143) y una era de la Sociedad Británica de Quimioterapia Antimicrobiana (BSAC).

Diseño: Estudio de cohorte multicéntrico retrospectivo.

Pacientes: Lactantes febriles de 90 días o menos que acudieron entre el 31 de agosto de 2018 y el 1 de septiembre de 2019.

Principales medidas de resultado: La sensibilidad, la especificidad y los valores predictivos de las GPC en la identificación de SBI e IBI.

Entorno: Seis servicios de urgencias pediátricas en el Reino Unido/Irlanda.

Resultados: Se incluyeron 555 participantes en el análisis. La edad media fue de 53 días (IQR 32 a 70), 447 (81%) fueron sometidos a análisis de sangre y 421 (76%) recibieron antibióticos parenterales. Hubo cinco participantes con meningitis bacteriana (1%), siete con bacteriemia (1%) y 66 (12%) con infecciones del tracto urinario. La GPC NICE NG51 fue la más sensible: 1,00 (IC del 95%: 0,95 a 1,00). Esta fue significativamente más sensible que la NICE NG143: 0,91 (IC del 95%: 0,82 a 0,96, p=0,0233) y la BSAC: 0,82 (95%: 0,72 a 0,90, p=0,0005). La NICE NG51 fue la menos específica 0,0 (IC del 95%: 0,0 a 0,01), y esto fue significativamente menor que la NICE NG143: 0,09 (IC del 95%: 0,07 a 0,12, p<0,0001) y la BSAC: 0,14 (IC del 95%: 0,1 a 0,17, p<0,0001).

Conclusiones: Ninguna de las GPC estudiadas demostró unas características de funcionamiento ideales. Las GPC deben ser mejoradas para guiar la toma de decisiones clínicas iniciales.

Se aconseja a los hospitales que controlen el uso de antibióticos. Existen varios métodos de aproximación para realizar esta tarea. Las cohortes de adultos pueden controlarse fácilmente mediante el método de la dosis diaria definida, o su adaptación alemana, el método de las dosis diarias recomendadas (RDD), que parece inaplicable en las cohortes pediátricas debido a las variaciones del peso corporal. Las directrices recomiendan el método de los días de terapia (DOT) en pediatría. Sin embargo, es necesario un análisis más detallado sobre el rendimiento de ambos métodos.

Métodos: Basándonos en los datos de 4½ años de nuestro sistema de gestión de datos de atención al paciente totalmente informatizado en una unidad combinada de cuidados intensivos neonatales y pediátricos, comparamos los resultados de DOT y RDD por 100 días de paciente con la medición exacta del consumo de antibióticos (dosis diaria individual por 100 días de paciente) como referencia interna.

Resultados: El método DOT reflejó el consumo de antibióticos en nuestra cohorte a nivel de consumo total, subgrupos y agentes con una precisión casi siempre alta (correlación con la dosis diaria individual entre 0,73 y 1,00). El método RDD mostró una pobre correlación en el nivel de consumo total (r = 0,21) y resultados fluctuantes en niveles más detallados (correlación, 0,01-0,94). Un análisis detallado de la distribución del peso corporal y de los tamaños de envase solicitados de los agentes individuales reveló que el RDD parece funcionar bien cuando sólo se pidió un tamaño de envase del agente en nuestra farmacia.

Conclusión: El método DOT es superior al RDD para controlar el consumo de medicamentos antibióticos en cohortes pediátricas. El RDD parece funcionar satisfactoriamente para agentes antibióticos seleccionados que se administran con poca variación en el tamaño del envase.

Distinguir el síndrome inflamatorio multisistémico en niños (MIS-C) de la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19), la enfermedad de Kawasaki (KD) y el síndrome de shock tóxico (TSS) puede ser un reto. Debido a que el manejo clínico de estas condiciones puede variar, el diagnóstico oportuno y preciso es esencial.

Métodos: Se recopilaron datos de pacientes de menos de 21 años hospitalizados con MIS-C, COVID-19, enfermedad de Kawasaki y SST en 4 instituciones sanitarias importantes. Se compararon los datos demográficos de los pacientes y los datos clínicos y de laboratorio entre las 4 afecciones, y se desarrolló una herramienta de puntuación diagnóstica para ayudar al diagnóstico clínico.

Resultados: Se incluyeron en el análisis 233 pacientes con MIS-C, 102 con COVID-19, 101 con KD y 76 con TSS. Los pacientes con CMI tuvieron la mayor prevalencia de disminución de la función cardíaca (38,6%), miocarditis (34,3%), derrame pericárdico (38,2%), regurgitación mitral (31,8%) y derrame pleural (34,8%) en comparación con los pacientes con las otras afecciones. Los pacientes con CMI-C presentaban un aumento de los niveles máximos de proteína C reactiva y una disminución de los recuentos nadir de plaquetas y linfocitos en comparación con los pacientes con COVID-19 y EK y niveles elevados de troponina, péptido natriurético cerebral y péptido pro natriurético cerebral en comparación con COVID-19. Las puntuaciones diagnósticas que utilizan los hallazgos clínicos distinguieron eficazmente la MIS-C de la COVID-19, la KD y la TSS, y la validación interna mostró un área bajo la curva que oscilaba entre 0,87 y 0,97.

Conclusiones: En comparación con COVID-19, KD y TSS, los pacientes con MIS-C tenían una prevalencia significativamente mayor de complicaciones cardíacas, marcadores elevados de inflamación y daño cardíaco, trombocitopenia y linfopenia. Las puntuaciones diagnósticas pueden ser una herramienta útil para distinguir la CMI de la COVID-19, la EK y la SST.

Las vacunas contra la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19), aprobadas por la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. 1 (FDA) y la Agencia Europea del Medicamento2 (EMA), han demostrado ser seguras y eficaces3,4 en la población adulta para prevenir la enfermedad grave causada por el coronavirus del síndrome respiratorio agudo severo 2 (SARS-CoV-2) en todo el mundo.5,6

El uso de la vacuna COVID-19 en niños de 12 a 17 años ha sido objeto de un amplio debate, ya que la evaluación de los riesgos y beneficios se consideró más compleja que en los adultos.

Se tuvieron en cuenta diferentes circunstancias, como las reacciones comunes, los efectos secundarios graves poco frecuentes, el posible impacto en los programas de inmunización rutinarios, así como el suministro de vacunas y el coste de la vacunación. Sin embargo, las vacunas COVID-19 para individuos de este grupo de edad fueron autorizadas inicialmente para uso de emergencia y posteriormente aprobadas por las estrictas autoridades reguladoras FDA y EMA y desde entonces han sido adoptadas con un uso generalizado en varios países del mundo.

Además, tanto la FDA como la EMA autorizaron en octubre/noviembre de 2021 el uso de las vacunas COVID-19 en niños de 5 a 11 años de edad.

La enfermedad por el virus respiratorio sincitial (VRS) supone una gran carga para los sistemas sanitarios. El reconocimiento precoz de los niños con riesgo de padecer una enfermedad grave por VRS puede ser útil. Este estudio revela que la edad más temprana (<2 meses) y la prematuridad se asocian a una mayor gravedad de la enfermedad por VRS. La asociación entre la codetección del virus de la parainfluenza tipo 3/virus respiratorio sincicial y la gravedad de la enfermedad puede justificar la realización de nuevas investigaciones.

Objetivo: Identificar los factores de riesgo de recurrencia febril de las infecciones del tracto urinario (ITU) en niños con antecedentes de ITU.

Diseño del estudio: Se incluyeron 500 niños de 2 a 72 meses de edad con antecedentes de ITU que fueron seguidos prospectivamente durante aproximadamente 2 años en el contexto de 2 estudios realizados previamente (Randomized Intervention for Children with Vesicoureteral Reflux y Careful Urinary Tract Infection Evaluation). Se identificaron factores de riesgo significativos para las recurrencias febriles entre los niños que no recibían profilaxis antimicrobiana mediante regresión logística univariante y multivariante.

Resultado: En el análisis univariante, la raza no negra, la ITU de índice febril, la disfunción intestino-vejiga, el reflujo vesicoureteral de grado IV, la cicatrización renal en el momento inicial y las anomalías ecográficas renal-vejiga se asociaron a la recurrencia febril. En el análisis multivariante, las siguientes variables aumentaron de forma independiente las probabilidades de recidivas febriles (OR; IC del 95%): raza no negra (7,1; 1,5-127,9), disfunción intestino-vejiga (2,6; 1,1-5. 3), ITU febril (2,5; 1,1-6,9), anomalías en la ecografía renal-vesical (2,6; 1,2-5,6), reflujo vesicoureteral de grado IV (3,9; 1,4-10,5) y cicatrización renal al inicio (4,7; 1,2-19,1).

Conclusiones: La raza no negra y el reflujo vesicoureteral de grado IV aumentaron las probabilidades de recurrencia febril de la ITU. Aunque nuestros hallazgos deberían estimular otros estudios para explorar más a fondo la relación entre la raza y las ITU, dado que la relación entre la raza y la recurrencia de las ITU no está clara, la raza no debería utilizarse para tomar decisiones sobre el tratamiento de los niños con una ITU.

En este estudio de encuesta de instituciones de todo Estados Unidos, se observó una marcada variabilidad en la evaluación, el tratamiento y el seguimiento de adolescentes de 12 a 18 años de edad con miopericarditis asociada a la vacuna contra el coronavirus mRNA 2019 (COVID-19). Solo se informó de un adolescente con complicaciones potencialmente mortales, y no hubo muertes en ninguna de las instituciones participantes.

Las infecciones zoonóticas son difíciles de reconocer en los niños. La distribución por edades y la aparición estacional de estas infecciones varían sustancialmente, incluso entre las transmitidas por los mismos vectores, y su epidemiología puede cambiar con el tiempo. El objetivo era informar de las incidencias y tendencias de las infecciones por Borrelia burgdorferi, el virus Puumala, Francisella tularensis y el virus de la encefalitis transmitida por garrapatas (TBE) en la población pediátrica (de 0 a 19 años) de Finlandia.

Métodos: Se realizó una encuesta a nivel nacional basada en el Registro Nacional de Enfermedades Infecciosas desde 1996 hasta 2019 y se incluyeron todos los casos confirmados por laboratorio. Se calcularon las incidencias estratificadas por edad por cada 100.000 personas-año.

Resultados: Las incidencias acumuladas fueron B. burgdorferi 11,2, TBE 0,4, virus Puumala 6,4 y F. tularensis 2,5 por 100.000 personas-año. Se observó una tendencia al aumento de las incidencias de B. burgdorferi y TBE. Borrelia se expandió geográficamente hacia el norte y el interior. La tularemia sigue un ciclo epidémico de 2-4 años y las tasas son similares en todos los grupos de edad. Las incidencias de puumala son más altas en los niños mayores.

Discusión: Las infecciones por Borrelia aumentaron más rápidamente en los niños de 5 a 9 años de edad y en general se expandieron geográficamente en Finlandia. Los ciclos epidémicos de la tularemia fueron más cortos que los comunicados anteriormente. Estos resultados ayudarán a los clínicos a identificar estas infecciones en diferentes áreas geográficas y grupos de edad en Finlandia.

En 2019, se produjeron 5 casos de Haemophilus influenzae serotipo b (Hib) invasivo en la región de Anchorage, Alaska, durante un período de 16 días. No se había producido ningún caso en Alaska en los 26 meses anteriores.

Métodos: Se analizaron los aislamientos de Hib de Alaska desde 2005 hasta 2019 utilizando la secuenciación del genoma completo (WGS). Las tasas se compararon con los datos de la vigilancia del núcleo bacteriano activo (ABC) de los CDC.

Resultados: Un total de 33 casos de Hib invasivo ocurrieron en Alaska desde 2005 hasta 2019. De los 5 casos asociados con el clúster, 2 (40%) ocurrieron en adultos y todos ocurrieron en la región de Anchorage. Por el contrario, solo el 14% (4/28) de los casos no asociados al clúster ocurrieron en esta región (P < 0,01). Dos casos de cluster estaban relacionados epidemiológicamente y las bacterias eran casi idénticas. Los otros 3 casos de cluster fueron causados por 3 bacterias genéticamente distintas. Cuando se evaluó el período completo, la tasa no ajustada de la enfermedad invasiva por Hib en Alaska fue 15,5 veces mayor en los nativos de Alaska (AN) que en los no AN [1,3/100.000 frente a 0,07/100.000, intervalos de confianza (IC) del 95%: 10,2-22,5). La tasa ajustada por edad de la enfermedad invasiva por Hib en Alaska fue 9,4 veces superior a la de los nativos de Alaska (IC del 95%: 6,3-14,1).

Conclusiones: Aunque agrupados en el tiempo y el espacio, los 5 casos de 2019 no se debieron a una única cepa bacteriana. Las personas AN siguen teniendo tasas elevadas de infección invasiva por Hib en comparación con las personas no AN en Alaska y la población ABCs.

Los virus respiratorios se detectaron mediante la reacción en cadena de la polimerasa multiplex a partir de hisopos orofaríngeos en 114/168 (67,9%) niños con infección respiratoria aguda que se presentaron en 5 consultas pediátricas de Alemania entre noviembre de 2020 y abril de 2021. A diferencia de los rinos (48,8%), adenos (14,3%) y coronavirus endémicos (14,9%), el SARS-CoV-2 y el virus de la gripe sólo se detectaron una vez; no se detectó el virus sincitial respiratorio. Esto demuestra los diferentes impactos de las medidas de control de la infección pandémica en la propagación de los virus respiratorios.

Antecedentes: Se sabe poco sobre la linfohistiocitosis hemofagocítica asociada a virus (HLH) en Omán. Este estudio se realizó para evaluar la epidemiología, las características clínicas y el resultado de la HLH asociada a virus en nuestro entorno.

Métodos: Revisamos retrospectivamente a los niños (0-18 años) tratados por HLH asociado a virus en el Hospital Universitario Sultán Qaboos, Omán, durante un período de 15 años (2006-2020). Se utilizaron las historias clínicas de los pacientes para describir sus características demográficas, clínicas y de laboratorio, el tratamiento y el resultado.

Resultados: Cincuenta y seis niños fueron tratados por HLH en el Hospital Universitario Sultán Qaboos durante los últimos 15 años (2006-2020), de los cuales un tercio (19; 34%) tuvo un desencadenante viral. La mediana de edad en el momento del diagnóstico de HLH asociado a virus fue de 83 (13-96) meses. Fiebre, citopenia, hiperferritinemia y evidencia de hemofagocitosis en la médula ósea fueron los hallazgos más consistentes. La mayoría de estos niños tenían una predisposición genética al HLH (8/19; 42%) o una inmunodeficiencia subyacente secundaria a enfermedades malignas o a quimioterapia/trasplante de células madre hematopoyéticas (6/19; 32%). El virus de Epstein-Barr (9; 47%), seguido del citomegalovirus (6; 31%), fue el desencadenante viral más común en nuestro entorno. El tratamiento incluyó antivirales (8; 42%), protocolo HLH 2004 (4; 21%), rituximab (4; 21%) y trasplante de células madre hematopoyéticas (3; 16%). Catorce niños (74%) se recuperaron completamente.

Conclusiones: En nuestra pequeña cohorte, el HLH asociado a virus fue más frecuente en niños con predisposición genética al HLH o en niños con inmunodeficiencia subyacente. Además, encontramos que el resultado es en general bueno para los niños que no tienen predisposición genética al HLH y los niños con predisposición genética que se sometieron a un trasplante de células madre hematopoyéticas.

Introducción: nuestro sistema sanitario ha sufrido una reorganización sin precedentes priorizando la atención de los pacientes con sintomatología COVID-19. El uso de telemedicina se presenta como una alternativa útil en la era pos-COVID. El objetivo del estudio fue valorar la utilidad del servicio de mensajería de Twitter como herramienta de telemedicina para el cribado de patología urgente.

Material y métodos: estudio descriptivo, retrospectivo y transversal de un programa de telemedicina desarrollado por un equipo de especialistas en Pediatría y sus Áreas Específicas durante el estado de alarma. Se recogieron datos demográficos, número y motivos de consultas según signos, síntomas y su forma de presentación (texto, foto o vídeo). Se analizó el número de consultas resueltas, derivaciones y el grado de satisfacción.

Resultados: se atendió un total de 182 consultas realizadas en su mayoría por mujeres (71%), durante las primeras semanas del confinamiento (70%). El 100% fueron mensajes de texto, acompañados casi en un tercio de los casos de material audiovisual (27,2% fotos, 4,6% vídeos). La edad media de los pacientes atendidos fue de 2,72 ± 2,74 y los principales motivos de consulta: fiebre, exantemas y dificultad respiratoria. El 18,13% tuvo relación con la COVID-19, y solamente el 8,24% fue derivado.

 

Conclusiones: aunque la telemedicina no puede reemplazar la valoración presencial y todavía existen limitaciones técnicas y legales, nuestros resultados sugieren que podría ser una alternativa prometedora para mejorar el acceso, reducir los tiempos de triaje, coordinar los recursos disponibles, y disminuir el riesgo de contagio y saturación de las instalaciones sanitarias.

 

Actualidad bibliográfica marzo 2022

TOP TEN

En enero del 2019 la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid publicó una guía acerca del uso de antimicrobianos en niños con tratamiento ambulatorio. El objetivo de este trabajo fue estimar la adecuación de la prescripción de antimicrobianos al alta desde el Servicio de Urgencias Pediátricas (SUP) en pacientes con enfermedades infecciosas, tomando como referencia esta guía regional. Secundariamente, se estudió la variación en la adecuación según el diagnóstico realizado y el facultativo prescriptor, y se valoró la concordancia entre dicha guía y los protocolos del centro.

Material y métodos. Estudio observacional, descriptivo y retrospectivo en el que se incluyó a pacientes de 0-16 años con diagnóstico al alta del SUP incluido en la guía regional, entre marzo del 2018 y febrero del 2019. La prescripción se consideró adecuada cuando lo era la indicación, y en su caso, el fármaco elegido, la posología (dosis, intervalo y duración) y la vía de administración.

Resultados. Se obtuvo una muestra de la que se analizaron 648 procesos infecciosos, siendo tratados con antimicrobianos 165 (25,5%). En 23 procesos no pudo evaluarse la adecuación a la guía por ausencia de algún dato posológico de la prescripción de antimicrobiano. El manejo terapéutico fue adecuado globalmente en 550/625 procesos (88,0%). En los procesos tratados con antimicrobiano, la adecuación fue de 70/142 (49,3%), sin encontrarse diferencias estadísticamente significativas entre facultativo prescriptor. El motivo de inadecuación más frecuente fue el error posológico (26,3%). Infección urinaria, conjuntivitis y otitis media aguda fueron las entidades clínicas con peor adherencia (el 44,4, el 50,0 y el 52,2% respectivamente) y en las que existió una mayor discrepancia entre guía y protocolos (κ=0,308; κ=0,000; κ=0,586).

Conclusiones. La adecuación a las guías de referencia del manejo de procesos infecciosos en el SUP de nuestro centro fue elevada, pero fue inferior al 50% cuando se precisó tratamiento antimicrobiano. El grado de adecuación a los protocolos del centro fue mayor que a la guía de la Comunidad de Madrid, revelando una discrepancia entre ambos que debería ser analizada y corregida de acuerdo con la evidencia científica disponible.

  • Ivermectina en el tratamiento de la sarna CADIME. https://www.cadime.es/noticias/destacados/917-ivermectina-en-el-tratamiento-de-la-sarna.html

La ivermectina es un antiparasitario disponible en España desde el año 2021 (Ivergalen®) para el tratamiento -por vía oral- de la sarna sarcóptica y otras parasitosis (1,2).

La sarna o escabiosis, es una infestación cutánea causada por el artrópodo Sarcoptes scabiei variedad hominis, que presenta una elevada prevalencia a nivel mundial (3-5). Es más frecuente en niños pequeños y suele asociarse a situaciones de hacinamiento, pobreza o falta de higiene; pero puede afectar a personas de todas las edades y de cualquier condición socioeconómica (3,4). En los últimos años se ha incrementado su prevalencia en los países desarrollados, posiblemente por: el aumento de población inmunocomprometida, ancianos que requieren asistencia, migrantes y refugiados, y grupos de riesgo de contagio de enfermedades de transmisión sexual (5).

Es muy contagiosa y se transmite principalmente por contacto directo, estrecho y prolongado (diseminación intrafamiliar y transmisión sexual); y, en menor medida, a través de fómites (3-5). La morbimortalidad asociada a la sarna está aumentando, debido a las complicaciones y sobreinfecciones bacterianas por Streptococcus (grupo A) y Staphylococcus aureus, que pueden producir impétigo, celulitis, abscesos, linfadenopatía, glomerulonefritis, fiebre reumática o sepsis (3-5).

La sarna clásica se caracteriza principalmente por una erupción intensamente pruriginosa (sobre todo por la noche) con pequeñas pápulas, a menudo excoriadas, en los dedos, las muñecas, las axilas, las areolas, la cintura, los genitales y las nalgas. La sarna costrosa (también llamada sarna noruega) es una variante clínica menos común, que se presenta generalmente con placas escamosas, costrosas y fisuradas y ocurre principalmente en personas inmunodeprimidas (3,6).

El manejo de la sarna implica: la erradicación de la infestación, el tratamiento del prurito y otros síntomas y de las complicaciones, la identificación de los contactos y la implementación de medidas ambientales para minimizar la transmisión y la recurrencia de la infestación (3,6).

La selección del tratamiento para la erradicación de la infestación debe plantearse individualizadamente, en función de la presentación clínica (sarna clásica o costrosa) y de las características de los pacientes; y teniendo también en cuenta la disponibilidad de los medicamentos (3,6,7). Se recomienda tratar tanto al paciente, como a los contactos cercanos, para prevenir la infestación recurrente (3,6).

Evaluar el aumento de la ecogenicidad renal como factor predictivo del reflujo vesicoureteral (RVU) en niños pequeños con primera infección urinaria febril.

Diseño del estudio. Se realizó un estudio retrospectivo en un solo centro de niños hospitalizados con una primera ITU febril diagnosticada de acuerdo con las directrices de la Academia Americana de Pediatría. A todos los pacientes se les realizó una ecografía de la vejiga renal (KBUS) y una cistouretrografía miccional. Las variables se analizaron mediante la prueba de la χ2 o la prueba de la U de Mann-Whitney, según el caso. Se realizó un análisis de regresión logística multivariable para los hallazgos anormales de la KBUS y se calcularon la OR y el IC del 95%.

Resultados. Nuestra cohorte incluyó 415 niños (830 unidades renales) con una edad media de 5 meses (de 1 mes a 5 años) y el 80% eran mujeres. Ciento treinta y dos (31,8%) pacientes tenían una EBC anormal, incluyendo un aumento de la ecogenicidad en 45 pacientes. En general, el 42,2% de los pacientes con ecogenicidad aumentada tenían RVU frente al 23,3% con ecografía normal (p = 0,013) y el 31,1% de los pacientes con ecogenicidad aumentada tenían RVU de alto grado III-V frente al 8,1% con ecografía normal (p = 0,001). En total, el 24,3% de los riñones con ecogenicidad aumentada tenían RVU frente al 20% con ecografía normal (p = 0,246) y el 20% de los riñones con ecogenicidad aumentada tenían RVU de alto grado III-V frente al 9,9% con ecografía normal (p = 0,005).

Conclusiones. Estos datos apoyan la adición de la ecogenicidad renal aumentada a la lista de otros hallazgos de la EBC que son útiles para la toma de decisiones sobre la necesidad de realizar una cistouretrografía miccional en niños pequeños con una primera ITU febril.

Casos

Paciente de 27 días de vida, derivada desde el centro de salud a nuestra consulta por presentar una tumoración infraorbitaria izquierda de una semana de evolución, móvil, indolora, de 0,5cm de diámetro. Ecografía: lesión subcutánea, redondeada, bien delimitada, de 11×8mm, con flujo periférico pudiendo corresponder a un quiste dermoide.

Al mes de la ecografía y debido a un crecimiento progresivo y a la pérdida de movilidad de la lesión, se solicita una RMN (fig. 1).

Una mujer hispana de 16 años con antecedentes de asma se presentó con un año de placas circulares en expansión en el tronco y las extremidades. Estas placas asintomáticas empeoraban en invierno y mejoraban en verano. Negó cualquier traumatismo, prácticas culturales como las ventosas, el uso de cualquier tratamiento tópico, y cualquier historia familiar de erupción similar. La revisión de los sistemas fue positiva para la pérdida de peso intencional por el ejercicio y un período menstrual recientemente perdido. Negó tener fiebre, escalofríos, diarrea o llagas en la boca. En la exploración destacaban múltiples placas circulares finas de color marrón oscuro bien delimitadas con escamas ictiosiformes superpuestas que formaban un aspecto agrietado en el abdomen, la espalda y las extremidades superiores (figura). Algunas de las placas finas circulares se superponían para formar una apariencia policíclica. Había una leve xerosis. No se observaron excoriaciones, costras ni pústulas. El raspado con hidróxido de potasio fue negativo para elementos fúngicos. Recuento completo de células sanguíneas...

En primer lugar, nos gustaría felicitar a los autores del trabajo «Sífilis congénita precoz sintomática en recién nacido», publicado como Imágenes en pediatría en el último número de su revista, por la iconografía del pénfigo sifilítico que presentan.

Como muy bien nos recuerdan en su artículo, la sífilis no es una enfermedad extinta1 y debemos tenerla aún presente en nuestros días.

Nos gustaría compartir un caso reciente valorado en nuestro centro. Se trata de una recién nacida asintomática hija de una madre de nacionalidad española que refería haberse controlado el embarazo en un centro privado fuera de nuestra comunidad autónoma con todas las exploraciones y controles realizados normales, pero que no aportaba informes. No era consumidora de tóxicos y tenía pareja estable.

Un niño de 9 años de edad, por lo demás sano y totalmente inmunizado, se presentó debido a un malestar sistémico con una laceración infectada en la rodilla 10 días después de caerse sobre el hormigón en el patio de su escuela. En la exploración, sus parámetros de crecimiento eran apropiados para su edad; estaba febril a 39,1℃, con exudado purulento que rezumaba de la rodilla (figura 1). Había evidencia de linfangitis nodular con diseminación linfocutánea (figura 2). Las investigaciones revelaron un recuento de glóbulos blancos de 12,2×109/L con neutrofilia leve (9,37×109/L), proteína C reactiva de 58 mg/L, y su hemocultivo fue negativo. Las imágenes excluyeron una infección ósea subyacente.

Para profundizar

Another indication for voiding cystourography?. The Journal of Pediatrics, Volume 242, 1 – 3

Los cistouretrogramas miccionales (VCUG) se suelen tener en cuenta en la evaluación de los lactantes con infección febril del tracto urinario (ITU), pero hay pocas indicaciones claras adicionales para realizarlos fuera de la propia ITU febril recurrente. La hidronefrosis y la cicatrización en la ecografía renal (US) se incluyen en varias directrices de organizaciones de consenso, incluidas las de la Academia Americana de Pediatría (AAP), el Instituto Nacional para la Excelencia Clínica (NICE) y las Sociedades Italianas de Nefrología Pediátrica e Infectivología Pediátrica. La directriz italiana va más allá al incluir otras anomalías renales/vesicales y el aumento de la ecogenicidad del riñón en la ecografía como justificación adicional para obtener una VCUG. En este volumen de The Journal, Mohammad et al. presentan datos retrospectivos de su centro que parecen respaldar la ecogenicidad anormal en la ecografía como indicación para obtener una GVC. En sus manos, la presencia de un aumento de la ecogenicidad en la ecografía tenía una baja sensibilidad para la detección de cualquier reflujo vesicoureteral (RVU), pero era muy específica. El rendimiento del aumento de la ecogenicidad como prueba de cribado del RVU mejoró si el análisis se limitó a los pacientes con RVU de alto grado (grados 3-5). Asimismo, el valor predictivo positivo global del aumento de la ecogenicidad para el RVU fue bajo (24-44%), pero el valor predictivo negativo fue bueno. (77-80%). Aunque lo ideal es que estos datos se confirmen en un estudio prospectivo y multicéntrico, parecen respaldar un análisis más detallado de los hallazgos ecográficos a la hora de considerar qué lactante con una ITU febril requiere una cistouretrografía miccional.

- Identificar las etiologías de la miocarditis vírica en niños en la época anterior a la enfermedad por coronavirus de 2019.

- Diseño del estudio. Se trata de una revisión retrospectiva de todos los pacientes (edad <18 años) diagnosticados de miocarditis y hospitalizados en el Rady Children's Hospital San Diego entre 2000 y 2018.

- Resultados. Veintinueve pacientes cumplieron los criterios de inclusión. De 28 (97%) pacientes que se sometieron a pruebas de virus, se utilizó la reacción en cadena de la polimerasa en 24 de 28 (86% de los casos), y 16 de 24 (67%) detectaron un virus. Los patógenos fueron rinovirus (6), gripe A/B (4), virus sincitial respiratorio (VSR) (3), coronavirus (3), parvovirus B19 (2), adenovirus (2), y virus coxsackie B5, enterovirus y virus parainfluenza tipo 2 en un caso cada uno. En seis (21%) pacientes no se detectó ningún patógeno, pero los resultados de las pruebas de imagen y otras pruebas de laboratorio fueron compatibles con una miocarditis. La edad de 0 a 2 años se asoció con el VRS, la gripe A/B, el coronavirus y los enterovirus (p < 0,001). Veintiún pacientes (72%) experimentaron una recuperación clínica completa. Tres pacientes (10%) necesitaron oxigenación por membrana extracorpórea venoarterial (VA-ECMO), y los tres se recuperaron. Otros tres (10%) necesitaron y se sometieron a un trasplante cardíaco sin complicaciones. Dos pacientes (7%) fallecieron 9-10 días después de la hospitalización (1 tenía VRS y 1 tenía gripe A/B). Otros dos pacientes presentaron un bloqueo auriculoventricular completo; 1 caso (rinovirus) se resolvió espontáneamente y 1 (coronavirus) se resolvió tras el apoyo con VA-ECMO. La edad inferior a 2 años, el sexo femenino, la menor fracción de eyección al ingreso y los mayores niveles iniciales y máximos de péptido natriurético cerebral fueron predictores significativos de resultados críticos (uso de VA-ECMO, inclusión en la lista de trasplantes cardíacos y muerte).

- Conclusiones. Las pruebas basadas en ácidos nucleicos virales revelaron un espectro más amplio de virus que podrían estar asociados con la miocarditis en los niños de lo que se había informado anteriormente y de lo que se había previsto tradicionalmente. Se observó una predilección por determinados patógenos en los pacientes muy jóvenes. No está claro si la gama de agentes virales observada refleja una corriente de cambio en la etiología viral o en los métodos de detección viral, pero el espectro más amplio de patógenos virales encontrado subraya la utilidad de las pruebas de reacción en cadena de la polimerasa para explorar las posibles etiologías virales de la miocarditis en los niños.

Se observaron menos infecciones por el virus sincitial respiratorio en 2020-2021 con un resurgimiento interestacional. Los niños eran más propensos a tener una enfermedad grave con menos factores de riesgo conocidos en comparación con los controles de 2018-2019. Las tasas globales de codetección fueron similares, pero con mayores proporciones de parainfluenza, rinovirus/enterovirus y menor de gripe en comparación con las temporadas anteriores.

La infección por Helicobacter pylori (H. pylori) afecta a más del 50% de la población mundial. El aumento en las resistencias antibióticas es la principal causa del fracaso del tratamiento. El objetivo principal fue analizar el éxito erradicador tras la aplicación de las nuevas recomendaciones de tratamiento ESPGHAN e introducción de la PCR como técnica de diagnóstico directo, describir la evolución del patrón local de resistencias antibióticas y valorar el coste-efectividad de la aplicación de la PCR aislada o en conjunto con el cultivo como estrategia diagnóstica.

Pacientes y métodos. Estudio descriptivo retrospectivo del total de aislamientos microbiológicos de H. pylori entre 2013-2019 en nuestro centro, mediante comparación del porcentaje de resistencias y éxito erradicador entre los periodos 2013-2016 y 2017-2019. Estudio de coste-efectividad de las pruebas de diagnóstico directo, comparando 3 opciones distintas: cultivo y PCR, solo cultivo, y solo PCR.

Resultados. Se incluyó a 192 pacientes, 98 fueron detectados por cultivo (2013-2016) y 94 por cultivo o PCR (2017-2019). Se instauró tratamiento antibiótico en 153 pacientes, 90 en el primer periodo (pautas ESPGHAN 2011: porcentaje erradicación 62,2%), 63 en el segundo (pautas ESPGHAN 2017: porcentaje erradicación: 73%). Se observó un aumento en las resistencias a claritromicina, pasando de un 16,3% (n=16) en el primer periodo a un 53,2% (n=48) entre 2017-2019 (98% detectadas por PCR, 60% por cultivo). No hubo diferencias en el resto de resistencias antibióticas. La solicitud aislada de la PCR presentó una ratio de análisis de coste-efectividad (CEAR) de 1,91, en comparación con un 92,16 del cultivo y un 96,35 del cultivo y la PCR de forma conjunta.

Conclusiones. La aplicación de las pautas ESPGHAN 2017 consiguió un mayor éxito de erradicación, aunque menor que lo observado en publicaciones previas, sin llegar al objetivo marcado de al menos un 90%. Se observó un incremento en las resistencias a macrólidos, sin poder discriminar si se trata de un aumento real o de una mayor sensibilidad diagnóstica de las técnicas moleculares, siendo la solicitud aislada de la PCR la estrategia más coste efectiva.

Las vacunas contra la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19), aprobadas por la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos1 (FDA) y la Agencia Europea del Medicamento2 (EMA), han demostrado ser seguras y eficaces3 , 4 en la población adulta para prevenir la enfermedad grave causada por el coronavirus del síndrome respiratorio agudo severo 2 (SARS-CoV-2) en todo el mundo.5 , 6 El uso de la vacuna COVID-19 en niños de 12 a 17 años ha sido objeto de un amplio debate, ya que la evaluación de los riesgos y los beneficios se consideró más compleja que en los adultos.7 , 8 Se tuvieron en cuenta diferentes circunstancias, como las reacciones comunes, los efectos secundarios graves poco frecuentes, el posible impacto en los programas de inmunización rutinarios, así como el suministro de vacunas y el coste de la vacunación.9 Sin embargo, las vacunas COVID-19 para individuos de este grupo de edad se autorizaron inicialmente para uso de emergencia y posteriormente fueron aprobadas por las estrictas autoridades reguladoras FDA y EMA, y desde entonces se han adoptado con un uso generalizado en varios países del mundo.10 Además, tanto la FDA como la EMA autorizaron en octubre/noviembre de 2021 el uso de las vacunas COVID-19 en niños de 5 a 11 años. Su aprobación siguió a un proceso de evaluación exhaustivo que demostró los mismos altos estándares de calidad, seguridad, inmunogenicidad y eficacia observados en las poblaciones de mayor edad.11 , 12 El seguimiento de los datos de COVID indica que en los Estados Unidos, el 20,1% de la población de 5 a 11 años ha recibido al menos una dosis de la vacuna COVID-19 hasta el 16 de diciembre. El porcentaje de sujetos totalmente vacunados en el grupo de 5 a 11 años es del 11,3%; el 62,3% de los adolescentes en el grupo de 12 a 17 años han recibido al menos 1 dosis de la vacuna COVID-19.4

En Europa, el debate sobre la ampliación del uso de la vacuna COVID-19 en niños <17 años está en curso. Los 27 estados miembros de la Unión Europea (UE) mostraron diferentes puntos de vista y adoptaron políticas divergentes. No está claro si finalmente se adoptará una posición unitaria por parte de los países de la UE y de fuera de ella sobre el uso de la vacuna COVID-19 en individuos <17 años de edad. Mientras tanto, el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades informó que en la primera semana de diciembre de 2021, sólo el 20,8% de la población europea de entre 12 y 17 años recibió al menos una dosis de la vacuna, mientras que no se informó de ninguna vacunación en niños de entre 5 y 11 años.13

Este comentario, redactado por la Asociación Europea de Pediatría/Unión de Sociedades y Asociaciones Nacionales de Pediatría de Europa (EPA-UNEPSA), analiza la importancia de implementar la vacunación contra el SARS-CoV-2 en los niños. El objetivo de este artículo es defender y concienciar a los pediatras, legisladores, responsables de salud pública y educadores escolares sobre la importancia de la vacunación contra el COVID-19 en estos 2 grupos de población. La vacunación de los niños y adolescentes los protegerá de los riesgos de la infección por el SRAS-CoV-2 y de sus complicaciones a corto y largo plazo.

La ciencia del siglo XXI respaldó la rápida respuesta mundial al COVID-19, identificando el patógeno causante, secuenciando el genoma del SARS-CoV-2, desarrollando vacunas e iniciando ensayos clínicos, en un plazo de 9 meses desde su aparición. Aunque al abordar las consecuencias inmediatas de la pandemia los países respondieron a la ciencia de diferentes maneras, cada nación se enfrenta ahora a las consecuencias económicas y a la cuestión de dónde centrar la inversión. Aquí sostenemos que los conocimientos de la ciencia del siglo XXI también pueden marcar el camino de la recuperación económica. Éstas indican que hay que centrarse principalmente en poblaciones sanas y resistentes a los desafíos inesperados y que esto depende en gran medida de la salud materna, neonatal e infantil (SMNI). La recuperación de la COVID-19 ofrece una oportunidad única para orientar las inversiones hacia la SMNI.

 

Introducción. El virus de Epstein-Barr (VEB) está clasificado como carcinógeno del grupo 1. Su principal vía de transmisión es la oral, a través de la saliva. Determinamos la frecuencia de detección del VEB en la cavidad oral en estudiantes de secundaria en Cali (Colombia).

Materiales y métodos. Estudio transversal analítico para estimar la frecuencia de detección del genoma del VEB en la cavidad oral, las razones de prevalencia y su asociación con diversos factores en 1.565 individuos. Las variables analizadas fueron factores sociodemográficos, de higiene y salud oral, comportamiento sexual, consumo de cigarrillos e ingesta de alcohol. La asociación entre la detección y las variables evaluadas se realizó mediante un modelo de regresión lineal generalizado con vínculo logarítmico y distribución de Poisson con varianza robusta.

Resultados. La exposición al VEB en la cavidad oral fue del 38,40% (IC 95%: 36,02-40,84). La frecuencia de presentar exposición al VEB fue un 22% mayor en los varones, y el riesgo se incrementó según el comportamiento sexual. Se encontró asociación inversa con el grado escolar: los participantes de undécimo grado tuvieron un 27% menos frecuencia de exposición al VEB que los de grados inferiores (sexto a octavo). Cuando se utilizó el modelo logístico para estudiar la asociación entre la detección del VEB y las variables independientes, se sobreestimó la asociación. El rango de sobreestimación fue entre el 27-47% según el tipo de variable.

Conclusión. La frecuencia de detección del VEB en la cavidad oral de estudiantes sanos fue similar a la previamente descrita. Factores asociados al comportamiento sexual incrementan el riesgo de oportunidad para la exposición al VEB.

 

En los primeros meses de la pandemia de la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19), debido a la falta de tratamientos eficaces y a la no disponibilidad de una vacuna, los gobiernos de todo el mundo desarrollaron diversas medidas de seguridad para controlar la propagación del virus entre sus poblaciones. Las estrategias heterogéneas aplicadas durante el primer año de la pandemia se mantuvieron a menudo después de que las vacunas contra el COVID-19 estuvieran disponibles.

Los estudios anteriores sobre la infección por coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo grave en lactantes han caracterizado de forma incompleta los factores asociados a la enfermedad grave o se han centrado en los lactantes nacidos de madres con enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19). Aquí destacamos los datos demográficos, las características clínicas y los valores de laboratorio que difieren entre los lactantes con y sin COVID-19 agudo grave.

Métodos: La red Overcoming COVID-19 realizó una vigilancia activa para identificar a los niños y adolescentes con enfermedad relacionada con el síndrome respiratorio agudo grave por coronavirus 2 hospitalizados en 62 centros de 31 estados desde el 15 de marzo hasta el 27 de diciembre de 2020. Se analizaron los pacientes de >7 días a <1 año de edad hospitalizados con COVID-19 agudo sintomático.

Resultados: Informamos de 232 bebés de >7 días a <1 año de edad hospitalizados con COVID-19 aguda sintomática de 37 hospitales estadounidenses en nuestra cohorte desde el 15 de marzo hasta el 27 de diciembre de 2020. Entre los 630 casos de COVID-19 grave en pacientes de >7 días a <18 años de edad, 128 (20,3%) eran lactantes. En los lactantes con enfermedad grave de todo el período de estudio, la mediana de edad fue de 2 meses, el 66% pertenecía a grupos raciales y étnicos minoritarios, el 66% estaba previamente sano, el 73% tuvo complicaciones respiratorias, el 13% recibió ventilación mecánica y <1% murió.

Conclusiones: Los lactantes representaron más de una quinta parte de los niños <18 años de edad hospitalizados por COVID-19 aguda grave, que comúnmente se manifiesta con síntomas y complicaciones respiratorias. Aunque la mayoría de los lactantes hospitalizados por COVID-19 no sufrieron complicaciones significativas, los resultados a largo plazo siguen siendo poco claros. En particular, el 75% de los lactantes con enfermedad grave tenían menos de 6 meses de edad en este periodo de estudio de cohorte, que era anterior a la vacunación materna contra la COVID-19, lo que subraya la importancia de la vacunación materna contra la COVID-19 para proteger a la madre y al lactante.

Antecedentes El reconocimiento precoz de los niños con riesgo de padecer una infección grave del tracto respiratorio inferior por el virus respiratorio sincitial (VRS) es importante, ya que informa las decisiones de tratamiento. Nuestro objetivo es evaluar los factores asociados a la enfermedad grave entre los niños pequeños hospitalizados con infección por VRS.

Métodos Se realizó un estudio de cohorte retrospectivo de todos los niños <2 años de edad hospitalizados por infección del tracto respiratorio inferior por VRS en un único hospital pediátrico terciario durante tres temporadas de VRS (enero de 2017 a diciembre de 2019). Se clasificó a los niños como con enfermedad "moderada" o "grave" en función del nivel de intervención respiratoria y se utilizaron modelos de regresión univariables y multivariables para determinar los factores asociados a la enfermedad grave.

Resultados De los 970 niños hospitalizados, 386 (40%) se clasificaron como "graves" y 584 (60%) como "moderados". En los análisis multivariables, la edad <2 meses (OR: 2,3; IC del 95%: 1,6 a 3,3; p<0,0001), la prematuridad (OR: 1,6; IC del 95%: 1,1 a 2,4; p=0,02) y la codetección del VRS-parainfluenza tipo 3 (PIV3) (OR: 2,6; IC del 95%: 1,05 a 6,5; p=0,04) se asociaron de forma independiente con la enfermedad grave.

Conclusión La menor edad, la prematuridad y la codetección de PIV3 se asociaron con la enfermedad grave por VRS en niños <2 años de edad hospitalizados con infección por VRS. La asociación entre la PIV3 y la enfermedad grave por VRS es un hallazgo novedoso y justifica la realización de nuevas investigaciones.

La enfermedad de Kikuchi (EK) es una afección rara y generalmente benigna de etiología incierta que se presenta con síntomas inespecíficos como fiebre y linfadenopatía cervical. Las presentaciones clínicas pueden variar. Aquí presentamos un caso atípico de enfermedad de Kikuchi en una niña de 10 años, así como una revisión bibliográfica actualizada de la presentación clínica, las características de laboratorio y el tratamiento de la enfermedad de Kikuchi en niños.

Métodos: Se identificaron estudios (publicados hasta febrero de 2020) mediante búsquedas en PubMed utilizando los siguientes elementos de búsqueda: Enfermedad de Kikuchi-Fujimoto o linfadenitis necrotizante histiocítica o enfermedad de Kikuchi. Nuestra búsqueda primaria dio como resultado 1117 publicaciones. En el análisis final se incluyeron 34 publicaciones con un total de 670 pacientes.

Resultados: Todos los niños presentan linfadenopatía. Casi todos (96,3%) tienen linfadenopatía cervical. Se registra fiebre en la mayoría de los niños (77,1%). El análisis de las características de laboratorio reveló que la mayoría de los niños tienen leucopenia (56,0%) y una velocidad de sedimentación globular elevada (56,0%). Más del 30% tienen una proteína C reactiva elevada y anemia. Otras características como la leucocitosis, la trombocitopenia y la positividad de los anticuerpos antinucleares son menos frecuentes. La EK es en su mayoría autolimitada, pero los esteroides, la hidroxicloroquina y la inmunoglobulina intravenosa se utilizan en cursos prolongados. Su eficacia aún no se ha establecido en los ensayos clínicos.

Conclusiones: La presentación de la EK es variable, y no hay un conjunto específico de síntomas o características de laboratorio que establezcan de forma fiable el diagnóstico. Por lo tanto, la histopatología es crucial. La evaluación definitiva y el establecimiento de tratamientos eficaces requerirán futuros estudios de investigación prospectivos para obtener una descripción más completa de la evolución clínica y los efectos del tratamiento. Dada la rareza de la enfermedad, esto tendrá que realizarse en consorcios de colaboración.

Hace diez años, escribí un editorial para la revista Pediatric Infectious Diseases Journal en el que comentaba la dificultad de demostrar la patogenicidad de los coronavirus humanos del resfriado común (ccHCoV) cuando las infecciones asintomáticas eran tan comunes.1 El artículo concreto al que se referían mis comentarios era de Prill y sus colegas2 en ese número de la revista y describía un estudio realizado en 3 grandes centros del Medio Oeste que incluía a casi 1500 niños hospitalizados con enfermedades respiratorias. Los autores también incluyeron a unos 750 niños de control de las mismas edades muestreados aproximadamente al mismo tiempo y en las mismas zonas. Los resultados del estudio mostraron que no había prácticamente ninguna diferencia en la incidencia de la infección por ccHCoV en los enfermos (7,6%) y en los sanos (7,1%). La conclusión de los autores fue que las infecciones por ccHCoV "no estaban asociadas" a la hospitalización en los niños infectados, con la implicación de que, al menos según estos criterios, probablemente no tenían ningún papel en la producción de las enfermedades respiratorias asociadas.

Mi editorial trazó parte de la historia de los esfuerzos por demostrar que diversos microorganismos causaban las enfermedades en las que se encontraban, empezando por los postulados de Koch e incluyendo estudios de voluntarios, estudios microscópicos y de biopsia microbiológica, así como estudios asociativos similares al realizado por Prill y sus colegas. La conclusión de estas numerosas consideraciones fue que, al menos en el caso de los bebés y los niños pequeños, iba a ser muy difícil "demostrar" que los coronavirus del resfriado común causaban enfermedades respiratorias. Y ello a pesar de que, en la Unidad de Investigación del Resfriado Común de Salisbury (Inglaterra), todos los HCoV conocidos habían sido administrados a voluntarios adultos en los años 60 y principios de los 70 y se había demostrado que causaban resfriados.3

Han pasado diez años, y ahora, en medio de una gran pandemia debida a un coronavirus de indudable patogenicidad humana, vuelvo a abordar el tema: "¿Tienen los ccHCoV patogenicidad para los bebés pequeños?" El artículo publicado en este número de la revista Pediatric Infectious Disease Journal por Heimdal y sus colegas4 se refiere a los ccHCoV y tiene algunos hallazgos que, en mi opinión, pueden contribuir a la consideración de su posible patogenicidad pediátrica.

Curiosamente, el mismo grupo noruego, con la mayoría de los mismos autores, publicó un artículo anterior que también se suma al argumento de la patogenicidad del ccHCoV. Este artículo anterior describía 9 años de un estudio exhaustivo de los virus en niños hospitalizados en Trondheim, Noruega, con enfermedades agudas de las vías respiratorias.5 El estudio contenía un pequeño grupo de control contemporáneo de niños ingresados por cirugía y sin enfermedades respiratorias de ningún tipo. Al igual que en el estudio de Prill y sus colegas citado anteriormente, las tasas de infección por ccHCoV fueron las mismas en los niños enfermos y en los sanos (9,1% y 10,2%, respectivamente). En este artículo, sin embargo, los autores pasaron a cuantificar el ARN viral encontrado en los sujetos enfermos y de control y mostraron que las muestras de los niños con enfermedad respiratoria contenían mayores cantidades de ARN viral (valor umbral del ciclo de reacción en cadena de la polimerasa <28) que las de los niños de control (odds ratio, 3,12 en el análisis ajustado; P = 0,016). En los sujetos menores de 2 años, la odds ratio ajustada fue de 15,32 (P < 0,001).

El artículo de Heimdal en este número del Pediatric Infectious Disease Journal4 contiene el mismo grupo de estudio que en el artículo anterior del Journal of Infectious Disease, además de datos clínicos y muestras respiratorias de 2 años más. Además, este análisis se centró en las coinfecciones por virus. Los autores eligieron las dos coinfecciones por ccHCoV más comunes: las que se producen por el virus sincitial respiratorio, un virus con una elevada "puntuación de gravedad" de la neumonía, y las que se producen por el rinovirus (RV), un virus con una puntuación de gravedad de la neumonía más baja, aproximadamente la misma que la del ccHCoV. Tal vez el hallazgo más intrigante de este estudio fue que, mientras que los niños coinfectados por el virus respiratorio sincitial y el ccHCoV presentaban una enfermedad mucho más grave que los infectados sólo por el ccHCoV, con una puntuación de gravedad casi idéntica a la del virus respiratorio sincitial solo, la puntuación de gravedad de los niños coinfectados por el RV y el ccHCoV era inferior a la de los niños infectados sólo por el RV y significativamente inferior a la de los niños infectados sólo por el ccHCoV.

Los autores señalan que, in vitro, la infección por el RV va acompañada de una vigorosa respuesta celular antiviral mediada por el interferón.6 Además, parece que se produce una supresión similar por parte del VR entre éste y el virus de la gripe tanto in vitro como in vivo7,8 y también, in vitro, entre el VR y el SARS-CoV-2.9 En vista de estos hallazgos, parece muy probable que la pérdida de virulencia fuera una manifestación de la supresión del crecimiento del ccHCoV por parte del VR, lo que indica que, por sí solo, el coronavirus era capaz de causar una enfermedad respiratoria del tracto inferior en estos niños.

Así pues, ahora hay dos pruebas de que los coronavirus del resfriado común pueden causar realmente neumonía en los bebés.

Objetivo. Identificar los factores de riesgo de recurrencia febril de las infecciones del tracto urinario (ITU) en niños con antecedentes de ITU.

Diseño del estudio. Se incluyeron 500 niños de entre 2 y 72 meses de edad con antecedentes de ITU que fueron seguidos prospectivamente durante aproximadamente 2 años en el contexto de 2 estudios realizados previamente (Randomized Intervention for Children with Vesicoureteral Reflux y Careful Urinary Tract Infection Evaluation). Se identificaron factores de riesgo significativos para las recurrencias febriles entre los niños que no recibían profilaxis antimicrobiana mediante regresión logística univariante y multivariante.

Resultado. En el análisis univariante, la raza no negra, la ITU de índice febril, la disfunción intestino-vejiga, el reflujo vesicoureteral de grado IV, la cicatrización renal al inicio y las anomalías ecográficas renal-vesicales se asociaron a la recurrencia febril. En el análisis multivariante, las siguientes variables aumentaron de forma independiente las probabilidades de recidivas febriles (OR; IC del 95%): raza no negra (7,1; 1,5-127,9), disfunción intestino-vejiga (2,6; 1,1-5. 3), ITU de índice febril (2,5; 1,1-6,9), anomalías en la ecografía renal-vesical (2,6; 1,2-5,6), reflujo vesicoureteral de grado IV (3,9; 1,4-10,5) y cicatrización renal al inicio (4,7; 1,2-19,1).

Conclusiones. La raza no negra y el reflujo vesicoureteral de grado IV aumentaron las probabilidades de recurrencia febril de la ITU. Aunque nuestros hallazgos deberían estimular otros estudios para explorar más a fondo la relación entre la raza y la ITU, dado que la relación entre la raza y la recurrencia de la ITU no está clara, la raza no debería utilizarse para tomar decisiones sobre el tratamiento de los niños con una ITU.

En este estudio de encuesta de instituciones de todo Estados Unidos, se observó una marcada variabilidad en la evaluación, el tratamiento y el seguimiento de adolescentes de 12 a 18 años de edad con miopericarditis asociada a la vacuna contra el coronavirus mRNA 2019 (COVID-19). Solo se informó de un adolescente con complicaciones potencialmente mortales, y no hubo muertes en ninguna de las instituciones participantes.

Archives of Disease in Childhood 2022;107:277-281.

Objetivos Determinar la prevalencia de la coexistencia de meningitis bacteriana (BM) y líquido cefalorraquídeo (LCR) estéril con un recuento de glóbulos blancos elevado en relación con la edad ("pleocitosis") en presencia de una infección del tracto urinario (ITU) por Escherichia coli, con el añadido del análisis de la PCR de E. coli en el LCR.

Diseño Estudio de cohorte retrospectivo en un solo centro.

Entorno Hospital pediátrico terciario.

Participantes Niños de 8 días a 2 años de edad, con un crecimiento puro de E. coli de orina y una muestra de LCR tomada dentro de las 48 horas de un cultivo de orina positivo entre el 1 de enero de 2014 y el 30 de abril de 2019.

Medida de resultado principal Prevalencia de E. coli BM coexistente con ITU, definida como un crecimiento puro de E. coli de la orina y un cultivo de LCR con crecimiento puro de E. coli y/o PCR positiva de E. coli.

Resultados 1903 pacientes tenían una ITU por E. coli, de los cuales 314 (16%) tenían una muestra de LCR tomada en las primeras 48 horas. No se identificó ningún caso de E. coli BM coexistente. Hubo 71 (23%) casos de pleocitosis, de los cuales 57 (80%) tenían análisis de PCR, todos ellos con E. coli no detectado. Los pacientes de 1 a 6 meses de edad representaron el 72% de todas las punciones lumbares (PL).

 

Conclusión El riesgo de ITU por E. coli y de coexistencia de E. coli BM es bajo. Existe la posibilidad de reducir el número de punciones lumbares rutinarias en lactantes con diagnóstico de ITU por E. coli, con un mayor impacto en los niños de hasta 6 meses de edad. La PCR de E. coli en LCR puede ayudar a reducir aún más la probabilidad de BM después de la prueba en caso de pleocitosis.

 

Bibliografía febrero 2022

TOP TEN

El antibiograma es una herramienta fundamental para ajustar el tratamiento antibiótico a la bacteria aislada. La concentración mínima inhibitoria (CMI), considerada la concentración más baja de un antimicrobiano capaz de inhibir el crecimiento de un microorganismo, clasificaba tradicionalmente a la bacteria como sensible («S»), resistente («R») o con sensibilidad intermedia al mismo («I»). Este último grupo incluía aquellas CMI en las cuales la actividad del antibiótico, según la evidencia disponible, era incierta1.

El Comité Europeo de Evaluación de la Sensibilidad Antimicrobiana (EUCAST) publica anualmente un documento que revisa y actualiza los puntos de corte que definen cada una de estas categorías. Progresivamente, los laboratorios de microbiología en España han ido implementando esta normativa, siguiendo las recomendaciones del Comité Español del Antibiograma (COESANT).

En el año 2020 EUCAST realizó una actualización importante, cambiando la definición de «I».

El enfoque diagnóstico de la eosinofilia es complejo, dadas las numerosas etiologías notificadas. Los parásitos intestinales (especialmente los helmintos) son motivo de preocupación en los niños procedentes de entornos con una elevada carga. Describimos el enfoque diagnóstico y el tratamiento clínico de la eosinofilia en una cohorte de niños inmigrantes.

Métodos: Llevamos a cabo un estudio observacional retrospectivo que incluyó a niños diagnosticados con eosinofilia en un centro de referencia para enfermedades tropicales pediátricas desde 2014 hasta 2018. Todos los pacientes fueron examinados según un protocolo unificado, incluyendo pruebas microbiológicas y serológicas directas.

Resultados: Un total de 163 niños se presentaron con eosinofilia durante el período de estudio [mediana de edad, 7,7 años (4,1-12,2); 57,1% varones], principalmente de Asia (27,6%) y América del Sur (22,1%). La mayoría eran niños adoptados internacionalmente (43,6%) o inmigrantes (26,4%). Sólo el 34,4% de los niños eran sintomáticos, y la principal etiología de la eosinofilia eran los helmintos (56,4%). Tras un enfoque diagnóstico secuencial, no se encontró ninguna etiología para el 40,5% de los pacientes. Los factores de riesgo independientes para una etiología inexplicable fueron la edad más joven (≤2 años: odds ratio, 3,6; IC 95%, 1,3-10,2; P = 0,015), la ausencia de síntomas (odds ratio, 4,8; IC 95%, 1,8-12,5; P = 0,001) y la eosinofilia leve (<1000/µL: odds ratio, 4,2; IC 95%, 4,5-11,7; P = 0,005). Sólo 6 niños fueron tratados empíricamente. En los niños con una causa identificada y en los tratados empíricamente, la eosinofilia se resolvió en el 52% en una mediana de 7 meses (5-9).

Conclusiones: Los helmintos son la principal causa de eosinofilia en los niños migrantes y deben ser buscados, especialmente en los niños mayores con recuentos de eosinófilos >1000 eosinófilos/µL.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha informado de más de 200 millones de casos de infección por SARS-CoV-2 y de 4 millones de muertes desde la declaración de la pandemia de COVID-19 en marzo de 2020.1 Aunque los niños experimentan predominantemente una infección asintomática o leve, y representan una minoría de las hospitalizaciones y muertes, los niños se han visto significativamente afectados por la pandemia de COVID-19. Cada vez es mayor la preocupación por los "daños colaterales de la COVID-19", ya que los cierres de escuelas y el aislamiento social han contribuido a retrasar la presentación de enfermedades graves, a reducir las tasas de vacunación, a deteriorar la salud mental y a aumentar la preocupación por la seguridad.2 Un efecto adicional de las intervenciones no farmacéuticas (NPI) aplicadas en respuesta a la COVID-19 ha sido una reducción sin precedentes de los niños que presentan enfermedades respiratorias, incluidas las debidas al virus respiratorio sincitial (VRS) y a la gripe. Aquí revisamos cómo COVID-19 ha afectado a la epidemiología de las infecciones respiratorias en los niños.

Traducción realizada con la versión gratuita del traductor www.DeepL.com/Translator

Aunque hay muchas hipótesis sobre la diferencia de gravedad de la COVID-19 en función de la edad, las diferencias en la inmunidad innata, adaptativa y heteróloga, junto con las diferencias en la función endotelial y de coagulación, son los mecanismos más probables que subyacen al marcado gradiente de edad. Los niños tienen una respuesta inmunitaria innata más rápida y fuerte al SARS-CoV-2, especialmente en la mucosa nasal, que controla rápidamente el virus. Por el contrario, los adultos pueden tener una respuesta innata hiperactiva, desregulada y menos eficaz que conduce a una producción incontrolada de citoquinas proinflamatorias y a lesiones tisulares. La exposición más reciente a otros virus y las vacunas sistemáticas en los niños podrían asociarse con anticuerpos y células T de reacción cruzada protectores contra el SRAS-CoV-2.

Hay menos pruebas que apoyen otros mecanismos que se han propuesto para explicar la diferencia relacionada con la edad en el resultado tras la infección por el SARS-CoV-2, incluida la inmunidad preexistente por la exposición a coronavirus comunes en circulación, las diferencias en la distribución y expresión de los receptores de entrada ACE2 y TMPRSS2, y la diferencia en la carga viral.

Traducción realizada con la versión gratuita del traductor www.DeepL.com/Translator

  • Short- vs Standard-Course Outpatient Antibiotic Therapy for Community-Acquired Pneumonia in Children: The SCOUT-CAP Randomized Clinical Trial. JAMA Pediatr. 2022 Jan 18:e215547. doi: 10.1001/jamapediatrics.2021.5547.

La neumonía adquirida en la comunidad (NAC) en pediatría, generalmente, se trata con 10 días de antibióticos. Ciclos más cortos pueden ser efectivos con menos efectos adversos y menor potencial de resistencia a los antibióticos. Es un ensayo clínico aleatorizado, doble ciego, controlado con placebo en clínica ambulatoria, atención de urgencias o entornos de emergencia en 8 ciudades de EE. UU Se compara una estrategia de tratamiento antibiótico corta (5 días) versus estándar (10 días) para NAC en niños pequeños. Se valora la respuesta al final del tratamiento ajustada por la duración del riesgo de antibióticos (RADAR). Clasifica la respuesta clínica de cada niño, la resolución de los síntomas y los efectos adversos asociados con los antibióticos. El estudio concluye que entre los niños que respondieron al tratamiento inicial para la NAC ambulatoria, una estrategia de antibióticos de 5 días fue superior a una estrategia de 10 días. El ciclo corto dio como resultados una respuesta clínica y efectos adversos similares asociados con los antibióticos, al tiempo que redujo la exposición y la resistencia a los antibióticos.

Nuestro objetivo es comparar las características clínicas y de laboratorio y los métodos de imagen de los pacientes diagnosticados de celulitis preseptal y celulitis orbitaria en el grupo de edad pediátrica.

Métodos: El estudio se diseñó de forma retrospectiva y se revisaron las historias clínicas de todos los pacientes que fueron hospitalizados con el diagnóstico de celulitis preseptal y celulitis orbitaria. Se compararon los resultados de los grupos de celulitis preseptal y de celulitis orbital. Se analizaron los factores de riesgo para el desarrollo de la afectación orbitaria.

Resultados: Se incluyeron 123 pacientes, 90,2% con celulitis preseptal y 9,8% con celulitis orbitaria. La proporción de hombres fue del 60,2%, y la edad media fue de 72 ± 43 meses. Mientras que todos los pacientes presentaban hinchazón y enrojecimiento de los párpados, el 20,3% tenía fiebre. La afectación ocular fue del 51,2% en el ojo derecho y del 4,9% en ambos ojos. El factor predisponente más frecuente fue la rinosinusitis (56,1%). Se realizaron imágenes radiológicas (tomografía computarizada/resonancia magnética) en el 83,7% de los pacientes. Se detectó un absceso subperiostal en 7 casos (5,6%), de los cuales tres fueron tratados quirúrgicamente y cuatro médicamente. Los niveles de proteína C reactiva fueron significativamente mayores en los pacientes con afectación orbitaria (P = 0,033), pero no hubo diferencias entre la presencia de fiebre, los valores de leucocitos y plaquetas.

Conclusiones: La rinosinusitis fue el factor predisponente más frecuente en el desarrollo de la celulitis preseptal y la celulitis orbitaria. La afectación orbitaria estuvo presente en el 9,8% de los pacientes. Se determinó que el valor elevado de la proteína C reactiva podía utilizarse para predecir la afectación orbital.

D esde el inicio de la pandemia de covid-19, ha habido reducciones importantes en los ingresos hospitalarios por infecciones respiratorias, invasivas graves y prevenibles por vacunación en niños en Inglaterra. Estas reducciones se observaron en todos los subgrupos demográficos, incluidos los niños con comorbilidades preexistentes que tienen más probabilidades de ser hospitalizados con una enfermedad grave, requieren cuidados intensivos prolongados y corren el mayor riesgo de morir por infección.

Durante la pandemia de covid-19, se utilizaron una variedad de cambios de comportamiento (adopción de intervenciones no farmacológicas) y estrategias sociales (cierre de escuelas, encierros y viajes restringidos) para reducir la transmisión del SARS-CoV-2, que también redujo los ingresos por infecciones infantiles comunes y graves.

Antes de la pandemia, la bronquiolitis representaba el 12 % de todos los ingresos en las UCIP y tenía una tasa de letalidad del 1,75 % en menores de 12 meses y del 4,4 % en mayores de 12 meses. La exacerbación del asma causada por infecciones respiratorias agudas también fue una de las razones más comunes de ingreso hospitalario en niños. En este estudio, después del 1 de marzo de 2020, los ingresos por bronquiolitis se redujeron en un 80 %, sibilancias virales 56 %, la neumonía bacteriana en un 60 %, otitis media 74% y amigdalitis 66%. Los niños con neoplasias malignas hematológicas y fibrosis quística, también tuvieron una menor incidencia de ingresos por infecciones respiratorias bacterianas en comparación con años anteriores. También disminuyó el número absoluto de muertes dentro de los 60 días posteriores al ingreso hospitalario por sepsis, meningitis, bronquiolitis, neumonía, sibilancias virales e infecciones del tracto respiratorio superior. Los datos más recientes indican que el crup y las infecciones del tracto respiratorio superior aumentaron a niveles más altos de lo habitual después de mayo de 2021.

 

 

 

 

 

 

 

 

Objetivos Determinar el tiempo hasta la negatividad de la reacción en cadena de la polimerasa de transcripción inversa (RT-PCR) después de la primera prueba positiva de RT-PCR, los factores asociados con un mayor tiempo hasta la negatividad de la RT-PCR, la proporción de niños que se seroconvierten después de una infección probada por el coronavirus del síndrome respiratorio agudo grave 2, y los factores asociados con la falta de seroconversión.

Diseño del studio. El Estudio Epidemiológico de Coronavirus en Niños de la Sociedad Española de Pediatría es un estudio multicéntrico realizado en niños españoles para evaluar las características de la enfermedad por coronavirus 2019. En un subconjunto de pacientes, se realizaron 3 pruebas seriadas de RT-PCR en muestras de hisopo nasofaríngeo después de la primera prueba de RT-PCR, y se realizó la serología de inmunoglobulina G para anticuerpos del síndrome respiratorio agudo grave 2 en la fase aguda y de seguimiento (<14 y ≥14 días después del diagnóstico).

Resultados. En total, se incluyeron 324 pacientes en el estudio. La mediana del tiempo hasta la negatividad de la RT-PCR fue de 17 días (IQR, 8-29 días), y el 35% de los pacientes siguió siendo positivo más de 4 semanas después de la primera prueba de RT-PCR. La probabilidad de negatividad de la RT-PCR no difirió entre los grupos definidos por el sexo, la gravedad de la enfermedad, los fármacos inmunosupresores o el fenotipo clínico. En general, el 24% de los niños no logró la seroconversión tras la infección. La seroconversión se asoció con la hospitalización, la persistencia de la positividad de la RT-PCR y los días de fiebre.

Conclusiones. El tiempo hasta la negatividad de la RT-PCR fue largo, independientemente de la gravedad de los síntomas o de otras características del paciente. Este hallazgo debe tenerse en cuenta a la hora de interpretar los resultados de la RT-PCR en un niño con síntomas, especialmente en aquellos con síntomas leves. Los estudios de seroprevalencia y postinmunización deben tener en cuenta que 1 de cada 4 niños infectados no se seroconvierten.

CASOS

Una niña de 7 años con antecedentes de dermatitis atópica se presentó con quejas de dolor, hinchazón y una decoloración rojiza de la nariz durante los últimos 4 días. Su madre indicó la recurrencia frecuente de síntomas similares durante los 2 años anteriores, predominantemente durante los meses de invierno. La niña tenía el hábito de "hurgarse la nariz". Negó tener fiebre, escalofríos, malestar general o síntomas sistémicos sugestivos. La exploración cutánea reveló una placa unilateral bien delimitada, eritematosa y edematosa sobre la punta, el ala derecha y el vestíbulo de la nariz (figura).

Una niña de 3 años acudió al servicio de urgencias para evaluar una semana de fiebre, congestión nasal y rinorrea tras una pequeña caída con impacto nasal en el colegio. La niña se sentía incómoda al realizar una exploración intranasal difícil debido al dolor, lo que dificultaba la visualización clara de la inflamación de base medial del tabique que obstruía las fosas nasales (Figura, A ). La anamnesis y la exploración eran sugestivas de hematoma septal con progresión a absceso, aunque también se consideraron la deformidad septal, la neoplasia y los pólipos. La evaluación inicial en la consulta de su pediatra 2 días antes detectó una abrasión de la punta nasal, un examen intranasal limitado y una fiebre persistente que se pensaba que era de naturaleza viral. Los diagnósticos de laboratorio destacaban por un recuento de glóbulos blancos de 20,9.

Un niño de 28 días de edad se presentó en el servicio de urgencias con un exantema generalizado e irritabilidad. La madre refería una historia de 15 días de pápulas eritematosas progresivas, que comenzaban en las extremidades inferiores y se extendían al tronco, los brazos, el cuero cabelludo, la cara, las palmas y las plantas. Presentaba una erupción papulopustulosa generalizada, con descamación, costras hemorrágicas en los miembros inferiores y costras melicéricas en las palmas (figura 1). No tenía fiebre ni peso...

Los neonatos menores de 28 días son una población especialmente vulnerable, y los datos sobre la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19) en este grupo etario son escasos. El objetivo del estudio es describir la evolución clínica y la probabilidad de enfermedad grave en una serie de neonatos ingresados con infección por SARS-CoV-2 confirmada.

Estudio descriptivo observacional multicéntrico realizado en 5 hospitales secundarios y terciarios españoles realizado entre el 1 de marzo y el 3 de junio de 2020. Se incluyeron neonatos de 28 días de edad o menores con resultado positivo en la prueba de reacción de la polimerasa en cadena en tiempo real (RT-PCR) para la detección del SARS-CoV-2 en muestra nasofaríngea.

Se registraron el sexo, la edad, el peso, los síntomas, el motivo del ingreso, los antecedentes de enfermedad crónica o el tratamiento inmunomodulador, la estancia hospitalaria, el ingreso en la unidad de cuidados intensivos neonatales (UCIN), el tratamiento recibido y los valores analíticos.

La muestra incluyó a 11 pacientes de 12 a 27 días de edad. Solo 2 requirieron ingreso en la UCIN (18%), uno de los cuales padecía una enfermedad cardiovascular crónica. Los datos epidemiológicos y clínicos se muestran en la tabla 1.

Desde diciembre de 2019, un nuevo coronavirus denominado SARS-CoV-2, causante de la infección por coronavirus del año 2019 (COVID-19) ha ocasionado una pandemia mundial.

A fecha de 16 de junio de 2020 la Organización Mundial de la Salud ha comunicado 8.035.583 casos y 436.918 fallecidos en todo el mundo1. La mayoría de las infecciones en niños se caracterizan por leves infecciones de vías respiratorias altas o son asintomáticas2. Por el momento disponemos de escasa información sobre la presentación y evolución de los casos que ocurren en el periodo neonatal3.

Presentamos tres neonatos atendidos en nuestro Servicio de Pediatría afectos de infección por SARS-CoV-2. Los datos clínicos y analíticos de los pacientes quedan reflejados en la tabla 1.

Una niña de 21 meses fue remitida a nuestro servicio por una cojera que aparecía en un contexto febril. No había antecedentes de traumatismo, maltrato físico ni fiebre. En el momento del ingreso, la niña tenía una fiebre de 39,1 °C. El niño se negaba a soportar peso, pero no había ninguna restricción articular a nivel del miembro afectado. Observamos una molestia al realizar una flexión máxima de la rodilla, pero no había ni hinchazón prepatelar ni derrame intraarticular. Su recuento de glóbulos blancos era de 10.200 células/mm3, la proteína C reactiva era de 136 mg/L y la velocidad de sedimentación globular de 25 mm/h. La radiografía simple no reveló ningún resultado patológico. La resonancia magnética (RM) demostró…

La infección congénita por citomegalovirus es la infección congénita más frecuente. Aunque la mayoría de los lactantes con infección congénita por citomegalovirus son asintomáticos al nacer, un subgrupo tendrá manifestaciones clínicas y/o de laboratorio fácilmente aparentes, incluida la hepatitis; la progresión a la insuficiencia hepática no se ha descrito previamente en lactantes a término que iniciaron el tratamiento antiviral poco después del nacimiento. Presentamos dos niños a término con infección congénita por citomegalovirus y hepatitis que evolucionaron hacia la insuficiencia hepática a pesar de la mejora inicial de las pruebas de laboratorio con el tratamiento.

PARA PROFUNDIZAR

Al archivero nunca le ha gustado el término "infección torácica" o incluso "infección del tracto respiratorio inferior" (ITR); estos términos parecen vagos. Little P et al [Lancet 2021; 398: 1417-26. https://doi.org/10.1016/S0140-6736(21)01431-8] han reclutado a niños de entre 6 meses y 12 años que se presentaban en atención primaria con una IVRI aguda no complicada, considerada de origen infeccioso, en la que no se sospechaba clínicamente una neumonía, con síntomas durante menos de 21 días. Este grupo de investigación de atención primaria, bien establecido, ha definido la IVR como la presencia de una tos aguda como síntoma predominante y con otros síntomas o signos localizados en el tracto respiratorio inferior ...

Este es un informe sobre el perfil de los casos de difteria infantil en el Hospital Cipto Mangunkusumo, Yakarta, desde 2006 hasta 2017. La incidencia fue mayor en el grupo de edad de ≥5 años (67,7%) con predominio masculino (58,8%). El 35,3% de los casos no tenía antecedentes de vacunación y el 38,2% tenía antecedentes de refuerzo incompletos. La seudomembrana se presentó en todos los casos, sobre todo en la faringe (67,6%) y la amígdala (61,8%).

Leí con gran interés la reciente publicación de Gravel et al1 en la que los autores evaluaron la asociación entre la sinovitis transitoria de la cadera (TSH) y la portación orofaríngea de K. kingae entre los niños preescolares. Plantearon la hipótesis de que la HST podría ser una versión sutil de la infección de cadera por K. kingae. Teniendo en cuenta sus resultados, concluyeron que la TSH no estaba causada por K. kingae.

Este estudio es realmente esencial porque trata un tema candente. De hecho, los niños pequeños pueden acudir a la atención médica debido a la cojera, y suponen un reto diagnóstico común y serio. En esta situación, diferenciar entre la artritis séptica de la cadera y la sinovitis transitoria tiene importancia clínica y terapéutica. Además, debido al solapamiento de las características de la artritis de cadera y la sinovitis transitoria en niños menores de 3 años, el algoritmo predictivo de Kocher no es lo suficientemente sensible para diferenciar estas dos afecciones.2

Después de leer detenidamente este interesante estudio, tengo dos objeciones que hacer.

(Persistencia y viabilidad de SARS-CoV-2 en la primoinfección y reinfecciones). Rev Esp Quimioter 2022; 35(1): 1-6

Desde el inicio de la epidemia por SARS-CoV-2, el aislamiento del virus en el paciente infectado era posible solo durante un periodo corto de tiempo y llamaba la atención que esto ocurría de una manera constante y no orientaba sobre la evolución clínica. Este hecho, indujo a confusión sobre la eficacia de algunos de los fármacos utilizados inicialmente que parecían tener una gran eficiencia en el aclarado viral y que resultaron ineficaces para modificar el curso de la enfermedad. La respuesta inmune tampoco se mostraba definitiva para aventurar la evolución aunque la mayoría de los pacientes que tenían una enfermedad muy leve, tenían una débil o nula respuesta de anticuerpos y en los más graves pasaba lo contrario. Con cualquiera que haya sido la respuesta de anticuerpos, pocos casos han vuelto a infectarse tras una primo-infección y generalmente, los que lo han hecho, no han reproducido un espectro de enfermedad similar a la primera infección. Entre los re-infectados, gran parte han sido asintomáticos o con muy pocos síntomas, otros han tenido un cuadro moderado y muy pocos han tenido mala evolución. Pese a esa dinámica de rápido aclaramiento viral, las pruebas de laboratorio podían seguir siendo capaces de generar positivos en la recuperación de secuencias genómicas y esto ocurría en pacientes libres ya de síntomas, en otros que seguían enfermos y en los muy graves. Tampoco había un buen correlato. Por eso y con la perspectiva de este año y medio de pandemia recopilamos lo que nos deja la literatura en estos aspectos adelantando que, como siempre en biología, existen casos que saltan los límites del comportamiento general de la dinámica de la infección en general.

Estudio de cohorte longitudinal para estimar los impactos a largo plazo de las pruebas positivas de SARS-CoV-2 en el uso de la atención médica entre niños y adolescentes. Se utilizaron los registros longitudinales de toda la población de Noruega de 1-19 años (n=706 885) que se hicieron la prueba del SARS-CoV-2 del 1 de agosto de 2020 al 1 de febrero de 2021 (n=10 279 positivos, n=275 859 negativos) o no se hicieron la prueba (n=420747) y no ingresaron en el hospital, por grupos de edad 1-5, 6-15 y 16-19 años. Se calcularon los porcentajes mensuales de atención médica por todas las causas y causas específicas en atención primaria (médico general, sala de emergencias) y atención especializada (pacientes ambulatorios, pacientes hospitalizados) desde seis meses antes hasta aproximadamente seis meses después de la semana de la prueba del SARS-CoV- 2.

Se encontró que el Covid-19 entre niños y adolescentes tiene un impacto limitado en los servicios de atención médica en Noruega. Los niños en edad preescolar pueden tardar más en recuperarse (3 a 6 meses) que los estudiantes de primaria o secundaria (1 a 3 meses), generalmente debido a problemas respiratorios. No se observó un aumento en el uso de atención especializada.

Estudio de cohortes de base poblacional en Dinamarca. Participan 4 931 775 personas de 12 años o más, seguidas desde el 1 de octubre de 2020 al 5 de octubre de 2021.

La vacunación con ARNm-1273 se asoció con un riesgo significativamente mayor de miocarditis o miopericarditis en la población danesa, principalmente debido a un mayor riesgo entre las personas de 12 a 39 años, (razón de riesgo ajustada 3,92 (2,30 a 6,68); tasa absoluta 4,2 por 100 000 personas vacunadas dentro de los 28 días posteriores a la vacunación (2,6 a 6.4)). Mientras que la vacunación con BNT162b2, de 3 482 295 personas vacunadas con BNT162b2 (Pfizer-BioNTech), 48 desarrollaron miocarditis o miopericarditis dentro de los 28 días posteriores a la fecha de vacunación en comparación con las personas no vacunadas (índice de riesgo ajustado 1,34 (intervalo de confianza del 95 %: 0,90 a 2,00); tasa absoluta 1,4 por 100 000 personas vacunadas dentro de los 28 días posteriores a la vacunación (intervalo de confianza del 95 %: 1,0 a 1,8)). Solo se asoció con un riesgo significativamente mayor entre las mujeres.

Sin embargo, la tasa absoluta de miocarditis o miopericarditis después de la vacunación con ARNm del SARS-CoV-2 fue baja: En el grupo más joven las tasas absolutas fueron 1,6 (intervalo de confianza del 95%: 1,0 a 2,6) y 5,7 (3,3 a 9,0). 3) por 100 000 individuos dentro de los 28 días posteriores a la vacunación con BNT162b2 y la vacunación con mRNA-1273, respectivamente. Los beneficios de la vacunación con ARNm del SARS-CoV-2 deben tenerse en cuenta al interpretar estos hallazgos. Se necesitan estudios multinacionales más grandes para investigar más a fondo los riesgos de miocarditis o miopericarditis después de la vacunación en subgrupos más pequeños.

  • Covid-19: Omicron variant is linked to steep rise in hospital admissions of very young children. BMJ 2022;376:o110

El Grupo Consultivo Estratégico de Expertos (SAGE por sus siglas en inglés) evaluaron los ingresos hospitalarios de niños menores de 1 año, observando un aumento considerable, coincidiendo con la transmisión de la variante omicron. En la primera ola los menores de 1 año representaron el 32,9% de los niños ingresados, en la segunda ola el 30,4% y el 30,2% cuando delta fue la variante predominante (mayo 2021 a diciembre de 2021. En ningún caso los niños fueron más vulnerables a estas variantes. Los indicios además demuestran que los ingresados con la variante omicron aún están menos enfermos.

El consumo de oxígeno por parte de los niños menores de 1 año ingresados en las últimas cuatro semanas para los que se dispone de datos fue del 12%, frente al 22,5% de la primera ola de la pandemia. El ingreso a cuidados intensivos fue del 9,9% (v 14%), el uso de ventilación mecánica fue del 2% (v 5,8%), el uso de ventilación no invasiva fue del 2% (v 7,2%) y la duración media de la estancia fue de 1,7 días (v 6,6 días). La mayoría de los ingresados por la variante omicron tenían menos de tres meses y que alrededor de la mitad se ingresaban para observación.

Metaanálisis en el que se incluyeron estudios que informaron de la prevalencia de la infección por H. pylori en niños de 18 años o menos. Se examinaron los registros y se extrajeron los datos mediante un formulario de extracción estandarizado. Se estimó la prevalencia mundial de la infección por H. pylori en niños (resultado principal) mediante una metarregresión multinivel de efectos mixtos y luego se estratificó la prevalencia por método de diagnóstico (serología vs. pruebas de aliento con urea o pruebas de antígenos en heces). Analizamos la importancia de los factores asociados mediante un metanálisis de efectos aleatorios.

Independientemente de la prueba de diagnóstico, la prevalencia de la infección por H. pylori fue significativamente mayor en los países de ingresos bajos y medios que en los países de ingresos altos (43,2 % [36,5–50,2] frente a 21,7 % [16 ·9–27·4]; p<0·0001) y en niños mayores que en niños más pequeños (41,6% [35·6–47·8] en13-18 años vs.33,9 % [28,6–39,7] en niños de 7 a 12 años frente a26,0 % [21,4–31,0] en niños de 0 a 6 años; p<0·0001). La infección pediátrica por H. pylori se asoció significativamente con un nivel económico más bajo (odds ratio [OR] 1,63 [IC 95% 1,46–1,82]), más hermanos o hijos (1,84 [1,44–2,36 ]), compartir habitación (1·89[1·49–2·40]), no tener acceso a un sistema de alcantarillado (1·60[1·22–2·10]), tener una madre infectada con H. pylori (3 ·31 [2·21–4·98]), tener un hermano o hermanos infectados con H. pylori (3·33[1·53–7·26]), beber agua sin hervir o sin tratar (1·52 [1 ·32–1·76]) y mayor edad (OR por año 1·27 [1·15–1·40]).

Introducción. Aunque actualmente se tiende a un abordaje terapéutico menos agresivo, la osteomielitis hematógena aguda (OHA) sigue suponiendo un reto, con una morbilidad significativa a nivel mundial. El objetivo del estudio fue evaluar si se alcanzó una adherencia del 80% con el protocolo vigente, identificar las complicaciones y riesgos asociados y analizar las tendencias en la etiología y el manejo de la OHA en la población pediátrica.

Métodos. Estudio observacional longitudinal unicéntrico en pacientes menores de 18años con OHA ingresados en un hospital pediátrico entre 2008 y 2018 divididos en 2 cohortes (antes y después de 2014). Se analizaron datos demográficos, clínicos y concernientes a la evolución de la enfermedad.

Resultados. El estudio incluyó a 71 niños con OHA, 56% varones, con una edad mediana de 3años (rango intercuartílico, 1-11). Se observó una incidencia 1,8 veces mayor en los últimos 5 años. El agente causal se identificó en el 37% de los casos: SASM (54%), SARM (4%), Streptococcus pyogenes (19%), Kingella kingae (12%), Streptococcus pneumoniae (8%) y Neisseria meningitidis (4%). Se identificaron complicaciones en el 45% y secuelas en 3,6% de los pacientes. En los últimos años aumentó la incidencia de miositis (30% vs. 7%; p=0,02) y de artritis séptica (después de 2015, 68% vs. 37,2%, p=0,012), así como la proporción de pacientes con tratamiento inferior a 4 semanas (37% vs. 3,5%; p=0,012), con tasas de secuelas similares. Los factores de riesgo de complicaciones fueron la edad ≥3años, nivel de PCR≥20mg/l, duración de los síntomas al ingreso de 5 o más días y cultivo positivo, aunque en el análisis multivariado solo se validó el cultivo positivo. La presencia de complicaciones se identificó como factor de riesgo de secuelas a los 6 meses.

Conclusiones. El presente estudio confirma que la OHA puede ser agresiva. La identificación de los factores de riesgo es fundamental para su abordaje.

  • Oral antihistamine-decongestant-analgesic combinations for the common cold. Cochrane Database of Systematic Reviews 2022, Issue 1. Art. No.: CD004976. DOI: 10.1002/14651858.CD004976.pub4.

Actualización de revisión previa.

Se identificaron 30 estudios (6304 participantes) que incluyeron 31 comparaciones de tratamientos. La intervención de control fue placebo en 26 ensayos y una sustancia activa (paracetamol, clorfenindiona + fenilpropanolamina + belladona, difenhidramina) en seis ensayos (dos ensayos tenían grupos de placebo y también de tratamiento activo). Por lo general, la información proporcionada sobre la metodología fue deficiente y hubo grandes diferencias en el diseño de los estudios, los participantes, las intervenciones y los desenlaces. La mayoría de los ensayos incluyeron participantes adultos. Nueve de los ensayos incluyeron niños. Tres ensayos incluyeron niños muy pequeños (de seis meses a cinco años), y cinco ensayos incluyeron niños de 2 a 16 años. Un ensayo incluyó adultos y niños de 12 años o más. Los ensayos se llevaron a cabo en diferentes entornos: clínicas universitarias, servicios de pediatría, servicios de medicina de familia y consultas de medicina general.

Se observó una falta de datos sobre la efectividad de las combinaciones de antihistamínico, analgésico y descongestionante para el resfriado común. Basándose en estos datos escasos, el efecto sobre los síntomas individuales probablemente sea demasiado pequeño para ser clínicamente relevante. La evidencia actual indica que las combinaciones de analgésicos, descongestionantes y antihistamínicos presentan algún beneficio general en los adultos y los niños mayores. Estos beneficios deben sopesarse con el riesgo de efectos adversos. No existe evidencia de efectividad en los niños pequeños. En 2005, la Food and Drug Administration de EE.UU. emitió una advertencia sobre los efectos adversos asociados al uso de preparados nasales de venta sin receta que contienen fenilpropanolamina.

  • Measures implemented in the school setting to contain the COVID-19 pandemic. Cochrane Database of Systematic Reviews 2022, Issue 1. Art. No.: CD015029. DOI: 10.1002/14651858.CD015029.

Objetivos: Evaluar la efectividad de las medidas aplicadas en el ámbito escolar para reabrir de forma segura los centros o mantenerlos abiertos, o ambas cosas, durante la pandemia de covid-19, prestando especial atención a los distintos tipos de medidas aplicadas en contextos escolares y a los desenlaces utilizados para medir sus efectos sobre los desenlaces relacionados con la transmisión, los desenlaces de uso de asistencia sanitaria, otros desenlaces de salud, así como desenlaces sociales, económicos y ecológicos.

Se incluyeron 38 estudios únicos en el análisis; de los cuales 33 fueron estudios de modelización, tres fueron estudios observacionales, uno fue un estudio cuasiexperimental y otro un estudio experimental con componentes de modelización.

Las medidas se dividieron en cuatro grandes categorías: (i) medidas para reducir la posibilidad de contacto; (ii) medidas para que los contactos sean más seguros; (iii) medidas de vigilancia y respuesta; y (iv) medidas multicomponentes. Como comparadores se utilizaron colegios que no implantaron medidas, que implantaron medidas menos intensas, que implantaron medidas de un solo componente versus multicomponentes o que cerraron.

La revisión sugiere que una amplia variedad de medidas aplicadas en el ámbito escolar puede tener efectos positivos en la transmisión del SARS-CoV-2, y en los desenlaces del uso de la atención sanitaria relacionados con el covid-19. La certeza de la evidencia de la mayoría de las combinaciones de intervención y desenlace es muy baja y es probable que exista una diferencia considerable entre los verdaderos efectos de estas medidas y los que se recogen aquí. Las medidas aplicadas en el ámbito escolar podrían limitar el número o la proporción de casos y muertes, y podrían retrasar la progresión de la pandemia. Sin embargo, también podrían conllevar consecuencias negativas involuntarias, como menos días de asistencia a la escuela (más allá de los previstos por la intervención). Además, la mayoría de los estudios evaluaron los efectos de una combinación de intervenciones, que no se pudo desentrañar para estimar los efectos específicos. Los estudios que evaluaron las medidas para reducir los contactos y hacerlos más seguros predijeron de forma coherente efectos positivos sobre la transmisión y el uso de la asistencia sanitaria, pero podrían reducir el número de días que los estudiantes asisten a la escuela. Los estudios que evaluaron las medidas de vigilancia y respuesta predijeron reducciones en las hospitalizaciones y en los días de absentismo escolar por infección o cuarentena; sin embargo, hubo evidencia contradictoria sobre los recursos necesarios para la vigilancia. La evidencia sobre las medidas multicomponentes fue contradictoria, sobre todo debido a los comparadores. La magnitud de los efectos depende de varios factores. Los nuevos estudios publicados desde la fecha de la búsqueda original podrían influir en gran medida en las conclusiones globales y la interpretación de los resultados de esta revisión.

Antecedentes. Nuestro objetivo fue determinar el impacto de la utilización de una prueba rápida de detección múltiple de virus y bacterias atípicas respiratorias (FilmArray® Respiratory Panel [FA RP]) en el diagnóstico etiológico de la infección respiratoria aguda de vías bajas (IRAVB) y en la administración de antimicrobianos en pacientes críticos pediátricos.

Métodos. Estudio de una cohorte prospectiva de pacientes <18 años con diagnóstico clínico de IRAVB que ingresaron en la Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos (UCIP) del Hospital Sant Joan de Deu, Barcelona, España, durante diciembre de 2015-febrero de 2017. Los pacientes fueron diagnosticados por FA RP y por un grupo de pruebas microbiológicas de rutina.

Resultados. Las pruebas microbiológicas de rutina confirmaron la etiología viral y bacteriana de la IRAVB en 72 (55,4%) y 15 (11,5%) muestras respiratorias, respectivamente, obtenidas de 130 niños (edad mediana: 3,5 meses; rango intercuartil: 1,1-14,8 meses; 54,6% varones). Comparativamente, el uso de FA RP aumentó la confirmación etiológica de la IRAVB en hasta 123 (94,6%) muestras (p<0,001), pero solo determinó un origen bacteriano en 2 (1,5%). La disponibilidad de resultados diagnósticos antes del alta del paciente de la UCIP aumentó del 38,5 al 65,4% (p<0,001). El uso de la nueva prueba de detección múltiple influyó directamente en la administración de antimicrobianos en 11 (8,4%) episodios, orientando la interrupción de tratamientos antivirales (n=5), la administración de antibióticos dirigidos (n=3), el inicio de terapias antivirales (n=2) y la administración dirigida de antibióticos e interrupción simultánea de tratamiento antiviral (n=1).

Conclusión. FA RP contribuyó a mejorar y agilizar el diagnóstico etiológico de la IRAVB, facilitando un uso más racional de antimicrobianos en pacientes críticos pediátricos. k

Los niños sanos suelen tener una enfermedad leve con el SARS-COV-2; sin embargo, algunas comorbilidades pueden predisponer a la enfermedad grave del COVID-19. Las afecciones neurológicas fueron la comorbilidad predominante de los niños hospitalizados en el Reino Unido con COVID-19 (11%)1 y una proporción mayor (26%) de aquellos con enfermedad grave/fatal.2 Los niños percibidos como de mayor riesgo de COVID-19 fueron protegidos, reduciendo los riesgos de infección y, por lo tanto, están infrarrepresentados en los datos.

Actualmente se dispone de datos sobre la seguridad de la vacunación de BNT162b2 (Pfizer-Bio-N-Tech) en adolescentes sanos de 12 a 15 años. Al igual que en los estudios de adultos, los efectos secundarios más comunes fueron dolor leve-moderado en el lugar de la inyección (86%), fatiga (66%), dolor de cabeza (65%) y fiebre ≥38°C (20%).3

Aunque los efectos secundarios de los estudios en adultos fueron leves, estuvieron relacionados de forma inversa con la edad, es decir, los participantes más jóvenes (<55 años) tuvieron más efectos secundarios.4

El Comité Mixto de Vacunación e Inmunización (JCVI) aconsejó que se ofreciera la vacunación a los niños de 12 años o más con neurodiscapacidades graves que tienden a contraer infecciones respiratorias recurrentes y que pueden pasar un tiempo en una residencia.5 A los niños identificados por los médicos que cumplían estos criterios del "Libro Verde" se les ofreció la vacunación con el consentimiento médico informado tras la discusión con el médico del niño.

Dados los efectos secundarios desconocidos de la vacunación en este complejo grupo, pedimos a los padres que registraran los efectos secundarios para informar del riesgo-beneficio de las siguientes vacunaciones de COVID-19 para cada niño. Esto se registró en un diario, seguido de una llamada telefónica.

Las características de los participantes se resumen en la tabla 1.

El pilar del diagnóstico de la COVID-19 sigue siendo el hisopo de nariz y garganta para la PCR de transcriptasa inversa (RT-PCR).1 La comparación entre los hisopos de nariz y garganta (NTS) y los hisopos nasales anteriores (ANS) ha mostrado una reducción de la sensibilidad de la RT-PCR del 99% a aproximadamente el 80%-90%.2 Los nuevos métodos de pruebas moleculares y de antígenos también han explorado el uso de muestras alternativas del tracto respiratorio. Un estudio piloto intrahospitalario (NCT04629157) de una prueba basada en antígenos tenía como objetivo comparar el dolor asociado a los hisopos de nariz y garganta con el experimentado con los hisopos nasales anteriores en niños.

Los niños que se sometieron a la prueba de rutina para detectar el SARS-CoV-2 dieron su consentimiento y se sometieron a una prueba de antígeno antes de la prueba. Se pidió a los niños y a sus padres que puntuaran el dolor experimentado con cada tipo de hisopo en una escala de Likert de 0 a 10. Los niños utilizaron la Herramienta de Caras de Wong-Baker para ayudarles y se indicó a los padres que 0 era ningún dolor y 10 era el peor dolor.

Ciento diecisiete niños y 159 padres de niños con una edad media de 7,7 años (SD 5,2 años) dieron puntuaciones pareadas para ambos tipos de hisopos. Mediante un análisis de regresión lineal, observamos que los niños y los padres informan de una puntuación de dolor significativamente menor (p<0,0001) para el SNA en comparación con el SNE. Las puntuaciones de dolor comunicadas por los padres se redujeron significativamente con el aumento de la edad con ambos tipos de hisopos (ANS: r2=-0,10, NTS: r2=-0,08, p<0,001), y las puntuaciones de dolor comunicadas por los niños para ANS se redujeron significativamente con la edad (r2=-0,02, p<0,02) pero no se redujeron para NTS (r2=-0,005, p=0,45).

Los niños se someten a pruebas cuando son sintomáticos en la comunidad, cuando ingresan en el hospital como admisión aguda o electiva, y como cribado en las salas de trasplantes y cuidados intensivos. Se sabe que las pruebas tienen un impacto negativo en los niños y pueden crear comportamientos aversivos, especialmente en aquellos que requieren procedimientos repetidos.3

La prevalencia de COVID-19 en los hospitales es muy inferior en los niños en comparación con los adultos,4 aproximadamente la de los niveles comunitarios, y por lo tanto la probabilidad de una prueba positiva (la probabilidad preprueba) es menor. Los cambios en la prevalencia de COVID-19 alteran los valores predictivos positivos y negativos de la prueba, ya que una mayor prevalencia aumenta el valor predictivo positivo y reduce el valor predictivo negativo.5 Al modelar los datos utilizando una prevalencia del 0,5% y una especificidad del 99,7%, vemos que una reducción de la sensibilidad del 100% al 80% da lugar a una reducción del valor predictivo positivo del 62,6% al 57,3% y una reducción del valor predictivo negativo del 100% al 99,9%. Una prevalencia del 2,0% utilizando los mismos parámetros de sensibilidad y especificidad muestra una reducción del valor predictivo positivo del 87,2% al 84,5% y una reducción del valor predictivo negativo del 100% al 99,6%.5 La mínima reducción de los valores predictivos positivo y negativo de la RT-PCR realizada con SNA junto con las puntuaciones de dolor significativamente menores con SNA significa que recomendamos que se considere la SNA para el modo de prueba rutinario utilizado para la RT-PCR en niños.

  • Pertussis Immunization During Pregnancy: Assessment of the Role of Maternal Antibodies on Immune Responses in Term and Preterm-Born Infants, Clinical Infectious Diseases, Volume 74, Issue 2, 15 January 2022, Pages 189–198, https://doi.org/10.1093/cid/ciab424

Antecedentes. Existen datos limitados sobre el impacto de la vacunación materna contra el tétanos, la difteria y la tos ferina acelular (Tdap) en los recién nacidos prematuros. Informamos de su efecto en el nacimiento y en las respuestas inmunitarias mediadas por anticuerpos a una vacuna DTaP-IPV-HB-PRP~T en los recién nacidos prematuros en comparación con los nacidos a término.

Métodos. Las mujeres que dieron a luz a término o prematuramente fueron vacunadas con una vacuna Tdap (Boostrix; GSK) durante el embarazo o no fueron vacunadas en los últimos 5 años. Se recogió sangre del cordón umbilical y de la madre en el momento del parto. Los bebés fueron vacunados con la vacuna DTaP-IPV-HB-PRP~T (Hexyon; Sanofi Pasteur) y la sangre se recogió antes y 1 mes después de la vacuna primaria (8-12-16 semanas) y antes y 1 mes después de la vacunación de refuerzo (13 o 15 meses para los prematuros y a término, respectivamente). Se midieron los anticuerpos de inmunoglobulina G contra todos los antígenos incluidos en la vacuna DTaP-IPV-HB-PRP~T (NCT02511327).

Resultados. Las concentraciones medias geométricas (CMG) en sangre del cordón umbilical de los recién nacidos prematuros de las mujeres vacunadas con Tdap fueron significativamente mayores que en los recién nacidos a término y prematuros de las mujeres no vacunadas. Un mayor intervalo de tiempo entre la vacunación materna y el parto dio lugar a mayores CGM en la sangre del cordón umbilical en los recién nacidos prematuros. Después de la vacunación primaria, se observó la misma GMC en los recién nacidos a término y prematuros de mujeres vacunadas con Tdap. Tras el refuerzo, se observaron CGM significativamente más bajas para la toxina de la tos ferina, la hemaglutinina filamentosa y el toxoide tetánico en los bebés prematuros en comparación con los bebés a término de mujeres vacunadas con Tdap, aunque todavía eran comparables a las CGM de los bebés a término y prematuros de mujeres no vacunadas.

Conclusiones. Los lactantes prematuros se benefician de la vacunación materna con Tdap. La prematuridad no influyó en las respuestas inmunitarias primarias en presencia de anticuerpos maternos, pero se asoció a una menor respuesta inmunitaria de refuerzo.

Antecedentes. El síndrome de Guillain-Barré (SGB) es una enfermedad autoinmune rara que puede seguir a las infecciones víricas y que en algunos casos se ha relacionado con las vacunas. Los ensayos clínicos previos a la autorización no observaron una asociación entre la vacunación contra el virus del papiloma humano (VPH) y el SGB, un estudio posterior a la comercialización de 2017 informó de un mayor riesgo relativo.

Objetivo. Se evaluó el riesgo de SGB después de la vacunación contra el VPH a través de una revisión sistemática de la literatura y un meta-análisis.

Métodos. Se realizaron búsquedas en Embase, MEDLINE y Cochrane de estudios que informaran sobre el riesgo de SGB después de la vacunación contra el VPH en individuos de ≥ 9 años, publicados entre el 1 de enero de 2000 y el 4 de abril de 2020, excluyendo los estudios sin un grupo de comparación. Se agruparon siete estudios que informaron de los tamaños del efecto relativo mediante un metanálisis de efectos aleatorios. Se evaluó la calidad de la evidencia mediante el enfoque GRADE. El protocolo del estudio fue registrado (PROSPERO No. #CRD42019123533).

Resultados. De 602 registros identificados, se incluyeron 25 estudios. Sobre la base de más de 10 millones de informes, los casos de SGB fueron poco frecuentes. En 22 estudios no se observó un aumento del riesgo, mientras que en tres estudios se identificó una señal de aumento del riesgo de SGB tras la vacunación contra el VPH. El metanálisis arrojó un cociente de efectos aleatorios agrupados de 1,21 (IC 95%: 0,60-2,43); I2 = 72% (IC 95%: 36-88). Esto se traduce en un número necesario para dañar de un millón de vacunados para generar un caso de SGB. La calidad de la evidencia fue muy baja.

Conclusiones. El riesgo absoluto y relativo de SGB tras la vacunación contra el VPH es muy bajo y carece de significación estadística. Este dato es tranquilizador para los programas de vacunación ya implantados y debería utilizarse en las respectivas actividades de comunicación.

Resumen. Objetivo Evaluar si el diagnóstico clínico y/o de laboratorio de la gripe materna durante el embarazo aumenta el riesgo de convulsiones en la primera infancia.

Diseño Análisis de datos de registro recogidos prospectivamente para niños nacidos entre 2009 y 2013 en tres países de ingresos altos. Se utilizó la regresión de Cox para estimar las HRs ajustadas a nivel de país (aHRs); se utilizaron meta-análisis de efectos fijos para agrupar las estimaciones ajustadas.

Entorno Basado en la población.

Participantes 1 360 629 niños nacidos entre el 1 de enero de 2009 y el 31 de diciembre de 2013 en Noruega, Australia (Nueva Gales del Sur) y Canadá (Ontario).

Exposición Diagnóstico clínico y/o de laboratorio confirmado de infección de gripe materna durante el embarazo.

Medidas de resultado principales Se extrajeron datos sobre el diagnóstico de convulsiones registrado en la atención sanitaria secundaria/especializada entre el nacimiento y hasta los 7 años de edad; se realizaron análisis adicionales para los resultados específicos de convulsiones "epilepsia" y "convulsiones febriles".

Resultados Entre los 1 360 629 niños de la población del estudio, 14 280 (1,0%) estuvieron expuestos a la gripe materna en el útero. Los niños expuestos tenían un mayor riesgo de sufrir convulsiones (RHa 1,17; IC del 95%: 1,07 a 1,28), y también convulsiones febriles (RHa 1,20; IC del 95%: 1,07 a 1,34). No hubo pruebas sólidas de un mayor riesgo de epilepsia (RCEa 1,07; IC del 95%: 0,81 a 1,41). Las estimaciones de riesgo de convulsiones fueron mayores tras la infección por gripe durante el segundo y tercer trimestre que en el primer trimestre.

Conclusiones En este amplio estudio internacional, la exposición prenatal a la infección por gripe se asoció con un mayor riesgo de convulsiones en la infancia.

Resumen. Antecedentes Las infecciones virales pueden desencadenar la diabetes tipo 1 (T1D), y los informes recientes sugieren un aumento de la incidencia de T1D pediátrica y/o cetoacidosis diabética (CAD) durante la pandemia de COVID-19.

Objetivo Estudiar si el número de niños ingresados en la unidad de cuidados intensivos pediátricos (UCIP) por CAD debido a una T1D de nueva aparición aumentó durante la pandemia COVID-19, y si la infección por SARS-CoV-2 desempeña un papel.

Métodos Este estudio de cohorte retrospectivo comprende dos conjuntos de datos: (1) los niños ingresados en la UCIP debido a la T1D de nueva aparición y (2) los niños diagnosticados con T1D de nueva aparición e inscritos en el Registro Finlandés de Diabetes Pediátrica en el Hospital Universitario de Helsinki del 1 de abril al 31 de octubre en 2016-2020. Se comparó la incidencia, el número y las características de los niños con T1D de nuevo inicio entre los períodos prepandémico y pandémico.

Resultados El número de niños ingresados en la UCIP debido a la T1D de nueva aparición aumentó de una media de 6,25 ingresos en 2016-2019 a 20 ingresos en 2020 (ratio de tasa de incidencia [IRR] 3,24 [IC del 95%: 1,80 a 5,83]; p=0,0001). En promedio, se registraron 57,75 niños en el FPDR en 2016-2019, en comparación con 84 en 2020 (TIR 1,45; IC del 95%: 1,13 a 1,86; p=0,004). A 33 de los niños diagnosticados en 2020 se les analizó la presencia de anticuerpos SARS-CoV-2, y todos fueron negativos.

Conclusiones Un mayor número de niños con T1D presentaron CAD grave en el momento del diagnóstico durante la pandemia. Esto no fue una consecuencia de la infección por el SRAS-CoV-2. En cambio, probablemente se deba a los retrasos en el diagnóstico tras los cambios en el comportamiento de los padres y la accesibilidad a la atención sanitaria.

Antecedentes. La epidemiología de la enfermedad meningocócica invasiva (EMI) ha fluctuado en los últimos 25 años y varía según los serogrupos, los grupos de edad y las ubicaciones geográficas.

Objetivo. Este estudio analizó la evolución de la epidemiología europea de la EMI desde 2008 hasta 2017 para identificar tendencias.

Métodos. El número de casos de EMI notificados y la incidencia asociada se extrajeron del Atlas de Vigilancia de Enfermedades Infecciosas del Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades para los distintos países europeos. La epidemiología y su evolución se analizaron por serogrupo y grupo de edad.

Resultados. La incidencia global de la EMI disminuyó un 34,4% entre 2008 y 2017. El serogrupo B siguió siendo predominante en 2017; a pesar de una disminución del 56,1% en el período de 10 años, la tasa de disminución ha disminuido en los últimos años y varía según el grupo de edad. El serogrupo C fue el segundo más prevalente hasta 2016. Su incidencia disminuyó entre los individuos de 1 a 24 años, la principal población a la que se dirigen las campañas de vacunación contra el MenC, pero se han producido aumentos en otros grupos de edad. Las incidencias de los serogrupos W e Y eran bajas, pero aumentaron en más de un 500% y más de un 130% (hasta 0,10 y 0,07/100.000) respectivamente, desde 2008 hasta 2017. Considerando todos los serogrupos, se ha producido una marcada modificación de las tendencias de evolución por grupos de edad, con aumentos de incidencia que afectan principalmente a los grupos de mayor edad.

Conclusión. Aunque la incidencia global de la EMI disminuyó en Europa entre 2008 y 2017, se observaron aumentos para los serogrupos W e Y, y en la población de mayor edad al considerar todos los serogrupos. Puede ser necesario adaptar las estrategias de vacunación actuales para reflejar los cambios epidemiológicos y su probable evolución futura.

El punto de vista de las Sociedades Europeas de Pediatría respecto a la "Vacunación contra el Síndrome Respiratorio Agudo Severo-2 en niños menores de 12 años en medio de la vuelta al cole y el aumento de las variantes del virus" presenta un interesante contraste con el camino seguido en Inglaterra y Gales entre junio y septiembre de 2021.

El 4 de junio de 2021, la vacuna de Pfizer/BioNTech fue aprobada para su uso en niños de 12 a 15 años.

El 19 de julio, cuando se relajaron todos los controles sociales relacionados con las precauciones de la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19) en Inglaterra, incluso dentro de las escuelas, se emitieron orientaciones contra la vacunación en niños sanos de 12 a 15 años.

Debido al mayor riesgo de COVID-19 grave, los niños menores de 18 años fueron vacunados si tenían condiciones de salud subyacentes o vivían con un miembro de la familia en riesgo.

El 4 de agosto, se recomendó una primera dosis de la vacuna para todos los jóvenes de 16 a 17 años, tuvieran o no condiciones de salud subyacentes.

Sin embargo, a pesar de la preocupación por el raro efecto secundario de la miocarditis de la vacuna, el 13 de septiembre se ofreció una primera dosis de la vacuna a todos los niños de 12 a 15 años.

A partir del 19 de septiembre, las tasas semanales de casos han aumentado a 495 por 100 000 en niños de 5 a 9 años, y a 1021 por 100 000 en niños de 10 a 14 años.

En el grupo de edad de 15 a 19 años, en la misma semana, los casos han disminuido a 495 por 100 000; se ha producido una rápida aceptación de la vacuna en los jóvenes de 16 y 17 años, con un 65% que ha recibido una primera dosis.

La vacuna aún no ha sido aprobada en los niños de 5 a 11 años.

  • Reply. J Pediatr. 2022 Feb;241:263-265

Agradecemos a la Dra. Brown su interés por nuestro comentario sobre la vacunación contra el síndrome respiratorio agudo severo 2 (SARS-CoV-2) en niños menores de 12 años y por compartir los datos epidemiológicos relativos a la pandemia de la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19) en Inglaterra y Gales. El Dr. Brown informó de un contraste con la trayectoria seguida por Inglaterra y Gales en los últimos meses en comparación con otras zonas europeas.

El Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades, una agencia de la Unión Europea, ha informado del aumento de la transmisibilidad en todos los grupos de edad de las variantes preocupantes del SARS-CoV-2, sobre todo de la variante Delta.

El Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades también informa de que en las zonas en las que un porcentaje cada vez mayor de adultos está totalmente vacunado contra el COVID-19, pero en las que los niños no están vacunados, se espera una proporción cada vez mayor de casos de SARS-CoV-2 entre los niños en los próximos meses. La pandemia de COVID-19 ha afectado de forma agresiva al continente europeo, aunque afectando a las poblaciones de forma diferente, y las formas de propagación del SARS-CoV-2 siguen siendo en parte poco claras. Comparar la propagación del coronavirus en diferentes países puede ser difícil con los datos epidemiológicos publicados por los gobiernos. Sin embargo, varios países han comunicado recientemente datos alarmantes observados en poblaciones jóvenes. Por ejemplo, los niños de 19 años o menos representaron más del 50% de todos los casos de COVID-19 en Israel durante septiembre de 2021 (54%), en comparación con el 26% en junio de 2020 En los niños de 9 años o menos, los casos de COVID-19 fueron el 31,4% de todos los casos de COVID-19 registrados en Israel durante el mismo período, en comparación con solo el 7,9% de los casos observados en junio de 2020.

 

Los niños de todas las edades son susceptibles y pueden transmitir el SARS-CoV-2.

 

Bibliografía enero 2022

Top Ten

La etiología y resistencia antibiótica en la infección del tracto urinario (ITU) ha sido un tema recientemente abordado en Anales de Pediatría con varias cartas al editor desde la publicación del manuscrito de Piñeiro et al., «Recomendaciones sobre el diagnóstico y tratamiento de la infección urinaria» 1. Tras leer las cartas de Oltra et al.2, de Chamorro et al. 3 y la respuesta de los autores 4 , quisiéramos comparar sus datos con nuestra serie. Realizamos un estudio retrospectivo entre enero y diciembre de 2016 en niños de 0 a 14 años con diagnóstico de ITU, atendidos en el servicio de urgencias pediátricas del Hospital Universitario La Paz. Se excluyeron las infecciones relacionadas con la asistencia sanitaria (IRAS): enfermedades crónicas, portador de catéter o sondaje urinario intermitente, intervención quirúrgica ≤ 2 semanas previas o sondaje urinario ≥ 7 días previos. Se recogieron los antecedentes de ITU recurrente (> 2 episodios previos de ITU confirmada en un año), toma de profilaxis y posibles factores de riesgo para ITU como malformación del tracto urinario (MTU), antibioterapia (excluyendo profilaxis) o ingreso hospitalario durante el mes previo (tabla 1). Se incluyeron un total de 169 muestras de pacientes únicos.

Este artículo se basa principalmente en la experiencia clínica en el manejo de la gingivoestomatitis herpética (GEPH) en un servicio dental pediátrico. Se revisaron directrices nacionales y se realizó una búsqueda bibliográfica en Pubmed con los términos de búsqueda "primary herpetic gingivostomatitis" y "primary oral herpes".

La GEPH es una enfermedad infecciosa aguda que afecta a la cavidad y está causada clásicamente por el virus del herpes simple tipo 1 (VHS-1). El virus se transmite por contacto directo con una lesión o con fluidos corporales infectados (por ejemplo, la saliva) y suele afectar a niños de 2-5 años en forma de GEPH. La infección antes de los 6 meses es rara, debido a los anticuerpos maternos circulantes que están presentes en el 70-80% de la población. La ausencia de inmunidad pasiva puede dar lugar a una infección precoz del VHS-1, que puede ser una complicación potencialmente grave en un niño pequeño.

La infección primaria por VHS-1 suele ser subclínica, pero aproximadamente el 10% de los niños infectados presentan GEPH y enfermedad febril asociada, malestar general y linfadenopatía cervical. La infección recurrente puede presentarse como una forma intraoral similar o como herpes labial en el borde mucocutáneo de los labios.

El diagnóstico de la GEPH suele ser clínico, basado en la edad característica del paciente, la presentación clínica y los pródromos. Una explicación clara y consejos sobre el alivio de los síntomas pueden ser de gran ayuda para el niño y sus cuidadores, ya que suele ser una enfermedad muy angustiosa para toda la familia. Explicar que es una infección autolimitada sin dejar cicatrices, que el tratamiento en general radica en aliviar los síntomas. El tratamiento antiviral con aciclovir oral se recomienda dentro de los cinco primeros días desde el inicio de los signos y síntomas prodrómicos, cuando se están formando nuevas lesiones o si persisten los síntomas sistémicos. El uso de antivirales en este periodo se ha asociado a una resolución más rápida de los signos y síntomas. Las pruebas de ello son limitadas pero incluye ensayos controlados aleatorios y la opinión de expertos. No se recomienda la prescripción rutinaria de antivirales tópicos.

El artículo además instruye al lector sobre cómo hacer la exploración, cómo informar a las familias y cómo explicarles la realización del tratamiento sintomático.

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La epidemiología del Staphylococcus aureus resistente a la meticilina (SARM) y del S. aureus susceptible a la meticilina (MSSA) ha cambiado en los últimos años. El presente artículo pretende establecer las diferencias entre los hallazgos clínicos, de laboratorio e imagenológicos y los resultados de las infecciones por MSSA y MRSA, así como entre los subgrupos de infección como la infección de piel y tejidos blandos, osteoarticular, bacteriemia o neumonía en una población pediátrica de Bogotá, Colombia.

Métodos: Estudio de cohorte retrospectivo utilizando las historias clínicas de los pacientes menores de 18 años atendidos en los centros participantes de Bogotá, Colombia, entre 2014 y 2018. Se estudió el primer cultivo positivo de S. aureus. Se comparó el MSSA y el MRSA. Se calculó la prueba de χ 2, la prueba exacta de Fisher y la prueba de Kruskal-Wallis, y se presentó la significación estadística mediante la diferencia y su IC del 95%.

Resultados: Se incluyeron quinientos cincuenta y un pacientes; 211 (38%) correspondieron a MRSA y 340 (62%) a MSSA para un total de 703 cultivos. Se encontró una probabilidad significativamente mayor de tener una infección por MSSA que por SARM en los pacientes con enfermedad cardíaca previa (3,3% frente a 0,5%), enfermedad neurológica (5,9% frente a 2,5%), cirugías mayores recientes (11% frente a 5%) o que tienen un dispositivo implantado (11% frente a 4%). Por el contrario, en las infecciones graves por SARM (bacteriemia, infecciones osteoarticulares y neumonía) se observó una mayor tasa de complicaciones (ingreso en la unidad de cuidados intensivos pediátricos, ventilación mecánica y soporte vasoactivo), y en el SARM osteoarticular se observó más de una cirugía por caso (89% frente al 61%). Los resultados de laboratorio y la mortalidad fueron similares.

Conclusiones: El SARM se asoció a un curso más grave en la bacteriemia, las infecciones osteoarticulares y la neumonía. Se observó que algunos factores de riesgo clásicos asociados a las infecciones por SARM estaban relacionados con el SASM. En general, a excepción de la infección de piel y tejidos blandos, hubo un mayor riesgo de ingreso en la unidad de cuidados intensivos pediátricos y de soporte mecánico e inotrópico con SARM en una población pediátrica.

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El diagnóstico de la neumonía en los niños es un reto, dada la amplia coincidencia de muchos de los síntomas y hallazgos de la exploración física con otras enfermedades respiratorias comunes. El objetivo era obtener y validar la nueva puntuación de riesgo de neumonía (PRS), una herramienta clínica que utiliza los signos y síntomas disponibles para los médicos para determinar el riesgo de neumonía radiográfica de un niño.

Métodos: Se inscribieron prospectivamente niños de 3 meses a 18 años en los que se obtuvo una radiografía de tórax (RX) en el servicio de urgencias para evaluar la neumonía. Antes de la CXR, se recogió información sobre los síntomas, los hallazgos de la exploración física y la probabilidad estimada por el médico de sufrir una neumonía radiográfica. Se utilizó una regresión logística para predecir la presencia de neumonía radiográfica y se validó la PRS en una cohorte distinta de niños con sospecha de neumonía.

Resultados: Entre los 1181 niños incluidos en el estudio, 206 (17%) tenían neumonía radiográfica. La PRS incluía la edad en años, la saturación de oxígeno en el triaje, la presencia de fiebre, la presencia de estertores y la presencia de sibilancias. El área bajo la curva (AUC) de la PRS fue de 0,71 (intervalo de confianza [IC] del 95%: 0,68-0,75), mientras que el AUC del juicio del clínico fue de 0,61 (IC del 95%: 0,56-0,66) ( P < 0,001). Entre los 2132 niños incluidos en la cohorte de validación, la PRS demostró un AUC de 0,69 (IC del 95%: 0,65-0,73).

Conclusiones: En niños con sospecha de neumonía, la PRS es superior al juicio del clínico para predecir la presencia de neumonía radiográfica. El uso de la PRS puede contribuir a los esfuerzos para apoyar el uso juicioso de los antibióticos y la radiografía de tórax entre los niños con sospecha de neumonía.

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Establecer la etiología de la neumonía adquirida en la comunidad (NAC) en los niños en el momento del ingreso es un reto. La mayoría de los niños ingresados con NAC reciben antibióticos. Nuestro objetivo es construir y validar una herramienta diagnóstica que combine características clínicas, analíticas y radiográficas para diferenciar la NAC viral de la bacteriana, y entre la NAC bacteriana, la típica de la atípica.

Métodos: Se realizó un estudio de cohorte prospectivo, multicéntrico y de diseño en 2 fases. Entorno: 24 hospitales secundarios y terciarios de España. Pacientes: se incluyeron 495 niños consecutivos hospitalizados entre 1 mes y 16 años con NAC. Intervenciones-Se construyó una puntuación con 2 pasos secuenciales (conjunto de entrenamiento, 70% de pacientes, y conjunto de validación 30%). El paso 1 diferencia entre NAC viral y bacteriana y el paso 2 entre NAC bacteriana típica y atípica. Se seleccionaron puntos de corte óptimos para maximizar la especificidad estableciendo una alta sensibilidad (80%). Los pesos de cada variable se calcularon con una regresión logística multivariable. Principales medidas de resultado: etiología viral o bacteriana.

 

Resultados: En total, 262 (53%) niños (mediana de edad: 2 años, 52,3% varones) tuvieron un diagnóstico etiológico. En el paso 1, las NAC bacterianas se clasificaron con una sensibilidad = 97%, una especificidad = 48% y un área bajo la curva ROC = 0,81. Si un paciente con NAC se clasificaba como bacteriana, se evaluaba con el paso 2. Las bacterias típicas se clasificaron con una sensibilidad = 100%, una especificidad = 64% y un área bajo la curva = 0,90. Implementamos la puntuación en una aplicación móvil llamada Pneumonia Etiology Predictor, disponible gratuitamente en las tiendas de aplicaciones habituales, que proporciona la probabilidad de cada etiología.

Conclusiones: Esta herramienta de 2 pasos puede facilitar la decisión del médico de prescribir antibióticos sin comprometer la seguridad del paciente.

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La neumonía adquirida en la comunidad (NAC) sigue siendo la principal causa de mortalidad infantil en el mundo, excluyendo el periodo neonatal. Es responsable de más de 750.000 muertes al año. Aunque es un problema mundial, afecta de forma desproporcionada a los países de ingresos bajos y medios (PIBM). Aunque las tasas de mortalidad por NAC han disminuido progresivamente en las últimas décadas, el número actual de muertes atribuibles sigue siendo inaceptablemente alto.1 A pesar de esta enorme carga, la NAC parece estar comparativamente desatendida en comparación con otras enfermedades infecciosas, y recibe mucha menos atención y muchos menos fondos de investigación de los que necesitaría.2

La caracterización y el diagnóstico de la NAC se ven perjudicados por una serie de obstáculos. En primer lugar, la etiología de la NAC es difícil de establecer y a menudo es de naturaleza multifactorial (causas virales, bacterianas o de otro tipo). En segundo lugar, los estándares microbiológicos para la atribución patogénica de la NAC son imperfectos. El muestreo invasivo del pulmón, que podría considerarse el enfoque diagnóstico de referencia, es impracticable en la mayoría de los casos, y las muestras accesibles, como la sangre, el hisopo nasofaríngeo o el esputo, ofrecen un rendimiento muy modesto. Además, la atribución de la causalidad a los patógenos detectados en esas muestras no es sencilla, dado que muchos seres humanos son portadores asintomáticos de una miríada de patógenos causantes de neumonía. Y en tercer lugar, los estudios terapéuticos difieren en cuanto a los criterios de diagnóstico, los escenarios, las dosis o los índices estándar para medir los resultados.3 Esta falta de homogeneidad genera un revuelo de inexactitud en cuanto a la generación de pruebas científicas. En consecuencia, y en un contexto de incertidumbre sobre la diferenciación clara entre las causas bacterianas y otras no bacterianas de la NAC, y de claridad sobre su potencial gravedad, a la mayoría de los niños se les prescriben antibióticos de forma empírica, muchas veces innecesarios para su mejoría clínica4, como han evidenciado diferentes ensayos en niños5,6. Por tanto, la evaluación clínica no es suficiente para discriminar adecuadamente qué niño concreto requiere antibióticos, ya que carecemos de herramientas prácticas que ayuden a los clínicos a tomar su decisión.

En este número de The Pediatric Infectious Diseases Journal, Tagarro et al7 presentan una aplicación accesible basada en el móvil para diferenciar entre las etiologías de la NAC y eventualmente evitar la prescripción de antibióticos innecesarios.

Antecedentes. La prescripción inadecuada de antibióticos se produce a menudo en niños con infecciones autolimitadas de las vías respiratorias, lo que contribuye a la resistencia a los antimicrobianos. Se ha sugerido que las pruebas virales rápidas pueden reducir la prescripción inapropiada de antibióticos. Nuestro objetivo es evaluar la asociación entre las pruebas virales rápidas en el Servicio de Urgencias (SU) y la prescripción de antibióticos en niños febriles.

Métodos. Este estudio forma parte del estudio MOFICHE, que es un estudio observacional multicéntrico que incluye datos rutinarios de niños febriles (0-18 años) que acuden a 12 urgencias europeas. En los niños con síntomas respiratorios que acudieron a 6 urgencias equipadas con pruebas víricas rápidas, se realizó un análisis de regresión logística multivariable en relación con las pruebas víricas rápidas y la prescripción de antibióticos ajustado por las características del paciente, la gravedad de la enfermedad, las pruebas diagnósticas, el foco de infección, el ingreso y el servicio de urgencias.

Resultados. Se realizó una prueba viral rápida en 1061 niños (8%) y no se realizó en 11.463 niños. El uso de la prueba viral rápida no se asoció con la prescripción de antibióticos (aOR 0,9; IC del 95%: 0,8-1,1). Una prueba vírica rápida positiva se asoció con una menor prescripción de antibióticos en comparación con los niños sin prueba realizada (aOR 0,6; IC del 95%: 0,5-0,8), que siguió siendo significativa tras ajustar por la PCR y el resultado de la radiografía de tórax. El 20% de los niños con pruebas positivas recibieron antibióticos. Una prueba viral rápida negativa no se asoció con la prescripción de antibióticos (aOR 1,2; IC del 95%: 1,0-1,4).

Conclusiones. El uso del test viral rápido no redujo la prescripción global de antibióticos, mientras que un test viral rápido positivo sí redujo la prescripción de antibióticos en urgencias. La implementación de las pruebas virales rápidas en la atención rutinaria de urgencias y el cumplimiento del resultado de las pruebas virales rápidas reducirá la prescripción inapropiada de antibióticos en urgencias.

La perspectiva de vacunar a los niños y jóvenes contra el COVID-19 plantea cuestiones que se aplican más ampliamente a la vacunación en los niños. ¿Cuándo pueden los niños o adolescentes dar su consentimiento, por sí mismos, para la vacunación? ¿Qué debe ocurrir si los niños y sus padres no están de acuerdo con la conveniencia de una vacuna? ¿Cuándo se debe proceder a la vacunación, si es que se hace, a pesar del desacuerdo o la aparente negativa del niño? Pueden surgir una serie de dilemas éticos (cuadro 1). En este artículo, abordaremos cuestiones éticas generales relacionadas con el consentimiento para la vacunación, destacando su relevancia para COVID-19. No abordaremos las cuestiones éticas más amplias sobre si los niños deben ser vacunados contra la COVID-19 o cuándo.

Recuadro 1

Dilemas éticos relacionados con el consentimiento para la vacunación de niños y jóvenes

- A. Dos padres no están de acuerdo con la vacunación de un niño pequeño (uno apoya, el otro se opone).

- B. Ambos padres apoyan la vacunación, pero un niño de 3 años llora enérgicamente e intenta escapar cuando se intenta la vacunación.

- C. Un niño de 12 años solicita una vacuna sin el permiso de sus padres (por ejemplo, en un programa de vacunación escolar).

- D. Los padres rechazan la vacunación, pero un adolescente la solicita.

- E. Los padres apoyan la vacunación, pero el adolescente se niega.

En diciembre de 2019 se identificó en Wuhan (China) un nuevo coronavirus del síndrome respiratorio agudo severo 2 (SARS-CoV-2) que provocó una pandemia mundial. Inicialmente se pensó que los niños estaban en gran medida a salvo de la enfermedad grave, pero en abril de 2020, surgieron casos de niños con un síndrome inflamatorio grave con algunas características similares a la enfermedad de Kawasaki (KD) y/o shock tóxico como una presunta complicación postinfecciosa de la infección por SARS-CoV-2 desde los epicentros de la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19) en Italia, el Reino Unido y Nueva York. Esta nueva enfermedad pediátrica fue denominada Síndrome Inflamatorio Multisistémico Pediátrico asociado temporalmente al SARS-CoV-2 en el Reino Unido, y Síndrome Inflamatorio Multisistémico Infantil (MIS-C) por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE.UU. y la Organización Mundial de la Salud (OMS). Este nuevo síndrome se observó entonces en todo el mundo, aunque parece que hay comparativamente pocos informes de MIS-C o de presentación similar al KD en China y otros países asiáticos, a pesar de ser un "punto caliente" temprano con una alta incidencia de infección por SARS-CoV-2.

Las definiciones de casos de SMI-C de los CDC de EE.UU. y de la OMS exigen la presencia de fiebre en niños con marcadores inflamatorios elevados, afectación de órganos multisistémicos, evidencia de infección o exposición reciente al SARS-CoV-2 y exclusión de diagnósticos alternativos. Las diferencias entre las 2 definiciones incluyen la edad (≤19 años para la OMS frente a <21 años para los CDC), la duración de la fiebre (al menos 3 días para la OMS frente a 1 día para los CDC), la necesidad de hospitalización para los CDC y unos criterios de laboratorio más amplios y específicos para la definición de los CDC.

A finales de agosto de 2021, se notificaron más de 4.400 pacientes con MIS-C a los departamentos estatales de salud pública de los Estados Unidos

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Es raro que el archivero haga sonar su propia trompeta, pero a veces hay que hacerla sonar. Gracias a la colaboración de dos redes de investigación del Reino Unido [General and Adolescent Paediatric Research in the United Kingdom and Ireland (GAPRUKI) y Paediatric Emergency Research in the UK and Ireland (PERUKI)] junto con el Paediatric Infectious Diseases Research Group, St George's University of London y la Medical Research Council Clinical Trial Unit at University College London, Bielecki JA et al (JAMA 2021;326: 1713-24) se han preguntado, en el caso de los niños con neumonía adquirida en la comunidad dados de alta de un servicio de urgencias, una unidad de observación o una sala de hospitalización (en un plazo de 48 horas), si el tratamiento ambulatorio posterior ...

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·Tympanostomy tubes vs medical management for recurrent otitis. N Engl J Med 2021;384:1789-99. https://doi.org/10.1056/NEJMoa2027278

Pregunta. Entre los niños pequeños con infecciones frecuentes de otitis media aguda (OMA), ¿cuál es la eficacia terapéutica de la colocación de un tubo de timpanostomía (TT), en comparación con el tratamiento antibiótico episódico de las infecciones de OMA, para reducir el número posterior de OMA?

Diseño: Ensayo controlado aleatorio estratificado por edad.

Lugar: Hospital Infantil de Pittsburgh y consultorios afiliados, Centro Médico Nacional Infantil en Washington, D.C., e Investigación Pediátrica y de Adultos de Kentucky en Bardstown, Kentucky.

Participantes: Doscientos cincuenta niños de 6 a 35 meses de edad con 3 o más episodios de OMA en los últimos 3 meses.

Intervención: Colocación de TT frente a tratamiento médico (tratamiento antibiótico episódico).

Resultados. Resultado primario: Número medio de episodios de OMA por niño-año durante un período de 2 años.

Resultados principales. Los análisis por intención de tratar y por protocolo (se empleó el análisis por protocolo, ya que el 10% de los grupos de colocación de TT y el 45% de los grupos de tratamiento médico se cruzaron) demostraron cocientes de riesgo de la tasa de OMA de 0,97 (IC del 95%, 0,84-1,12) y 0,82 (IC del 95%, 0,69-0,97), respectivamente.

Conclusiones. Dependiendo del tipo de análisis (intención de tratar o por protocolo), la colocación de TT fue no superior o superior al tratamiento médico.

Comentario. Hoberman et al, en un ensayo con criterios de inclusión/exclusión estrictos, compararon la colocación de TT con el manejo médico para el tratamiento de la OMA recurrente. El 10% del grupo de tubos y el 45% del grupo de manejo médico cruzaron los brazos de tratamiento. El análisis por intención de tratar no reveló diferencias significativas en el resultado primario, las tasas de OMA a lo largo de 2 años. Sin embargo, el análisis por protocolo reveló una incidencia de OMA un 15% menor, estadísticamente significativa, en el grupo de TT. El tiempo hasta la primera OMA, los fracasos del tratamiento, los días con síntomas relacionados con la otitis y los días de tratamiento antimicrobiano, pero no los días con otorrea por sonda, favorecieron al grupo TT en el análisis por intención de tratar. No se evaluaron la audición y el habla. Sin embargo, un estudio anterior no encontró diferencias en el desarrollo del habla o del lenguaje entre los niños asignados al azar a la inserción inmediata de la sonda frente a la tardía.  El tratamiento médico continuado como opción para los niños con OMA recurrente debe contrarrestarse con el riesgo de que la OMA frecuente requiera la colocación de una sonda.

CONCLUSIONES

Entre los niños de 6 a 35 meses de edad con otitis media aguda recurrente, la tasa de episodios de otitis media aguda durante un período de 2 años no fue significativamente menor con la colocación de un tubo de timpanostomía que con el tratamiento médico.

Se estimaron los riesgos de resultados graves en 820.404 casos pediátricos sintomáticos de COVID-19 notificados por 10 países de la Unión Europea entre agosto de 2020 y octubre de 2021. Las tasas de casos y de hospitalización aumentaron a medida que aumentaba la transmisión, pero los resultados graves fueron poco frecuentes: 9.611 (1,2%) fueron hospitalizados, 640 (0,08%) requirieron cuidados intensivos y 84 (0,01%) murieron. A pesar del aumento del riesgo individual (odds ratio ajustada de hospitalización: 7,3; intervalo de confianza del 95%: 3,3-16,2; cuidados intensivos: 8,7; 6,2-12,3) en los casos con comorbilidades, la mayoría (83,7%) de los niños hospitalizados no tenían comorbilidad.

Conclusiones. Los ingresos hospitalarios pediátricos por COVID-19 aumentaron a medida que aumentaban las tasas de transmisión globales. Los riesgos individuales de un resultado grave de COVID-19 fueron sustancialmente elevados para aquellos con una comorbilidad en comparación con los niños sanos, pero la mayoría de los niños hospitalizados en este estudio con datos sobre comorbilidades no tenían ninguna comorbilidad reportada. Esto demuestra el impacto aditivo de los altos niveles de transmisión en la comunidad y puede informar la toma de decisiones en torno a la vacunación pediátrica de COVID-19. Las medidas preventivas para reducir la transmisión y los resultados graves en los niños siguen siendo fundamentales, al igual que la presentación de datos de vigilancia oportunos y completos para facilitar la evaluación de la gravedad tras la aparición de nuevas variantes.

Casos clínicos

 La búsqueda retrospectiva mensual de casos de parálisis flácida aguda (PFA) no notificados realizada como componente complementario del sistema español de vigilancia de la PFA identificó un caso de PFA en un niño ingresado en España procedente de Senegal durante agosto de 2021. El poliovirus 2 derivado de la vacuna se identificó en las heces en septiembre de 2021. Se presentan las implicaciones para la salud pública y la respuesta emprendida en el marco del Plan de Acción Nacional para la Erradicación de la Poliomielitis y la Emergencia de Salud Pública de Importancia Internacional.

Las infecciones por Kingella kingae suelen responder bien a la mayoría de los antibióticos betalactámicos. Investigamos el fracaso del tratamiento antibiótico en un niño de 3 años con espondilodiscitis L3-4 por K. kingae. Su enfermedad progresó incluso después de 19 días de dosis altas de flucloxacilina intravenosa. El aislado clínico no produjo una betalactamasa y, a pesar de las pruebas fenotípicas y la secuenciación del genoma completo, el mecanismo de resistencia a la flucloxacilina sigue siendo desconocido.

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Presentan un caso de síndrome de rubéola congénita, muy raro en la actualidad en los países desarrollados. Esto pone de relieve la necesidad de "pensar en lo no esperable" (“think outside of the box”) cuando se trata de bebés de madres que provienen de países en los que el programa de vacunación no está bien establecido.

El síndrome de rubéola congénita (SRC) es una afección devastadora asociada a una importante morbilidad. Debido a los programas de vacunación universal, actualmente es una afección poco frecuente, especialmente en los países desarrollados. En este artículo se presenta el caso de un bebé nacido en Israel de una trabajadora extranjera de Filipinas que presentó una erupción equimótica, "blueberry muffin rush" inmediatamente después de nacer. Los exámenes iniciales revelaron anomalías cerebrales por ecografía, pruebas de audición anormales y un conducto arterioso persistente. Posteriormente, el diagnóstico de laboratorio confirmó el SRC. Se detectó el genotipo 1E del virus de la rubéola en el hisopo nasofaríngeo y en las muestras de orina del bebé. Este fue el primer caso de SRC en Israel en 20 años, lo que subraya la necesidad de pensar más allá de lo convencional o esperable en el entorno (“think outside of the box”) cuando se trata de bebés de madres que son trabajadoras extranjeras, refugiadas o visitantes de familiares extranjeros, en los que se desconoce el estado de inmunidad a la rubéola. Además, las autoridades de salud pública deberían considerar la evaluación rutinaria del estado de inmunidad a la rubéola de los trabajadores extranjeros para evitar estas trágicas enfermedades prevenibles.

El Bifidobacterium breve se utiliza ampliamente como probiótico en los lactantes prematuros y en los niños con afecciones quirúrgicas congénitas, sin embargo, recientemente se han informado algunos casos de bacteriemia inducida por probióticos.

Objetivos: Examinar las características clínicas y bacteriológicas de la bacteriemia por Bifidobacterium breve causada por un probiótico (BBG-01) en lactantes a término y prematuros.

Métodos: Se incluyeron 298 pacientes que ingresaron en la unidad de cuidados intensivos neonatales del Hospital Infantil de Miyagi y a los que se les administró BBG-01 como probiótico en el periodo comprendido entre junio de 2014 y febrero de 2019. Experimentamos seis casos de bacteriemia por B . breve y evaluamos sus características retrospectivamente.

Resultados: La tasa de incidencia de bacteriemia por B . breve en nuestro hospital fue del 2% (6/298), superior a la reportada previamente. La mediana de la edad de inicio, la edad corregida y el peso de los pacientes fue de 8 días (rango: 5-27 días), 35 semanas (rango: 26-39 semanas) y 1.940 g (rango: 369-2734 g), respectivamente. Los factores desencadenantes de la bacteriemia fueron perforaciones gastrointestinales en dos casos, síndrome de enterocolitis inducida por proteínas alimentarias en dos casos, íleo adhesivo en un caso, vólvulo ileal en un caso y neumonía por aspiración tras la reparación de atresia esofágica en un caso. B. breve se detectó en los hemocultivos después de una mediana de 5 días y 13 horas (rango: 4 días y 18 horas-9 días y 13 horas). Ningún paciente presentó síntomas graves, como un shock séptico. Todos los pacientes recibieron antibióticos y se recuperaron sin secuelas.

Conclusiones: El íleo y la lesión de la mucosa intestinal, como la enteritis, pueden causar bacteriemia por B . breve. La incidencia de la bacteriemia por B. breve puede ser mayor que la comunicada anteriormente y la detección mediante cultivo puede requerir un tiempo más largo que el habitual para bacterias más comunes. Se asocia a un buen pronóstico.

Presentamos un adolescente previamente sano con meningitis aséptica sin erupción cutánea causada por la vacuna de la varicela derivada de la cepa Oka/Biken; el paciente recibió una dosis única de la vacuna de la varicela al año de edad. Los pediatras deben ser conscientes del potencial de reactivación de la vacuna contra la varicela derivada de la cepa Oka/Biken, que puede causar meningitis aséptica en niños vacunados incluso en ausencia de erupción cutánea.

Una niña de 7 meses de edad, previamente sana, ingresó en nuestro hospital con convulsiones tónico-clónicas generalizadas, 4 días de historia de fiebre (102,9 F) y emesis no biliosa sin sangre. Se diagnosticó meningitis con una punción lumbar que reveló pleocitosis. La resonancia magnética cerebral con y sin contraste mostró colecciones subdurales sobre ambas convexidades. Se aisló el Hemophilus influenzae tipo b en los cultivos de sangre y líquido cefalorraquídeo.

En los días 8 y 26 de hospitalización, el paciente fue sometido a punciones subdurales transfontaneles por la persistencia de las colecciones subdurales. En el día 44, una resonancia magnética (Fig. 1) reveló un empiema subdural loculado con un desplazamiento de la línea media que había empeorado notablemente. El paciente fue sometido a una craneotomía con extracción de la membrana piogénica y drenaje del líquido.

Mira lo que comenta, qué fuerte!!: A recent study suggests a potential 10% increase in mortality from vaccine-preventable diseases due to pandemic-related disruptions to routine immunization.

Una madre que recibe tratamiento para la artritis reumatoide ha sido aconsejada por su reumatólogo de no vacunar a su hijo hasta que tenga más de 6 meses de edad, pero ahora busca una segunda opinión. Informa de que este consejo le fue dado porque estaba recibiendo etanercept antes de la concepción, pero se le cambió a certolizumab antes del segundo trimestre, que se mantuvo hasta el parto. Se alimentó de leche materna durante unos días después del parto.

Pregunta clínica estructurada

En los bebés nacidos de madres que reciben inmunosupresores anti-factor de necrosis tumoral (anti-TNF) alfa durante el embarazo (población), ¿se asocia la administración de vacunas vivas y no vivas antes de los 6 meses de edad (intervención) con un mayor riesgo de eventos adversos relacionados con las vacunas y/o una menor eficacia (resultado) en comparación con los bebés cuyas madres no recibieron terapia anti-TNF (control)?

Un lactante varón de 34 días de edad se presentó con una historia de dos días de tos, mala alimentación y vómitos después de comer. La prueba de reacción en cadena de la polimerasa del síndrome respiratorio agudo severo 2 (SARS-CoV-2) fue positiva, y fue ingresado en el hospital para hidratación intravenosa. La exploración física no reveló ningún hallazgo específico de coronavirus Enfermedad 2019 (COVID-2019) ni de infecciones bacterianas. Sus parámetros bioquímicos, hematológicos y reactantes de fase aguda al ingreso estaban en el rango de referencia normal. Al tercer día del ingreso, presentó taquicardia y se mostró inquieto e inconsolable. Sus resultados de laboratorio revelaron un nivel elevado de proteína C reactiva [8,75 mg/dl-(0-0,5 mg/dl)]. Se inició un tratamiento antimicrobiano empírico (ampicilina y cefotaxima) después de realizar un estudio de sepsis. Se aisló Enterobacter cloaca en los 2 hemocultivos consecutivos.

Para profundizar

·Increasing Guideline-Concordant Durations of Antibiotic Therapy for Acute Otitis Media. J Pediatr. 2022 Jan;240:221-227.e9

Comparar la efectividad de 2 intervenciones para mejorar la prescripción de duraciones de tratamiento acordes con las guías para la otitis media aguda (OMA).

Diseño del estudio. Este fue un análisis cuasi-experimental de métodos mixtos que comparó una intervención de mejora de la calidad en paquete que consistía en una auditoría individualizada y retroalimentación, educación y cambios en la historia clínica electrónica (HCE) con una intervención sólo de HCE. El paquete se implementó en 3 clínicas pediátricas de enero a agosto de 2020 y una intervención sólo de HCE se implementó en 6 clínicas de medicina familiar. La medida de resultado primario fue la prescripción de una duración de la terapia de 5 días acorde con las directrices institucionales para niños ≥2 años de edad con OMA no complicada. Se completó el emparejamiento de puntuación de propensión y el análisis de diferencias en diferencias ponderado con la probabilidad inversa de tratamiento. Los resultados de la implementación se evaluaron utilizando el Marco de Alcance, Eficacia, Adopción, Implementación y Mantenimiento. Las medidas de balance incluyeron el fracaso del tratamiento y la recurrencia.

Resultados. En total, se incluyeron 1017 encuentros por OMA desde febrero de 2019 hasta agosto de 2020. La prescripción concordante con las directrices aumentó del 14,4% al 63,8% (diferencia = 49,4%) en las clínicas que recibieron la intervención de solo EHR y del 10,6% al 85,2% (diferencia = 74,6%) en las clínicas que recibieron la intervención agrupada. En el análisis ajustado, la intervención combinada mejoró la duración de la prescripción de acuerdo con las directrices en un 26,4% adicional (p < 0,01) en comparación con la intervención de sólo HCE. Los proveedores identificaron los cambios en el campo de prescripción de la HCE como los componentes más útiles. No hubo diferencias en las tasas de fracaso o recurrencia del tratamiento entre la línea de base y cualquiera de las intervenciones.

Conclusiones. Ambas intervenciones mejoraron la prescripción de antibióticos de acuerdo con las directrices. La intervención combinada mejoró la prescripción más que la intervención de sólo HCE y fue aceptable para los proveedores.

Antecedentes. La introducción de las vacunas neumocócicas conjugadas (VNC) ha reducido la enfermedad causada por los serotipos vacunales en los niños, proporcionando una protección de rebaño a los adultos. Sin embargo, la aparición de serotipos no vacunales es motivo de gran preocupación en todo el mundo.

Métodos. Este estudio incluye datos de laboratorio nacionales de casos de enfermedad neumocócica invasiva (ENI) que afectaron a poblaciones pediátricas y adultas durante 2009-2019. También se analizó el impacto de la implementación de diferentes estrategias vacunales para adultos inmunocompetentes comparando las regiones españolas que utilizaron la PCV 13-valente (PCV13) frente a las regiones que utilizaron la vacuna neumocócica polisacárida 23-valente (PPV23) para 2017-2019.

Resultados. Las reducciones globales de casos de IPD por serotipos de PCV13 en niños y adultos fueron del 88% y 59%, respectivamente, durante 2009-2019, con un aumento constante del serotipo 8 en adultos desde 2015. Los casos de IPD por serotipos adicionales cubiertos por la PPV23 aumentaron del 20% en 2009 al 52% en 2019. En los niños, el serotipo 24F fue el más frecuente en 2019, mientras que los serotipos 3 y 8 representaron el 36% de los casos de IPD en adultos. La introducción de la PCV13 o la PPV23 en el calendario de adultos de algunas regiones españolas redujo los casos de IPD por serotipos de PCV13 hasta un 25% y un 11%, respectivamente, mostrando una disminución del serotipo 3 cuando se utilizó la PCV13.

Conclusiones. El uso de la PCV13 en niños ha afectado a la epidemiología, reduciendo la carga de DPI en niños pero también en adultos por protección de rebaño; sin embargo, el aumento del serotipo 8 en adultos es preocupante. La vacunación con PCV13 en adultos parece controlar los casos de IPD por serotipos de PCV13, incluido el serotipo 3.

Dos años después de que comenzara el brote de covid-19 y un año desde que comenzaron las vacunaciones, muchos gobiernos ahora están reduciendo el tiempo de aislamiento que deben seguir las personas con COVID. Elisabeth Mahase analiza la evidencia detrás de las diferentes estrategias, reflexionando o respondiendo a diferentes cuestiones:

¿Cuáles son las reglas de aislamiento en diferentes países?: En UK 10 días al menos que tengan un test de PCR a los 6-7 días negativo. En EEUU se rebajó a 5 días sin necesidad de pruebas negativas. En Francia y Japón 10 días, en New Zealand 10 días si la persona está correctamente vacunada y 14 en caso contrario. En Alemania, Jordania y Brasil siguen con la recomendación de la OMS, 14 días.  

¿Podría el Reino Unido seguir la regla de cinco días de Estados Unidos? El concepto clave aquí es el retorno seguro. Debemos seguir la ciencia y la evidencia sobre lo que es seguro y lo que no lo es.

¿Es seguro reducir el período de autoaislamiento de 14 días? Es un compromiso entre la ciencia y ser absolutamente perfecto en lo que se hace, para intentar la menor repercusión que posiblemente pueda tener para su economía y su sociedad. “…..Y los gobiernos están luchando por encontrar ese equilibrio".

¿Omicron ha cambiado algo?  Explican que han observado que la mayor parte de la transmisión de omicron ocurrió uno o dos días antes del inicio de los síntomas y en los dos o tres días posteriores "Pero creo que lo más importante en este momento es que debemos tener cuidado al cambiar tácticas y estrategias de inmediato sobre la base de lo que estamos viendo en los primeros datos".

¿Deben utilizarse pruebas de flujo lateral para reducir el aislamiento? La ventana dentro de la cual la prueba de antígeno puede detectar el virus es más estrecha que la ventana con la prueba de PCR, que es mucho más sensible. Pero nuevamente, la prueba de antígeno es muy conveniente. Es muy rápido y se puede hacer en casa, se puede hacer en el sitio y hay muchas ventajas prácticas en el mundo real para hacerlo. Así que, de nuevo, compensa.

¿Continua la gente siguiendo las reglas de aislamiento? En los análisis actuales una de cada cuatro personas (25%) refirió haber realizado al menos una actividad durante el autoaislamiento que no cumplían con los requisitos, como salir de casa o recibir visitas por motivos no permitidos por la legislación. Tim Gibbs, jefe de análisis de servicios públicos de la Oficina de Estadísticas Nacionales, dijo: “Seguimos viendo que la mayoría de los que dan positivo por covid-19 siguen los requisitos de autoaislamiento. Aunque existen impactos negativos del autoaislamiento, como en el bienestar y la salud mental, es fundamental que continuemos siguiendo las reglas de autoaislamiento ".

https://www.nejm.org/na101/home/literatum/publisher/mms/journals/content/nejm/0/nejm.ahead-of-print/nejmcp2117115/20220107/images/img_xlarge/nejmcp2117115_t2.jpeg

Antecedentes. Comprender el papel de los niños en la transmisión del coronavirus del síndrome respiratorio agudo severo 2 (SARS-CoV-2) es fundamental para orientar la toma de decisiones en las escuelas durante la pandemia. Nuestro objetivo es describir la transmisión del SARS-CoV-2 entre los niños y el personal adulto de las escuelas de verano.

Métodos. Durante julio de 2020, reclutamos prospectivamente a niños y personal adulto que asistían a escuelas de verano en Barcelona y que tenían una infección por SARS-CoV-2. Las infecciones primarias por SARS-CoV-2 se identificaron a través de (1) un programa de vigilancia en 22 escuelas de verano de 1905 participantes, que incluía la toma de muestras semanales de saliva para la reacción en cadena de la polimerasa de transcripción inversa (RT-PCR) del SARS-CoV-2 durante 2-5 semanas; y (2) los casos identificados a través del Sistema de Vigilancia Sanitaria de Cataluña de niños diagnosticados de infección por SARS-CoV-2 mediante RT-PCR nasofaríngea. Todos los centros siguieron los protocolos de prevención: grupos de burbujas, lavado de manos, mascarillas y realización de actividades principalmente al aire libre. Los contactos de un caso primario dentro de la misma burbuja se evaluaron mediante RT-PCR nasofaríngea. Se calcularon las tasas de ataque secundario y el número de reproducción efectiva en las escuelas de verano (Re*).

Resultados. Entre los más de 2.000 participantes examinados repetidamente, se identificaron 30 niños y 9 adultos como casos primarios. Se estudiaron un total de 253 contactos cercanos de estos casos primarios (mediana, 9 [rango intercuartil, 5-10] por cada caso primario), entre los cuales 12 nuevos casos (4,7%) fueron positivos para el SARS-CoV-2. La Re* fue de 0,3, mientras que la tasa contemporánea en la población general de las mismas zonas de Barcelona fue de 1,9.

Conclusiones. La tasa de transmisión de la infección por SARS-CoV-2 entre los niños que asisten a centros escolares bajo estrictas medidas de prevención fue inferior a la comunicada para la población general. Esto sugiere que, bajo medidas preventivas, las escuelas son amplificadores poco probables de la transmisión del SARS-CoV-2, lo que apoya las recomendaciones actuales de apertura de las escuelas.

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La vacunación ha marcado un punto de inflexión en la pandemia por SARS-CoV-2, demostrando una elevada efectividad en la prevención de formas graves de COVID-19, fundamentalmente reduciendo hospitalización y muerte asociadas a la infección, pero también logrando cierto impacto en la transmisión. La estrategia global de vacunación COVID-19 en un contexto de limitación en el número de dosis disponibles ha priorizado los grupos más vulnerables y esenciales, entre los que no está el niño sano, porque el riesgo de enfermedad es mucho menor que el del adulto1. Esto no quiere decir que el niño no se haya visto afectado por el COVID-19 y hay que añadir además las dramáticas consecuencias no previstas del COVID-19 en la infancia, una autentica «pandemia silenciosa» donde se han vulnerado derechos como la educación o la socialización, y en la que el «COVID-centrismo» ha relegado a los niños a un segundo plano, olvidando en ocasiones que siguen enfermando y sufriendo por todas las demás enfermedades que ya existían, lo que podría empeorar aún más con el descenso universal en las coberturas de los programas vacunales rutinarios2.

China tiene una alta carga de tuberculosis e infección tuberculosa latente (LTBI). El objetivo de este estudio fue estimar la prevalencia de la LTBI entre niños y adolescentes sanos y probar un enfoque de dos pasos para explorar el umbral para el diagnóstico de la infección tuberculosa en Chengdu, China.

Métodos: Los niños sanos en edad preescolar y escolar de Chengdu, provincia de Sichuan, fueron examinados para detectar la LTBI mediante la prueba cutánea de la tuberculina (TST). Los niños en edad preescolar con TST ≥ 5 mm también se sometieron al ensayo de liberación de interferón-γ (IGRA) para explorar el umbral de este enfoque de dos pasos.

Resultados: En total, 5667 niños pequeños y adolescentes sanos completaron la prueba TST entre julio de 2020 y enero de 2021 y fueron incluidos en el presente análisis. La edad de los participantes osciló entre 2,4 y 18 años (mediana de 7,25 ± 4,514 años), de los cuales 2093 (36,9%) eran menores de 5 años. La prevalencia global de la ITBL fue del 6,37% y del 6,64% en los niños menores de 5 años. Catorce de los 341 niños preescolares con TST ≥5 mm fueron positivos al ensayo de liberación de interferón-γ, de los cuales 4 mostraron un resultado de TST de 5-10 mm, y 6 niños preescolares recibieron tratamiento preventivo para la LTBI.

Conclusiones: Los niños pequeños y los adolescentes sanos también deben ser considerados como poblaciones objetivo importantes para el cribado de la LTBI. La TST puede recomendarse para el cribado de primera línea como parte de un enfoque de 2 pasos para el cribado de la LTBI utilizando un umbral positivo de 5 mm.

Se ha demostrado la inmunidad a largo plazo contra la hepatitis B tras la finalización de la serie de vacunación primaria en la infancia. Algunas directrices recomiendan un enfoque dirigido a los anticuerpos de superficie de la hepatitis B (anti-HBs) después de una lesión por pinchazo de aguja adquirida en la comunidad (CANSI) para informar sobre el manejo de la profilaxis postexposición de la hepatitis B (PEP). Se evaluó la utilidad de las pruebas de anticuerpos de superficie anti-HBs después de una lesión por pinchazo de aguja adquirida en la comunidad, así como el coste y el cumplimiento de la PPE en un hospital pediátrico.

Métodos: Los niños que se presentan en un hospital pediátrico terciario australiano post-CANSI (2014-2019) fueron identificados retrospectivamente utilizando los registros médicos y de laboratorio. El estado de inmunización se obtuvo del Registro Australiano de Inmunización.

Resultados: Se identificaron 56 niños con CANSI. De los que tenían registros de inmunización, todos habían completado las vacunas contra la hepatitis B (n = 52). En el momento de la presentación, el 44% (n = 23) tenía anti-HBs <10 UI/L, lo cual era más probable en los niños mayores (≥6 años, 68%) que en los más jóvenes (OR 4,59, P < 0,02). La adherencia a la IGHB y a la vacuna contra la hepatitis B fue del 65% (15/23) y del 78% (18/23), respectivamente. Todos los niños (n = 14) con anti-HBs ≥4 semanas postvacunación ±HBIG, demostraron una respuesta anamnésica. No se detectaron infecciones por hepatitis B. El uso de las inmunizaciones completadas frente a los niveles de anti-HBs como marcador de inmunidad para la PPE directa supuso un ahorro de costes previsto de 4234 dólares australianos.

Conclusión: Los niveles de anti-HBs <10 UI/L, a pesar de las vacunaciones previas, fueron frecuentes en los niños post-CANSI, y muchos demostraron una respuesta anamnésica. La adherencia a la HBIG postexposición y a la vacuna contra la hepatitis B fue subóptima utilizando una aproximación dirigida  por los anti-HBs. Estos datos apoyan la reevaluación de la PEP en la era del registro nacional de vacunación  la vacunación completa contra la hepatitis B como marcador de inmunidad proporciona una aproximación práctica, asegurando una atención optimizada para la CANSI pediátrica.

El derrame paraneumónico/empiema pleural pediátrico (EPP/PE) es una enfermedad infecciosa grave, y su tratamiento debe guiarse por la epidemiología local y la historia clínica del paciente. El objetivo de este estudio es determinar las características clínicas y bacteriológicas del EPP/EMP en Japón.

Métodos: Se realizó una encuesta retrospectiva por cuestionario a nivel nacional, dirigida a 159 centros médicos de formación de especialistas en pediatría para pacientes ingresados ≤18 años de edad que fueron admitidos por PPE/PE entre enero de 2007 y diciembre de 2016.

Resultados: Se obtuvieron respuestas válidas de 122 centros, y se identificaron 96 pacientes de 38 centros. La mediana de edad (rango intercuartil) fue de 2,7 (0,8-7,8) años. En general, 60 (63%) pacientes eran hombres y 49 (51%) tenían comorbilidades. La bacteria causante se identificó en el 59% de los pacientes mediante cultivo, excepto en un caso identificado mediante PCR. Streptococcus pyogenes (16%), Staphylococcus aureus (14%) y Streptococcus pneumoniae (13%) fueron los principales patógenos. Se administraron carbapenems al 34% de los pacientes sin comorbilidades. Se realizó un drenaje con tubo torácico en el 71%, terapia fibrinolítica intrapleural en el 9,4%, cirugía en el 25% y ventilación mecánica en el 29% de los pacientes. Cinco pacientes (5,2%) tuvieron complicaciones y uno (1,1%) tuvo secuelas, pero todos los pacientes (100%) sobrevivieron.

Conclusiones: Este es el primer informe de un estudio a nivel nacional relativo a la EPI/EP pediátrica en Japón. Encontramos que la etiología mostró una tendencia diferente a la reportada en otros países. Es preocupante que los métodos moleculares se utilizaran raramente para el diagnóstico patológico y que los carbapenems se utilizaran en exceso. Por lo tanto, es imperativo establecer directrices clínicas para la PPE/PE en Japón.

La región del norte de Queensland, en Australia, tiene una alta incidencia de empiema torácico pediátrico (ETP). Describimos el tratamiento del empiema en el Hospital Universitario de Townsville, que es el centro regional de referencia para estos niños. También se discute el impacto de una directriz institucional recientemente desarrollada.

Métodos: Esta auditoría retrospectiva incluyó a niños menores de 16 años tratados por empiema entre el 1 de enero de 2007 y el 31 de diciembre de 2018. Las variables demográficas y relacionadas con el manejo se correlacionaron con los resultados. Se introdujo una directriz local a principios de 2017 y se comparan las características de los resultados de los pacientes antes y después de la introducción de esta directriz.

Resultados: Hubo 153 niños con TEP (123 antes y 30 después de la introducción de una directriz local). El manejo no quirúrgico se asoció con una mayor tasa de fracaso del tratamiento. La mediana de la estancia hospitalaria fue de 11,8 (IQR 9,3-16) días. Una mayor estancia hospitalaria se asoció a una edad más joven (r 2 -0,16, p = 0,04), a la ascendencia aborigen y/o del Estrecho de Torres (13,8 frente a 10,5 días, p = 0,002) y a las infecciones virales respiratorias concomitantes (14,4 frente a 10,9 días, p = 0,003). La introducción de la directriz local se asoció a una disminución significativa del uso de TAC torácico empírico (54,4% antes frente a 6,7% después, p < 0,001) y de la duración de los antibióticos intravenosos (14 días antes frente a 10 días después, p = 0,02). No hubo cambios significativos en la estancia hospitalaria (12,1 días antes y 11,7 después, p = 0,8).

Conclusiones: La edad más joven, las infecciones respiratorias virales concomitantes y la ascendencia de ATSI se identificaron como factores de riesgo potenciales para aumentar la LOS. La LOS hospitalaria tras la adopción de una directriz institucional no se modificó. Sin embargo, una directriz de este tipo puede identificar a las poblaciones con riesgo de una evolución desfavorable y evitar tratamientos antibióticos y exposición a la radiación innecesarios.

Se han observado diferencias en la frecuencia de la infección por SARS-CoV-2 y en la presentación clínica entre los niños en comparación con los adultos desde los primeros meses de la pandemia de COVID-19. En las primeras series de casos de infecciones por el SRAS-CoV-2, los niños representaban una minoría de los casos, lo que suscitó dudas sobre si los niños se sometían a pruebas de detección del SRAS-CoV-2 con menos frecuencia que los adultos debido a las diferencias en la presentación clínica, la búsqueda de atención o el acceso a las pruebas; si tenían menos oportunidades de exposición debido a las medidas de prevención; o si, de hecho, eran menos susceptibles a la infección debido a las diferencias en el estado inmunitario de partida. Múltiples estudios han sugerido ahora que los niños son más propensos que los adultos a tener infecciones asintomáticas o atípicas de SARS-CoV-2 que pueden no cumplir las definiciones de caso de COVID-19. Al mismo tiempo, los estudios de seroprevalencia, de hogares, de brotes y de vigilancia han establecido claramente que los niños son susceptibles al SRAS-CoV-2. Sin embargo, los resultados siguen siendo contradictorios en cuanto al riesgo relativo de infección entre los niños en comparación con los adultos.

De los 30.286 pacientes pediátricos hospitalizados y ambulatorios con COVID-19 confirmada por laboratorio atendidos en una de las 40 organizaciones sanitarias de EE.UU., 1.586 (5,2%) eran pacientes hospitalizados. Los tipos de encuentros variaron según la edad y el sexo; la proporción de pacientes hospitalizados negros/afroamericanos fue significativamente mayor que la de los pacientes ambulatorios, y los niños hispanos/latinos representaron casi una cuarta parte de los pacientes.

Antecedentes. La encefalomielitis miálgica/síndrome de fatiga crónica (EM/SFC) implica fatiga grave, sueño no reparador y deterioro cognitivo, lo que lleva a dificultades funcionales; los estudios anteriores no han evaluado los factores de riesgo con datos conductuales e inmunológicos recogidos antes de desarrollar EM/SFC. Hasta el 5% de los estudiantes universitarios desarrollan anualmente mononucleosis infecciosa (MI), y entre el 9 y el 12% cumplen los criterios de EM/SFC 6 meses después. Se buscó determinar los predictores de ME/CFS.

Métodos. Inscribimos a estudiantes universitarios al comienzo del año escolar (tiempo 1), identificamos a los que desarrollaron MI (tiempo 2), y los seguimos durante 6 meses (tiempo 3), identificando 3 grupos: los que desarrollaron ME/SFC, ME/SFC grave (que cumplían >1 conjunto de criterios), y los que estaban asintomáticos. Se realizaron 8 encuestas conductuales y psicológicas y se analizaron las citocinas en 3 momentos.

Resultados. 238 de los 4501 estudiantes (5,3%) desarrollaron MI; 6 meses después, 55 de los 238 (23%) cumplían los criterios de ME/SFC y 157 (66%) estaban asintomáticos. 67 de los 157 estudiantes asintomáticos sirvieron de control. Se comparó a los estudiantes con EM/SFC grave con los estudiantes asintomáticos en 3 puntos temporales. El primer grupo no era diferente del segundo en el momento 1 (antes de desarrollar MI) en cuanto a estrés, afrontamiento, ansiedad o depresión, pero eran diferentes en varias medidas de comportamiento y tenían niveles significativamente más bajos de IL-6 e IL-13. En el momento 2 (cuando desarrollaron MI), los dos grupos con EM/SFC tendían a tener más quejas autonómicas y síntomas conductuales, mientras que el grupo con EM/SFC grave tenía niveles más altos de IL-12 y más bajos de IL-13 que el grupo recuperado.

Conclusiones

Al inicio, los que desarrollaron EM/SFC tenían más síntomas físicos e irregularidades inmunológicas, pero no más síntomas psicológicos, que los que se recuperaron.

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Al comparar las cohortes de CMI de la primera y la segunda ola en nuestra institución pediátrica cuaternaria, las de la segunda ola eran de mayor edad, se presentaban con más frecuencia con dificultad respiratoria, tenían un máximo más alto de troponina y BNP N-terminal, y requerían con más frecuencia apoyo respiratorio e inotrópico avanzado. A pesar de la mayor gravedad en la segunda cohorte, ambas cohortes tuvieron tasas similares de anomalías coronarias, disfunción sistólica y duración de la estancia.

En este estudio multicéntrico prospectivo a nivel nacional de Dinamarca, se identificó miopericarditis tras la vacunación con COVID-19 de Pfizer-BioNTech con ARNm en 13 varones y 2 mujeres entre el 15 de mayo y el 15 de septiembre de 2021, entre 133.477 varones vacunados y 127.857 mujeres vacunadas de 12 a 17 años de edad, lo que equivale a 97 varones y 16 mujeres por millón. En conclusión, la incidencia de miopericarditis después de la vacunación con COVID-19 entre los varones parece ser mayor que los informes de los Estados Unidos.

Se cree que el síndrome inflamatorio multisistémico en niños (SMI-C) es una respuesta inmunitaria retardada y errática al SARS-CoV-2, más que una imagen clínica mediada por el virus.1 El SMI-C debe sospecharse en los niños que se presentan con fiebre y que tienen al menos 2 de las siguientes afecciones: cardiaca, vascular, respiratoria, neurológica, hematológica o dermatológica con reactante de fase aguda.2 Debido al criterio de diagnóstico inespecífico, debe separarse de enfermedades como las infecciones bacterianas y víricas, la sepsis y el shock tóxico, que son más frecuentes en los niños. Con esta carta, quería llamar la atención sobre el hecho de que no debe haber ninguna otra enfermedad alternativa a la hora de diagnosticar el MIS-C..

Pregunta. Entre los niños y adolescentes con infección asintomática o ligeramente sintomática por el SRAS-CoV-2, ¿cómo se comparan las respuestas específicas de anticuerpos y neutralización con las de los adultos?

Diseño. Estudio de cohorte de dos grupos.

Lugar. Universidad de Duke, Durham, Carolina del Norte.

Participantes. Sesenta y nueve niños y adolescentes (<21 años de edad) con infección aguda leve o asintomática por SARS-CoV-2, comparados con 24 adultos.

Intervención. Sueros recogidos durante la infección aguda y aproximadamente 2 y 4 meses después.

Resultados. Respuestas inmunitarias humorales y neutralizantes específicas del SRAS-CoV-2.

Resultados principales. Tanto la infección aguda como los 2 y 4 meses posteriores provocaron fuertes respuestas de anticuerpos IgM, IgG e IgA contra los antígenos del SARS-CoV-2 y se asociaron a una actividad neutralizadora. Estas respuestas fueron tan buenas o mejores que las provocadas por los sueros de adultos.

Conclusiones. Los niños y adolescentes generan respuestas de anticuerpos fuertes y duraderas a la infección por el SRAS-CoV-2.

Comentario. Este estudio proporciona datos importantes sobre el cambio longitudinal de las respuestas de anticuerpos contra el SARS-CoV-2 en niños y adolescentes con infección asintomática o ligeramente sintomática. Al igual que en los adultos, 1

 Las respuestas de IgM, IgG, IgA y de anticuerpos neutralizantes contra el SRAS-CoV-2 persistieron después de 4 meses de la infección aguda. Sería interesante realizar un seguimiento durante un periodo de tiempo más largo, ya que estas pruebas serían valiosas para el tratamiento de los pacientes pediátricos y las estrategias de vacunación. Además de los niveles de anticuerpos, también es importante evaluar la calidad de las respuestas de anticuerpos, como los cambios dinámicos de la avidez de unión de los anticuerpos y las respuestas de las células T en los pacientes pediátricos con COVID-19. Además, este informe demostró que las respuestas de anticuerpos específicos contra el SARS-CoV-2 en niños y adolescentes fueron en general más robustas y duraderas que las de los adultos con infección sintomática leve. Este hallazgo es coherente con un estudio anterior,  que demostró una mayor actividad de los anticuerpos neutralizantes IgG y sustitutos, así como una mayor avidez de unión de los anticuerpos en los niños en comparación con los adultos jóvenes. Sin embargo, las respuestas de los anticuerpos varían notablemente desde los niños pequeños, los adolescentes y los adultos jóvenes, hasta los adultos mayores y los adultos con síndrome metabólico y enfermedad cardiovascular crónica, que presentan una mayor actividad de IgG.

 La conclusión de los autores se vería reforzada si se pudiera estratificar la cohorte de pacientes en función de rangos de edad y comorbilidades más precisos, tanto en la población pediátrica como en la adulta, utilizando una muestra de mayor tamaño. También se recomienda informar sobre el rendimiento analítico del ensayo (p. ej., punto de corte, rango lineal, precisión, especificidad) para demostrar la fiabilidad del ensayo.

El diagnóstico serológico de las infecciones por los virus de la rubéola y del sarampión se realiza por detección de IgM específica. El objetivo de este estudio fue evaluar comparativamente sistemas comerciales para la detección de IgM frente a ambos virus, incluyendo ensayos de ELISA, tanto con metodologías indirectas como de captura, así como quimioluminiscencia y electroquimioluminiscencia.

Métodos. Se estudiaron 7 ensayos para rubéola y 6 para sarampión. Se emplearon 162 muestras (de 90 casos de rubéola y de 72 de sarampión) que se analizaron en todos los ensayos.

Resultados. Los rangos de sensibilidad, especificidad y concordancia para los ensayos de rubéola fueron 94,8-100%, 52,4-100% y 75,5-98,1%, respectivamente. Los rangos correspondientes para los ensayos de sarampión fueron 87-100%, 53,3-100% y 73-99,4%, respectivamente.

Conclusión. Los mejores ensayos fueron quimioluminiscencia (para IgM frente a rubéola y a sarampión) y electroquimioluminiscencia (para IgM frente a rubéola).

Evaluar las características en casos sospechosos y la tasa de casos confirmados de enfermedad por coronavirus 19 (COVID-19) en una población pediátrica al inicio de la pandemia en Portugal.

Métodos. En este estudio descriptivo-retrospectivo se incluyeron casos pediátricos sospechosos de COVID-19 que se testearon en un hospital portugués entre el 17 de marzo y el 2 de abril de 2020. Los datos fueron analizados bajo parámetros sociodemográficos, características del hogar, condiciones médicas subyacentes y síntomas.

Resultados. Se incluyeron 94 pacientes, todos sintomáticos y tratados sin hospitalización. Los síntomas más frecuentes fueron tos (80%; n=75), rinorrea (72%; n=68) y fiebre (60%; n=56). Solo hubo un caso positivo para SARS-CoV-2, un niño de 5 años con una enfermedad leve, sin vínculo epidemiológico.

 

Conclusión. Este estudio mostró una baja tasa de casos confirmados de COVID-19 en niños. Las causas de esta baja tasa pueden ser multifactoriales e ilustran cuán diferente se propaga este virus en la población pediátrica.