Golley RK, Maher CA, Matricciani L, Olds TS. Int J Obes (Lond) Date: 2013 Jan 8.

Objetivo. Determinar si el comportamiento del tiempo de sueño se asocia con la ingesta de energía y la calidad de la dieta en niños y adolescentes.
Métodos. Análisis transversal de datos de una encuesta representativa a nivel nacional. Se incluyeron un total de 2.200 participantes de la Encuesta Nacional Australiana de Nutrición y Actividad Física Infantil de 2007, con edades entre 9-16 años, que recogió datos de consumo de alimentos durante 2 días, datos de tiempo de sueño y vigilia durante 4 días y una antropometría completa. Los participantes se agruparon en una de cuatro categorías de comportamiento de sueño-vigilia: acostarse temprano y levantarse pronto (EE), acostarse tarde y levantarse temprano (EL), acostarse temprano y levantarse tarde (LE) y acostarse tarde y levantarse tarde(LL). Las cuatro categorías se compararon para el valor z del índice de masa corporal (IMC), el consumo de energía y la calidad de la dieta evaluada utilizando el índice de recomendaciones dietéticas para niños y adolescentes. Los análisis se ajustaron para el diseño del estudio, las características sociodemográficas, la duración del sueño y el nivel de actividad física (NAF).
Resultados: Tras el ajuste del modelo de regresión multivariante con el grupo de conducta del sueño como variable independiente, la categoría “LL” en comparación con la categoría “EE” tenía un mayor IMC z-score (β = 0,20, 95% intervalo de confianza (IC) 0,06 a 0,34, P = 0,007) y una menor calidad de la dieta (β = -4,0, IC 95%: -5,7 a -2,3, p <0,001). Los niños y adolescentes que fueron a la cama tarde también tuvieron una mayor ingesta de alimentos adicionales (es decir, ricos en energía y pobres en nutrientes), mientras que los que fueron a la cama temprano consumían más frutas y verduras. El consumo de energía se asoció con la duración del sueño (β = -4. 5 kJ, 95% IC: -6,7 a -2,4, p<0,001), pero no con el comportamiento para acostarse
Conclusión. El comportamiento en el dormir, en particular el acostarse y levantarse a unas horas más tardías, se asocian con pobre calidad de la dieta, independientemente de la duración del sueño, el nivel de actividad física del niño y las características sociodemográficas.