Boergers J , CJ Gable , Owens JA . Later school start time is associated with improved sleep and daytime functioning inadolescents. J Dev Behav Pediatr. 2014 Jan;35(1):11-7. doi: 10.1097/DBP.0000000000000018.

Objetivo. El déficit crónico de sueño es una preocupación creciente entre los adolescentes y se asocia con una serie de consecuencias adversas para la salud. Un horario de inicio escolar temprano puede ser un factor colaborador del medio ambiente a este problema. El propósito de este estudio fue examinar los efectos de un retraso en el horario de inicio de clases en los patrones del sueño, somnolencia, estado de ánimo y en los resultados relacionados con la salud.
Material y métodos. Se solicitó a 197 estudiantes con una edad media de 15,6 años que asisten a una escuela secundaria independiente que completaran la Encuesta Sleep Habits School sobre hábitos de sueño antes y después de retrasar de forma experimental la hora de inicio de las clases de 08 a.m. a 8:25 a.m.
Resultados. El retraso en el horario de inicio de la escuela se asoció con un aumento significativo en la duración del sueño en días lectivos (29 minutos). El porcentaje de estudiantes que presentaron 8 o más horas de sueño en una noche de días lectivos aumentó a más del doble, del 18% al 44 %. Los estudiantes de noveno y décimo grado y aquellos con cantidades de sueño de referencia más bajos eran más propensos a informar de las mejoras en la duración del sueño después del cambio de horario. La somnolencia durante el día, el estado de ánimo deprimido y el uso de cafeína fueron reducidas significativamente después de la demora en el inicio de las clases. La duración del sueño volvió a los niveles de referencia cuando el horario escolar inicial se restableció.
Conclusiones. Una modesta demora en el horario de inicio de clases (25 minutos) se asoció con mejoras significativas en la duración del sueño, menor somnolencia durante el día, mejor estado de ánimo y disminución en el uso de la cafeína. Estos resultados tienen implicaciones importantes para la política pública y se suman a la investigación que sugiere que se pueden obtener beneficios de salud tras la modificación de los horarios escolares para alinearlos más estrechamente con los ritmos circadianos de los adolescentes y sus necesidades de sueño.